El partido de la muerte
Jugarse la camiseta puede ser algo más glorificador que sudar y arriesgar un tobillo. Cuando el amor a la patria y al deporte se juntan, hay jugadores capaces de heroicidades tan admirables como ésta… al menos en Ucrania.
Por Alberto Moroy
Nadie duda de las implicancias políticas que tiene este deporte. Los romanos visualizaron un plan en 140 a. C. para ganar la adhesión de los pobres con espectáculos masivos. Al regalar comida barata y entretenimiento, los gobernantes decidieron que la estrategia de «pan y circo» sería la forma más efectiva de subir al poder; hoy de mantenerlo. Los nazis no escapaban de esta lógica perversa: Joseph Goebbels (Ministro de propaganda nazi), afirmaba que “ganar un partido era más importante para la gente que invadir una ciudad del este de Europa.
Domingo 9 de agosto de 1942 en Montevideo
El gobierno uruguayo presento ante el Reich una formal protesta por el hundimiento del Carguero Maldonado, torpedeado por el submarino alemán U 510 a las 23.55 hora GMT del día 1/8/1942 y la detención del capitán Gianbruno. En Montevideo se produjeron atentados contra comercios de alemanes en represalia por el hundimiento. Dos mil personas recorrieron las calles en señal de protesta. Resultaron apedreados el bazar “La Tentación y la “confitería London House”, ambos propiedad de alemanes.
9 de agosto de 1942 en Ucrania
El FC Start, un equipo de fútbol de la Ucrania ocupada por los nazis, inspiró la resistencia a la ocupación alemana. En las canchas de Kiev humilló a los invasores provocando la brutal reacción de la cúpula del Tercer Reich, causando la muerte de al menos 4 futbolistas locales.
Las tribunas oficiales estaban ocupadas por soldados nazis y el resto del estadio por entusiastas ucranianos alentando a su F C Start. Que el árbitro fuera un oficial de las SS alemanas era un dato importante. Antes de comenzar el partido los miembros del Flakelf saludaron al palco con el típico saludo nazi «¡Heil Hitler!». Los ucranianos respondieron gritando «Fizculthura», lema ruso que significa algo así como «larga vida al deporte”.
El partido de la muerte
El partido previo
El ultimo partido
The story of FC Start
La invasión
En la madrugada del 22 de junio de 1941, más de tres millones de soldados alemanes iniciaron la invasión de la URSS, lo que significó la mayor ofensiva de Adolf Hitler hacia su rival ideológico y líder de las Republicas Socialistas Soviéticas, Stalin consideró tal ofensiva como una traición del máximo referente del nacionalsocialismo alemán, dado que el 23 de agosto de 1939 se había firmado el pacto Ribbentrop-Molotov, signado por esos dos ministros.
Mólotov firma el pacto de no agresión
A mediados de septiembre de 1941, solo tres meses después de que el ejército de Adolf Hitler invadiera la Unión Soviética, la capital de la República Socialista Soviética de Ucrania, Kiev, fue ocupada por la Wehrmacht después de un cruel y sangriento asedio que duró 72 días. Sin embargo, el gobierno Nazi no quería parecer un tirano brutal a los ojos de la población local, por lo que trataron de crear la ilusión de una vida próspera organizando diversos eventos culturales e incorporando los deportes en la vida cotidiana.
Así quedo Kiev
El futbol en Ucrania
Durante los años 30, el fútbol en la URSS se había vuelto muy popular. El campeonato nacional de fútbol de Ucrania fue suprimido por el ejército alemán luego de la toma de Kiev, y sus jugadores quedaron en la miseria y a la deriva. Muchos de ellos fueron reclutados por el Ejército Rojo para pelear en el frente, y otros colaboraron en la defensa civil. Y los que no, fueron enviados a campos de concentración o deambularon por las ruinas de Kiev.
Kiev y el panadero Josef Kordik
Ucrania era una de las repúblicas socialistas soviéticas integrantes de la URSS. Kiev, su capital, fue ocupada por los nazis hasta el 6 de noviembre de 1943. Durante esos años, la ciudad quedó devastada: destrozos edilicios y miles de refugiados eran parte del paisaje que se colmaba de esvásticas. Y entre ellos, un panadero que quiso cambiar la historia. Josef Kordik era uno de los muchos soldados austrohúngaros que habían caído en manos de los rusos en la Primera Guerra Mundial. Su nacionalidad era checa, nació en Moravia y su alemán era perfecto. Acabada la guerra, se le impidió regresar a su país y acabó trabajando en la primera fábrica de pan de la ciudad de Kiev. Personaje de vida oscura, viudo desde muy joven, convirtió el fútbol en su pasión. Su presencia era habitual en todos los estadios de la ciudad y se conocía las caras de todos los jugadores de los grandes equipos.
Cuando el 19 de septiembre de 1941 los nazis ocuparon Kiev, Kordik deshecho el nombre de Iosif con el que se le conocía y recuperó su nombre checo. Con su manejo perfecto del alemán se convirtió en un apoyo del nuevo régimen y la fábrica de pan en la que trabajaba quedó bajo su dirección. Desde su posición de privilegio aprovechó para intentar su gran sueño: presidir un equipo de fútbol, el mejor que se hubiera conocido en Ucrania. Fue nombrado para el cargo de director en la fábrica de pan de Kyiv. Allí conoció a Nikolai Trusevich, un hombre que se ganaba la vida vendiendo encendedores en un mercado y que resultó ser un ex portero del Dynamo Kyiv.
Trusevich con la camiseta del Start
«No tenemos armas, pero venceremos en la cancha a los fascistas bajo los colores de nuestra bandera.»
Las palabras de Trusevich se clavaron como un puñal en el Tercer Reich, y el verano de 1942 sirvió para que los alemanes comprobaran, frustrados una y otra vez, cómo aquel Start vencía, uno por uno, a todos los combinados que los nazis presentaban. Después de aquellos resultados, el valeroso Start había agotado el vaso de la paciencia de los nazis. Derrotar a aquel conjunto de fútbol se había convertido en una situación enquistada para el Tercer Reich, y los nazis se aplicaron para llevar a cabo una venganza deportiva que sometiera, de una vez por todas, a aquellos prisioneros de guerra que vivían en una panadería, vigilados por guardias.
A Trusevich se le unieron algunos de sus antiguos compañeros de equipo, a quienes se les dieron los mismos trabajos de panadería. En total, había ocho: tres representaban a Dynamo Kyiv, mientras que los otros eran de Spartak Odessa, Lokomotiv Kyiv y otros clubes capitalinos. Nuestros principales héroes son Mykola Trusevych, Mikhail Svyridovskiy, Mykola Korotkykh, Oleksiy Klimenko, Fedir Tyutchev, Mikhail Putistin, Ivan Kuzmenko y Makar Goncharenko. Completaron el equipo, tres futbolistas del Lokomotiv: Vladimir Balakin, Vasil Sukharev y Mikhail Melnyk.
Los partidos que ganaron
A pesar de estar hambrientos y ‘esqueléticos’, y tras haber trabajado de noche en la panadería, consiguieron vencer en su primer partido por 7-2 en junio de 1942. Después ganarían a un equipo húngaro 6-2. Más tarde le metieron 11 goles a un equipo rumano. Pero la cosa se puso un pelín seria cuando le metieron un 6-0 a un equipo del ejército alemán. Por ello, los alemanes prepararon el Flakelf, un equipo formado por miembros de la Luftwaffe. A pesar del juego sucio por parte de los alemanes, el FC Start ganó 5-1.
La revancha de dicho partido se jugaría en el estadio Zénit (hoy en día Start Stadium).
El partido de la muerte
El Flakelf fijó el partido de la revancha para el día 9 de agosto. Un encuentro lleno de condicionantes y con un fin inesperado o quizás, no tanto. Antes del inicio del partido, un oficial de las SS se personó en el vestuario del Start para dar instrucciones: «Soy el árbitro, respeten las reglas y saluden con el brazo en alto». Pese a la dureza del rival y a empezar perdiendo, el resultado al descanso era de 2-1 favorable al Start. Esto ocasionó otra visita al vestuario para advertir acerca de las consecuencias si el partido concluía con la victoria en el bando ucraniano.
Pese al miedo y las dudas iniciales entre los jugadores, la consigna fue clara: Salir al campo y vencer. Había mucho más en juego que el resultado de un partido de fútbol. Los rostros ilusionados de todos aquellos que en la grada veían reflejado en los jugadores del Start el espíritu de una rebeldía que clamaba por todo aquello que se les había arrebatado El encuentro concluyó con la victoria del Start por 5 goles a 3. Ya con este resultado en el marcador, el delantero Klimenko se quedaba solo en un mano a mano frente al portero germano. En un claro gesto de desprecio, dio media vuelta y pateó la pelota el hacia el centro del campo.
fEl 18 de agosto de 1942, la Gestapo llegó a Bakery número 3, ahora es el hogar de casi todos los jugadores de FC Start y leyó la lista de nombres convocados para el interrogatorio. la lista consistía en nombres de jugadores de FC Start. Los miembros del equipo fueron enviados a un campo de concentración a las afueras de Kiev en Syrets. Seis meses después, tres pilares del equipo FC Start Alexei Klimenko, Ivan Kuzmenko y Nikolai Trusevich fueron asesinados como resultado de una declaración nazi que provocó que Paul Radomski, el comandante del campo de concentración, rodeara a todos los prisioneros y matara a tiros a cada uno. Se cree que Nikolai Trusevich llevaba el mismo maillot de portero FC Start cuando recibió un disparo.
Paul Otto von Radomski fue un comandante de los SS-Sturmbannführer y de los campos de concentración alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Radomski fue miembro del NSDAP bastante temprano y era conocido por su brutalidad. Dirigió un campo de concentración de Syret cerca de Kiev , donde ejerció un regimen severo. Los incidentes más pequeños fueron extremadamente difíciles. También aplicó estas medidas en el próximo campo de concentración cuando estuvo a cargo del campo de concentración de Chaidari, en Grecia.
Paul Otto von Radomski /Campo de Syrets
Solo cuatro miembros del FC Start sobrevivieron hasta la liberación rusa. Lo que vino fue absurdo. Autoridades estalinistas los acusaron de traición por confraternizar con el enemigo y sólo salvaron la vida jurando guardar silencio para siempre. Pero su leyenda crecía en Ucrania y en los años 60 salió a la luz. La adornada historia oficial establecía que luego de la victoria contra los nazis, los once jugadores habían sido fusilados en un risco con los puños en alto.
Tras la caída de la URSS se conoció la verdad. Makar Goncharenko era el único miembro del FC Star que aún vivía y por fin pudo hablar. Poco antes de fallecer en 1996 conversó con el periodista ingles Andy Dougan, autor del libro «Dínamo: Defendiendo el honor de Kiev» (recientemente publicado en español). El viejo lateral tenía la película muy clara y no se creía un héroe: «Mis amigos no murieron porque fueran grandes jugadores, murieron como tantos otros porque dos regímenes totalitarios se enfrentaron. Estábamos condenados a ser víctimas de una masacre a gran escala».
En Ucrania, los jugadores del FC Start hoy son héroes patrios y su ejemplo de coraje se enseña en los colegios. En el estadio Zenit una placa reza «A los jugadores que murieron con la frente en alto ante el invasor nazi». Y quienes conservan una entrada del partido más triste de la historia tienen asegurado de por vida el pase gratis para alentar al Dínamo de Kiev.
En los escalones del campo de fútbol hay un monumento que recuerda a los héroes del Star, el equipo al que nunca nadie venció entre 1941 y 1942. Una foto los recuerda y la leyenda queda grabada en la frase que se lee debajo:
Monumento a los jugadores
Vladlen Putistin, hijo de Mijail Putistin, uno de los jugadores ucranianos, dio testimonio en el documental dirigido por Claus Bredenbrock y contó: «No hubo patadas, nadie dijo a los jugadores que tenían que perder; hubo momentos muy tensos, pero sólo porque el partido fue intenso».
Mijail Putistin y su hijo de Mijail Putistin
Mitos y verdades sobre el «partido de la muerte»