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Curiosas fortalezas para vivir

¿O vos creés que son mentiras de la prensa alarmista? Mirá como solucionaron en China el acoso de la violencia.

No me le busques connotación política a este asunto; desde que el mundo es mundo, la gente porfiadamente trata de continuar viva y tener algunos bienes que le alegren la existencia. Algunos lo logran trabajando, otros lo consiguen robando.

Aunque en general prima la ley, la autoridad y la justicia, a veces la gente se siente desamparada y busca protegerse como puede, dado que es legalmente muy peligroso tratar de evitar que te maten. Ese es el caso de los “Tulou”, unas singulares viviendas circulares fortificadas donde las familias del suroeste de china se agrupaban para que no las mataran. Ahora continúan como curiosos edificios de apartamentos.

Quizás cuando nos aburramos de poner rejas, contratar vigilancia privada, poner alarmas, comprar peligrosos rottweiler, rezar y reclamar vanamente que alguien nos defienda, también nosotros tengamos que pensar en una solución como ésta, aunque te digo que los edificios de apartamentos cada vez se parecen más a estas cosas: solo nos faltan los cañones en las ventanas. Y si esto huele a crítica, que se tenga claro que el autor ni culpa a nadie ni  excluye a nadie pues hace decenios que la delincuencia se hace una fiesta con las fuerzas políticas de cualquier signo.

Pues bien, estos Fujian Tulou, son construcciones defensivas que utilizan todavía los HAKKAS, una etnia que originalmente estaba afincada al norte de  China, pero que el bandolerismo fue empujando hacia el sur. No vayas a creer que eran o son sumisos, pero como a todo el mundo les gusta la paz y la seguridad hasta el punto que no desean que ninguno de ellos pierda la vida lidiando con los violentos de siempre. Así que primero migraron al sureste de China, a las provincias de Guangdong, Jiangxi y Fujian, con extensiones en Taiwan. Pero como a pesar de esas construcciones allí tampoco encontraron paz, continuaron emigrando primero hacia Malasia, Indonesia, Filipinas y toda la zona próxima, para luego intentar suerte en San Francisco, Nueva York, Jamaica, Costa Rica, Panamá y hasta en la Argentina. No te extrañe que haya alguna familia en Uruguay, y bienvenidos sean todos los pacíficos.

Aunque ya no construyen nuevos Tulou, ni todos hablan su dialecto,  se estima que hay alrededor de 60 millones de personas de origen hakka. Dice la Wikipedia que hay un adagio chino que expresa: “Sin chinos, dejaría de existir el mundo; sin hakkas, dejaría de existir China”. En fin, que son pacíficos, pero se integran a medias en las comunidades donde se asientan, pues como todo pueblo perseguido, preservan fuertemente su identidad.

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Los “tulou” o más correctamente “Fujian Tulou” son construcciones casi siempre circulares con una pared perimetral muy gruesa, de hasta dos metros, capaz de soportar no solo ataques externos, sino también el peso de estructuras de madera de hasta cinco pisos de alto. El recinto puede albergar hasta 80 familias, las cuales por esa circunstancia, mantienen una relación semi tribal o de clan, como también postularon los kibutz,  los koljós y algunas comunidades menonitas. Lo cual, según se lo mire, no deja de ser una expansión de la solidaridad y la cooperación que no debería descartarse así como así.

Estos edificios suelen tener todavía hoy, una única entrada guarecida con una puerta de madera de algo más de un metro de grosor, reforzadas exteriormente con una chapa de hierro. Las únicas aberturas exteriores suelen ser los agujeros por donde asoman los cañones que deberían disuadir a los ladrones y espantar a los cobradores de impuestos.

Humor aparte, 46 de estos emplazamientos, a menudo con varios tulou, están inscriptos por la UNESCO en la lista de lugares patrimoniales de la humanidad. Los más famosos y visitados por los turistas, son los ubicados en Chuxi, Tianluokeng, Hekeng, Gaobei, Dadi, Hongkeng, y los lou de Yangxian, Huiyuan, Zhengfu y Hegui.

En cuanto a la nomenclatura para estos edificios, no es motivo de inquietud alguna para los hakka, que simplemente sonríen y achican todavía más sus ojos, sobradoramente. Pero el resto del mundo se lanzó a una polémica. Dice también la Wikipedia, que “en  los ochenta, Fujian Tulou ha recibido diversas denominaciones como «Hakka tulou», «viviendas de tierra», «casas-fuertes redondas» o simplemente «tulou». Desde los noventa, los estudiosos de la arquitectura china han usado primordialmente el término Fujian Tulou. Es incorrecto asumir que todos los residentes del tulou eran gentes hakka, debido a que también hay una serie de pueblos meridionales de Fujian que viven en tulous. Fujian Tulou es actualmente el nombre oficial adoptado por la Unesco.

Además, «Fujian Tulou» no es un sinónimo de «tulou», sino más bien un subgrupo especial de estos últimos. Hay más de 20.000 tulous en Fujian, mientras que hay sólo 3.000 «Fujian Tulou».  En definitiva, y en mandarín, tulou significa “edificio de tierra” y eso es lo que son en su exterior, aunque a veces no lo parezca, porque esta gente es genial para trabajar ese material y lograr que sea absolutamente perdurable.  Algunas de estas construcciones tienen probadamente 1.200 años de antigüedad, muchos más de los que podrá sobrevivir alguna de las torres de Pocitos, por más bien construida que esté y por más que el hormigón armado resulte tan confiable.

Si tenés oportunidad, no dejes de visitar alguno de estos tulou que por dentro pueden estar ornamentados con extraordinario lujo y buen gusto, conforme a la riqueza que hubiera logrado el clan que lo habita. Si te encontrás con formas que te resultan familiares con el Fengshui y la geomancia que se practica en muchos lugares de China, es porque esa es la inclinación religiosa de ese grupo de familias. Y no vayas a suponer ni por un momento, que estas organizaciones casi tribales son unas descastadas dentro de la sociedad china. De estos edificios y esta cultura, procedió Den Xiaoping, el poderoso y carismático ex líder del país más poblado del mundo y el que se viene almorzando a casi todas las grandes y tradicionales economías.

Refiriéndose a estas estructuras, un periódico español recordaba que en “ 1986 el entonces presidente estadounidense, Ronald Reagan, envió sus satélites espías al sur de China y captaron imágenes de lo que el Pentágono interpretó como cientos de silos para misiles en medio de las montañas de Fujian. El secretario de Defensa filtró de inmediato a sus unidades de espías de la CIA en la zona, ante el temor de que la ‘China Roja’ estuviera preparando un ataque nuclear. «No eran misiles, tontos, ¡era barro!», cuentan que señalaron los espías a su regreso a Washington”.

Finalmente, dos reflexiones.

LA PRIMERA:  muy bien lo de clan y solidaridad comunitaria, pero ¡que ninguno de los habitantes de un tulou vaya a contraer una de esas gripes aviares que dejan un tendal de muertos! Porque está muy bien, pero viven muy hacinados.

LA SEGUNDA: aún así no descartes nada, pues por si no te diste cuenta, ya vivimos prisioneros en nuestras casas y si vamos al caso, lo del robo o copamiento tiene mayor posibilidad estadística que la gripe aviar.

Guillermo Pérez Rossel

Más info: http://whc.unesco.org/en/list/1113

Información sobre arquitectura de estos edificios: http://architectureindevelopment.org/project.php?id=19