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Amor, misterio y maldición en la otra orilla (1932)

P (38)

En el colmo de la extravagancia, invitaban pordioseros a fiestas con la alta aristocracia, al final de las cuales todo terminaba en una orgía sin distinción de clases. Por ese entonces, lo recriminable no era la orgía, sino la promiscuidad con gente pobre. ¡Qué asco!

 Si uno lee las novelas policiales de comienzos del siglo XX, estas cosas podían ocurrir en Londres, en París, en Niza, pero jamás en Buenos Aires. Ni siquiera en Nueva York, ese borbollón de nuevos ricos sin clase. Pero nuestro corresponsal nos trae un caso que dejaría chiquita a la más frondosa imaginación de aquellas literatas.

Por Alberto Moroy

La historia de hoy parece sacada  de una ficción de Agatha Christie pero no, es real y transcurrió en la otra orilla (Argentina), alrededor  del año 1930. Los protagonistas Myriam Stefford  y Raúl Barón Biza. El, además de súper millonario, era escritor y bien conocido por sus libros escandalosos. Por el quinto libro (“El derecho de matar”, que le dedicó al Papa 1933-1935), se lo tildó de pornógrafo y la edición fue secuestrada. Por “Punto final” (1942), fue a la cárcel  por un par de semanas. Su obra comprende cinco libros más entre ellos uno “Por qué me hice revolucionario (1932) publicado en Montevideo.  Para los que le interese el “entre líneas” abajo jugosas afirmaciones de gente del lugar, quienes por algún motivo tienen más datos de los conocidos

Ver datos ¡interesante!

http://peinatequevienegente.com/blog/2006/09/baron-biza/

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Algunos de sus libros

De Barón Biza se dijo que era: Macabro, misógino, satánico, pornográfico, provinciano delirante, escandaloso y pervertido Ella era una actriz  en ascenso, se llamaba Myriam Stefford (Rosa Margarita Rossi Hoffman), protagonista de dos películas, y gran escaladora social. En la portada los vemos juntos, luciendo ella en su mano derecha el brillante “Cruz del Sur” de 45 quilates regalo de su consorte, abajo otra donde pulseras y brazaletes le llegan “casi al codo.” Tras una agitada vida privada y pública, se suicidó tras arrojar un vaso de ácido sulfúrico al rostro de su segunda esposa.  Del accidente aéreo de la prometida (Myriam Stefford) todavía hay dudas.

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Unos años antes en Europa

En agosto de 1926, Raúl Barón Biza se embarca hacia Europa donde lleva una vida licenciosa plagada de excesos. Permanece varios meses en París frecuentando los círculos bohemios de Montmartre para posteriormente recalar en Venecia. Allí conoce a Myriam Stefford, comenzando así una relación idílica que lo acompañará hasta el último momento de su vida. En 1928 la pareja viaja a Buenos Aires, sembrando la envidia entre sus amistades, Myriam se pasea por las calles porteñas llevando de la mano un leopardo amaestrado al que había apodado Gaucho.

El 28 de agosto de 1930 se casan en la Basílica de San Marcos, en Venecia, en el 31 vuelven a Buenos Aires y se radican en una exclusiva mansión de la Avenida Quintana, en ella organizan suntuosas y surreales fiestas, las que llegan a su punto máximo de escándalo cuando invitan a encumbrados miembros de la sociedad capitalina con la condición que vinieran disfrazados de pordioseros y a su vez recorren el puerto y distintos barrios bajos de Buenos Aires buscando mendigos auténticos para invitarlos a la fiesta. Se sirve fainá, tortas fritas y vino a granel, luego sobrevendrá una orgía de proporciones, en donde mujeres de rancio abolengo se acuestan en las lujosas habitaciones con pordioseros creyéndolos ricos terratenientes. Barón Biza habría declarado luego, había tenido el todopoderoso gesto de hacer resurgir en ellos el  espíritu de sus ancestrales, todo el origen de la formación de nuestra pobre y mentida aristocracia. (Fuente http://caminandolapampa.blogspot.com.ar/)

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Myriam Stefford (Rosa Margarita Rossi Hoffman)

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Basílica San Maros (Venecia)

Ella

Fue una “starlet”, estrella de la pantalla y algunos escenarios europeos. Su verdadero nombre era Rosa Margarita Rossi Hoffman. Era hija de padres italianos y nació en Berna, Suiza, en el año 1905. Su padre trabajaba en una fábrica de chocolates y su madre era ama de casa.  Cuando tenía quince años Rosa Margarita escapó de la tranquilidad de su casa y comenzó a recorrer las calles de Viena y Budapest. Así, llegó al teatro y empezó a desenvolverse como actriz, “sin más talento que su belleza”. Desde entonces comenzó a usar el nombre artístico “Myriam Stefford”. Subió a los escenarios de Viena y actuó en las películas alemanas “Póquer de ases”, “Moulin Rouge” y “La duquesa de Chicago».

 Él

Myriam Stefford /Raúl Barón Biza

Cordobés de Villa María, había nacido en 1899. Su padre, Wilfrid, había amasado una fortuna con el comercio de cereales a fines del siglo XIX, y había sido uno de los colonizadores de La Pampa, donde un busto lo recuerda todavía en uno de los pueblos que fundó: Colonia Barón. Catalina Biza, la esposa de Vilfrid, era una tucumana hija de españoles que había puesto su fortuna al servicio de la ayuda social, y tenía raíces en una familia tradicional y católica de la alta burguesía. Por privilegios de cuna, además de méritos propios, había recibido la Orden Franciscana, la Cruz Pontificia y la nominación de Comendador del Santo Sepulcro.

Raúl Barón Biza, millonario, joven y exitoso. Nació en Córdoba en 1899, de acomodada posición era hijo de los millonarios Wilfrid Barón y Catalina Biza, poseedores de grandes latifundios en la provincia de Córdoba. Desde joven había incursionado en la política, la literatura y los negocios. Así, apoyó al líder radical Hipólito Yrigoyen, una posición extremadamente inusual en las clases más acomodadas; en 1924 publicó Risas, lágrimas y sedas. En el orden de los negocios, introdujo el cultivo sistemático del olivo en Argentina, y organizó la explotación de minas de wolframio y bismuto en el noroeste del país. El Barón Biza era un rebelde, de carácter y actitudes imprevisibles. Actuaba sometido a los extremos, todo negro o blanco, nada de medias tintas. Esta personalidad “bipolar” se materializó en todos los actos de su vida…

La historia

Cuando llegaron a Buenos Aires en el verano de 1931, Stefford ya se había olvidado del cine. Vivían en una casona frente a Plaza Francia, en Recoleta, y asistían a las galas del Colón, donde Myriam lucía pieles, brazaletes de Cartier y un anillo con un diamante de cuarenta y cinco quilates, llamado Cruz del Sur. Para entonces, Myriam había empezado a cultivar una pasión que la devoraría: volar. En dos meses había conseguido el brevet de piloto civil y había elegido como instructor a Ludwing Fuchs, un alemán veterano de la Primera Guerra que había sido parte de la troupe del Barón Rojo.

“Quiero iniciar un vuelo de largo aliento y llegar con mi avión donde nunca llegó otra mujer”, decía. Barón Biza le había regalado un monoplano biplaza construido en madera de pino, y en ese avión, al que habían bautizado Chingolo, comenzaría el raid que la llevaría a la muerte.

Al principio, Stefford había planeado un vuelo a Río de Janeiro, como parte de un proyecto más ambicioso que la convertiría en la primera mujer que uniera en avión Argentina y los Estados Unidos, pero Fuchs la había convencido de intentar un itinerario más modesto que uniera las entonces catorce capitales de provincia.

El 18 de agosto de 1931 el viaje comenzó en el aeródromo de Morón, y la primera etapa acabó esa tarde al llegar a Corrientes. Al día siguiente volaron a Santiago del Estero y luego a Jujuy, donde al aterrizar chocaron contra un alambrado. El 26 de agosto de 1931, cuando estaban en camino hacia San Juan, el motor de la aeronave se paró sobre los campos de Marayes y se incendió al caer. Ludwing Fuchs y Myriam Stefford murieron en el acto. Ella tenía 26 años.

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Con Lwdwin Fuchs despegando de Castelar (B.A.)

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Caras y Myriam Stefford  con su avión Chingolo y en Venecia (Caretas y Caretas)

Su muerte

El 26 de agosto, cuando viajaban a San Juan, sobre la localidad de Marayes, el monoplano sufrió un desperfecto. La rotura de la avioneta terminaría con la vida de Myriam Stefford y la de su instructor.  La historia del accidente de Myriam está teñida de mitos e hipótesis. Una sostiene que Barón Biza sospechaba que existiera un romance entre su mujer y Luis Fuch. Por eso, poseído por sus celos, habría limado la chaveta del motor del avión para provocar la caída. Sin embargo, las pericias policiales nunca pudieron comprobar esto.

¡¡Myriam Stefford no falleció en un accidente aéreo, sino que fue asesinada!!

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EL Mausoleo

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Monumento a Myriam Stefford en Córdoba 31°33’59.66″S 64°19’59.13″O

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Para recordarla siempre, Raúl Barón Biza le encargó al ingeniero Fausto Newton la construcción de un gigantesco mausoleo. Cerca de cien obreros polacos trabajaron en el mismo y en el año 1935 lo inauguró colocando el féretro de su amada en la cripta de ese monumento. El mismo es de hormigón armado, granito y mármol, posteriormente se le puso una puerta blindada con acerco de una chapa del Graf Spee Aún hoy se alza al costado de la ruta provincial 5, en el Paraje Los Cerrillos, entre las localidades de  Alta Gracia y Córdoba, con una altura de 82 m y 15 m de cimentación ¡Mas alto que el obelisco de Buenos Aires (67,5 mts).

“Maldito sea el que ose profanar esta tumba»

En su interior, a seis metros de profundidad, se depositó el cuerpo de Myriam Stefford. Contra los rumores de una profanación, Gustavo Liebau, abogado del nieto de Raúl Barón Biza (quien mandó construirlo), aseveró que una inspección con peritos judiciales, años atrás, constató que los restos de la mujer siguen allí. También los de Barón Biza están en otro sitio, del mismo predio.

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¡Puerta construida con chapa del Admiral Graf Spee! / Mausoleo, vista Google Earth

El día de la inauguración

Llegó el momento de la inauguración el 30 de agosto de 1936, y una nueva fiesta popular al pomposo estilo de Barón Biza. Asado criollo para todos los humildes que venían de Córdoba en ómnibus pagados por el anfitrión y un encendido discurso de su amigo, el abogado Néstor Aparicio. Luego quedó inaugurado el campo de aterrizaje y local del club deportivo “Myriam Stefford” con una competencia de aviones.

En 1946, apenas llegado el peronismo al poder, Raúl Barón Biza vendió su estancia de Alta Gracia a Otto Bemberg, pero se quedó con el predio donde se levantaba el monumento funerario, al que mandaría a sellar con dos chapas de grueso acero naval sacadas del acorazado alemán Graf Spee Antiperonista, el viudo se exiliaría en Montevideo y casi no volvería a la tumba de su mujer. El mausoleo quedaría cerrado hasta septiembre de 1955, cuando fuera ocupado por una columna militar leal al presidente Perón, que lo utilizó como observatorio estratégico durante el alzamiento en Córdoba del general Lonardi.

La otra mujer

A los 36 años se casó en secreto con Rosa Clotilde Sabattini, de 17 años, hija del fuerte dirigente radical Amadeo Sabattini, que dejó de ser su amigo en ese momento. La pareja tuvo tres hijos: Carlos, Jorge y Marisa Cristina. Cuando Arturo Frondizi fue presidente, designó a Rosa al frente del Consejo Nacional de Educación. Pero ya en esa época el matrimonio estaba quebrado. Los detalles de la separación se iban a discutir en el departamento de la calle Esmeralda ese domingo de 1964, a las 20. Enseguida el anfitrión ofreció whisky. Su mujer no quiso. Raúl se quedó con un vaso. Se acercó a Rosa y le tiró el líquido en la cara. Era ácido muriático. Rosa gritó desesperada. Los abogados quisieron asistirla y Raúl se encerró en otra habitación. El rostro de ella se desfiguraba. Tenía quemaduras profundas. El ácido había destruido la nariz, los pómulos, un párpado y dañado el ojo. Alcanzó además el pecho, los brazos, las manos y el cuello. A las 12 del 17 de agosto Raúl fue hallado en el departamento, tendido en su cama. Se había pegado un tiro en la sien derecha .La vida de Rosa no fue vida sino un tormento físico y psicológico desde el ataque. Los médicos, de aquí y de Europa, donde viajó con su hijo Jorge, no pudieron ayudarla. En 1978, en el departamento de la calle Esmeralda, se tiró por la ventana.

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Rosa Clotilde Sabattini

Rosa Sabattini (Rosario, 1918  Buenos Aires, 25 de octubre de 1978) fue hija del líder radical y gobernador de la Provincia de Córdoba don Amadeo Sabattini y ex-esposa del escritor Raúl Barón Biza. Biografía Rosa  estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde se tituló como profesora de historia. Por sus excelentes notas le fue concedida una beca en Suiza para realizar estudios sobre los métodos educativos y pedagógicos europeos.

Mientras estudiaba en el viejo continente recorrió varios países para perfeccionar su método de aplicación pedagógica. Estando en Europa contrae matrimonio con 17 años con el poeta y estanciero Raúl Barón Biza con el que tiene una controvertida relación siendo ella 20 años menor. Junto a Barón Biza tuvo tres hijos: Carlos, Jorge y Marisa Cristina. En 1940 regresa al país, es detenida por orden del gobierno militar y encarcelado en una prisión de mujeres. Luego de ser liberada se exilió junto a su marido en Montevideo.

En 1949 presidió el Primer Congreso Nacional de Mujeres Radicales, por lo que es nuevamente perseguida, esta vez por el gobierno de Juan D. Perón, mostrando un claro desafío en contra de Evita. En 1950 contribuyó con la creación del Liceo de Estudios Secundarios de la ciudad de La Plata, del cual fue profesora de historia y literatura. La persecución en su contra no cesaba y en 1953 vuelve a huir a Montevideo, en donde colaboró con diversas publicaciones hasta llegar a dirigir el periódico Semana Radical.

De regreso a la Argentina, el presidente Arturo Frondizi la designa, en 1958, presidenta del Consejo Nacional de Educación. Durante dos décadas, hasta su muerte, desarrolló una gran misión como educadora y periodista.

El vaso con ácido nítrico en el rostro de Clotilde

El 16 de agosto de 1964 su esposo, en medio de una discusión sobre el divorcio, le arrojó un vaso de ácido en el rostro provocándole daños irreparables en la nariz, los pómulos, un párpado y un ojo, alcanzándole además el pecho, los brazos, las manos y el cuello. La vida de esta mujer fue, desde ese ataque, un tormento físico y psicológico. Los médicos de Argentina y Europa, adonde viajaba con sus hijos, no pudieron ayudarla. En 1978, desde el mismo departamento de la calle Esmeralda donde había sufrido el ataque, se tiró por la ventana. (Raúl  Barón Biza – Secretos de Familia – Magdalena Ruiz Guiñazu)

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Su vida signada por una especie de maldición se extendió a su familia. Clotilde, que llegó a ser una importante funcionaria del gobierno de Arturo Frondizi, dedicó buena parte de su vida a tratar de recomponer su rostro desfigurado, sometiéndose a cirugías reconstructivas, la mayoría de ellas en Italia. Pero finalmente también optó por el suicidio. Y lo mismo sucedió con dos de los tres hijos que había tenido con Barón Biza, María Cristina y Jorge, quienes se quitaron la vida en años posteriores .Antes de saltar desde el piso 12 de un edificio de Nueva Córdoba, Jorge (su hijo) desarrolló una intensa vida dedicada a la literatura y al periodismo. Entre otras cosas, escribió una novela memorable, «El desierto y su semilla», en la que narra la historia familiar marcada por aquel vaso de ácido.

Reseña: El desierto y su semilla, de Jorge Baron Biza

http://www.losinrocks.com/libros/resena-el-desierto-y-su-semilla-de-jorge-baron-biza#.V0w4hTXhBnI