Woolworth Building, la catedral del dinero
Fue el edificio más alto y más caro del mundo; pero no tanto como para que su dueño no pudiera pagarlo al contado, dólar sobre dólar.
Lo hicieron siguiendo sus instrucciones, una de las cuales era que se pareciera a las catedrales góticas inglesas, aunque lo que se adorara fuera el dinero. Otra exigencia no se menciona en las referencias, pero es ostensible que don Woolsworth exigió calidad absoluta; de otra manera no se explica que un rascacielos con más de cien años a cuestas, siga luciendo como inaugurado el año pasado. Todos lo miran cuando siguen de largo hacia el Empire State o el Rockefeller Center… pero deberían prestarle más atención porque es un edificio portentoso y bello por donde lo mires. Además, fue el gran inspirador de los arquitectos de rascacielos. Para empezar, muchos de ellos tienen gárgolas como las que inauguró la creación de este magnate.
Como estamos en un tiempo en que hasta los capitalistas fustigan al capitalismo, permitime excitar a las fieras dándole un poco de entorno a Franklin Winfield Woolworth, el que pagaba al contado. No heredó un corno, todo lo hizo a pulmón y su primer patrón no le pagó nada durante tres meses con el pretexto de que le estaba enseñando un oficio. Lo que no sabía era cuán rápido podía aprender el pequeño Franklin. Su patrón comerciante ponía todos los saldos de mercaderías en una mesa de liquidación con el cartel “todo a cinco centavos”. Él consiguió 300 dólares prestados, se instaló por su cuenta y todo lo vendía en mesas de 5 y 10 centavos.
.En 1911, cuando se estaba construyendo este edificio, tenía 586 tiendas y podía darse el lujo de tener una mansión de 56 habitaciones con un jardín que demandaba el trabajo de 70 jardineros. Una asquerosidad de fortuna, tanta como la que puede amorralar un dictador de izquierda o de derecha mientras habla de patria y otras paparruchas. Con la diferencia de que Woolworth la hizo dólar a dólar, quizás pagándole poco a los empleados… pero esa es otra historia. Al menos no los mandaba a las mazmorras por disentir.
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Franklin tenía buen ojo para todo. Como arquitecto eligió a Cass Gilbert, quien ya tenía alguna fama, pero luego del edificio se consagró por haber superado a los maestros rascacieleros de Chicago y por haber construido decenas de edificios icónicos, como el de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos. Al rascacielos lo ubicaron en un predio de la calle Broadway 233.
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Las normas edilicias vigentes en 1910 imponían que no se debía superar la altura de 200 metros, así que Cass lo previó con 190,5 metros. Pero esa regla se suprimió y rápidamente lo elevaron a los 241 metros con los que alcanzó la marca del edificio más alto del mundo, como para que se chupen los de Chicago. Me puedo imaginar el impacto de los neoyorquinos que entraron por primera vez el 24 de abril de 1913, quizás no tanto por la altura, como por el estilo y la ornamentación.
Franklin y Cass resultaron tipos de buen humor (¡como no iban a estarlo con la plata que estaban ganando!), así que no debería haber sorprendido a los inauguradores, que se los viera a ambos en esculturas caricaturescas que ornamentan los capiteles. En una se lo ve a Franklin Woolworth contando monedas como el más avaro de los avaros. Y a él le importó un pepino… o le hizo gracia que la pusieran. A Cass, lo retrataron abrazado a una maquette de su edificio. Ubicá este detalle humorístico dentro de un tiempo tan acartonado que si mirás los retratos de época, hasta los niños posaban como si estuvieran sufriendo el peor de los estreñimientos.
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El día de la tragedia debieron vivirse momentos aterradores en la torre.
En su descripción, tras resaltar los pináculos y gárgolas, la Wikipedia resalta que la antecámara en forma de cruz latina se extiende la galería comercial. El vestíbulo tiene una altura de tres plantas, techo con cristaleras y bóveda cubierta de mosaicos dorados de inspiración bizantina.
Ese tamaño descomunal del hall de entrada queda remarcado por una formidable escalera de mármol al final del espacio y por los techos abovedados ornamentados con figuras doradas, tratando de que parezca oro. ¿Si? Pues no lo parece, es oro, están forradas con pan de oro, tal como ocurría en esos tiempos con algunas catedrales. Como allí no se veneraba a ningún santo, la habladuría popular lo bautizó como la Catedral del Comercio, aludiendo a la galería y al origen de la fortuna de Woolwoorth.
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Se le da poca importancia, pero la existencia de una piscina poco menos que secreta en los sótanos, habla de los gustos tanto egipcios como romanos del magnate, decidido a meter toda la historia de la humanidad en su obra maestra urbana. Y no olvides lo que hay arriba de todo, los ascensores, pues siempre se habla de que los rascacielos no fueron posibles sin el hormigón armado y las nuevas técnicas del acero… pero sin ascensores todo eso no hubiera servido para nada.
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No te llame tanto la atención su mantenimiento perfecto, todo brilla, todo está en su lugar, no hay nada machucado ni ningún graffitti político como aparece por acá, además de las porquerías que escriben en los baños.. ¡Nada!, todo impecable. Es que parece que a diferencia de otros edificios de Manhattann, el Woolworth sigue siendo rentable y puede pagar su acicalamiento constante, sin siquiera tener que acceder (como el Empire State), a las visitas guiadas que ingresan ejércitos de boquiabiertas que ponen su óbolo. Quizás esto se debe a que las plantas más altas fueron convertidas en condominios muy codiciables, quizás porque mal que les pese a los unos cuantos arquitectos modernos, construir edificios con esa nobleza de materiales, hará un poco más difícil la venta inicial, pero en el largo plazo es el mejor de los negocios… por lejos.
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Acá tenés otra cosa sin la cual los rascacielos hubieran sido imposibles: los albañiles del barrio Little Italy. Porque siempre se llenan la boca con los policías irlandeses, pero de los tanos solo recuerdan a Al Capone.
Tan subyugante es el edificio y su ornamentación, que con mucha frecuencia se lo utiliza como escenario para películas como “Enchanted”, para iluminar el momento de la confrontación con la Reina Narissa, ya convertida en dragón. Para ello se utilizó el mirador superior que tiene un derroche de ornamentos góticos, tan del gusto de las hadas. Tampoco se salvó del cine catástrofe, que lo muestra en una de las primeras escenas cuando es destruido por un monstruo.
El Woolworth Building es definitivamente inspirador, hasta el punto de que en 1924 construyeron en Memphis, Tennessee, una torre que es una réplica absoluta… con la salvedad de que tiene un tercio de su altura. Es el caso del Lincoln American Tower. En realidad, muchos de los detalles de la creación del millonario y el arquitecto genial, fueron vergonzosamente copiados en otros edificios de las grandes ciudades estadounidenses.
Para juzgar el impacto de este edificio, no deberías perder de vista que tanto el Empire State como el Chrysler Building, son muy posteriores. El Chrysler se inauguró en 1930 con bombos, platillos y desastre económico, pues sus unidades fueron puestas a la venta en medio de la peor crisis económica que sufrió aquél país. Hubo algunos otros (poquísimos) antes, pero ese fue el primero de los icónicos que lo superó en altura (319 metros). Tampoco tuvo suerte como el edificio más alto del mundo, pues apenas once meses después inauguraban el Empire State que, guerras y crisis mediante, aguantó bastante con su récord.
Esto es lo que verías desde arriba, asomado al pretil, inconsciente como buen fotógrafo.
Tenemos que darte una mala noticia: no podrás trepar hasta la plataforma del Woolworth Building en el piso 63, hay que conseguir un permiso especial. Desde el atentado a las Torres Gemelas, que estaban a muy corta distancia, los grandes miradores de Manhattann son el Empire y el Rockefeller Center. Pero, en http://woolworthtours.com podés comprar tours que muestran tres pisos del edificio, su altillo y hasta su piscina, en variables que van de 20 a 50 dólares, versión esta última en la cual te muestran los principales edificios construidos por el genio de Gilbert.
Guillermo Pérez Rossel
http://es.wikipedia.org/wiki/Edificio_Woolworth
http://es.wikipedia.org/wiki/Categor%C3%ADa:Rascacielos_de_Nueva_York
http://www.nyc-architecture.com/SCC/SCC019.htm