“Biaba”: a la violencia callejera no la inventaron ahora
A principios del 900 también te daban una biaba o te mataban hasta por medio paquete de cigarros.
Este nuevo y apasionante viaje al pasado que nos trae Alberto Moroy, refiere preferentemente a los vascos lecheros que los veteranos tenemos clavados en la memoria. Algo poco imaginable para quienes están acostumbrados a ver apellidos vascos en las crónicas de alta sociedad, pero consecuente con la suerte de los inmigrantes. Resulta que a pesar de su innegable valentía, aquellos vascos la pasaron muy mal con los malandras que por aquí ya estábamos gestando.
La “biaba” no se diferencia demasiado de la manera en que hoy operan los muchachones cuando entran a un comercio a los gritos, golpeando, amenazando y a veces, disparando y matando aunque no les quede claro, ni a ellos, por qué lo hacen. A aquél malandraje lo erradicaron casi por completo en una o dos generaciones. ¡Cómo es posible que lo tengamos de nuevo entre nosotros!
Por Alberto Moroy
Seguro que usted oyó hablar de darse la biaba, «chicos bien que se mandaban la biaba de gomina» etc, pero de los atracadores biaberos y especialmente a los vascos lecheros, ¡nunca! Esta historia fue extraída en su mayor parte de la crónica policial del año 1907 de Caras y Caretas en Buenos Aires, pero bien pudo ser Montevideo, donde los vascos también migraron en importantes cantidades, motivados por la implantación del servicio militar, la abolición del mayorazgo en Iparralde (Pays Basque), la guerra carlista y la industrialización al Sur.
Fueron changadores en el puerto, zapateros, carpinteros, albañiles, pastores, alambradores, jornaleros en los saladeros y en las fábricas y hasta reducidos a la servidumbre en Montevideo. Antes de embarcar, debía hacer escritura notarial en el país de origen, en el cual garantizaban él y su familia el pago del pasaje al empresario que le recibía en Montevideo. También lecheros y seguramente «biaberos» como lo deja en claro el apellido de su mas famoso representante «Francisco Garmendia», apodado el Vasco, en Buenos Aires.
Familia de vascos / En el campo / En el tambo
Carros lecheros, centro Buenos Aires / Caricatura de vasco ordeñando con despacho «al pie»
Esneona (Esne-leche- Ona- buena) / Lecheros «al paso» cerca de la calle Florida (Centro)
Semblanza de vasco lechero de la época
Baldomero Fernández Moreno medico y poeta, incluyó en Guía caprichosa de Buenos Aires la página “El vasco lechero en el café”, en la que dice: “he aquí que al hilo del mostrador aparece un vasco lechero, la cara rosada, con dos parches más rojos pegados en las mejillas, la boina encasquetada, la blusa rizada, que no todo ha de ser fortaleza y agresividad; las piernas combadas, las alpargatas silenciosas, y el tarro en la mano como si blandiera un arma o un guijarro listo para ser proyectado en la cara lisa y cosmopolita del ‘barman’. Y con el vasco lechero entra también el campo, un aire duro y frío y un trébol. Un trébol precisamente que se labra un espacio verde en el ambiente gris y que yo veo con toda nitidez”.
El asesinato
Hoy veremos el caso del asesinato de un vasco lechero en manos de “biabistas” porteños (atracadores en la modalidad de biaba) cuando ya existian pocos. Por esa fecha y antes (1907) los asesinatos con motivo de robo eran frecuentes. La palabra biaba proviene de varios dialectos itálicos; así, encontramos en italiano biada, en genovés, piamontés y milanés biava, y en napolitano biava. En todas ellas, el significado es de ‘avena’ o ‘pienso para los animales’. Y en todas, excepto en italiano, adquiere el significado metafórico de ‘paliza’. Este proceso es similar, de nuevo, a lo que ocurre en francés donde avoine es el cereal, pero en argot (jerga de maleantes) también significa ‘paliza’.
Asaltos de biaberos
Se recuerda entre los casos mas recientes y sonados, dos asaltos, uno frente al Hospital Italiano (A 5 km. de la casa Rosada) y otro en la calle bogado entre las calles Yatay y Pringles. Del ultimo resulto victima Jose Tissone a quien hirieron con una puñalada (eso no era de biabista) y robaron mil pesos. En el caso de Aristegui los biabistas no querían matar, sino aturdir, pero la fuerza del golpe, superó sus cálculos. Apostados en las cercanías de la calle King (cerca del Hospital Italiano) cuando lo vieron salir de la casa de un marchante (cliente) se arrojaron sobre el en el momento de llegar, le dieron un golpe en la cerviz con un arma contundente y Aristegui cayó. Cuando fue socorrido ya le habían robado el cinturón con 53 pesos. Aristegui, perdido el conocimiento, yacía acostado sobre el umbral de una puerta. Pocas horas despues, en la madrugada moría en el hospital Italiano
Tomas Aristegui (la victima) / Idem como lo encontraron / Su carro y su hermano Alejo
Hospital Italiano 1907, zona de biabistas / Ubicacion, barrio de Almagro
Pinta brava
(Tratado de la delincuencia, escritor Roberto Arlt)
«Si es hijo de extranjeros, tiene la pinta colorada, como Juan Moreira, que era pelirrojo y tenía ojos verdes; si es criollo, parece tallado en madera. Gasta sombrero mitrista. (Bartolomé Mitre, presidente de Argentina 1862 y 1868) ¿En qué fábrica se cortan estos sombreros, ahora de exclusivo uso para maleantes? Porra panzuda en la nuca, camiseta con franjas, alpargatas y faja. Conoce a todos los reseros. Fue él también peón de playa, alguna vez, y después se esgunfio (fastidio). Desde entonces no trabaja. El robo le gusta poco, y a un trabajo de escalo con fractura, prefiere el alevoso golpe de furca y la puñalada trapera, que se da para robar cincuenta centavos y medio paquete de cigarrillos Brasil a algún pobre turco que trabaja en el Dock Sur. (Puerto de Buenos Aires)»
El biabero más famoso Francisco Garmendia, alias el Vasco
Un cierto Francisco Garmendia, nacido en Retiro, Cap Federal (Arg.) en 1873, apodado “el vasco” era el biabista mas famoso, hace algunos años entre los asaltantes de lecheros Estos lo recuerdan bien A muchos a aturdido a golpes de macana, dados de a caballo, y con el dinero de muchos huyo numerosas veces, protegido por la doble soledad del despoblado y la noche. Hoy, empero, sus hazañas de esta clase solo existen en los anales del crimen y permanece quieto, dedicado tal vez a otro genero de tristes proezas.
Los imitadores de Garmendia, en el caso de Aristegui, según lo que se sabe son tres individuos llamados Domingo Pérez, Alfredo Cisneros y Nicolas Ginochio, gente de mal vivir radicada en la sección 11ª ( Balvanera, barrio de Once) cuyos barrios les eran propicios por el desamparo en que se encuentras desde el punto de vista policial y municipal. Entre aquellos numerosos terrenos baldíos, calles sin empedrar, vericuetos y oscuridades, alli donde se encienden de dia los malos faroles a kerosén porque el encargado de tal operación teme aventurase de noche, los tres biabistas presos y otros quince o veinte mas que se reunía en la casa de Domingo Pérez, prosperaban tan cómodamente que habían aterrado al vecindario numerar.
Biabistas asesinos de Tomas aristegui.
Alfredo Cisneros / Nicolas Ginochio/ Domingo Pérez / Francisco Garmendia
En España 1907, tambien habia salteadores
“El Pernales” y “El Niño de Arahal”, 1907 Albacete España / Su tumba
Los ultimos Robin Hood españoles
http://www.dipualba.es/cea/Reportajes/matea_art/Pernales_bandolero.htm
El asesinato de Tomas Aristegui
Extensa fue la crónica del delito en los ultimos dias en Buenos Aires (mayo 1907) y matizada con una multitud de de los mas diferentes crímenes. «El reporter, la policia y el sepulturero han tenido ocasiones variadas y numerosas para ejercer cada uno su profesión: pero en ninguna reviste tan especial interes como el asesinato perpetrado en la calle King, (Cerca del Hospital Italiano) en la persona del honrado hijo de Euskalerria, Tomas Aristegui. La victima era uno de esos tipos lecheros por tantas razones simpáticos, asi por su pacifica actividad, como por bonomia proverbia y, en fin, por todas las circunstancias, incidentes graciosos y platicas chistosas, que hacen grata su metódica aparición en los hogares sencillos, los mas numerosos y en los que mejor se recibe, se charlan y se reservan sus ocurrencias y casos».
Los biabistas y el asalto al lechero
Por ser este crimen una reproducción del antiguo “asalto al lechero” y por haberlo cometido los ultimos discípulos de los ya pasados de moda “biabistas” que fueron celebres en el pasado, es que han sido interesante para la policia y prensa. El comisario de la investigación Francisco Laguarda, que secundado por el oficial Manuel Gallardo y el auxiliar Antonio Racopi y bajo la superior direccion de comisario Sarratea, llevó a feliz termino la pesquisa, nos explico últimamente como el biabismo se pronuncia en retirada, por efecto de muchas causas concurrentes que pueden ser comprendidas en dos principales: progreso material y civilización del delito. Efectivamente, la comodidad de los medios de transporte que existen hacen que el lechero no conduzca como lo hacia antes, a caballo y personalmente sus tarros desde la campaña. En la actualidad se los trae el ferrocarril y por consiguiente no esta sujeto a las contingencias del paso por lugares peligrosos donde era asaltado a menudo por «el biabista», especie de bandolero cuyo programa consiste en aturdir a la victima, ora con el grueso cabo de un rebenque (macana), ora con un” casse tete” (rompecabezas), ora con cualquier otra arma contundente para robarle despues. Por su parte el biabista va prefiriendo formas, menos peligrosas y efectivas para delinquir, lo que contribuía a su desaparición paulatina.
La armas para dar la biaba / Faroles a kerosén / Vasco lechero «chamuyando»