Fiyi, Fiji, Fidji
Con los tres nombres se conoce el archipiélago de 300 islas tropicales que, definitivamente, es un paraíso. Pero como todo paraíso, es difícil de alcanzar, ni siquiera con buena conducta. Consultá a tu agencia de viajes para que te consiga el pasaje aéreo más adecuando y te oriente en profundidad, este artículo solo ayuda a saber si esto es lo que te gusta.
Son nueve islas grandes y otros 322 islotes y 522 atolones; solo 100 de ellos está habitado. La capital Suva está ubicada en la isla Viti Levu; las principales ciudades (Labasa y Sayusayu) están en Vanua Levu. Ambas son islas montañosas, con picos de 1.200 metros y bosques tropicales como nunca viste.
Ahora te preguntarás por qué razón habría que ir a un lugar tan remoto que Nueva Zelanda está a 1.750 kilómetros de distancia. Es un lugar increíblemente hermoso, con playas cristalinas y gente muy amigable. Cuando llegás al aeropuerto te reciben cantando con ukeleles, flores en la cabeza y amplia sonrisa mientras te gritan ¡bula!, su bienvenida. Cuando te vas cantan canciones tristes y hasta lloran. ¡De verdad!
Podés tirarte en una hamaca debajo de los cocoteros, escalar las montañas, sumergirte en las barreras de corales, visitar amistosos pueblitos fidjianos e inundarte de una cultura que no es la tuya para nada. Eso sí, es un archipiélago caro, aunque comer te saldrá barato y será otra experiencia alucinante. De noviembre a abril llueve pero es tanto el calor que casi no interrumpe tus actividades. De mayo a octubre casi no llueve. No es novedad, todo el trópico tiene dos estaciones. También te aclaramos, por si sos de esos que cuando vas querés conocer todo a fondo, que estos centenares de islas son prácticamente iguales unos a otros. Conociste cinco y los conociste todos.
Si no tenés muchas pretensiones de alojamiento, en todos lados hay resorts de buen nivel y discretos; podés optar por una habitación compartida si el presupuesto te está quedando chico y, finalmente y sorprendentemente, podés escoger un «dormitorio» donde convivirías con hasta 30 personas y tendrías que salirte del recinto para ir al baño. Pero generalmente son lindos y limpios, a diferencia de los hostales que no tienen buena fama. Fidji es para el turismo más aventurero, no es para el glamour cinco estrellas.
Las islas. Como los viajeros aterrizan en Viti Levu que es la isla más grande, por aquí se comienza con dos o tres noches de alojamiento. Podés escalar las montañas, hacer excursiones por la selva, ir al jardín botánico y sobre todo, viajar por la Costa de Coral donde hay playas maravillosas para disfrutar con un coco en la mano. Por el camino, hay puestos de ventas de frutas, no vaciles en comprarte una o varias. Pero cuidá tus pertenencias, los fijianos son amistosos contigo, pero algunos de ellos también son amigos de lo ajeno.
Las islas de Yasawa, que suman 20, son volcánicas, tienen playas estupendas, lagos turquesa y alucinante vegetación. En las Mamanucas, al norte, se filmó «El Lago Azul», es un lugar ideal para el submarinismo, pero tené cuidado con las aguas vivas que son frecuentes en noviembre, aunque ya estarás curtido de sus picaduras en nuestras playas. También podés andar en kayak, hacer surf y muchísimo más, basta que preguntes en el resort donde te alojaste para conocer las opciones.
Costumbres. Si no te gusta el picante tené cuidado con las comidas, le ponen más aderezos que ingredientes. No entres con zapatos a ningún edificio, casa, iglesia, escuela, etc. Tampoco lleves lentes de sol o sombrero cuando visites un pueblito, pues se lo considera una falta de respeto hacia el jefe del lugar. Aunque hay mayoría cristiana, los fijianos asumen rigor islámico en materia de desnudez, de manera que salvo en la playa, por todos lados andá con los hombros cubiertos, incluyendo los varones.
No le toques la cabeza a un fidjiano porque eso es un insulto; es de mala educación sentarse con las piernas estiradas y en todos los pueblitos que visites te ofrecerán Kava, la bebida que inaugura la ceremonia de bienvenida. Te la zampás sin comentarios, devolvés el recipiente y aplaudís tres veces. Si todo esto te parece rarísimo, examiná sin preconceptos las costumbres nuestras. Cuando te encontrás con uno le preguntás cómo está, pero es de mala educación que el otro realmente te lo cuente. ¿Para qué le preguntas, entonces?
Más sobre Fidji en la web oficial: http://www.bulafiji.com