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Patagonia, tiempo de galeras y autos

 

El «mayoral» de la galera era el juez y sherif de sus pasajeros; te podía condenar a muerte si cometías algún delito o si él creía que habías cometido un delito.

Pero atención, también era responsable de tu vida y de los bienes que transportaras, de manera que lo usual era que durante tu viaje, el mayoral fuera como un fornnido y mal hablado ángel guardián.   ¿Una curiosidad? Hay varios uruguayos vinculados al proceso fundacional de Bahía Blanca y la Patagonia. Y una perlita de regalo para el marketing de Peugeot: de esa marca y con neumáticos Michelín, eran los que comenzaron ha cubrir la línea regular, viajando por momentos a la fantástica velocidad de 70 kilómetros por hora, gracias a sus motores «a bencina». No muy diferente fue la conquista de la campaña en Uruguay.

En la portada, «La Diligencia» de Belloni, casi un calco de la que se describe. Encima, uno de los heroicos autos de la época.

Por Alberto  Moroy

Hoy  haremos un viaje por el tiempo, uniendo las ciudades de Bahia Blanca  y Carmen de Patagones (276 km.), en la Provincia de Buenos Aires. El mismo sirve para conocer como viajaban a finales del siglo XIX y comienzos del XX, los intrépidos pasajeros que recorrían la entrada de la Patagonia. El viaje duraba tres y cuatro dias viajando en Galera, en 1910. Se empleaban  14 hs.   viajando en automóvil por caminos intransitables. Hoy se llega en dos horas y media por la ruta 3, con una comodidad que era inimaginable a nuestros abuelos.  Esto era asi porque el ferrocarril llegó a Bahia Blanca  en 1884, a la Colonia Emporio Stroeder  (Camino a C. Patagones), en octubre de 1913, y a Carmen de Patagones, sobre el Rio Negro, en 1921.

Colonia Stroeder 1913 (coches de la Mensajeria Express)  / Carmen de Patagones 1921

Bahia Blanca es una ciudad situada al Sur de la provincia de Buenos Aires, a 637 km. de la Capital Federal.  Fue fundada en por el montevideano Ramón Bernabé Estomba como “Fortaleza Protectora Argentina” el 11 de abril de 1828.  Cuando se levantó el primer censo del partido de Bahía Blanca en 1869, tenia  2168 habitantes  y solo contaba con soldados, indios amigos en las afueras y algunos centenares de familias que vivían en las proximidades del fuerte.

Buenos Aires – Bahia Blanca 636 km (7hs ruta 3.)./ Bahia Blanca C. Patagones 276 km (3 ídem)

Las Galeras 

Cita el historiador argentino Tito Saubidet ( 1891-1955) que este tipo de vehículos –originales de Estados Unidos de Norteamérica en donde se los conocía como ‘diligencias’– fueron introducidos en Argentina hacia 1856 por un empresario llamado Timoteo Gordillo, cuando trajo en barco 140 unidades. El mismo autor informa (en su célebre “Vocabulario y refranero criollo”) que en el censo general de la provincia de Buenos Aires de 1881 se consigna la existencia de 150 mensajerías con galeras, “que disponían de 262 vehículos, 935 empleados fijos y 10.898 caballos.

Mensajeria de Marcos Mora 

En 1885 llega a Carmen de Patagones, procedente de Bahia Blanca la primera galera de Marcos Mora, un español nacido en Palma de Mallorca. Armó su propia mensajería (el nombre con el que se reconocía oficialmente la actividad, porque prestaban el inicio servicio de correos y encomiendas) y estableció líneas entre otros pueblos bonaerenses.

Una crónica del viaje a C. Patagones

El Padre Carbajal, de origen uruguayo, conoció y se adhirió al Proyecto de Don Bosco para la Evangelización de la Patagonia que fue gestado en Italia entre 1870 y 1875. Fueron los años de la llegada de los Salesianos a la Argentina. Asi lo público en el diario italiano “Gaceta del Póppolo”.

“El viaje en galera es muy molesto, aunque divertido, por la diversidad de panoramas que desfilan ante los ojos del viajero, durante la vertiginosa carrera de los caballos. El mayoral por lo regular es muy vocinglero; hombre decidido y enérgico que sabe alternar a los gritos de animación y latigazos a las pobres bestias, cantilenas bucólicas, rimas, fragmentos de canciones eróticas: a estos cantos hacen coro los cuarteadores (conductor de caballos de refuerzo) en tono más bajo, pero con modulaciones más destempladas. Entre tanto los matungos huyen como el viento.” Notamos de paso que el mayoral es el jefe y juez instantáneo de una galera.

«Si un pasajero se hiciese reo de alguna grave falta puede corregirlo, atarle si no obedece y condenarlo a recibir un tiro de pistola si tentase cometer un delito o despreciar la autoridad mayoralesca. Para hacer respetar su autoridad lleva bajo el asiento un par de pistolas, algunas sogas y un largo puñal. Los cuarteadores son sus soldados (y como tal sujetos a dura disciplina), y ejecutores en casos necesarios; pero en general él solo pone fin a todo desorden. En caso grave el mayoral ata al culpable y lo arroja sobre el techo de la galera, como a un fardo; todavía allí le vuelve a reatar para que no caiga. Llegado a una posta consigna el preso a la autoridad local, si la hay, con un regular informe de lo sucedido. El mayoral, fuera de estos casos, trata respetuosamente a los viajeros y los haría respetar si alguno quisiera ofenderles”.

Mensajería La Central cruzando un arroyo (General Conesa, N.Oeste de Patagones)

De Bahia Blanca a Carmen de. Patagones en auto 1910

En el mes de noviembre (1908), la empresa » inauguró el servicio de automóviles entre Bahía Blanca y Patagones. La distancia que separa ambas ciudades se calcula en unos 300 km por la carretera y dicho servicio ha estado servido hasta ahora por la galera, que empleaba tres días para hacer el  viaje, mientras que con los automóviles el trayecto se ha hecho en catorce horas de marcha con mucha comodidad para los pasajeros que por de pronto ya no están expuestos á recibir durante estas fatídicas tres jornadas el polvo que levantaban doce y quince caballos y mulas que arrastraban la galera.

Antes de esa fecha los medios de transporte, hacia Patagones, eran el barco y la galera. El Comercio del sábado 07 de marzo de 1908, relataba: «Un viaje de 4 días en galera cuesta tanto como la estadía de un mes en el primer hotel de Patagones, sin contar los 4 días de calor (o frío), e incomodidades en el vehículo. El pasaje cuesta $ 40, pero viajando muy económico le cuesta al pasajero $ 100, por lo menos. (Agregando los necesarios gastos en las postas).

Por el mar la cosa no difería mucho ya que «la barra” (Banco en la desembocadura del al rio Negro y el Océano Atlántico)  tiene tambien sus caprichos, algunas veces no permite ni salir ni entrar vapor alguno, durante ocho o más días.

Puesta en vigencia del servicio  1910 / Sello de las mensajerías

Para el viaje inaugural los empresarios, señores Arrigoni, Pucci y Delucchi, tuvieron la gentileza de invitar á varias personalidades periodísticas de Bahía. Blanca, al delegado del Touring Club Argentino, señor Lastanzio, y á la casa importadora de los automóviles, que mandó un representante. Llegados los viajeros a Patagones, la noche siguiente se reunieron en un banquete, celebrado en el hotel principal de ese pueblo».

Después de haber recorrido 400 km.

Saliendo de una huella / Curva peligrosa / Campo traviesa

Peugeot 91(22 HP)  /93 (32 hp) Techo de lona y metálico

 

Balsa Rio Colorado Galera de Marcos Mora1886 /Auto-Expreso Patagones 1910″

A la hora de los postres, el señor Pucci, en nombre de la empresa,  ofreció la comida, agradeciendo el apoyo  prestado por la prensa y el pueblo de Bahía Blanca, Patagones y Viedma, en esa nueva obra de progreso y de adelanto de las regiones patagónicas. Dijo que el mérito de los empresarios era puramente platónico, pues habían confiado á las máquinas Peugeot y á los neumáticos Michelín » la suerte de Ia empresa Los señores M. Hechty Lehmann, agentes de los automóviles PEUGEOT y los neumáticos MICHELIN, por medio de un efusivo telegrama agradecieron en nombre de estas fábricas, tan hermosa y lejana manifestación.

Saliendo de Bahia Blanca en  “Auto- Expreso-Patagones” 1910 

Los primeros Km. se efectúan penosamente dado que el peor trecho; paradójicamente, era la salida de la ciudad. En Cuatreros tropiezan con un salitral, del que recién se había retirado el agua de mar, lo que les origina grandes dificultades cruzarlo, dado lo pegajoso del barro.

Más tarde en plena campaña los automóviles llegan a alcanzar velocidades de 70 Km. /h., según las crónicas.  A eso de las 9 de la mañana, llegan a las tierras de Pedro Luro «que constituyen una de las mejores estancias de la región, como extensión y como progreso. En esta zona abastecen a los vehículos de «bencina». Al poco tiempo llegan a Fortín Mercedes, lugar que en lo sucesivo sería «estación» del Auto Expreso. Los viajeros almuerzan «una comida opípara». Al continuar el viaje a pocas cuadras encuentran el Río Colorado, por lo que deben usar el servicio de balsa para atravesarlo.

Luego el «camino» continua «monótono, extendiéndose serpenteante y sin interrupción por leguas». Hacen breves paradas en Los Pozos y Las Jarillas, establecimientos que eran posta de las sufridas galeras. Unas diez leguas antes de llegar a Patagones el camino se vuelve más difícil y, ya oscureciendo, prenden los faros y aminoran la velocidad. El último tramo antes de llegar a Patagones era en subida. Bajan de los vehículos a las puertas del HOTEL Siglo XX, y «al momento nos vemos rodeados de multitud de curiosos que examinan detenidamente los coches y lo poco que pueden apercibir de nuestra fisonomía llena de polvo». Por telégrafo envían la noticia a Bahía Blanca. de la «feliz llegada» a Patagones

Hotel principal de C. Patagones (Siglo xx)

Lo que quedo del hotel (Siglo xx)

Más información

http://www.geocities.ws/ferrocarrilpagochico/boletin27.html

Distrito Federal de Viedma – Carmen de Patagones

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