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Molinos de viento, girasoles de hierro

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La gente subía al molino para tomar el té. Eran molinos gigantescos. Moroy nos cuenta del revolucionario invento que permitía obtener agua sin esfuerzo humano ni animal. ¡Hasta nos enseña a producir viento con una pluma de avestruz!      

En nuestras llanuras, un armatoste así podía servir hasta para tomar el té de la tarde o vigilar si no había forasteros en la vuelta. Pero también permitía que los ferrocarriles llevaran la civilización al desierto… pues las locomotoras funcionaban a vapor y había que suministrarles agua cada tantas estaciones. Si uno aplicara cosas de beneficio colectivo la energía que nos ahorraba antes el viento y ahora la electricidad, ¡cuánto más justo sería el mundo! Pero para eso, habrá que esperar que alguien invente una máquina que nos haga mejores personas.

 

Por Alberto Moroy

“Y diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer” (Don Quijote de la Mancha Capítulo VIII). Decia Baldomero Fernández  (1886-1954) “girasoles de hierro que sacan agua con viento y música.” Hoy haremos un viaje al pasado  para reivindicar la importancia  de estas “bombas eólicas” en el desarrollo de pueblos y ciudades, en regiones áridas como el medio oeste estadounidense, en el interior australiano, o el nuestro, proporcionando agua para el ganado y para las máquinas de vapor de los ferrocarriles en la mitad de la nada. Sin ellos, el aprovechamiento que dio el alambrado en el uso intensivo  de la ganadería hubiese quedado limitado espacios donde el agua estaba disponible a flor del suelo.

Molinos como el de la portada se fabricaron (o se armaron) en Argentina alrededor de 1910. Cuatro molinos de estas características con más o menos adornos, están identificados. Dos de ellos fueron encargados por la Familia Olmos para su campos en Córdoba  (Arg.) Otro, el de la portada fue a parar a las Talitas (Entre Rios) y el cuarto al colegio Marín en San Isidro (28,5 m), ahí nomas de la general Paz.

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Folleto del instalado en el colegio Marin/ Idem J. A. Saglio

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Molino marca Hercules (Cordoba Arg.)

 

El molino Hércules

Todavía la conocen como Eiffel, asumiendo su origen francés, no obstante fueron construidos o más bien ensamblados en Argentina por J. A. Saglio. La folletería referida al Molino “Hércules” Modelo 1916 Tipo Nº6 lo presenta del siguiente modo: “Soberbio molino que describe la capacidad de nuestros talleres en esta clase de construcciones. Se construye con dos depósitos de agua: uno, para servicio de riego y el otro, para servicio de agua corriente. Lleva escalera caracol que da acceso a la primera plataforma y balcón del gran depósito inferior y sucesivamente a la plataforma del depósito cilíndrico superior. La torre está construida con travesaños armados, ménsulas y ornamentación artística, formando un conjunto altamente recomendable”.

 

La del colegio Carmen Arriola de Marín (San Isidro)

Con dos depósitos de hierro galvanizado (El galvanizado no se hacía  en Argentina para esa época), el inferior en forma hexagonal de 30.000 litros y el superior cilíndrico de 20.000 litros. Altura al centro de la rueda 28.50 metros (Casi 9 pisos) Instalado en los terrenos del Asilo de Ancianos. Propiedad del Sr. Dr. Plácido Marin“(San Isidro Buenos Aires) Hércules, le solía agregar a la estructura “ornamentaciones artísticas”, acordes a los estilos en boga. Incluso los modelos de mayor envergadura incluían una escalera de caracol, vinculando distintos niveles de miradores sobre los tanques de hierro, destinados a apreciar el entorno y tomar el té. (*)

 

(*) Por algún lado, hace años vi un artículo  (diario la nación o Clarín)  de una quinta donde habían reciclado este enorme molino dejando a la vista un estupendo salón de té, con una maravillosa vista, posiblemente haya sido el parque de una estancia. Vale la pena recordar que la torre de Anchorena (en  honor a Gaboto), en la estancia Presidencia uruguaya, tuvo por fin la instalación de un tanque de agua a mitad de su altura (75 metros, sobre una barranca de 25 m), solo que la elevación del agua era por medio de un motor a explosión, que tomaba el agua en el mismo rio San Juan, a 120 m de distancia. Aunque ignoro si en sus orígenes no era e vapor. La foto de abajo la vi a mediados de febrero del 2019. En la ampliación, parece que tambien hay mesas y un telescopio en la mitad de la parte superior del tanque de agua  Por la estructura y la época debió ser de la marca “Hércules” famosa en la época. No me imagino a la servidumbre subiendo el té y agregados a 9 piso de altura, por lo que presiento que cada subida debió de ser “una excursion”.

 

Mecánica de los molinos

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¡Arado con rueda de molino! Año 1900 USA / Torre de molino y tanque

 

Buenos aires 1832  “la bomba hidráulica airífera”

En 1826, Whitaker integró una comisión designada por Bernardino Rivadavia (junto con James Bevans y otros) para examinar dos máquinas presentadas por Vicente Lanuza, el inventor del balde sin fondo.

En las páginas del diario “La Gaceta Mercantil” del 23 de octubre de 1832, los porteños de entonces leyeron asombrados el aviso publicado por el artesano británico John Whitaker, dueño de una fábrica de bombas de mano y plomería situada en el Paseo de Julio (hoy avenida Leandro N. Alem), mediante el cual éste ofrecía a los estancieros y dueños de chacras y quintas, un insólito artefacto. “Según informaba el aviso, funcionaba “sin necesidad del trabajo del hombre o la fuerza del animal, produciendo el efecto deseado con el solo auxilio del viento, de noche y de día”. No existen noticias de que este distante antecesor en nuestro suelo de los molinos de viento haya llegado a ser utilizado en algún establecimiento.

Quien era John Whitaker ¡increíble historia!

https://archive.is/wMeEE#selection-3099.0-3111.114

 

La primera patente Daniel Halladay  EE.UU. 29 de agosto de 1854

29 de agosto de 1854, Daniel Halladay, un maquinista, inventor y empresario, patentó el primer molino de viento comercialmente viable: el molino de viento autónomo de Halladay. Halladay había sido contactado para trabajar en el diseño por un empresario local de Ellington, John Burnham. Burnham estuvo involucrado en el negocio de las bombas y comprendió que si se pudiera encontrar una fuente de energía confiable para llevar el agua subterránea a la superficie, podría aumentar significativamente su base de clientes.

Los molinos de viento habían sido utilizados durante siglos para moler grano, extraer agua y accionar máquinas. Entonces, ¿qué fue revolucionario sobre el diseño de Halladay? Permitió que el molino de viento girara automáticamente para hacer frente a los cambios de dirección del viento, y regulaba y mantenía una velocidad uniforme al cambiar la forma de las aspas.

La Gaceta del Condado de Tollandre imprimió un artículo del New York Tribune, en julio de 1854, describiendo la invención de Halladay de un molino de viento con sus velas automáticas: «la rueda de viento mide diez pies, y ha estado en funcionamiento durante seis meses sin que se toque una mano para regular las velas». El artículo continuó detalladamente el diseño único que indica que el molino de viento se detendría durante una tormenta con vientos fuertes, el borde de las alas de la vela enfrentando el viento y, a medida que la tormenta se calmaba, las alas reanudarían gradualmente su posición para atrapar la brisa. . El molino de viento también había extraído agua de un pozo de 28 pies (8.5 m)  de profundidad, moviéndolo más de 100 pies a un pequeño depósito en la parte superior de un granero. El costo de este nuevo invento fue de solo U$s 50 con las bombas y las tuberías funcionando habia que sumarle u$s$ 25 adicionales.

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Halladay formó rápidamente la sociedad “Halladay Windmill Company” de Ellington, finalmente trasladó la empresa a South Coventry y los fabricó allí hasta 1863. Burnham alentó a Halladay a mudar la empresa a Batavia, Illinois,  en la punta sur del lago Michigan para estar más cerca del creciente mercado del medio oeste y capitalizar mejor el creciente la cantidad de motores de vapor con sed de agua que cruza el país en una red de ferrocarriles en expansión. Los granjeros y rancheros en las planicies y praderas occidentales también buscaron en la Compañía de Bombas y Motores Eólicos de Halladay en Estados Unidos. Sus productos se vendieron por miles a este mercado, donde la capacidad de aprovechar la energía eólica hizo que fuera mucho más fácil proporcionar el agua necesaria para el riego de cultivos y el mantenimiento del ganado.

Las versiones de este molino de viento se convirtieron en una parte icónica del paisaje rural en principalmente debido al papel que desempeñan en una fuente natural sin electricidad. Su invento del molino de viento fue una clave crucial para los viejos trenes de vapor, ya que en ese entonces eran impulsados principalmente por agua, por lo que el mecanismo de bombeo de agua (el molino de viento) ayudó al avance de los trenes y con ellos pueblos y ciudades.

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Diagrama se molino antiguo / Estacion ferrocarril a vapor con tanque de agua y molino

 

The Halladay Windmill Company

A diferencia de los molinos de viento de estilo europeo más tradicionales, el producto de The Halladay Windmill Company era ágil; podría girar para enfrentar el viento cambiante y inclinar sus cuchillas para ajustar la velocidad y evitar bypass en ráfagas poderosas. Lo más importante es que podría hacer todo esto mecánicamente, respondiendo al poder y la dirección del viento sin la ayuda de las personas.

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Illinois Batavia EE.UU.

 

Los primeros molinos en Buenos Aires

Desde su llegada a Buenos Aires, en 1880, el molino de viento transformó la realidad del campo argentino a fines del siglo XIX.  Este artefacto llegó a Buenos Ares en 1880 por iniciativa de Miguel Nicolás Lanús, quien era propietario de una casa importadora de maquinaria rural, en sociedad con Belisario Roldán (padre del poeta).

Así fue como esta firma trajo de los Estados Unidos el primero de los molinos de viento de este tipo. Estaba construido totalmente en madera por la fábrica de Andrew Corcorán, de Nueva York, y había sido premiado con medalla de Plata en la Exposición Universal de París, en 1878. Por su lado, Lanús también presentó el novedoso molino en la Exposición de la Sociedad Rural de Palermo en 1881, con el éxito esperado y la expectativa de toda la gente de campo. Rápidamente, otros importadores comenzaron a traer otras marcas y su uso, que se inicia en las quintas y chacras de los alrededores de Buenos Aires, se extiende progresivamente campo adentro, en las grandes estancias. Así, en el año 1887, don Remigio Molinas, dirige una carta a Lanús elogiando el molino Corcoran que funciona en su establecimiento, destacando que desde hace cinco meses “trabaja constantemente sin otra atención que la de llenar cada ocho días las aceiteras, sin que hasta la fecha haya sufrido descompostura alguna”. Y agrega: “En mi opinión…la cuestión seca, por lo que hace a las aguadas para la hacienda, ha desaparecido con el molino de viento.”

El progreso se acentúa al iniciarse el nuevo siglo cuando se difunden los modelos metálicos que reemplazan a los primitivos molinos de madera, y en 1901 aparece el famoso tanque australiano, como complemento indispensable. En los primeros años del siglo XX existían en Buenos Aires numerosas casas importadoras de molinos de viento, y también algunas fábricas que comenzaban la producción nacional. Entre estas últimas, una de las más conocidas fue la de J. A. Saglio, con su molino marca Hércules (Portada)  Esta firma, a pedido de los interesados, podía agregar a las estructuras de hierro y todas las “ornamentaciones artísticas”  que estos quisieran, a decir de un aviso publicado en 1916. Es que, igual que otros derivados de la producción industrial, los molinos a menudo se vistieron con formas y estilos en boga, a tono con la arquitectura de los grandes cascos de estancias y quintas de la clase alta en las cercanias de Buenos Aires.

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Molino Isla de Flores, Canelones Uruguay 1904

 

En Pocitos y otros barrios de Montevideo

Hasta la primera mitad del siglo pasado los molinos formaban parte del paisaje urbano en residencias  importantes, pero paulatinamente fueron desplazados por los bombeadores eléctricos primero y luego  por las redes de agua potable, a punto tal que hoy constituyen poco menos que una rareza en los centros más poblados. Varias casas en Montevideo tenían un molino de viento en su jardín o fondo. Seguro que eran anteriores al servicio eléctrico o quizás, cuando la napa estaba profunda y las bombas de agua a comienzos de 1900, no tenían la capacidad de extraerla. Recuerdo uno ubicado en Pocitos en una vieja y linda casa con techo de pizarra sobra la rambla y J. Martí, propiedad de la familia Morales, que sobresalía en su frente, aunque este no era el caso, la napa freática estaba ahí nomas. En Carrasco me parece que en la quinta de Mendizábal  (Av. Bolivia y Italia), seguramente habria otros en distintas zonas. No recuerdo haber visto, ninguno de gran tamaño.

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Vieja máquina de molino con torre de madera / De metal con tanque australiano al pie

 

Piezas de un molino

http://www.industriasascheri.com/productos.html

 

Interesante

http://www.proteosrl.com.ar/molinos.html

 

Una digresión

No sé si a ustedes les pasa lo mismo, pero ver un molino de viento junto a un tanque australiano en funcionamiento en la mitad de la nada, todavía me provoca cierta admiración, pese a que entiendo toda su mecánica y funcionamiento. Por el contrario, uno desvencijado, cerca de un casco de estancia abandonada, despierta en mi imaginación la relación a su pasado y al de los moradores.

El molino de viento contribuye a una mayor producción cárnica

Pocos saben que un molino de viento por su baja extracción de agua/hora, contribuye a no salinizar el pozo de agua, sobre todo los que están entubados y se alimentan de napas freáticas (agua de lluvia y/o curso de agua en superficie), generando una producción cárnica (bovinos) superior al 10% (+-) en el producto terminado (Kg. de carne), gracias a una menor concentración de sales.

Esto es así debido a que el agua dulce por menor densidad, está en la superficie y mientras la demanda no sea grande, seguirá teniendo esta condición. Lo contrario usando una motobomba 4/ 5 mil litros/h podemos estar extrayendo al comienzo el agua dulce o con menor cantidad de sales y por agotamiento de esta, la salobre de abajo, y en ciertas circunstancias de sequia, por la concentración de sales, hasta generar  mortandad animal.

“Para las casas”

A comienzos del siglo pasado resultaba  ideal para los campos y casas tener un pozo en la cercanía. De esta forma tenían asegurado la extracción y el depósito mediante un tanque instalado en la mitad de la torre. Para ese entonces las maquinas perforadoras de pozos no existían, así que al igual que los aljibes se hacían a pala, en este caso llegado el muro al ras del suelo. Los más complejos tenían instalada una bomba de mano al pie del pozo, un mecanismo de engranajes que permitía acoplarle  un motor a explosión similar a los de esquiladores (1920), de no más de 2 hp para cuando no haba viento.

Con motor acoplado

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Un gualicho que funciona, la pluma de avestruz

En el sur argentino existe la tradición de pararse frente al molino sin movimiento por falta de viento y quemar una pluma ñandú para revertir la situación. Cuando pregunte solo me dijeron que era una vieja tradición y que funcionaba al menos al dia siguiente o al otro. Conociendo la mecánica del clima en la región, me costó trabajo “tragarme ese sapo” sin sonreírme. No obstante pude asociarlo con aquella frase de “norte duro pampero seguro” y resulto que el norte por esa zona, como acá, es caluroso y con poco viento en verano si no viene con tormenta, no dura más de dos o tres dias. Al otro dia el viento borneó al SE y el molino tomo nuevos bríos, ¡fue la pluma de avestruz!