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Las aves se mudan a la ciudad

Quizás tengamos que repensar la idea del gato como acompañante urbano.

Cuando comenzaron a desaparecer muchas aves de los campos, enseguida apuntaron para el lado del cambio climático… pero eso no explica que paralelamente aumente la población de pájaros en las ciudades.

SeoBirdLife dio a conocer en europa el resultado del programa Sacre, de seguimiento de aves en primavera. Lo lleva a cabo desde 1998 y refiere a la observación exhaustiva sobre 125 especies. El estudio es concluyente: hay un descenso general de las especies ligadas a ambientes agrarios y un aumento de las propias de medios urbanos y forestales. Y la acusación apunta a la agricultura intensiva, la desaparición paulatina de la ganadería extensiva y, muy especialmente, el uso de productos químicos. Lateralmente, también se señala la cacería descontrolada como otro de los causantes del declive.

Y el estudio no refiere a la paloma, un inmigrante bastante indeseado y hasta sanitariamente peligroso. No solo los pájaros se mudan a la ciudad; osos, monos y hasta serpientes vienen a la ciudad a buscar un ambiente menos hostil, lo cual implica alguna responsabilidad de parte de nosotros, los citadinos. En Washington por ejemplo, te miran con muy mala cara si aparecés con un gato, porque ellos optaron por las ardillas. Y si hay gatos, no hay ardillas. Con las serpientes la convivencia es un poco más complicada, aunque en algunas provincias del norte de Argentina hay gente que cambió al gato por una boa amarilla que también es oriunda de Uruguay, por considerarla defensa más eficiente contra los ratones… quizás hasta buena protección contra los ladrones si la tenés bien enseñadita.

Como consecuencia de tanta agresividad en el medio rural, las aves (y otros bichos) tratan de encontrar un lugar en el medio urbano.  El estudio a que se hace referencia se realizó en Europa, pero para cualquier uruguayo medianamente observador, se hace evidente que acá ocurre algo parecido, aunque en nuestro país todavía se practica la ganadería extensiva, tenemos bastante forestación (aunque foránea) y no estamos tan superpoblados como otros países.

Sin embargo, hace tiempo que el tero emigró junto con los carritos paisanos, sin asustarse del vértigo urbano. Por el contrario, nidifica hasta en el cantero central de Avenida Italia (http://viajes.elpais.com.uy/2011/07/21/el-corto-viaje-del-tero/) . ¿Y por qué en el cantero central? Porque es un bicho inteligente que comprobó que el hormigón de avenidas y rutas es una protección inmejorable contra depredadores de nidos y le fue agarrando confianza al ser humano. Ahora hace falta que el ser humano se haga merecedor de esa confianza y se transforme en el protector que el tero y hasta la gallineta cree que es… aunque esta última pasa por comestible, ¡desalmados!

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Una gallineta encontró un lugar protegido para hacer su nido, pero cada vez confía más en que quienes cuidan los jardines les respeten sus pichones… y que no haya gatos a la vista.

La gallineta es otro emigrante urbano, aunque no en Montevideo. En Punta del Este es un habitante habitual de los jardines,  a los que mantiene libres de lagarta y de muchos otros insectos que atentan contra las plantas ornamentales. Después decime si la simbiosis no es un invento notable.

En Europa se quejan de la paulatina desaparición de la codorniz (en este caso el enemigo es el cazador irresponsable), el mochuelo, la calandria (que acá se urbanizó bastante), la tórtola común y la golondrina, que en Montevideo también se urbanizó y anida hasta en los equipos de aire acondicionado.

Ya no tenés que ir muy lejos para observar y vigilar a las aves

“Existe un sentimiento generalizado en el medio rural y en todas las personas que tienen relación con el mismo de que se pierde biodiversidad a nuestro alrededor y de que esos cambios se producen cada vez con mayor rapidez”, dice Juan Carlos del Moral, coordinador del Área de Seguimiento y Estudio de Aves de SEO/BirdLife, consultado por el diario ABC de Madrid.

El uso de productos químicos no necesariamente tiene un impacto directo; el problema es que los insectos que las aves comen pueden estar contaminados o su existencia muy comprometida por el aniquilamiento que razonablemente practican los productores para que los 7.500 millones de seres humanos tengamos alimento suficiente (en los países donde la gente todavía  puede pagarlo).

Según el experto consultado por ABC, al margen del descenso que sufren las aves del medio agrícola, es importante destacar la tendencia negativa del gorrión común, y sobre todo de la golondrina común, que acumula un descenso del 40% respecto a 1998.

Si ellos aprenden a convivir con nosotros, nosotros podríamos pagarles el servicio de liberarnos de insectos molestos. 

Más complicada es la situación de las “cigüeñas negras” que según el mismo diario dejaron de migrar a países como Malí o Níger, y prefieren mantenerse por miles en Extremadura y Andalucía, a mitad de camino rumbo al sur. Las grullas de Alemania hacen otro tanto, y ya no cruzan el Mediterráneo, sino que se asolean en tierras del sur español, donde compiten por el habitat con otras especies autóctonas. ¿La causa? Ya no hay comida ni para pájaros en esos lugares.

Guillermo Pérez Rossel

Fotos de libre uso en http://www.seo.org, http://www.botanical-online.com/animales/aves_jardines.htm y de Wikimedia Commons