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Montevideo 1898, pulpa, vino carlón y taba

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¿Y qué querés que hicieran nuestros patricios antes de que se inventaran la pantalla de plasma y Netflix? Se tomaban hasta el agua de los floreros y se masticaban algún suculento pulpón mientras jugaban a la taba.

De una cosa estoy seguro: la transmisión satelital de tonterías planetarias no podrá nunca igualar el anecdotario de la taba, en este caso con la pluma de Blixen rescatada por Alberto Moroy, nuestro hurgador en la máquina  del tiempo.

Por Alberto Moroy                                 

En una nota anterior, nos referimos al origen del juego de la taba. Muchos jóvenes, nunca lo vieron jugar, otros la conocen por mentas y los menos, algunas veces jugaron como yo. Hoy haremos un viaje que no tiene desperdicio. Se trata de un dialogo en el  Montevideo de 1890, relatado por Samuel José Andrés Blixen (1867- 1909 escritor, dramaturgo, periodista y docente uruguayo), en ocasión de haber asistido o ser él mismo, el protagonista de una singular partida de taba en las afueras de Montevideo, quizás en una pulpería  Lo que sigue es el relato sin desperdicio, con giros y modismos propios del Montevideo a fines del siglo XIX  El dibujo  de la portada pertenece a Octavio Juan Bellver (Juan B. Sanuy), español radicado en Montevideo por esa fecha para el nacimiento de  la revista semanal Caras y Caretas.

El gaucho no inventó la taba

http://viajes.elpais.com.uy/2013/10/10/el-gaucho-no-invento-la-taba/

La pulpería fue el escenario de algunos deportes y juegos, propios de la época; duelos criollos; baile; timba; riña de gallos; comunicación de noticias, entre locales y viajeros; canciones y payadas; carreras de caballos (cuadreras), reunieron en torno a la pulpería a centenares de jinetes, hasta promediar el siglo XX. Las bebidas, generalmente de menor jerarquía, eran la caña, la ginebra y el vino Carlón; la caña, comúnmente se traía de Brasil, en barriles. El vino Carlón  venia de España de la región de Benicarló, en la provincia de Castellón, España. Estas cepas, junto con el modo particular de vinificación adoptado, daban como resultado un producto “pesado” en la boca, de gran cuerpo, denso, de unos 15 a 16 grados de alcohol, sabroso, de color intenso azulado oscuro, con una potencia aromática fuerte y persistente.

En un relato de la otra orilla, el personaje pide “¡Carlón!” y recibe una porción de fuerte vino tinto español en un tazón de hojalata. La acción tiene lugar en el sur de la provincia de Buenos Aires, como se ve, donde el vino era común, en la segunda mitad del siglo XIX. En las obras de Hudson se alude al Carlón como un vino frecuente en el ambiente rural, desde el Sur bonaerense a la Banda Oriental

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Vino Carlón, descara en Buenos Aires / Bordelesas ( 225 lts.. en Benicarló (España)

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Publicidades de Montevideo de 1890 / José Andrés Blixen Claret (Parque Rodo)

Así comienza la historia del “El tapao”

Cuando llegamos estaba la gente “pulpiando” buches voraces. Alcanzamos  á unos buenos pedazos, acompañados de un pirón suculento (Pasta hecha de harina de mandioca cocida en caldo, que se solía comer a modo de pan con el puchero), y copiosamente regados por el carlón (Tinto abocado español) de damajuana. Mientras que los mas sibaritas nos dedicábamos al dulce de membrillo y al mate de café, (para coronar dignamente el almuerzo), los viciosos formaban corro a la sombra de los guayabos.

Así se hace el pirón

http://www.tembiuparaguay.com/recetas/piron/

 

Jugando a la taba

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Alguien trajo una escobilla de rama seca y comenzó a barrer la cancha; otro sacó el cuchillo y trazó dos rayas en el suelo; un tercero regó y apisonó la tierra…. Un paisano sacó la taba del bolsillo, la hizo saltar en el aire, tomándole el tanteo, y echando en tierra unas monedas de plata, gritó; ¡A ver, caballeros, animarse y formar una vaca!.

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Y la jugarreta empezó con entusiasmo, comentando el público cada tiro con frases intencionadas y repetidas. Los jugadores se agachaban hasta ponerse en cuclillas, pulsaban el hueso, y se enderezaban lentamente para medir el esfuerzo del brazo. La taba, después de dar una ó dos vueltas en el aire, rebotaba al caer…. Cuando echaba suerte, se precipitaban sobre ella los paisanos para apretarla con el pie y ganar el derecho á la jugada próxima.

Mientras tanto, uno de los guitarreros, después de preludiar largo rato, soltaba con voz chillona y estridente la copla conocida:- “aunque de minas, no soy minero, soy del pago que llaman el campanero” (Tres kilómetros de la ciudad de Minas). Después de toser dos o tres veces para disipar una ronquera a la cual no era ajeno al abuso de la caña, siguió el músico apretando las clavijas y tanteando la guitarra en acordes incoherentes.

Se oyó la voz del ganador: “A ver, caballeros, animarse”. No se diga que se han mezquinado a la suerte. Hay esos pesitos de banca … Cubrieron la parada, depositando papeles y monedas en el suelo, v el que tiró lo hizo con desgracia.—“Con lo que pican las avispas!” —gritó alegremente su contrario, recogiendo el dinero. El cantante soltó otra copla “al  final saca el que juega—y después de gran trabajo—-lo que nos muestra la taba—cuando la suerte está  abajo”.

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Payador de época / Taba de lujo

 

Acérquese, doctor, y ¡aventure unos pesitos contra los pobres!

“Óigale!” — gritaron algunos. En eso me interpelan ¡Acérquese, doctor, y aventure unos pesitos contra los pobres!—Me excuse con mi ignorancia pero me explicaron el juego, y no tuve otro remedio que entrar en el círculo y copar— Cuando vieron mi singular manejo de la taba, los ladinos cambiaron entre sí sonrisas picarescas y miradas de inteligencia. —“¡Contra el que tira voy dos pesos!”—Dijo uno. —“Tomo”—le contesta por cortesía. Arrojé al aire el huesito, como quien juega A “Cara ó cruz”. La taba cayó, y rodó con fuerza hasta detenerse en un yuyito. — ¡Suerte!”,  gritaron todos admirados —Ha ganado doctor me dijo mi contrario y Torcuato, el de la guitarra, canturrió en tono de zumba “De minas vengo, que potra tengo…”

¿Cuanto deja en la banca?—me preguntó un indiecito petizón y cambueta (patizambo), con el labio superior partido por un tajo,  y con gesto de vinagre que daba miedo…. En todo lo que haya le conteste ¡Copo!.. grito sacando unos pesos del cinto Cruzaronse las apuestas, dieron una en contra mía porque el indio era reputado jugador y este después de muchos floreos tiro la taba cuidadosamente. Pero… ¡oh sorpresa! La clavo de revés Suya es la plata me dijo secamente, poniéndose detrás de otros que  querían probar fortuna.

Hay dieciséis pesos de banca, dije entonces “los dejo para quien quiera desquitarse”, — Cubrieron la parada y volví a ganar. Había que ver las caras largas y la triste expresión de los ojos, poco antes malignos y burlones. Torcuato volvió a canturriar: “No le crea doña Andrea… la cosa se pone fea. Ya nadie quería jugar en contra. Es un tapao decían en vos baja.

Y tuve que resignarme a ganar, porque nadie se atrevía a pedirme el desquite. Un borracho se adelantó tambaleando, con la mirada perdida y los labios babosos. Dibujó torpemente un gesto. Aunque imponía el silencio, y dijo, poniéndome la mano sobre un hombro: “Mamados oyentes míos es al ñudo que lo fajen”. Este pueblero les va a ganar hasta las caronas. Les está haciendo juego grande porque no le importa perder. Con el dinero sucede como con el queso “Los ricos lo pelan, los medianos lo rascan y los pobres lo comen con cascara”

Montevideo 1899

 

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Este pueblero les va A ganar hasta las caronas Les esta haciendo juego grande porque no le importa perder. Con el dinero sucede como con el queso: los ricos lo pelan, los medianos lo rascan y los pobres lo comen con cáscara»