Masai-Mara: magia y tragedia de los safaris
¿Estamos tan seguros de que nuestra civilización es tan buena como para pretender que todos los humanos sean como nosotros?
Los masai no están de acuerdo y querrían continuar si vida nómade, la misma que durante cientos de años les permitió convivir en armonía con la naturaleza sin riesgo de que ningún recurso se agotara. Esa idílica relación no se terminó porque los leones o los cocodrilos los acosaran, no señor, con ellos no tampoco tienen problemas de convivencia. Los masai tuvieron la mala suerte de encontrarse cara a cara con un depredador mucho peor: el hombre blanco.
El hombre blanco o sus vecinos negros, da igual cuando se trata de Africa. Lo que empareja a sus enemigos son los gobiernos que a ellos los dejan desamparados (¡si sabremos de eso en América), las empresas que logran desalojarlos de su sabana y hasta los ecologistas, que haciendo como si supieran, dictaminaron que sus prácticas con los rebaños de ñus estaban terminando con la reserva del Parque Masai Mara, una mina de oro del turismo en el sureste de Kenia.
Con el tiempo se comprobó que la teoría del daño causado por los nativos era falsa, o francamente mentirosa e inspirada por las compañías que se arrancan los ojos por tener acceso a más y más rincones de territorio salvaje. Claro que para cuando se advirtió el error, varios miles de masai habían sido desalojados por la fuerza de la tierra de sus ancestros.
Acorralados por el turismo, cercados por las concesiones que otorga el gobierno, los masai están abandonando al nomadismo y a sus rebaños; tuvieron que aprender agricultura y comer porquerías importadas como el maíz, que por ser foráneo no le importa a los ecologistas. Hoy quedaron condenados a hacer payasadas ante los turistas para poder sobrevivir.
Como una cosa es la “civilización” y otra cosa muy distinta es la inteligencia (como lo demostraban nuestros charrúas), los massai tienen momentos de jolgorio durante los cuales les toman el pelo a los turistas sin que estos se den cuenta. Si no lo creés, mirá hasta el final este video que uno de esos viajeros colgó con total inocencia, ignorando que eran ellos quienes se habían transformado en el espectáculo divertido de un grupo de masai:
http://www.youtube.com/watch?v=zM3LXzJYHEI
No es eso lo que ocurre generalmente, pues los masai tienen urgencias rayanas con la miseria, y entonces deben bailar si se les pide y dejarse fotografiar si se les paga. Eso es lo que les enseñó esta nueva selva en la que viven, más peligrosa y más cruel, pues les roba la dignidad. Sin embargo, ellos han logrado transformar ese espectáculo triste, en un intercambio cultural amistoso (no hay otro remedio) en el cual es deseable que aprendan poco de los turistas:
http://www.youtube.com/watch?v=vY5ErfhBkU0
En fin, no es de esto de lo que debemos hablar, sino de algo que se refiera con los viajes turísticos. Así que servime otro whisky y terminala con las cavilaciones solidarias; no conviene remover esto demasiado, hasta para beneficio de los nativos. Pero antes, admirá el biotipo de los masai, su elegancia (que no te ciegue la pobreza) y su fantástica artesanía y decime si te parece razonable que se trate ponerles traje y corbata luego de mudar casi 900.000 nativos a los asentamientos en el cinturón de las ciudades. ¿Necesitan tanta mano de obra miserable? ¿Eso es progreso para esta gente? Mejor cambiá el argumento por aquello de que había que salvarles el alma.
Esta historia de hoy trata del Parque Masai Mara, uno de los más impresionantes de África. Tiene unos 1.510 kilómetros cuadrados de superficie después de haber perdido casi 200 kilómetros en esas concesiones. Es un un territorio alto, entre 1.500 y 2.170 sobre el nivel del mar y se encuentra a solo 270 kilómetros de Nairobi, pese a lo cual lleva 5 o 6 tortuosas horas llegar por caminos que claramente no son como nuestra ruta hasta La Paloma. Si te da el paño, te convendría un vuelo de 45 minutos para llegar fresquito.
Acá te alcanzamos algunas fotos tomadas de Viajes Hermes (http://viajeshermes.com/masai-mara-kenia-una-experiencia-fotografica-irrepetible/) que es una agencia prometedora, en cuanto a que ofrece todo lo bueno que puede hacerse por acá y parece ser respetuosa de lo que debe respetarse. Hasta te ofrece cómodos viajes en globo, que a mi manera de ver, tienen al menos dos ventajas sustanciales. Te evitás andar penando como Clarck Gable y Grace Kelly todavía soltera en Mogambo, entre bichos que no son todos jirafas, sino que también hay mosquitos y cosas espantosas que reptan por el suelo. Y además, no creas que es tan fácil ver todos esos animales que aparecen en los folletos y que en la realidad, algunos de ellos se andan ocultando y podría ser que vuelvas sin ver ninguno. Desde un globo es poco menos que imposible que no veas rebaños cruzando el río Masai, ese que aparece en las documentales, cuando los cocodrilos se almuerzan un ñu, que ya tenía bastante con ser cornudo para que venga un reptil de estos y lo termine de un mordiscón.
Ahora, tampoco creas que con una compañía como esta vas a pasar privaciones. Acá te muestro una de las carpitas cinco estrellas que ni Ava Gardner se la esperaba en la misma película, entre parpadeo y parpadeo de sus ojos que llegaban hasta la última fila de la tertulia.
Con guías extraordinarios, con mucha experiencia y con animales salvajes convenientemente arreados hasta los senderos, con alguno te vas a encontrar y hasta puede que te dé algún escalofrío ver a los leones disfrutando de tu aroma llevado por la brisa. ¡Y que no se te ocurra poner ni un pie en el agua de un río en el que hay tantos cocodrilos como pirañas hay en los ríos amazónicos!
Si vas a correr el riesgo, sería preferible que no lo hagas despreocupadamente como lo hace esta manada:
http://www.youtube.com/watch?v=zbCH2pVdh5A
sino que tengas la precaución de buscar algún vado donde tengas a la vista un hipopótamo, aunque no te podría asegurar que tengan el mismo empeño en salvarte a vos, del que este gordito tuvo para salvar a un ñu.
http://www.youtube.com/watch?v=n8zO_YL19Ww
De hecho, Masai Mara (por la tribu y por el río) es la mayor reserva de vida silvestre de África, famosa por su abundancia de leones y por las migraciones de animales por su sabana; así que no tengas duda: este es el mejor destino para un safari. No le vas a pegar un tiro a ninguno porque te expulsamos de esta web; mejor comprate una buena máquina fotográfica con zoom y entretenete con eso.
Algunos animales salvajes (rinocerontes y leopardos) son difíciles de encontrar, pero tenés a tu disposición dos millones de ñus, cebras y gacelas todas migratorias, así como otras 95 especies de mamíferos y 570 especies de aves. Los cinco más buscados son los leones, leopardos, elefantes, rinocerontes y búfalos.
Veamos solo una de las ofertas que te hace Masai Mara Safari Lodge (http://www.continentalsafaris.com/lodgesafaris/3dayslodgesafaris.htm) con salidas diarias todos los días a las 7.30 desde Nairobi. Te llevan durante cinco horas hasta la reserva, te dan un almuerzo y por la tarde salís de safari. Las carpas para dormir son de novela.
Al otro día, safari de mañana y de tarde, para que te saques el gusto. Al tercer día otro tanto y regreso, lo cual te costará 685 dólares (2013)… pero si agregás solo 25 dólares por persona, te llevan a una aldea masai. No olvides llevar cambio chico, porque los nativos te cobran por cada foto y no te hagas el camba mirá que no se olvidaron como se usan las lanzas. Todo esto está muy bien, pero ahorrá otros 450 dólares para el viaje en globo que todos dicen que es inolvidable.
Yo diría que no está tan mal, dado que la cosa es con pensión completa, salida garantida, todas las entradas al parque, servicio de chofer y la compañía de otros locos como vos, que vienen de todas las latitudes imaginables y allí coinciden en confortable inglés, esa lengua franca que sustituyó al francés, luego que éste sustituyó al latín.
¿Querés algo más sobre el parque y los safaris? Acá va: http://www.kenyalogy.com/esp/parques/mara.html
Para rematar, algo más sobre los masai. Ya en el siglo XIX los masai habían quedado diezmados por las epidemias que introdujeron los blancos y por las guerras entre clanes, tal como lo anunciaba una vieja profecía de ese pueblo tan singular. En 1911 el jefe Lenana aceptó vender buena parte de las tierras masais y desplazar a su gente hacia el sur.
Si querés, miralo como una decisión infantil, pero ¿Qué hubiera pasado si no firmaba el acuerdo? Hubiera sido una carnicería de nativos, la “civilización” había llegado para quedarse. El blanco arrasa una aldea nativa, después se reza cinco Padrenuestros y santo remedio. Dios, Alá, Javé y Marx, siempre perdonan. Además, había que confiar en la profecía, que en su segunda parte auguraba la recuperación de su antiguo esplendor ¡já!, profecía mentirosa. Aunque el tiempo puede tener muchas vueltas. Ya no puede esperarse una hecatombe atómica, pero si lo hubiera, los masai estarían mucho mejor preparados que los europeos para sobrevivir y prosperar. La cuestión es que entre supuestos negocios, amenazas y desalojos a palos, los británicos los dejaron con apenas el 40% de sus tierras originales. A ellos, y a los animales de la sabana.
En Tanzania hay otro grupo de masai y a ellos les va peor, los están acosando para crear más reservas destinadas a que nosotros hagamos safaris, de los cuales se benefician muy poco o nada los nativos.
Honestamente, las autoridades centrales parecen tener buena disposición; quieren cuidar a los hipopótamos, pero también quieren que los masai sigan como están… producen más turismo. Tampoco me transformes a los masais en héroes románticos, mirá que son hombres como nosotros, es decir, mucho más salvajes de lo que aparentan. Y entonces, no te sorprenderá que a las recién nacidas les mutilan el clítoris condenándolas a una sexualidad incompleta. Entre otras barbaridades tan comunes entre los civilizados, aunque en su favor puede decirse que no se sabe que hayan crucificado gente o quemado brujas.
Muy interesantes y originales son sus asentamientos, que llaman manyattas, constituidos por círculos de chozas hechas con ramitas y forradas de barro endurecido con paja y excrementos de animales. No pongas cara, mirá que así se hacen todavía nuestros ladrillos «de campo». Y funciona, como pudiste ver en los videos.
No te voy a contar mucho más, pues le quitaría romanticismo al relato que ellos mismos te harán, pero sí te digo que tanto hombres como mujeres logran dilatar sus orejas hasta 15 centímetros, y adornar el agujero con palitos y cuentas de colores. En los videos te habrá llamado la atención el baile que tiene su centro en saltos increíbles desde la posición de parado. Intentalo, es un bruto ejercicio… si ponés empeño podrás ser tan delgado como ellos. Tienen muchas danzas y cantos rituales y como verás, están risueños la mayor parte de las veces, no porque tengan mucho de qué disfrutar, sino porque son filósofos naturales. Y además, nosotros les resultamos muy graciosos.
Ojalá te diera la gana de hacer algo a favor de los masai. Si ese fuera el caso, ingresá en http://www.survival.es/indigenas/masai donde te explican mejor la situación y te dicen de qué manera podrías contribuir.
Guillermo Pérez Rossel