La rue du Chat-qui-Pêche
Sería insensato que vayas a París para ver este callejón… pero como queda muy cerca de Notre Dame y no te perderías ver como va la restauración, te doy estas pistas de un rinconcito con leyenda propia. Lo podríamos denominar, «turismo extravagante».
Se la menciona por primera vez en 1540, denominándola “rue” y no “ruelle”, nombre que parece más adecuado para algo que se atraviesa en menos de 30 pasos y mide apenas 1,80 m de ancho. Quizá solo para poder asegurar que es la calle más estrecha de París, como se la señala en Google Maps. ¡En 1540!, entonces quiere decir que esas u otras paredes como esas, estaban allí hace casi medio milenio… no me digas que no te asombra. A mí me deja estupefacto… pero para los parisinos es un detalle superfluo, pues muchas calles, edificios y hasta pavimentos, tienen esa antigüedad. Bien cantaba Maurice Chevalier “París tiene 2.000 años”.
El minúsculo callejón se salvó de las reformas radicales que Georges Eugène Haussmann introdujo en la ciudad a partir 1850. Lo acusaron de derrochón hasta el extremo de ser destituido… aunque volvió al cargo, porque tenía razón en todo o casi todo lo que hizo. El París medieval, hacinado, antihigiénico y apretujado, carecía de esas maravillosas avenidas que caracterizan nuestra Ciudad Luz. Haussmann parece el forjador de la revolución, pero el cambio le precedía pues Les Champs-Élysées, la avenida más famosa del mundo está allí como testigo de todo, desde 1724.
En la foto, los Campos Elíseos el 26 de agosto de 1944, durante los festejos de la liberación de París. Quizás el hecho más trascendente para la famosa avenida. En cambio, nuestro callejón podría figurar en la partida de nacimiento de no pocos parisinos.
Con el tiempo se le agregaron árboles, veredas y los bistró, en uno de los cuales te sentarás a descansar un poco y disfrutar de un café au lait o un Café crème en taza grande para saborear con uno o dos croissant. Solo en París se pueden saborear el mejor café crème y el croissant caliente más crocante. ¿Estabas cansado pero no tenías hambre? Entonces me atrevo a recomendarte el café Chateau, que se hace con unas gotitas de licor y una jarrita minúscula de Chantilly. No es una especialidad, lo sirven en cualquier bistró que se precie. Por algo Gourmet es una palabra francesa.
Bien, volvamos a nuestro callejón. Mirá el mapa, son poco más de dos cuadras cruzando por el puente Notre Dame. Cerca tenés la Librería Shakespeare & Company, mirá para adentro que quizás te encuentres con mi admirado amigo Ruben Loza Aguerrebere. Pero no te me entretengas mucho tiempo. Y si no fuera por las obras de reconstrucción, te recomendaría el fabuloso parquecito detrás de la catedral para ver pasar los bateaux mouches.
Originalmente el callejón conectaba directamente la rue de la Huchette con el cauce del rio Sena, pero actualmente llega hasta el quai Saint Michel. Eso nos podría llevar a creer que el curioso nombre “La calle del gato que pesca” podría surgir de algún gato que realmente pasaba por allí cuando iba a pescar. Una tradición más pomposa asegura que el nombre procede de una novela de Baudelaire, pero la verdad se inclina más por un cartel con ese nombre identificando a una tienda cuyo propietario la bautizó así, inspirado en un proverbio de aquella época: “aller voir pêcher les chats” (ir a ver pescar a los gatos). El dicho refería a las personas que se dejaban convencer con facilidad y la calle simplemente replicaba al cartel… y no al revés.
Pero esto ocurre en París, de manera que debemos descartar lo que puede parecer obvio. Ya veremos esto. Importante es que sepas que esta calle se llamó en los más viejos planos de la ciudad, Rue des Etuves (calle de las estufas), por los artefactos que calefaccionaban el agua donde la gente venía a lavarse, pasando primero por el callejón que en ese entonces tenía muy mala fama, hasta el punto de que en varios momentos de su historia estuvo cerrado con rejas para impedir el paso. Luego se lo denominó Rue de Renard (calle del zorro) y más adelante Rue des Bouticles, sin que hasta hoy haya comercios con frente en el callejón.
Cantada
Quizás suficiente recorrerla en youtube… pero te perdés el entorno.
En el blog “Pariscityvision.com.es” insertan una vieja leyenda según la cual, allí vivía antiguamente “un canónigo con un gato negro que tenía agilidad proverbial: con un solo golpe, pescaba los peces del Sena. Como el canónigo Dom Perlet hacía alquimia, tres estudiantes vieron en esto la marca del diablo. Estaban convencidos que el hombre y el gato eran un único ser, y decidieron matar al gato y tirarlo en el Sena. Así lo hicieron y coincidentemente, el alquimista desapareció, lo que consolidaba sus ideas…. Pero un día regresó: se había ido de viaje. ¿Y el gato? Un día volvió a aparecer y ¡siguió pescando en el rio como si nada hubiera pasado!
La misma fuente asegura que La Rue du Chat-qui-Pêche “inspiró un libro que se titula igual escrito por Jolán Földes. Esta autora húngara vivió en esta calle en los años 1930 y escribió su novela sobre una familia de emigrantes húngaros que se mudó a esa misma calle para reconstruirse y combatir para ofrecerse una nueva vida, más digna”.
¡Mirá todo lo que se puede escribir sobre un espacio de 1,90 por 29 metros!
Guillermo Pérez Rossel
https://blog.pariscityvision.com/es/la-rue-du-chat-qui-peche-la-calle-mas-estrecha-de-paris.html
https://fr.wikipedia.org/wiki/Rue_du_Chat-qui-P%C3%AAche