Hay que ponerse el poncho de la comprensión y la tolerancia, porque la intención era buena y el empingorotamiento era insoslayable en 1910. Las humildes se hubieran puesto esos asombrosos sombreros también, no había rebeldía, había resignada pobreza.

Y lo que había era una tuberculosis endémica en la cual incidían las vacas, aunque  más todavía el frío, la alimentación inadecuada y el desconocimiento.  Hoy a la madre de ese bebe campeón la rezongaban por sobrealimentarlo… pero en aquél entonces el sobrepeso era indicio de salud. ¿Sabés por qué las casas de antes tenían los techos tan altos? Era una medida higiénica, para que los microbios que pululaban en el aire tibio se elevaran lejos  del alcance de los pulmones de la gente. Luego vino la pasteurización de la leche, los antibióticos y las cirugías estéticas que te dejaban los pechos como los de una adolescente… aunque en ese tiempo a la mujer se la quería gorda, opulenta y con unos pechos capaces de desmayar al más guarango de los poetas.

La historia que nos trae Alberto Moroy se desarrolla en una tarde soleada de un Zoológico de Villa Dolores que estaba en su plenitud, en lugar de al borde del desmantelamiento. Era un lujo privado que tenía Montevideo y que los esposos Rossell compartían con una filantropía que hoy sería difícil de entender y de asumir.

Por Alberto Moroy                                                                         

Del jardín zoológico de Villa Dolores ya nos ocupamos en un artículo anterior. La novedad es que además de ser zoológico y cementerio de mascotas, tenía un fin social, cuando todavía no era del Estado. Fue iniciado por los esposos Rossell hacia 1894 quienes, motivados por su interés en los animales y la naturaleza, incorporaron una variada colección de animales a su finca de descanso. Seguramente la promotora de este evento fue Cecilia Dolores Pereira, tan filántropa como mediática, una adelantada en ese sentido.

Cementerio de animales en Villa Dolores

http://viajes.elpais.com.uy/2012/05/09/cementerio-de-animales-en-villa-dolores/

Lo singular de este concurso de lactancia, era  que mientras los bebes lucían sus rollitos,  rugían los tigres, y por los senderos de uno de los costados se veían tumbas de mascotas con frases dolientes. En este concurso solo participaban las familias pobres. En Buenos Aires, unos meses antes (1909)  también se publicitaron los beneficios de una alimentación natural, sobre todo a los desnutridos, con fotos de querubines regordetes en las faldas de sus madres, en señal de que el Estado se ocupa de los que menos tienen (frase remanida si las hay). Mientras, acá, damas de la sociedad Montevideana, vestidas como para la ocasión, lucían sobreros que hoy serian admirados en las carreras de Ascot (Inglaterra).

Cecilia Dolores Pereira, la creadora

Caras y Caretas 1910

“En los jardines del entonces  parque zoológico Pereira Rossell, de Montevideo, realizóse últimamente ante una concurrencia tan númerosa como selecta, la fiesta organizada por el comité de damas de la Liga contra la Tuberculosis, conmemorando el primer concurso de lactancia que se ha celebrado en la vecina banda. A la reunión acudieron unas ciento cincuenta señoras, en su mayoría pobres, acompañadas de sus hijitos, en procura de los ansiados premios que la caridad pública había destinado por intermedio de la benemérita institución citada, al esfuerzo materno, traducido a los constantes desvelos de las que han concretado todos sus cuidados á la crianza de sus respectivos hijos”, decía la nota de sobrada puntuación, como si el periodista tuviera hipo.

Las mamas con los niños premiados / Dr. Salterain

Después de darse lectura al veredicto del jurado, el doctor Salterain, presidente de la Liga, Uruguaya contra la Tuberculosis, pronunció un discurso, recomendando á todas las madres que criaran por sí mismas á sus criaturas, hecho de capital importancia que causaron profunda emoción entre las oyentes, las que al final de su discurso lo aplaudieron con entusiasmo. La Liga Uruguaya contra la Tuberculosis, institución privada orgullo de la medicina nacional, fundada en 1902, tuvo en el Dr. Gorlero Bacigalupi a su tisiólogo pediatra a cargo del Preventorio Infantil. Fue luego Director de los Servicios Médicos de la Liga, culminando como Director Gerente. (¿Se imaginan a las señoras emocionándose hasta las lágrimas porque les recomendaban dar el pecho a sus bebés?)

Los asistentes a la fiesta

Acto seguido se procedió á la distribución de los premios, desfilando ante el público los niñitos que en el concurso resultaron vencedores. En la primeras horas de la noche terminó la fiesta, retirándose la concurrencia después de visitar las distintas dependencias de jardín zoológico. Los diarios uruguayos se han ocupado extensamente de este acto, aplaudiendo sin reticencias la simpática iniciativa de la Liga contra la Tuberculosis, y haciendo votos  por la periódica repetición de estos concursos.

Los ganadores

José C. y Juan C. González, 9 meses y 27 días,

El comité organizador proyecta el aumento de los premios, para el próximo certamen que, dado el entusiasmo despertado por el primero, ha de alcanzar, sin duda, todo un éxito. Los iniciadores de esta clase de concursos tienden, ante todo, á propagar  el sistema de lactancia materno que es el preconizado por la ciencia. En efecto, hace pocos años el doctor Emil Adolf von Behring  descubrió que debido á la leche de las vacas, de la que tanto se ha abusado en estos últimos tiempos como alimento para las criaturas, la tuberculosis se había propagado extraordinariamente en Alemania, minando el organismo de los pequeños y esclavizándolos á veces por toda la vida á una existencia miserable do continuas enfermedades.

Se comprobó luego que al mismo peligro estaban expuestos los niños entregados fuera de casa al  cuidado de amas de cría. Estas, por pereza ó por otras razones, suelen utilizar para menor incomodidad leche de vacas que, por regla general, son enfermas (sic). Cuando fueron conocidos los estudios del doctor Behring y la ciencia comprobó los peligros indicados, hízose en todas partes activa propaganda en favor de la crianza por parte de las madres, diciéndose que éstas sólo tienen el derecho de entregar sus hijos en manos, extrañas cuando por enfermedad no pudieran atender completamente á su manutención. Ya que no pudo hacerse esto obligatorio, de acuerdo con los gobiernos, por lo muy difícil que en tales casos sería el control, se lían establecido en todas partes concursos, para premiar á las madres que por sí mismas criaran á sus retoños, sirviendo al mismo tiempo de ejemplo para aquellas otras que se preocupan más de la belleza de la estética que de la salud de su descendencia. El éxito obtenido en el concurso comprueba las ventajas que tiene el sistema natural, de crianza.

Comité organizador, los sombreros con frutas de Carmen Miranda eran un poroto.