Quien haga una descripción de La Habana caerá fatalmente en las fauces de no uno, sino los dos cardúmenes en que nos hemos convertido. ¿Es necesario tomar partido para disfrutar de una ciudad? Si alguien podía limitarse a describir, ese era Damián… aunque ni él se salvará de la sospecha de subjetividad política. 

Cuando el avión de Cubana de Aviación comenzó a sobrevolar el Aeropuerto José Martí de La Habana empecé a reírme solo, sin duda por aquello que decía Ortega y Gasset: “El Hombre cuando viaja se vuelve a reír como cuando era niño”. Era mi primer viaje a Cuba, era alcanzar un imposible, un viaje muy soñado que estuvo prohibido o desaconsejado durante largos años. Después de las elecciones de 1984, estando todo muy encausado para el regreso a la democracia, Cuba parecía un destino turístico muy atractivo para los uruguayos y empecé a planificar un viaje de investigación.

Por las dudas le pedí a Carlos Pogliaga -Gerente de Aerolíneas Argentinas en Uruguay – que me acompañara. Tenía pasaporte diplomático argentino y era muy respetado en el Aeropuerto de Carrasco, lo que me aseguraba un regreso sin complicaciones. Además la idea era organizar los tours con Aerolíneas.
Una vez desembarcados sorteamos emigración y aduana con sorprendente facilidad. Era un aeropuerto viejo, sobrio – a mi forma de ver las cosas- aunque enseguida me di cuenta que todo era muy diferente a las otras islas caribeñas y a todo lo que había conocido anteriormente. Y lo diferente en turismo tiene un valor superior.

Las cubanas y los cubanos.

La gente de Cuba es quizás el mayor atractivo de la Isla. Simpática, abierta, dicharachera, con cualquiera que te encuentres parece un amigo de toda la vida. Y en La Habana – ciudad de más de 2,100 millones de habitantes te parece estar caminando por un pueblo de nuestro interior, donde todo el mundo se conoce y te saluda. Eso es muy agradable. Lo que llama la atención es el gentío especialmente en El Vedado, un barrio que me hizo recordar al viejo Pocitos por sus amplios espacios y  grandes residencias de variados  estilos.

Al atardecer se llena de gente pareciendo que el ver y ser vistos es el mayor entretenimiento de los cubanos que buscan cualquier espacio para acomodarse y ver la gente pasar.

Buena parte de la movida pasa por el Hotel ex Havana Hilton, el que la Revolución  llamó Habana Libre y ahora es un hotel Tryp. Dar una vueltita por este Hotel es parte del paseo aunque una guardia permitía o prohibía el ingreso de forma muy aleatoria. Pregunté cuál era el criterio y me respondieron,” ninguno, solo que si los dejas entrar a todos los turistas no van a tener donde sentarse”.

El Malecón ( la rambla) de La Habana) es también un lugar de reunión. Bañado por el Caribe es espectacular durante el día.  Cuando se pone el sol cobra nueva vida, la gente se junta a escuchar el son y sus derivados y no pocos intentan algún pasito de salsa. Las gasolineras venden ron y cerveza por lo que se puede pasar un muy buen rato “a la cubana”.

Fidel Castro

En las calles la única publicidad que se ve es del gobierno, de la Revolución e imágenes del Che y Camilo Cienfuegos – los dos lugartenientes de Fidel trágicamente desaparecidos. De Fidel se ven muy pocas ya que éste se ha pronunciado contra el culto a la personalidad… pero Fidel es dios.

Nunca escuché a nadie criticarlo – todo lo contrario. Inclusive aquellos más desconformes incluso dispuestos a abandonar la isla. Uno me dijo que no se va porque “sería traicionar a Fidel”.

Además se lo siente,  se lo adivina en prácticamente  todos los órdenes de la vida de Cuba y por  supuesto en los CDR – Comités de Defensa de la Revolución, que están de puertas abiertas  en cada cuadra del país, todo el día llenos de gente: en total ocupan cerca de 8 millones de personas.

Heladería Coppelia

Fidel mandó construir, en 1966, en el corazón del Vedado la gigantesca heladería Coppelia que con sus jardines tropicales ocupa toda una manzana. El diseño del edificio principal estuvo a cargo del arquitecto Mario Girona y en el de los jardines y otros elementos intervinieron arquitectos de la talla del brasileño Oscar Niemeyer.

Los helados son ricos y muy baratos. Hoy Coppelia sigue atrayendo muchedumbres de público que con gusto forma colas de una o dos horas, oportunidad que aprovechan para lucir los últimos jeans o championes (zapatillas) traídas por sus parientes de Miami. Los extranjeros que pagan con divisas o CUCs ( Pesos Cubanos Convertibles equivalentes a un dólar) son invitados a  pasar  (sin hacer cola) a una sala especial con aire acondicionado.

Las divisas

Esto es otra cosa diferente, a la que uno se acostumbra fácilmente. La necesidad de divisas – a partir del bloqueo impuesto por los EEUU – es muy grande por lo que los turistas reciben distintos privilegios si pagan con monedas fuertes. En realidad no pueden pagar con pesos cubanos. En una época se podía pagar con dólares, que siguen siendo muy apreciados como propinas.

Ahora existen los CUC que son de uso obligatorio para turistas. Los pesos cubanos sirven para muy poco: gastos menores “por la libre”. En algunas calles hay oferta de cambio negro aunque cuesta creer que con los Comités de Defensa de la Revolución exista algo clandestino. Se dice que es otra forma de captar divisas por parte del Gobierno.

Las Tarjetas de Crédito son aceptadas siempre que no sean emitidas por bancos de EEUU. (Todo esto puede variar de acuerdo a la necesidad de divisas del Gobierno)

Son y Ron

Me atrevo a afirmar que apenas un escalón más abajo del amor a Fidel está el de los cubanos por su música. Se la escucha  en bares, restaurantes, fiestas y los célebres cabarets Tropicana (al aire libre) y el Parisien. Dos lugares muy especiales son La Cecilia un restaurant  famoso por su música interpretada por los más afamados artistas y el piano bar El Diablo Tum Tum un lugar para pasar momentos increíbles.

En este país,  donde, además, la educación musical es excelente, conviene estar atentos a lo que está pasando ya que hay animadas clases de salsa y fiestas privadas donde los artistas, empleados del estado, tratan de hacer alguna extra. Cuando camines por sus calles no te sorprendas si vas cantando salsa, bolero, rumba o los   más creciditos mambo y chachachá.

Habana Vieja

Recorriendo  La Habana se   puede apreciar un nivel sostenido  de buenas edificaciones, de la primera mitad del siglo XX, muy superior al de otras ciudades caribeñas. Hay edificios públicos monumentales y barrios residenciales como el ya mencionado Vedado y Miramar. Este último cuando lo conocí de noche parecía hermosísimo, parecido a Coral Gables de Miami o a nuestro Carrasco,   pero cuando lo recorrí de día su estado de conservación era lamentable.

Afortunadamente a raíz de los festejos de su quinto centenario en el Centro y la Ciudad Viejo se han reparado numerosos edificios. Esta última es increíblemente hermosa y merece ser visitada con atención.

Sus cinco plazas te transportan al pasado colonial: Plaza de Armas, Plaza Vieja, Plaza del Cristo, Plaza de San Francisco y de la Catedral. Calles adoquinadas, algunas con piso de madera, construcciones de piedra, pasivas de hermosas columnatas y edificios coloniales que te dejan sin aliento como el de Los Capitanes Generales y la Catedral.

Llena de arte e historia se encuentran museos, bares, restaurantes, tiendas de souvenirs, librerías de viejo y el Centro de Arte Contemporáneo Wilfredo Lam. Para culminar este fantástico recorrido nada mejor que La Bodeguita del Medio. Es la casa del Mojito (Ron, limón, hierba buena, azúcar y soda) tiene un pequeño bar lleno de gente en el  frente y a  continuación un  restaurant que ocupa todos los espacios de una gran  casa. Las paredes llenas de recuerdos, fotos y autógrafos incluyendo de grandes personajes mundiales.

La comida criolla es sabrosísima y sorprende en el menú la oferta de “charque uruguayo”. Hay música, ambiente muy animado en el que no faltaban funcionarios de Europa Oriental que parecían estar en el paraíso.

Tras las huellas de los Barbudos

Para los que quieran seguir los rastros de la Revolución seguramente encontrarán lugares con más historia en Santiago de Cuba, Santa Clara y Playa Girón. En La Habana, sin embargo, la capital cubana conserva muchos lugares de culto para quien quiera recorrerlos:

• La Plaza de la Revolución.

Un impresionante espacio presidido por el gigantesco mural en relieve del Che Guevara y el monumento a Martí contiene Palacio de la Revolución  y la Sede del poderoso Comité Central del Partido Comunista.

• Museo de la Revolución en la que fuera Palacio Presidencial durante el Gobierno de Fulgencio Batista que confió su decoración a la casa Tiffany’s de Nueva York. Su interior despliega una completa narración de la historia cubana incluyendo en el exterior el memorial del Granma- el yate que trajo a los revolucionarios desde México

• . Fortificación española del Siglo XVIII –la más grande construida en América Latina -en la que instaló el Che su Comandancia  el 3 de enero de 1959. Desde aquí  comandó los Tribunales de Justicia Revolucionaria.
• El Museo de la Marcha del Pueblo Combatiente. Instalado en la sede de la ex embajada de Perú, conmemora los protestas populares ante un conflicto con el país incaico.
• La Tribuna Antimperialista José Martí. Un “espacio fuerte y bien diseñado” –como pidió Fidel- para albergar manifestaciones populares. Está oportunamente ubicado frente a la Oficina de Negocios de los EEUU.
• La Casa del Che Guevara. Fotos, recuerdos y dormitorio y despacho del Comandante.
• La Casa de las Américas. Un faro cultural que ilumino a los intelectuales latinoamericanos “comprometidos” que mantiene una cargada agenda de actividades.

Todos los lugares claves de la Revolución mantienen un discurso monocorde sin autocríticas ni matices pero no dejan de ser interesantes.

De uniformes

Conducía mi Lada, que parecía un tanque -por las solicitarías calles del centro cuando al parecer me salteé una señal de pare. Entonces se apareció un policía en moto que muy hábilmente se me acercó haciendo sapitos hasta apoyar suavemente la rueda de su moto contra mi puerta. Me pidió los documentos y amonestó severamente siendo estériles todos mis esfuerzos por hacerlo sonreír. Lucía un uniforme tan impecable que parecía estar vestido para una ceremonia de gala. Curiosamente, esa misma noche, cenando  con unos colegas de Cubatur a un restaurant de Miramar llegó uno de esos largos coches soviéticos parecidos al batimovil y descendieron unos  generales muy risueños  con uniformes de campaña bastante desprolijos.

Le preguntéa mi amigo cubano porqué tan diferentes aspectos entre un policía y altas jerarquías militares.

“ El ejército es del pueblo, la policía debe imponer orden”me contestó. En esto de los uniformes lo tienen muy claro: los niños vestidos con sus uniformes de pioneros y los funcionarios con túnica. Contrariamente a lo que se supone en oportunidad de una recepción a la que asistiría Fidel Castro se nos solicitó el uso de guayaberas o camisas de manga larga.

De alias y contraseñas

Cuando organicé el viaje a Cuba de la primera misión “semi diplomática” uruguaya en el 2005, el representante de Fidel en Uruguay Willy Serrano me pidió que viajara con ella para asegurarme el correcto cumplimiento de los servicios.  “Yo conozco a mi gente”- dijo- “cualquier problema diles que te manda Arjona”. Nunca supe quién era el tal Arjona hasta hace poco, leyendo,  me enteré que el uso de alias y contraseñas fue habitual durante la revolución y que todavía se seguía usando.

Seis imperdibles más

1.- La Habana centro para un encuentro más auténtico con la vida cotidiana

2- La Fábrica Real de Tabacos Partagás.

Para comprar habanos, en las calles hay mucha oferta de cigarros “por la libre” pero la Aduana de salida confisca aquellos que se compraron sin recibo oficial)

3…- El Callejón de Hamel. Dos cuadras al aire libre de cultura afrocubana en sus más diversas manifestaciones.

4.- La Fábrica de Arte Cubano (FAC)  Un lugar vanguardista, interactivo con varias exposiciones,  música y Tierra, agradable restaurante de cocina internacional.

5.- Ballet Nacional de Cuba. Considerado uno de los mejores del mundo asistir a una velada en el lujoso Teatro Alicia Alonso puede constituirse en una experiencia inolvidable.

6.- Santa María del Mar. Cuando las ganas de darte un chapuzón en el Caribe esta playa a pocos kilómetros de La Habana  espera con su fina arena, agua transparente e incluso la posibilidad de disfrutar de una langosta sencillamente  servida en un medio tanque: otra de las cosas de este país diferente.

Finalmente

La Habana es una ciudad que hay que conocer y nadie debería perdérsela especialmente quienes viajen a los espectaculares de los cayos o Varadero.

NdR El presente artículo reúne experiencias  de muchos años en el mundo del turismo. Las informaciones incluidas,  aunque  han sido previamente reconfirmados,   se deben tomar como orientación, aconsejando   sean confirmadas a través de guías especializadas, Trip Advisor  o las páginas Web de los lugares sugeridos.