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Shangrilá, fuego en el paraíso

El hombre sí que es un bicho raro. Inventa ciudades, luego las hace realidad y finalmente las incendia. (Quizás)

Hace un tiempo, una dramática noticia pasó casi desapercibida. La mítica Shangrilá había poco menos que desaparecido por un incendio tremebundo. Pero no era exactamente así.

La ciudad incendiada era y todavía es, una de esas bellezas tibetanas antiquísimas. Es efectivamente, parte de la región que ahora se denomina Shangri-lá… pero no es la que nos venden a los turistas como la ciudad mítica imaginada por el escritor James Hilton. La verdadera pero mentirosa ciudad Shangri-lá es Zhongdian, en tanto que la casi incinerada es Dukezong, también en la provincia de Yunan, en el sur de China, lindante con la Región Autónoma del  Tibet. O no tan lindante, pues la mayoría de sus habitantes pertenece a la etnia tibetana y practica sus costumbres.

Ya explicaremos más abajo lo de la Shangrilá mítica despertada en medio del marketing turístico. Acá digamos simplemente que el incendio comenzó nada menos que en el casco antiguo de la ciudad, enteramente construido en madera. La causa fue un corto circuito; en diez horas ardieron 242 edificios, a pesar de los esfuerzos de más de 2.000 bomberos. Unos diez mil monjes se quedaron sin hogar y la reconstrucción tiene sus bemoles por cuestiones políticas. Hasta el punto que no se descarta que el incendio haya formado parte de otros, causados como forma de protesta. En fin, que el paraíso de Hilton está demostrando que es tan difícil de preservar como el paraíso de Adán y Eva.

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En fin, acá arriba tenés un video que habla de la ciudad, del incendio y de la razón por la cual esta región recibe tres millones de turistas cada año, a pesar de la lejanía y de la complejidad de los transportes. Pero si no entendemos mal las cultivadas incongruencias, la ciudad incendiada no sería la que los chinos escogieron como la «verdadera» Shangrilá. Ahora sí hablaremos de  Zhondiang, felizmente intacta.  En cuanto a la ciudadincendiada, no menos impresionante, solo cabe el anhelo occidental de que, sean o no justificados los movimientos independentistas (desde tan lejos no es prudente meterse en estas cosas), se ponga empeño en una restauración rápida y respetuosa.

La historia de la neo Shangrilá comienza con la  novela Horizontes Perdidos de 1933 que se vendió bien, pero no tanto como Adiós Mr. Chips.  La oleada universal de fantasía que produjo la  novela Hilton no admite comparaciones. En la obra describe una ciudad tibetana con toda esa fantasía con que los occidentales imaginamos esa región del mundo. Era un lugar perfecto y filosófico; tan occidentalmente perfecto que no podía ser real; pero eso ¿qué importa?

En todo el mundo, los que leyeron la novela, los que leyeron los comentarios y los simplemente exóticos, aplicaron el nombre a lugares y fincas que imaginaban perfectos. Por ejemplo Shangri-la se llamó el lugar de descanso de los presidentes estadounidenses que hoy se denomina Camp David, políticamente más correcto dada la relación de China Popular con el Tibet en el tiempo de la redenominación.

Porque la Shangri-la de Hilton no estaba pasando el arroyo Carrasco como es el caso de nuestro balneario, sino en las cumbres del Himalaya en medio de paisajes maravillosos, proclives a la contemplación, la meditación y la perfección interior. Decenas de agrupaciones musicales, organizaciones teosóficas y lugares de descanso asumieron esa denominación aunque ni siquiera conocieran la existencia de tal libro. Hasta una formidable cadena hotelera asumió ese nombre de fantasía. La fantasía es una cosa fantástica. Sobre todo si promete juventud eterna, como era el caso.

De hecho, varios países se disputaron tener sitios bien parecidos al Shangri-la de Hilton, pero solo uno de ellos tuvo la audacia de inventarlo con nombre y todo. El marketing pegó fuerte en la República Popular China desde que enterraron al Libro Rojo de Mao y se dedicaron a conquistar el bienestar.

Zhongdian era una empobrecida ciudad situada al noroestede la provincia de Yunnan, en plena montaña y en una zona hermosísima a pesar de la despiadada tala forestal, única fuente de ingreso aparte de la sacrificada actividad campesina de sus habitantes.

No encontré en Internet el nombre de quien tuvo la brillante idea de cambiarle el nombre que la transformó en un exitoso destino turístico que convoca a tres millones de personas cada año, el 90% de los cuales es de nacionalidad china y seguramente no tiene ni idea de quién era James Hilton. Valdría la pena contratarlo para que nos promocione a Uruguay.

Dice la sabia Wikipedia que la mayoría de los habitantes de la ciudad son de etnia Tibetana, aunque también los hay de las etnias Naxi, Lisu y Yi. El turismo está cambiando las cosas, pero el 60% de los vecinos todavía vive bajo el umbral de la pobreza.

En lengua tibetana el nombre de la ciudad es Gyelthang y no es una ciudad grande, pero si alta, altísima, a 3.380 metros. Con su actual desarrollo se transformó en uno de los más importantes puntos de partida de los viajes con destino al Tibet. En la zona se encuentran los denominados Tres Ríos Paralelos  (Nu, Lancang y Jinsha, para seguir la nomenclatura actual que sumió en el olvido al Mekong y al Yangtse) declarados Patrimonio de la Humanidad.

La hotelería está en pleno desarrollo y antes de la pandemia partían excursiones paquetas y turismo de aventura. Pero tuvieron el tino de no destruir la formidable arquitectura de madera que caracteriza todavía a la ciudad. Algunas casas se transforman en posadas, otras en hoteles, hotelitos y restaurantes. Los guías turísticos se multiplican por doquier, ¿quiénes si no  iban a llevar a los viajeros hasta los impresionantes monasterios, los lagos escondidos entre los picos montañosos, o simplemente guiándolos entre las callejuelas que revientan de pintorescas y de leyendas tan creíbles como la Shangri-la de Hilton.

El más visitado es el Monasterio Gande Sumtseling Gompa, de 300 años de antigüedad, formado por 20 templos. Está ubicado a pocos kilómetros de la ciudad, es un impecable exponente de la arquitectura tibetana y uno de los más importantes en su estilo.

Encontramos una web turística donde brindan información reciente y hay comentarios de usuarios respondidos por los expertos de la empresa. Nos pareció uno de los sitios más interesantes para quien quiera darse una vuelta. Tampoco acá aclaran mucho lo del incendio y el lugar preciso donde ocurrió:  http://www.travelchinaguide.com/cityguides/yunnan/shangri-la/  (traducido al español, hay versiones en inglés)

http://es.wikipedia.org/wiki/Condado_de_Shangri-La

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Guillermo Pérez Rossel