Hay un instante mágico en el cual, cuando el sol se pone, se levanta una brisa fresca desde el mar. Se llama “virazón” y es el preámbulo de un espectáculo que asombra al ser humano y lo diferencia del resto de los animales, insensible a la belleza del momento, solo atento al cambio radical que experimenta la naturaleza.

Si estamos en luna llena, como ocurrirá en ese período que en el extremismo laico de Uruguay denominamos “Semana de Turismo” y si tenés la suerte de que las nubes no cubran el cielo, entonces estarás asistiendo en primera fila a nuestro cielo del hemisferio sur, pletórico de estrellas (en algo teníamos que salir favorecidos)… salvo cuando la luna llena ilumina la escena apagando a la mitad de los astros. Lo bueno, es que nuestra luna lunera despierta las leyendas que yacen junto a los naufragios.

La luna llena, nuestro campo y nuestros caballos, en la visión de dos grandes: José Cúneo y Pedro Figari

Porque no te había dicho que estamos en Valizas, zona que en eso hace pedazos la fama ominosa del Triángulo de las Bermudas. Con la diferencia de que acá no hay ninguna necesidad de apelar a platos voladores para excitar la imaginación. Agreguemos otro detalle que faltaba: estás a caballo, junto a otros tan gauchos como vos, buena gente. El caballo resopla divertido y sacude la cabeza invitándote a un galope.

En el mar las olas destellan cargadas de noctilucas, en el cielo pasan los murciélagos como ráfagas, el aire está cargado de humedad y el vello de tus brazos está erizado. Vos simplemente, seguís a Mauro, que va adelante y sin quitar misterio a la escena, tranquiliza con su experiente presencia.

¿Por qué siempre hay luna llena en Semana Santa? En el Concilio de Nicea (325 d.C.) se resolvió unificar tendencias y celebrar la Pascua de Resurrección el domingo posterior a la primera luna llena que siguiera al equinoccio de primavera. Naturalmente, las fechas de los acontecimientos que forjaron al cristianismo, son suposiciones transformadas en convencionalismos. ¿Qué otra cosa podía hacerse? Pero en este caso es una curiosidad, pues junto con Carnaval, es la única concesión que el calendario cristiano se rige por la luna en lugar de regirse por el sol.

En fin, tanto da. El hecho es que estamos en marzo y esa circunstancia agrega un atractivo singular a la Cabalgata de Luna Llena, pues de ella estamos hablando. Me refiero que por estas fechas los camaroncitos terminaron de crecer en la laguna de Castillos y como convocados por la Resurrección, se empujan para, en ruidoso tropel, correr desenfrenadamente hasta la desembocadura del Valizas. Da un poco de lástima, pero son tantos que es imposible (por ahora, convendría regular) que se extingan. Allí mismo, en los puestitos que hay junto al puente donde comenzaste la cabalgata, los venden recién sacados del agua o te los sirven de varias maneras.

Si tuviste la suerte de escuchar el ruido que hacen cuando salen nadando sin freno, no lo olvidarás en toda tu vida. Pero hay muchas otras cosas de esta cabalgata que quedarán para siempre en tu recuerdo. ¡Pobre la gente que envejece sin tener nada que añorar! No me tomaré ningún trabajo con la descripción, la copiaré textualmente de la web de Cabalgatas Valiceras, perfectamente escritas por mi amigo Mauro. Y haciendo la aclaración que mis también amigas de Huellas Cabalgatas, siempre organizan alguna expedición a la luz de la luna, tan atractivas como las de Mauro. Vos elegís… al final te pongo las dos urls y queda en tus manos. Los dos grupos son adorables y confiables.

Mauro tiene dos cabalgatas de Luna Llena, una recorre el bosque de ombúes y la otra se concentra en la orilla del mar, ambas son estupendas y nada te impide anotarte en las dos. Duran unas 4 horas y media y salen de Valizas. Pero te tenés que anotar con anticipación, lo mismo vale para mis amigas de Huellas Cabalgatas. Los dos grupos tienen una amplia agenda anual de cabalgatas que podés consultar en sus webs.

“En marzo se pesca el camarón valicero en la Laguna de Castillos –dice Mauro- y el arroyo Valizas se forma un pueblo fantasma que durante la noche se llena de lucecitas, pero durante el día reina la tranquilidad y el canto de las aves.

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Salimos luego del mediodía desde nuestro Punto de Encuentro en Barra de Valizas. Cabalgamos atravesando campos y bañados, pasando por alguna tapera vieja y otros grandes cascos de estancia que forman la historia de este lugar tan maravilloso.

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Visitamos el misterioso Bosque de Ombúes, que tanto ha dado que hablar a los botánicos del mundo con sus curiosidades y particularidades que no se repiten en ningún otro lugar. Al atardecer, mientras disfrutamos de una rica merienda a orillas de la Laguna de Castillos vemos cómo se van prendiendo una por una las luces de las trampas de camarón en la laguna, una tradición de muchos años de la que muchos han escuchado hablar pero muy pocos han visto realmente.
Una vez la luna haya salido, volveremos bordeando la laguna y el campo con la única luz de la luna llena, para culminar en nuestro punto de partida para esta aventura: Barra de Valizas.

El costo, aclara Mauro, es de 80 dólares por jinete, incluyendo caballo, recado, alforjas, visita al Monte de Ombúes y Rincón de los Olivera con guía especializado, guía bilingue (español e inglés) durante toda la cabalgata, merienda al atardecer en la laguna. No incluye: Seguro médico, artículos de uso personal, propinas, extras.

Guillermo Pérez Rossel

http://cabalgatasvaliceras.com.uy/

http://www.huellascabalgatas.com/