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Robots hasta en la sopa

¡Estamos todos locos! En un mundo superpoblado, quieren que la gente sea innecesaria.

Será muy divertido y todo lo que quieras, pero en el fondo esta iniciativa esconde una de las más truculentas historias de terror, ¡que me venís con los alienígenas si el problema lo tenemos en casa! Ahora que, si los robots te pueden hacer la comida, cobrar y todo lo demás, aprovechá para hacer robots que puedan darte satisfacción sexual y  de paso soslayamos la reproducción de la especie para alegría del resto de las criaturitas de Dios.

No creas que andamos muy lejos de eso y para demostrarlo, andá mirando las primeras aproximaciones a robots prostitutas y para nada  procaz, pero más aterrorizante, el bebé robot que con múltiples expresiones y funciones, presentó la española Isabel Coixet en la Feria tecnológica de Shangai. Felizmente lo hizo en el 2010 y no hemos tenido nuevas noticias de ese engendro. Y no vayas a creer que odio los robots, de ninguna manera, me parecen estupendos para pelar y rebanar papas y para muchas cosas más… pero todo tiene su límite.

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http://www.youtube.com/watch?v=CNSKMGurrPI

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http://www.youtube.com/watch?v=jFp49B5HzGE

Y si lo del sexo no te convenció, imaginá esto otro que es muchísimo peor. Invitás a tus amigos a una parrillada y cuando todos rumbean para la barbacoa, te ven a vos cómodamente sentado y a un grupo de robots encargándose de los chinchulines. ¡De terror, con la parrilla no se juega! Y con el mate tampoco… te juro que el día que inventen un robot cebador, le pido a un robot que me saque las baterías.

Esta noticia nació con la punta de una noticia publicada por nuestro colega GDA El Comercio de Lima, de donde además tomamos algunas de las fotos. Refiere a un restaurante en Harbin, al norte de China, que abrió sus puertas con 20 robots de diferente apariencia, cada uno con más de diez posibles expresiones faciales y la capacidad de recibir clientes con distintas frases de bienvenida.

Los robots, valorados en 20.000 yuanes (3.217 dólares) cada uno, miden entre 1,30 y 1,60 metros y tienen la inteligencia de un niño de tres o cuatro años (no te lo creo, y menos de un niño chino que son recontraavispados).  Dice el colega, que el  local cuenta con robots preparados para cocinar ravioles chinos, hacer los fideos, freír verduras, entregar pedidos, llevar la carta de platos y bebidas y dar la bienvenida a los comensales.

«Cuando se trata de cortar las verduras y carnes, hay un empleado que les ayuda y las coloca cerca a ellos, en el recipiente de los ingredientes. Luego, el robot las agrega en la cacerola donde las freirá», explica el responsable del restaurante, Liu Hasheng. También asegura que los androides que cocinan están programados para agregar una cantidad adecuada de sal y aceite a los platos, además de saber controlar la temperatura del aceite a la hora de freír.

Liu es director de la Academia de Robots de la provincia de Heilongjiang, de la que Harbin es capital y eso podría explicar su devoción por los robots. «En cada casa habrá un robot para cocer los alimentos, ayudar a los mayores, hacer la limpieza o como seguridad personal», asegura.

Lo que Liu no podría asegurar, dado su entusiasmo, es si los robots del futuro no serán capaces de sustituir a los directores de las academias de robots.