Si en medio de la noche sentís su llamado plañidero, no te asustes; es un urutaú espantando fantasmas o quizás lamentando el genocidio de la Triple Alianza.  

En 1921 se podía volar desde Buenos Aires a Punta del Este en hidroavión, pero duró poco.  Este es un vistazo somero a la historia doméstica de los botes voladores.

Se hizo el distraído y se quedó con un retazo fundamental de nuestra historia.

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La historia nos propone otros héroes, que tienen su mérito, pero ¿porqué tan poco recuerdo hacia quien fue un auténtico y meritorio pionero?

En 1785 Andrés Oyarvide incluía estas tierras entre las más bellas y ricas del continente. Hay alguna gente que las disfruta y otras que las ignoran.

 
Alberto Moroy comparte sus experiencias  y explica para que muchos otros puedan repetirlas. También es es una invitación a que otros viajeros aporten más recuerdos y valiosa información.