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Un dandy del 900 y su madre

En  aquél “Tontovideo” que posaba de pacato, ya se habían inventado todos los pecados, todas las Juanvirtudes y todas las iniquidades.

 Era un tiempo cruel en el cual si una mujer confesaba tener ganas de hacer el amor, la recluían en un altillo hasta la muerte. Todo por decir la verdad y ponerla en práctica. Muchos la amaron y muchos la despreciaron, pero nuestro colaborador Alberto Moroy también nos trae el retrato de su hijo Roberto de las Carreras, que la admiró con devoción.  El siguió el ejemplo de su madre, pero claro, a un hombre antes y ahora, no se lo encerraba por tener sexo a diestra y siniestra. Menos todavía si es muy apuesto, se viste a la última moda y escribe como los dioses. ¡Y hay quien dice que Montevideo no tiene sus historias! ¿Qué otra ciudad tiene una tan apasionante como ésta?

 En la portada, Roberto de las Carreras y su madre, la famosa Clarita cuando fue pintada de niña por Juan Manuel Blanes, posiblemente en Montevideo en 1851. Fue declarada insana de grande y encerrada (según dicen) de por vida en el altillo del actual museo Blanes. Murió en Montevideo en 1896.

Altillo donde dicen que fue encerrada / Cuadro «fantasma», exhibido en el museo

El altillo de Clara

Imagen de previsualización de YouTube

http://www.youtube.com/watch?v=imiIBeBUemk

 

«Un poco de misterio»  El altillo de Clara (Video)

http://www.misabueso.com/forum/el-altillo-de-clara.t.169684.html

 

Contaba el general Mansilla (Arg.) que Clara fue la hija mimada de don Mateo García de Zúñiga, señor feudal de Entre Ríos, personalidad avasallante de la Confederación y hombre de fabulosa fortuna. Al enemistarse con Urquiza se traslada con su familia a Montevideo. El ingeniero Capurro  la construirá para  el Dr. Juan Bautista Raffo, quien dos años después (1872) se la vendió al padre de Clara García de Zúñiga para el uso de Clara. Será la enorme casa sobre el Puente de las Duranas donde está hoy el Museo Municipal Juan Manuel Blanes: una «villa» en estilo italiano con una serie de pórticos que la envuelven, amplios salones con puertas que se abren al parque o al estanque central, un mirador desde donde se sigue el curso del arroyo y se le ve desaguar en la bahía de Montevideo. Era la casa de verano de la familia: allí nacerá Roberto de las Carreras

 

Clara García de Zúñiga y Elías

Clara nació 15 de abril de 1845: Blanes llego a Entre Ríos en 1857. Para ese entonces Clara ya estaba en Montevideo, su padre había emigrado en 1854 ¿Cuando la pintó Blanes? Posiblemente en 1851 en Montevideo ya que antes estaba en el campo por el sitio a Montevideo. Si es así Clarita tenía 6 años. Comprometida a los diez, casada a los catorce, con José María Zuviría Lezama. Querellada por la tenencia de sus primeros hijos con el cargo de “insanía” por su ex marido, José María Zuviría Lezama, en una declaración judicial le dice a un funcionario: “Yo co… como usted. Todos co…. Yo lo hago siempre que me da la gana. Y si lo hago es porque soy libre, mujer joven y perfecta separada de mi marido, y no me había de pasar sin co…” Continúa…

Página 12 (Diario Arg.)

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/2-4872-2006-12-21.html

 

Así comienza la historia

 

Don Alonso Ginés García de Zúñiga ostentaba títulos de nobleza como el de Caballero de Sevilla y Regidor Perpetuo; Mateo García de Zúñiga, era uno de los hijos de Justo Esteban y ocupó el cargo de Gobernador de Entre Ríos (Arg.) en 1827 Don Mateo era su nieto, había adquirido tierras por compras hechas en varias fracciones. Lo cierto es que la extensión de campos pertenecientes a Mateo García de Zúñiga, por compra o herencia paterna, además de las posesiones de su señora esposa-, llegó a tener como límites naturales el río Gualeguaychú hacia el este, Gená, Genacito, Cuchilla Divisoria, Gualeyán y Gualeguay al oeste, según dejó constancia el propietario en carta enviada a Juan Oxandaburu el 13 de julio de 1865, desde Montevideo ciudad está en la que permaneció 20 años hasta su muerte.

José María Zuviría Lezama (1829-1891)

Clara García de Zúñiga / Isabel una de sus hijas (1º matrimonio)

Sobre Zuviria

 

http://www.portaldesalta.gov.ar/jzuviria.html

Al fallecer su padre en 1872, su esposa Doña Rosalía Elía de García de Zúñiga tuvo que enfrentar las dificultades planteadas en vida de su cónyuge, por lo que continuó vendiendo parte de sus campos, con los años su hija Doña Clara García de Zúñiga de Zuviría (1845-1896) a título de heredera de su finada madre, enajenó otras propiedades. Muerto el padre de Clara, Clara comienza a mostrar signos de demencia, su vida se torna un torbellino de calamidades, termina por abandonar a su esposo llevándose a sus dos hijos; su esposo (José María Zuviria) la conmina a devolvérselos, se abre un ardiente pleito ante los tribunales y, aprovechando de sus amistades en el gobierno y del descrédito que la vida, Zuviría rapta a sus dos hijos y se los lleva a Buenos Aires. Clara,  no sólo ha de mantener relaciones públicas con diversos prohombres del siglo pasado, entre ellos el secretario de Leandro Gómez, en Paysandú, Ernesto de las Carreras, padre de Roberto, sino que llegará a afirmar en texto judicial que nunca ha negado su cuerpo a quien le gustara.

 

La historia de Clara García de Zúñiga, era conocida de todo el Río de la Plata pues conmovió desde Monseñor Mariano Soler hasta el general Bartolomé Mitre, desde Juan Carlos Gómez hasta Francisco Xavier de Acha que la lloró en ripiosos versos, desde el coronel Lorenzo Latorre que propició, desde su alto cargo, el rapto de sus dos primeros hijos (Clara y Alfredo) por su padre, el abogado argentino José María Zuviría, hasta otro presidente, Manuel Herrera y Obes, que actuó como abogado de la familia.

Quinta de Raffo (Museo Juan Manuel de Blanes) / interior como era foto (Olivia)

 

Segundo matrimonio

Se casó con Alfredo García Lagos, quien dono en 1916 el hoy llamado parque Roosevelt Tuvieron 5 hijos Alfredo García García de Zúñiga,  Rosa Sara García de Zúñiga, Ema García de Zúñiga, Conrado García de Zúñiga, Ricardo García García de Zúñiga.

 

Su amante

Ernesto de las Carreras fue el padre de Roberto de las Carreras (1873-1963). Defensor de Paysandú y cronista histórico uruguayo de origen vasco. Nacido en Montevideo en 1837, era descendiente por línea materna de Joaquín de Viana, vizcaíno que fuera en dos oportunidades Gobernador de Montevideo; y por línea paterna era nieto de Francisco de las Carreras Uriarte, natural de los Tres Concejos del Valle de Somorrostro, en las Encartaciones de Bizkaia. Curtido en las lides bélicas desde muy temprana edad, fue testigo del Sitio de Montevideo (1843-1851) desde el campo sitiador.

Fue empleado de confianza del empresario Lafont, donde se destacó por sus cualidades mercantiles y su fácil dominio de varios idiomas. Al establecerse en la ciudad de Salto el Banco Mauá y Cía., cuando contaba tan solo con 23 años de edad, fue destinado a aquella ciudad para ocupar la gerencia de esa institución bancaria. El futuro presidente de la república D. Juan Lindolfo Cuestas fue su compañero de oficina y dejó una memorable constancia de las cualidades de su amigo. En 1861 fue fundador del Casino Uruguay de Salto. En 1884 lo encontramos entre los fundadores del Club Oriental, lugar donde cultivó amistad con destacados intelectuales de la época como Eusebio Gimánez, Guillermo Melián Lafinur, Joaquín Requena, Juan Ángel Golfarini, Ramón García, Joaquín de Bedia y Eustaquio Tomé.

Roberto de las Carreras

 

Roberto será poeta y diplomático, un dandy bien parecido y llamativo, de rizos rubios, de elegancia petulante, que escribía versos eróticos en aquel Montevideo, que como dice Dora Isella  Russell era todavía semi-colonial. Veinteañero y dueño de una considerable fortuna, comienza a publicar sus versos en el diario de Don José Batlle y Ordóñez, a quien lo unían entrañables lazos de amistad. En las páginas del montevideano «El Día» está reunida parte de la obra poética de este «iniciador del simbolismo en el Uruguay».

Así era un Dandy / Roberto de las Carreras

 

En 1895 Roberto viaja a Europa. Atrás ha dejado sus primeros triunfos literarios; sus tendencias cultas lo llevan a París, y allí vive en plenitud su destino de poeta exquisito. Dos años le llevarán recorrer distintos países europeos y del Cercano Oriente, al cabo de los cuales regresa a «la Aldea» o al «Tontovideo» como llamaba a su ciudad natal, Montevideo.

Se siente desubicado en su tierra, su madre ha muerto en Buenos Aires el año anterior (la leyenda está equivocada (?)) «siempre estoy solo», decía en unas de sus poesías. Quizá venían a su mente los orígenes ilegítimos y esa inconfesada pena, que guardó muy hondo en su corazón y que lo llevaron a «ocupar más el tiempo en vivir que en escribir».

El abandono de su padre hizo que asumiera públicamente su condición de hijo ilegítimo y bastardo y viera con buenos ojos los adulterios de su madre, «mi madre fue la única gran señora de este pueblo… paseaba insolentemente sus conquistas por la faz de la miserable aldea expresaba Roberto a su medio hermano Carlos García de Zúñiga.

Era el terror de los hombres casados de comienzos de siglo, claro no por sus preferencias sexuales, sino porque le gustaban rubias, morenas y/o pelirrojas pero casadas y de buena posición social. Roberto de las Carreras era el caballero rubio, alto, hermoso que en tempranas edades perseguía a doncellas y señoras por las calles y asediaba sus balcones con su desparpajo de Don Juan. «Ninfomaníaca del verso» y «el Don Juan Satánico», catalogaron a Delmira y a Roberto de las Carreras ciertas viejas damas de una sociedad de aire provinciano de comienzos del 900. Ambos representaron para el momento uruguayo un doble escándalo, Roberto hijo natural y Delmira por su poesía ardiente, de vanguardia que muy pocos pudieron entender.

Con su belleza a cuestas y su flor en el ojal paseaba su insolente figura por ese Montevideo que terminaba en Ejido para la «gente bien» y que continuaba para los inmigrantes gallegos e italianos que venían a esta «tacita de plata » a hacerse la América. Comenzó a escribir poesía en 1894 con poemas en donde se declaraba hijo ilegítimo, y en donde amenazaba con corromper a todas las mujeres casadas de la alta burguesía, además de burlarse del matrimonio. Era sin duda alguna, un joven sensible y delicado, un poco enfermizo que tenía tras de sí una infancia sin padre, pasando de manos de su madre a las de su abuela, quien lo crió.

En temprana edad al cobrar la herencia que le correspondía de su padre, fallecido en Bs. As., partió a Europa. Al regresar, se instaló en el Hotel des Pyramides en la esquina de Sarandí e Ituzaingó, lugar donde además tenía sus amores. El Hotel Oriental, el Club Uruguay y el Café Moka, ubicado en Sarandí y Cerro (hoy Bartolomé Mitre) sentaba sus reales Roberto de las Carreras, con sus dos secretarios y su corte de amigos, uno de ellos Aurelio del Hebrón, quien sería conocido por todos como uno de los más famosos críticos Alberto Zum Felde. Fue además en el «Moka» (calle Sarandí) donde de las Carreras fue baleado por un dolorido esposo que al no soportar las insinuaciones que le hiciera el dandy a su esposa, le disparó.

Hotel des Pyramides   (Sarandí e Ituzaingó) / El Hotel Oriental  (Solís y Piedras) / Club Uruguay (Sarandí 582-86 entre Juan Carlos Gómez e Ituzaingó)

 

Roberto no solo escribirá sobre las caderas y otras zonas adyacentes de las honorables burguesas montevideanas sino que además se imagina en encendida prosa a las mujeres con poses de hurí, rompiendo una lanza por el amor libre.

Pero el dicho bien lo dice que a todo cristiano le llega la hora, es verdad, Roberto enamora a una menor llamada Berta Bandinelli y para evitar que la manden a un convento y perdiese la herencia, aceptó casarse con ella en octubre de 1901. El mismo día de la boda Roberto de las Carreras publicó en el diario anarquista «El Trabajo» una carta dirigida a Julio Herrera y Reissig (su amigo), explicándole los motivos de tal decisión.

En su obra «Amor libre, interviews voluptuosas con Roberto de las Carreras», reconoce que al regreso de su viaje a Buenos Aires encontró a su esposa en brazos de otro hombre. Es una crónica formidable donde Roberto exalta sus cuernos y de iniciador al arte del amor libre, «al entregarse a otro hombre mi mujer no hace más que poner en práctica mis enseñanzas».

En 1905, publica «Psalmo a Venus Cavalieri», libro dedicado a una famosa mujer de la época que Roberto no conocía personalmente, y quien no vendría al Plata hasta 1920. Era también un gran polemista, de lengua rápida y temible. Uno de los insultos mas «suaves» que le endilgara al poeta Álvaro Armando Vasseur en respuesta a su ofensiva ‘Silueta’ publicada en 1901, fue «producto miserable de la inercia conyugal, en cuya fisonomía ‘hébetée’ está escrito el bostezo trivial con que fue engendrado». Y no dudó, cinco años después, en reclamar la propiedad de una metáfora acusando de «robo» literario a su mejor amigo, Herrera y Reissig.

Revista Crisis junio 1974

Años posteriores, Roberto de las Carreras comienza a dar síntomas de perturbaciones que lo obligan a recluirse en diferentes sanatorios y casas particulares. En 1963, al mismo tiempo en que se cumplían 50 años de la primera publicación de «Los cálices vacíos » donde certifica la madurez de la poesía de Delmira, amiga y coetánea suya, se cumplía también 50 años de la locura de Roberto de las Carreras y su cese contra su mundo, partiendo al infinito a los 90 años de edad.

http://egotecadelantipatico.blogspot.com.ar/2011/07/la-caida-de-los-dioses.html

 

Lina Cavallieri (1874-1944).cantante italiana de opera, soprano /  Lina Cavalieri – María Mari

 

Video

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http://www.youtube.com/watch?v=-ym54cXLghk

 

Psalmo a Venus (Lina) Cavalieri.

 

Púgil del sensualismo, te desafío a la lid amorosa

¡El genio griego ha inflamado mi alma por la gloria de los lechos!

¡Anhelo más que el triunfo en los juegos olímpicos del Arte, más que el oro y los trofeos y las gemas de Bizapur, contemplar, después de la lucha hirviente, los ojos de una amante, llorosos y agradecidos!…

¡La moribunda lasitud de un cuerpo ablandado por el placer, me sonríe mejor que la ambrosia; me embriaga más dulcemente que el Falerno apurado en ánforas etruscas!

¡En la noche de Venus yo canto a los deleites soberanos un himno de fatigas!

¡Yo vivo en las súplicas de la agonía de los besos la eternidad de la tumba!

¡Yo recojo en el seno batiente de las locas derrotadas el laurel de los triunfos venusinos!

¡Yo seguiré la ruta de tus convexidades: ¡Intrincaré tu cuello, tus brazos, tus senos, tu cintura, tus muslos, tus pies de lotus, con hilos de perlas de besos!

¡Yo tachonaré tu cutis de nácar con las manchas moradas que enseña el libro del amor indostánico!

jSerán tus incensarios las alcobas hervorosas de sándalo consagradas al arrobamiento de Kama!

¡Se desvanecerán sobre tu ara la mirra y el incienso, el sándalo y el almizcle, el cinamomo y el ámbar, todas las notas de la música del Perfume!

¡Yo haré fulgurar bajo tus párpados volteados el centelleo de los goces trémulos que entonan sus cánticos de gloria en los Paraísos del Profeta!

¡Yo ceñiré a tu cuello la sierpe del placer afanoso! ¡Yo abismaré tu razón con filtros salomónicos!

¡Yo poseo el Olvido y de Propercio el secreto de rendirte!

 

(Del Psalmo a Venus Cavalieri, de Roberto de las Carreras, publicado en Montevideo en 1905).

El libro (Si los links no están vinculados copie y pegue en la barra del navegador)

 

R. De Las Carreras. Psalmo A Venus Cavalieri Y Otras Prosas ($ 150 Mercado Libre)

 

http://articulo.mercadolibre.com.uy/MLU-404144463-r-de-las-carreras-psalmo-a-venus-cavalieri-y-otras-prosas-_JM

 

Interesante sobre Roberto de las Carreras

http://elpaisweb1.elpais.com.uy/Suple/Cultural/10/09/10/cultural_513484.asp

 

http://www.geni.com/people/Roberto-De-las-Carreras-Garc%C3%ADa-de-Z%C3%BA%C3%B1iga/6000000002831534757

Ref.

www.cuadernosdegchu.com.ar

 

http://www.escaner.cl/escaner20/cuentos.htm

 

http://fotolog.miarroba.es/olivia07