El abismo bajo tus pies
En estos extraños tiempos, hay que pagar hasta para aterrorizarse y aunque gastes una cantidad inimaginable para comprar el edificio más alto del mundo, igual te ningunean como si todos sus bienes fueran ese humilde ranchito de Aguas Dulces que a vos te hace tan feliz.
Porque aunque el edificio descomunal se llame Torre Willis, del primero al último de los vecinos de Chicago, lo llama Torre Sears, como al principio. ¡¿Quién te conoce Willis?! ¿No sabés que el dinero no hace la alcurnia?
Con osadía me atrevo a poner el gentilicio, sabiendo que alguien lo puede tomar a mal. Los que allí viven, incluyendo a mi amigo Elbio Barilari, son chicaguenses. Y estaban muy orgullosos del edificio que fue durante 25 años el más alto del mundo, hasta que su récord cayera al construirse las Torres Petronas en Kuala Lumpur. Tiene 443 metros de altura solo porque eso fue lo que le permitió la Administración Federal de Aviación, era un límite legal, no un tope a la capacidad creativa y a la voluntad de Sears, Roebuck & Company, la corporación que lo mandó construir en 1970.
El Skydeck está a más de 400 metros de altura, en el piso 105, sustentado solo con cristal, al solo efecto de que la gente pueda asustarse y los que tienen vértigo salir disparados del edificio ante la sola vista de los pequeños recintos o cajas, que son cuatro. Los cristales tienen cuatro centímetros de espesor, divididos en tres tramos para mejorar su resistencia, que es de hasta cinco toneladas. Es decir, no hay forma de que las personas que entren en una de esas cajas lleguen siquiera cerca de ese peso, pero…
Las autoridades exigían solo dos toneladas, las demás fueron de regalo. Eso sí, nunca falta un tarado que se pone a saltar para ver si le estructura de cristal no se resquebraja o no aguanta el peso. Los demás lo miran como para matarlo… antes de retirarse y mirar desde segura distancia lo que pueda ocurrir. Y no ocurría nada, hasta que en octubre de 2015 una familia que estaba en uno de los cubículos escuchó un ruido de resquebrajamiento y al mirar hacia abajo, vieron que el piso estaba como escarchado.
Se podrán imaginar la velocidad con que salieron de allí, directamente en busca de un encargado al que le denunciaron la situación. El Departamento de Edificios de Chicago envió inspectores y los cuatro recintos fueron cerrados hasta que el dictamen oficial corroboró el informe de los técnicos de la torre: lo que se resquebrajó fue una de las capas de pegamento transparente que une las tres plataformas de vidrio superpuestas, nunca hubo riesgo para los visitantes. Me alegro, pero decile al pelotudo que no salte nunca más y de paso, que adelgace.
Entrar a estos balcones, también llamados anaqueles, o cornisas, es gratis… pero para llegar debés utilizar un ascensor de uso exclusivo que te cobra 14,95 dólares a los mayores y 10,50 a los menores de 11 años. En 2009 la compañía Willis Group Holdings, Ltd compró el edificio y los derechos del nombre formaron parte de la negociación, de manera todos deberían referirse a ella como la Torre Willis. Este cambio no fue bien acogido por la población de Chicago que se sigue refiriendo al edificio como la Torre Sears, apunta la Wikipedia.
La construcción ocupa toda la manzana (12.140.57m²) delimitada por Franklin Street, Wacker Drive, la calle Adams y Jackson Boulevard. Ahora bien, estamos en la denominada “Ciudad de los vientos” y como es sabido, cuánto más alto subimos, más viento tenemos. Lo habitual es hacerle a la torre un refuerzo en X que afecta la fachada… pero Sears dijo no, cosas feas, no. Fue un ingeniero de Bangladesh, Fazlur Rahman Khan, quien creó un nuevo concepto estructural que ahora domina la técnica de los rascacielos. Fazlur es el padre de estos diseños tubulares, invisibles externamente, con economía de columnas en los pisos y con tanta resistencia eólica que la deriva con máximo temporal, es de apenas 0,30 centímetros.
Ciertamente no tenemos edificios de esa altura en Montevideo ni en Punta del Este, pero vientos, lo que se dice vientos, no sé hasta qué punto no le podemos disputar el título a Chicago. Habría que ver si allá se pueden recostar contra el viento como en la parada uno de Punta del Este, o necesitar una cuerda de alpinista para que los peatones puedan cruzar la calle Florida sin terminar en la Isla de Flores.
Si vas por allí, lo que no te perdonaríamos es que no revises la cartelera de espectáculo para ver si en esos días no está anunciado algún concierto de Elbio Barilari. Para lo demás, te aconsejamos conseguirte una Go Chicago Card, que te da acceso con descuentos a 25 actividades, tours y lugares de interés de Chicago y alrededores. Con el precio te dan una útil guía de bolsillo donde figuran tiendas y restaurantes en los cuales también te ofrecen descuentos. Indudablemente es una ciudad que no deberías perderte en Estados Unidos.
Guillermo Pérez Rossel
http://www.abc.es/viajar/20140530/abci-rompe-cristal-rascacielos-201405301240.html
http://www.blessthisstuff.com/stuff/culture/travel/the-ledge-skydeck-chicago/