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El Relámpago de Catatumbo

Más vale que lo conozcas con anticipación, pues si te agarra desprevenido el susto puede ser mortífero.

Quizás es el más extraño y espectacular de los fenómenos meteorológicos y como es usual, siempre están a la mano las explicaciones absolutamente racionales y tranquilizadoras, como para que no agarres para el lado de la mística. Y no es para menos: imaginate 160 noches al año con tormenta eléctrica que dura hasta 10 horas y hasta 50 relámpagos por minuto. Ahora, si es tan científico, ¿cómo es que todavía no se les ocurrió cómo domesticar esos 400.000 amperios y ahorrar hidrocarburos?

Pero como esto ocurre en Venezuela, donde les sale petróleo por las orejas, a nadie le preocupa el costo de la energía. Además ahora tienen otras cosas para preocuparse y para fugarse de su patria.

Concretamente se manifiesta  en el Lago de Maracaibo,  pero no en toda su enorme extensión, sino principalmente en la zona sur y central, donde desemboca el río Catatumbo. Aseguran que la energía producida sería suficiente como para encender todas las bombitas de luz de Sudamérica.

Son  tantos los relámpagos que dicen que el cielo se ilumina hasta tal punto que se puede leer el diario en plena noche. En este video podés apreciar mejor que en las fotos el impresionante espectáculo del denominado Relámpago de Catatumbo.

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No es para nada algo reciente. En el siglo XIX el naturalista alemán Alexander Von Humboldt lo describía como explosiones eléctricas que se manifiestan como fulgores fosforescentes y ya anticipaba que podría ser un gran regenerador de la capa de ozono que protege al planeta de los rayos ultravioletas. Y no le erraba, ahora se sostiene que este fenómeno produce un 10% del ozono que nos protege de achicharrarnos al sol.

El lago es un gran receptor de residuos vegetales que al entrar en descomposición generan gases que, cuando al impulso de los vientos alisios ascienden a través de nubes de gran desarrollo vertical (entre 2 y 10 kilómetros de altura), forman los  arcos eléctricos característicos del fenómeno. Todo comienza por la tarde cuando la evaporación es mayor y el espectáculo suele comenzar al atardecer, con el telón de fondo del sistema montañoso de Perijá y la Cordillera de Mérida, de hasta 5.000 metros de altura. Son justamente esas montañas las que guían el aire hasta el lugar donde estallan los relámpagos.

¿No está todo prolijitamente justificado como para que no aparezcan teorías desatinadas? Pues no del todo, hay varios detalles que permanecen en el misterio, tales como la manera en que este ozono llega (sin regresar a tierra) hasta las capas superiores de la atmósfera y cómo se disocia del resto de los gases.

Tampoco pueden explicar por qué en enero del 2010 y durante varios meses,  el Relámpago de Catatumbo estuvo ausente. La desaparición, (“las vacaciones del Relámpago” como las describió la prensa venezolana) preocupó tanto por el impacto en el turismo que atrae el fenómeno, como por el misterio de sus causas y la posibilidad de que sea el anticipo de algún otro fenómeno más inquietante que el de tener que usar iluminación por las noches. La explicación más transitada adjudica la ausencia al fenómeno de “El Niño” y la prolongada sequía que afectó a esa zona. ¿No les suena como un recurso muy abusado para darle explicacion a todo?

Felizmente todo ha vuelto a la normalidad y si te hace falta un susto, solo tenés que ir a Puerto Concha, embarcarte hacia la zona de los palafitos y darte una panzada de relámpagos sin truenos, porque todo transcurre en el más inquietante silencio. Claro que al fenómeno lo podés ver desde muchos lados, pues es visible a más de cien kilómetros, pero parece que ahí en los palafitos está el más privilegiado de los palcos.

Al menos es lo que asegura Franbrasil, una compañía de viajes que ofrece un paquete de turismo de aventura consistente en llevarte en una cuatro por cuatro desde Mérida hasta ese puerto innombrable, pasando antes por las plantaciones de caña de azúcar, ofreciendo un baño de aguas termales, cruzar la montaña y recién después embarcar hacia los palafitos.

Se presencia el mágico espectáculo y tras una opípara cena, los apenas 4  privilegiados pasajeros pasan la noche sobre el agua. Al día siguiente, desayuno, recorrido por los manglares, observación de delfines, aves, monos, etc. antes de regresar al puerto, donde la cuatro por cuatro los lleva hasta el pueblo de La Azulita, donde hay cuevas y cascadas esperando a algún uruguayo que las descubra. Por si te interesan los detalles de esta aventura que cuesta 110 euros por persona con todo incluído, acá tenés la url:

http://www.franbrasil.com/es_franbrasil_viajes_paquetes_catatumbo_maracaibo_tourismo_de_aventura_ecoturismo_merida_venezuela.html

¿Y si le preguntan a los motilones? Los motilones son los grupos indígenas a quienes debería pertenecer tanto el lago como los relámpagos, si no fuera porque los conquistadores españoles y luego las empresas interesadas en explotar su territorio, lograron vencer su heroica resistencia y hacerlos retroceder hasta lo más profundo de selva.

Allí los encontraron ya más resignados, los misioneros capuchinos que en la segunda mitad del siglo pasado los ayudaron a fundar varios pueblos como El Tukuko. Justamente en El Tukuko instalaron una estación meteorológica que registró marcas pluviométricas anuales nunca menores a los 4.000 milímetros. Esa impresionante lluvia casi constante es la que alimenta al Río Catatumbo y en definitiva al Lago de Maracaibo.

Pues los motilones aseguran que los relámpagos no son otra cosa que millones de cocuyos (bichitos de luz) que todas las noches se reúnen en el Catatumbo para homenajear a los padres de la creación. Un poco más inquietante es la explicación de la etnia Yucpa, que atribuye la fantasmagórica iluminación del cielo a la reunión de los guajiros caídos en la lucha contra los españoles, quienes estarían reclamando venganza a su descendencia.

 Guillermo Pérez Rossel