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La casa del tiburón

El municipio lo quiso prohibir, pero el gobierno británico fue más razonable.

En realidad “The Headington Shark” existe desde 1986 y no es coincidencia que ese mismo año ocurriera la tragedia de Chernobyl; la novedad es que le hicieron mantenimiento y ahora el Consejo de Oxford City no dijo ni pío. Los vecinos quieren al tiburón y los turistas no dejan de dar una pasadita, ¿qué autoridad se atrevería a prohibir algo tan original y divertido?

Tomate el trabajo de ingresar a Google Earth y marcar las coordenadas 51.75882 ° N 1.213238 ° W. No es fácil verlo desde arriba, pero si utilizás “street view” no solo podés encontrar la casa sino también recorrer el barrio.

No es la única razón para ir al barrio de Headington, en Oxford. En ese barrio también vivieron  JRRTolkien, el autor de El Señor de los Anillos,  y CSLewis, el autor de las Crónicas de Narnia. ¡Pero si parece una broma! Te terminarás de convencer cuando te diga que vivió allí, muy orgullosa de su vecindario, nada menos que Emma Watson, la Hermione Granger de las películas de Harry Poter. Por si te interesa, de chiquita iba a Headington School, donde parece que preparan a la gente para que tenga una gran imaginación.

Por lo pronto Brian Aldiss, uno de los más celebrados autores de ciencia ficción, también vive allí… junto con otras lumbreras.

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También el dueño de la casa del tiburón es un tipo famoso, pero localmente. Bill Heine es un presentador de la radio local y un luchador contra la contaminación. Cuando el accidente de Chernobyl estaba furioso, pero no se quedó con la impotencia de una ira sin canalizar.

Habló con su amigo el escultor John Buckley, quien le propuso la idea de incrustar un tiburón en el techo de su casa, pues en algún momento había asociado la bomba de Nagasaki, de cuyo lanzamiento se cumplían 41 años, con un gigantesco tiburón que caía del cielo. Hay muchos y excelentes pubs en Headington, pero ellos aseguran que no fue necesario ningún estímulo capaz de disparar a un alcoholímetro. La idea les pareció sensacional y no mucho tiempo después estaba montado el monstruo simbólico.

El periodista, su amigo el escultor y los vecinos encantados con la escultura que les cayó del cielo.

Tiene casi ocho metros de largo y pesa 200 kilos a pesar de haber sido construido en fibra de vidrio. Por supuesto, ¡que yunta un escultor y un periodista! no pidieron permiso al ayuntamiento y como es sabido, la mayor ambición de un inspector es prohibir algo todos los días. Así que armaron escándalo y exigieron que no hubiera nada fuera de lugar en Headington, bajo la premisa de que el aburrimiento es sano y la originalidad peligrosa.

No contaban con la astucia de los socios en el proyecto, que apelaron nada menos que a Tony Baldry, el recordado Ministro de Medio Ambiente, quien les dio todo su respaldo, compartido luego por los vecinos del barrio y celebrado por los guías turísticos y los comerciantes.

Pero las autoridades municipales se la guardaron y cada tanto sacan a relucir razones de seguridad. En agosto de 2007 el escultor restauró su escultura y revisó la firmeza del entramado que lo sostiene en el techo. Pasó la prueba, pero ahora insisten y nuevamente demostraron que la escultura no entraña riesgo para nadie que no sea un contaminador pertinaz. Pues combatir a esos sujetos es el objetivo.

El periodista Heine y el escultor Buckley tienen una larga historia de rebeldías a dúo. Antes del tiburón, se les ocurrió instalar una dramática escultura de Al Johnson con los brazos extendidos. Luego con la inspiración de los labios de Mae West, puso una escultura femenina señalando la entrada al tocador y la de un macho inquietante en el baño para caballeros. ¡Cómo querés que los inspectores no estén inquietos!

http://www.johnbuckleysculptor.co.uk/