Las murallas son lindas … pero no sirven para nada
Trump perdió el tiempo con el muro en la frontera con México. Ni la muralla china, ni el muro de Berlín, ni la ridícula línea Maginot, sirvieron, ni sirven, ni servirán para nada. A lo largo todas caen, hasta con el sonido de una trompeta, como en Jericó.
Hay murallas para impedir que entren y otras para impedir que salgan, pero en todos los casos los resultados son nulos a la larga. La gente entra o se va, cuando realmente tiene ganas, o como en el caso de Ávila, cuando los creyentes de una u otra religión creen que se ganan el cielo si se inmolan en una guerra donde los que ganan siempre son otros. Les parece más fácil morir en batalla que portarse bien para ganar el descanso eterno.
Uno diría que las murallas las hace un pueblo hecho y derecho, no una pequeña comunidad ganadera y poco agrícola, como lo fueron los vettones (pueblo celta) instalados allí antes de la llegada de los romanos. Pero se equivocaría, pues esos vettones ya hacían murallas y les encantaba hacer cosas de piedra, como cerdos tallados que pueden verse hasta formando parte de la propia muralla contemporánea, pues los sucesivos constructores echaban mano a todo lo que encontraban, desde tumbas, hasta monumentos. ¡Qué manía!
De paso, a esos cerdos monumentales los denominan verracos, que significa eso mismo… salvo que la palabra la use un colombiano, en cuyo caso una vaina verraca, o berraca, puede significar hasta una exclamación con cualquier sentido, tan inexplicable como las murallas, pero disfrazada de agudeza. En fin, no nos vayamos de tema.
Entonces, ¿por qué los vettones hacían murallas si eran un pueblo bastante primitivo? Te voy a dar mi atrevida explicación: la gente se amuralla para evitar que la asalten y que la roben, tal como en Montevideo, aunque con rejas, tan inútiles como las murallas cuando a los saqueadores se les pone entre ceja y ceja apoderarse de tus bienes y encarecer el costo de los seguros. Así que los vettones quizá no fueran potentados, pero a sus asaltantes les atraían los verracos (o las mujeres) que tenían. ¿Pero no hay también guerras santas? Mmmmm… sinceramente religiosas pocas deben existir, en general son saqueos organizados por los que no corren riesgos y desangrados por la pobre gente que reclutan y la convencen de estupideces. Otras veces son el resultado de la arenga de personajes absurdamente mesiánicos u operaciones de distracción abusando del patriotismo, como la Guerra de las Malvinas, donde las murallas eran oceánicas. Ojo que no estoy diciendo que no haya que defenderse si lo atacan a uno o si atacan a otros: el Holocausto demostró que quedarse impávido no es sabio sino canallesco.
Ciertamente los romanos construyeron murallas en Ávila… pero murallitas, nada que ver con estas que vemos hoy. En el siglo III el declive de los romanos trae las incursiones de los bárbaros y la necesidad de defenderse se encarna en la población estable, seguramente un mix de varias culturas semi-asimiladas. A ellos se los señala como constructores iniciales en los siglos VI y VII. Como prueba los investigadores señalan que los romanos no hubieran utilizado estelas funerarias (también cupaes) de ellos mismos como materiales de construcción. Losas funerarias y cistas, que eran las piedras con un hoyo para depositar las cenizas de las incineraciones.
Definitivamente, la de Ávila es una muralla medieval, por lejos la mejor conservada en todo el mundo, quizás porque fue construida con esmero y sin ahorrar esfuerzo. La tradición indica que la construcción fue dirigida por dos maestres, uno romano y uno francés, a lo largo de nueve años. Pero esa historia fue cayendo en desgracia, particularmente porque las técnicas no son uniformes. En algunos lugares se utiliza piedra gris tallada y en otros predomina el granito anaranjado sin talla, cuya irregularidad resultó providencial para que los voladores vencejos colonizaran Ávila con más éxito que los los vettones, los romanos, los visigodos, los musulmanes y hasta los turistas que invaden la ciudad, la acribillan a fotografías y las martirizan a rezos… porque este es uno de los mejores lugares para rezar con la esperanza de ser escuchado por Santa Teresa, entre tantos otros. Cuando los vecinos no levantaban murallas, erigían iglesias.
https://www.youtube.com/watch?v=8Bbqg-QIdg4
Ni siquiera hay registros de largos y penosos sitios. La ciudad pasó de mano en mano sin siquiera maltratar las formidables murallas. En el siglo VIII fue dominada por los musulmanes y varias veces reconquistada o reducida por otros musulmanes. Volvió a ser una ciudad cristiana recién en el siglo XI, luego la invadieron franceses, ejércitos franquistas y muchos otros. Tuvo un extraordinario auge durante el siglo XVI, para luego entrar en un declive del que solo la rescató el ferrocarril.
Los campos eran talados, desmanteladas las poblaciones, las guarniciones sarracenas degolladas, los hijos y mujeres de los vencidos, llevados como esclavos y los cristianos mismos recogidos para poblar con ellos las comarcas de Cantabria, Álava y Vizcaya, menos expuestas a la invasión de los musulmanes. De la Wikipedia (Ballesteros, 1896, p. 31) |
La Wikipedia nos recuerda que Ávila posee los títulos de «Ávila del Rey» —otorgado por Alfonso VII—, «Ávila de los Leales» —otorgado por Alfonso VIII— y «Ávila de los Caballeros» —otorgado por Alfonso X—, todos ellos presentes en la bandera de la ciudad. Ha sido considerada tradicionalmente como «ciudad de cantos y de santos» y su casco histórico tanto como su inigualada muralla medieval, fueron declarados Patrimonio de la Humanidad.
En 3D
El perímetro de la muralla tiene 2.516 m., con 87 torreones o cubos y 9 puertas. Rematan su alzado la friolera de 2.500 merlones. Las almenas son los espacios entre los merlones aclara la Wikipedia, pero como seguramente te pasa como a mí, que eso no te aclara nada, te adjunto una foto donde padre e hija otean desde un merlón. En Europa hay otras murallas formjidables, como la de Carcassone en Francia (también con cerca de 3 Km. de longitud) y en España destaca la muralla romana de Lugo (con 2.266 metros), la de León (incompleta) y de la misma época o la de Pamplona, más tardía que las anteriores.
En la actualidad, pagando cuatro euros se pueden visitar las murallas recorriendo el adarve superior, 1.700 metros de la muralla con tres accesos y un cuarto apto para personas con movilidad reducida. Unas 200.000 personas recorren el adarve cada año, admirando las excelentes panorámicas que ofrece el monumento, explica la web oficial dando por supuesto que nosotros somos constructores militares o andá a saber qué. Pues de nuevo, adarve es el pequeño camino que desde la cumbre recorre el perímetro de la muralla. Pero te adjuntamos un video para que lo recorras como hace ese tropel de viajeros.
Ávila está a apenas 115 kilómetros de Madrid y aunque se puede tomar autobús, los locales te recomiendan el tren siempre a salvo de los embotellamientos en las rutas. Lo tomas en Chamartín y te deposita en Ávila una hora y media después, por unos 15 euros ida y vuelta. En tren viajé yo… pero si es invierno tengo una recomendación para hacerte. La ciudad está a casi 1.200 sobre el nivel del mar, de manera que siempre es más fría que Madrid, hasta el punto que la media anual anda por los 11 grados, llegando en enero a una media cercana al cero o por debajo. Así que las nevadas son frecuentes y el frío te puede calar los huesos, dato que rara vez te proporciona la folletería. Pasé más frío allí con un grado bajo cero que en Viena con once bajo cero.
La ciudad de Avila
En cambio te destacan con orgullo justificado, que además de las murallas y la ciudad antigua, también están consideradas patrimonio de la humanidad, las iglesias extramuros de San Vicente, San Pedro, San Andrés y San Segundo. En 2007 se agregaron las iglesias de San José, Santo Tomás, San Martín, Santa María de la Cabeza y San Nicolás, de manera que si las visitás todas saldrás de Ávila más que reconfortado.
Gracias a su muralla y su aspecto de ciudad medieval, la ciudad ha sido frecuente escenografía cinematográfica: Reina Santa (1947), El caballero negro (1954), Orgullo y pasión (1957), Los viajes de Gulliver (The Three Worlds of Gulliver, 1960), Teresa de Jesús (1961), Golfus de Roma (1966), The Phynx (1970), Las estrellas están verdes (1973), Los señores del acero (1985), Extramuros (1985), Los alegres pícaros (1988), La sombra del ciprés es alargada (1990), El reino de los cielos (2005), Shevernatze, una epopeya marcha atrás (2007), Teresa, el cuerpo de Cristo (2007) o Adolfo Suárez, el presidente (2010).
En Ávila se escribieron algunas de las páginas más sobresalientes de la mística hebrea, islámica y cristiana. Nombres como Teresa de Cepeda y Ahumada, Juan de la Cruz, Pedro de Alcántara, Mosé de León, Nissim Ben Abraham o el Mancebo de Arévalo, así lo corroboran dice la web oficial; pero Ávila es sobre todo la ciudad de Santa Teresa de Jesús, una de las figuras más excepcionales de la espiritualidad española. Ávila es la ciudad de su infancia, juventud y madurez, de sus años de ilusiones y proyectos, punto de partida y de retorno de sus fundaciones.
La santa nació en 1515, en el seno de una familia numerosa como ella misma relata en el Libro de su Vida. Sus padres, Alonso Sánchez de Cepeda y Beatriz Dávila Ahumada, procedían de Toledo, dejando atrás un pasado converso, lo que equivale a decir que fueron judíos. Su vida coincide con el «Siglo de Oro» de la ciudad, que queda reflejado en la renovación urbanística, en la construcción de nuevos palacios bajo la moda renacentista, en la remodelación de sus templos y en las nuevas fundaciones conventuales, todo ello resultado del renacimiento económico y social.
En 1582 murió en Alba de Tormes, donde está enterrada. Acá podrás recorrer las calles y rincones que ella pisó, y recordar en sus arquitecturas la vida e inquietudes de esta mujer, que revolucionó la sociedad de su tiempo con su actitud y la radical reforma que impuso. Las visitas guiadas te permitirán repetir su peregrinaje por la ciudad, por su casa natal, por el convento de Santa Teresa, sus reliquias, el lugar y la pila donde fue bautizada.
Te voy a advertir del peor riesgo de Ávila: que en las visitas guiadas te toque un guía que atosigue a su audiencia con datos que no le interesan ni a los abulenses (o avileses). Porque rara vez encontrarás una ciudad tan documentada como ésta y hay guías que creen que tienen derecho a enseñártelo todo, tooodoo. En la web oficial de turismo encontrás abundante oferta de todo, incluyendo excelentes guías profesionales.
Claro que también podés recorrerla solo, lo que pocas veces resulta aconsejable hasta en ciudades pequeñas como ésta. A las Yemas de Ávila, una de sus mejores atracciones gastronómicas, comprátelas al final del recorrido, no sea que se te derritan en la cartera o te resulten pesadas a lo largo del día. Y cuando te detengas a almorzar, es bueno que sepas que el cochinillo que en Segovia comiste hasta con las manos para no dejar nada, acá te lo sirven en pequeñas tajadas, frito y refrito hasta el punto que lo llaman “cuchifrito”. Como toda cosa frita, también es delicioso y casi pecaminoso, pero en lo personal me quedo con el cochinillo horneado crocante.
Guillermo Pérez Rossel