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Il vero Galileo e il mito

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Hace bastante tiempo, ironizando sobre un video que nos muestra a los periodistas jurásicos vivitos y en movimiento, usé la frase que suele adjudicarse a Galileo.

Pero me quedaba una duda, pues en las fuentes que siempre (o casi) consulto aún en cosas que parecen tan evidentes y comprobadas, se hablaba indistintamente de “e pur si muove” y de “eppur si muove”. Y algunas otras dudas. Así que usé ambas y aproveché de mis privilegios de periodista bien relacionado, para pedirle ayuda a Maurizio Tafani un uruguayo que se labró una magnífica vida nada menos que en Florencia, donde ejerce como sommelier y hacedor de banquetes tan parecidos a los que pintaban los protegidos por los Medici, que se diría es continuador autorizado del arte de comer en la ciudad donde la estética es religión.

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Maurizio con los dos amores de su vida.

Con Maurizio somos amigos digitales desde hace años. Admiro lo que hace tanto como admiro la ciudad en la que vive. Como habrán de imaginar, un sommelier no agota sus conocimientos en ese vino que para nosotros representa apenas el enmarcado de un almuerzo, sino que se expande sobre toda la historia de la humanidad. Al menos hasta que Noé se agarró la primera borrachera bíblica. Y si los acontecimientos se desarrollaron en su propia ciudad, mucho más interiorizado está.

Pues bien, tras aclararme que es más correcto expresar “eppur” que “e pur”, el compatriota nos hace revelaciones que al menos a mí, me hacen arder en envidia. Pues para explicarme este asunto sobre Galileo, Maurizio se fundamenta en fuentes de primera mano, descendiente de testigos de todo ese manido episodio histórico tan relevante para la ciencia y para la religión. Las historias se las cuenta una marquesa que suele convocarlo para que organice sus banquetes. Maurizio se queda como en misa escuchando a la marquesa María Vittoria Gondi Citernesi en su mansión, desde la cual se divisa la casa donde Galileo vivió sus últimos años. Los Gondi son una familia antigua e  importante en Florencia y en Francia.  Su conocimiento es inagotable, nos confía Maurizio.

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Ahora, además de periodista desconfiado de todas las fuentes, yo padezco el pecado de ser escéptico, niego hasta lo evidente y tengo pruebas: yo no puedo ser ese viejo de porquería que me muestra diariamente el espejo, yo soy joven y esbelto, lo recuerdo muy bien de cuando era chico. Es evidente que el espejo miente. Así que si me dicen que Galileo no abjuró de su creencia de que la tierra se movía alrededor del sol, yo no lo puedo negar… pero me quedo con la duda pues como dijo Voltaire (en traducción libre) la historia puede ser una sucesión de macanazos relatados por los que ganaron. Es más, para escribir estas líneas me basé, entre otras fuentes, en una que cito al final, ferviente defensora de “la Santa Inquisición” y detractora de quienes forjaron una leyenda negra sobre esos sacerdotes que si quemaron vivo o frieron en aceite a alguien, solo lo hicieron por la mayor gloria del Señor.

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Sin embargo, Maurizio me recuerda la estrecha relación afectiva de Galileo con sus hijas, particularmente María Celeste que fue su consuelo al final de sus días, cuando padeció arresto domiciliario. Es probable que vos te creas muy valiente y digas que no abjurarías de una verdad ni aunque te amenazaran con quemarte vivo… ¿pero estarías dispuesto a morir dejando a tus hijas a merced de los inquisidores? No te lo creo, me tienen un poco podrido los valientes de boquilla. Por otra parte, este episodio pone de punta a los detractores más ponzoñosos de la religión y a los más fanáticos defensores del catolicismo. Entre ambos grupos se sacan chispas escribiendo libros y tratando de convencer a otros de las maldades de sus oponentes, en muchos casos sin vacilar en inventar cualquier cosa. No es prudente creerle a nadie, salvo a mi amigo Maurizio y a la Marquesa.

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Veamos lo que me dice Maurizio Tafani:

“No Guillermo, tenés razón. No lo dijo, o por lo menos no lo dijo durante el juicio. Mirá vos si Galileo que además de inteligente era un tipo muy avivado, iba a enfrentarse con los inquisidores que lo estaban juzgando!.  Además de las torturan lo iban a tirar adentro de un calabozo y nadie lo sacaría de allí. Lo que pasó con “Eppur si muove” es que alguien se inventó un cuento.

El escritor Giuseppe Baretti afirmó que después de la abjuración,  Galileo dijo «Eppur si muove». Pero no es verosímil que en ese momento en el que Galileo no se encontraba libre, fuera desafiante al extremo de pronunciar ante el tribunal de cardenales de la Inquisición una frase que contradecía su abjuración. Con probabilidad el escritor Baretti queria defender la dignidad de Galileo inventando este acto heroico. Parece una invención para el gusto de los ingleses.

Pero hay quienes piensan que la frase salio cuando Galileo después de la condena, pasando por varias casas, se mudo a la Villa Il Gioiello, sobre la colina de Florencia. Su hija, Maria Celeste era una monja que estaba en el convento de San Matteo, justo en frente del Gioiello.

Da la casualidad que con el nuevo trabajo que hago, voy muy seguido en las villas historicas de Florencia para organizar fiestas, cenas o almuerzos. Bueno uno de estos lugares es San Matteo. Es un convento que fue establecido por los Ermitaños de San Agustín en 1240 como hospicio, y que a partir de 1269 se convirtió en un convento. A los agustinos siguieron el orden de monjas Clarisas. En el convento vivieron las hijas de Galileo Galilei: Livia, la hermana Arcángela, y Virginia, que tomó el nombre de Sor María Celeste, la favorita de Galileo quien desde allí escribió varias cartas al padre amado, en sus últimos años residente en la cercana villa Il Gioiello (la Joya).

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La villa Il Gioiello

Durante el Risorgimento el convento pasa de mano al estado y después es vendido a una familia florentina muy importante: los Gondi. Los Gondi donaron un pedacito del convento a los curas que tovadia esta alli y el resto del convento hoy es una hermosa villa donde vive esta familia. Más adelante te contare algunas historias muy picaras sobre todo esto: me las cuenta la marquesa, cuando voy a laburar a su mansión. Bueno, desde una ventana de su casa se ve la villa Il Gioiello, y la hija de Galileo, que estaba en este convento donde yo me asomo,  se encontraba con su padre debajo de un gran árbol de roble que ahí está todavía. Debajo de este centenario hay una piedra donde se sentaban Galileo y su hija a charlar en las calurosas tardes florentinas.

Si buscas el nombre del barrio donde estan todas estas cosas, vas a ver que se llama Pian de Giullari. Y nunca te vas a imaginar el por qué de tal nombre. Resulta que a las companias de bufones, mimos y comicos en el 1300, estaba prohibido  quedarse a dormir en Florencia durante sus actuaciones. Y entonces estos artistas se marchaban para el unico lugar seguro que había en la afueras de Florencia. Y este barrio se encuentra en la colina de Arcetri. El origen del nombre es «Arcis veteris», en memoria de una antigua fortificación militar con el barrio adentro y que daba seguridad a esta gente.

Bueno mas adelante te voy a confiar los chismes que me cuenta la marquesa sobre la historia de Florencia. Es tan lindo y interesante que muchas veces deberia yo de pagar en vez de cobrarle el servicio de restaurante!

Un abrazo,  Maurizio Tafani”

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O dicho de otra manera, Giordano Bruno pudo ser desafiante hasta la inmolación, pues quizá no era responsable de otra persona que de sí mismo… pero nuestro Galileo debía velar por sus tres queridas hijas. Y nuestro héroe de hoy sería un astrónomo formidable, pero tampoco era un santo varón, pues nunca se quiso casar con Marina Gamba, la madre de sus hijas, entre otras menudencias. La verdad (si alguna hay) es muy importante, pero cuando la cuestión es científica, se puede tener la certeza de que tarde o temprano la realidad golpeará en la cara a los más más cerrados.

Hoy Galileo no hubiera tenido que abjurar de nada, la propia religión le dio la razón y cada vez más fanáticos de todas las religiones están comenzando a sospechar que si los hechos desafían lo que dice algún texto sagrado, puede ser que la versión que disponen de la palabra santa fue mal traducida o interpretada o que, realmente, fue un invento de alguien que presumió de ser Dios y solo era un escriba como yo. No me crean a mí, algo parecido a esto dijo el Papa Juan Pablo II, cuando en 1992 rehabilitó al científico y pidió disculpas por la actitud de la iglesia de aquellos tiempos.

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Galileo Galilei (1564-1642), físico, matemático y astrónomo, es considerado el padre de la ciencia moderna. Tenía 69 años cuando compareció ante el Santo Oficio para dar cuenta de su libro “Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo”, en el cual defiende el modelo heliocéntrico… nada novedoso, pues ya lo había propuesto el polaco Copérnico cien años antes. Curiosamente, Copérnico hasta fue alentado por el Papa para continuar sus investigaciones… pero se le pidió prudencia al presentarlas públicamente. A diferencia de Galileo, Copérnico tenía amigos influyentes que evitaron fuera arrestado y él mismo abandonó sin abjurar, la posición desafiante. ¿Querés saber qué calidad relaciones tenía Copérnico en la corte papal? No sé si te impresiona que  entre ellos figurara Leonardo da Vinci.

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También tuvo la suerte de que no tuvo que enfrentar al cardenal Belarmino, inquisidor del Santo Oficio, el mismo que había dirigido el proceso que terminó con Giordano Bruno en la hoguera. Pero Galileo, sin ser irritante como Giordano, también amaba a la ciencia lo suficiente como para ignorar la amonestación que le había hecho Belarmino por andar diciendo cosas que se suponían contrarias a las Escrituras. ¿En dónde la Biblia describe un universo plano, paralizado e imposible? Porque los inquisidores bien podrían haberse juzgado a sí mismos, por su culpa retrasaron el avance de los conocimientos y no solo no defendieron a su religión, sino que la sometieron a escarnio.

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Tanto lío por algo que ya había descubierto Aristarco de Samos por el 300 antes de Cristo. Pocas cosas son tan difíciles de imponer como las verdades científicamente comprobadas.

En fin, el  22 de junio de 1633, Galileo contrariamente a lo que dicen algunos furiosos anticlericales no fue cegado ni quemado, fue obligado a ponerse de rodillas (hasta hay dudas sobre ésto)  y a abjurar de sus creencias, sus libros fueron prohibidos y de paso también prohibieron los de Copérnico. Además, lo condenaron a vivir bajo arresto domiciliario que, como vimos, realizó muy próximo al convento donde estaban  sus queridas hijas. Se asegura que al poco tiempo, podía alejarse de su domicilio todas las veces que quisiera y continuar haciendo sus investigaciones. Todo hace suponer que habrá abjurado públicamente, pero nunca renunció a lo que había revelado.

Ya era tarde para el oscurantismo, sería todavía conveniente freir gente para apropiarse de sus bienes o de sus esposas, pero la semilla del conocimiento ya estaba sembrada entre la gente alfabetizada (Johannes Gutenberg había inventado la imprenta de tipos móviles en 1444).  Galileo murió en 1642 y ese mismo año nació Isaac Newton, la ciencia había iniciado su camino a veces accidentado, pero sin reversa.

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Por eso, cuando vayas a ver alguna reposición (la habrá, no dudes) de Galileo Galilei, tendrías que evitar suponer que es otra cosa que una brillante ficción literaria de Bertolt Brecht y una crítica a la autoridad cualquiera que sea y en el tiempo que sea. Fantástica e inolvidable obra, pero el amigo Bertolt a la historia la hizo de goma.

Guillermo Pérez Rossel

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POST DATA

Por si alguien no agotó su curiosidad o su paciencia, recomiendo la lectura de estos fragmentos que extraigo de https://www.youtube.com/watch?v=npMaWBgYw88, una web fervorosamente defensora de la Inquisición y de otras cosas más o menos en la misma línea. Cuidado con creer que los juzgo o los maltrato… en la medida que solo opinen y no actúen contra quienes piensan diferente, tienen un derecho que considero sagrado:

«A partir del Siglo de las Luces hasta nuestros días, el caso Galileo ha constituido una especie de mito, en el que la imagen que se ha reconstruido de los acontecimientos era bastante lejana a la realidad. En dicha perspectiva, el caso Galileo era el símbolo del pretendido rechazo, por parte de la Iglesia, del progreso científico o, incluso, del oscurantismo «dogmático» opuesto a la libre búsqueda de la verdad. Este mito ha desempeñado un papel cultural considerable y ha contribuido a asentar en muchos científicos de buena fe la idea de que eran incompatibles el espíritu de la ciencia y su ética de investigación por un lado, y la fe cristiana por el otro. Es ésta una trágica incomprensión recíproca y se ha interpretado como el reflejo de una oposición radical entre ciencia y fe. Las aclaraciones aportadas por los recientes estudios históricos nos permiten afirmar que dicho doloroso malentendido pertenece ya al pasado» (Juan Pablo II)

 Mucho y mal se ha hablado del caso Galileo, no sólo por parte de los naturales enemigos de la Iglesia, sino incluso, por parte de los mismos católicos. La causa, por supuesto, fue la desinformación. Si alguien dudara de esta realidad, nada mejor para convencerlo que un dato recogido por el converso del ateísmo, Vittorio Messori, en su esclarecedor trabajo «Leyendas Negras de la Iglesia»: «Según una encuesta del Consejo de Europa realizada entre los estudiantes de ciencias de todos los países de la comunidad, casi el 30% de ellos tiene el convencimiento de que Galileo Galilei fue quemado vivo en la hoguera por la Iglesia. Casi todos (97%), de cualquier forma, están convencido de que fue sometido a torturas. Los que -realmente, no muchos- tienen algo más que decir sobre el científico pisano, recuerdan como frase absolutamente histórica, un «¡Eppur si muove!», fieramente arrojado, después de la lectura de la sentencia, contra los inquisidores convencidos de poder detener el movimiento de la Tierra con los anatemas teológicos. Estos estudiantes se sorprenderían si alguien les dijera que estamos ahora en la afortunada situación de poder datar con precisión por lo menos este último detalle: la frase histórica fue inventada en Londres en 1757 por Guiseppe Baretti, periodista tan brillante como a menudo muy poco fehaciente».

https://es.wikipedia.org/wiki/Galileo_Galilei

http://www.traditioninaction.org/History/A_003_Galileo.html

http://www.europapress.es/cultura/libros-00132/noticia-vida-hija-galileo-boveda-celeste-20090929175934.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Maria_Celeste

http://www.ehowenespanol.com/diferencias-galileo-copernico-info_305995/