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Venecia, contigo

Construir una ciudad amurallada es más trabajoso que construir otra defendida por el agua. Eso es lo que hicieron los vénetos originales, seguramente tan agudos como los venecianos de ahora. Venecia es en realidad un conjunto de 120 pequeñas islas unidas entre sí por unos 400 puentes. Las islas están en una laguna pantanosa en el mar Adriático, entre los ríos Po y Piave. Es una ciudad demasiado romántica para visitarla solo, así que hacé planes con tu pareja o conseguite una antes de ir. Y un sombrero nunca està demás. Las palomas siempre castigan al tipo que llega solo a Venecia.

Si serán inteligentes sus habitantes de todos los tiempos, que sus decisiones históricas siempre estuvieron acertadas. Por ejemplo cuando se aliaron con el Imperio Bizantino para defenderse de los normandos y desarrollaron una política de tolerancia con el mundo islámico, lo cual los puso a salvo de invasiones y le dio el monopolio sobre el comercio con el mediano y lejano oriente. Así se hicieron ricos, tan ricos que pudieron transformar a Venecia en una de las ciudades más lindas del mundo.


Lo que no podían pronosticar ni vénetos ni venecianos, era el calentamiento global que cambió el régimen de lluvias y los enfrentó al lento e inmisericorde hundimiento de sus bellísimos palacios en el pantano. Porque lo habrán arraigado, pero es un pantano que clama por su estado libre.

Mientras tanto, millones de viajeros por año acuden presurosos a la ciudad de los canales: los atraen las leyendas, las compras en las pequeñas pero deslumbrantes tiendas, el cristal de murano, el carnaval enmascarado, los restaurantes y hoteles de fama mundial, el romance en una góndola y las películas norteamericanas que se desarrollan en Venecia. Su historia, arquitectura y arte, deben movilikzar a unas pocas decenas de miles de viajeros. Pero, esos sí que la disfrutan.

Daré algunas pistas para esos pocos, pues los muchos reconocerán lo que ya vieron en las películas y con eso quedarán contentos.

Salvo Antonio Vivaldi y otros pocos que nacieron en Venecia, el arte y la escuela veneciana tan reconocidos, fueron obra de inmigrantes atraídos por la belleza (y la riqueza de la ciudad; la estética no nutre) de la ciudad lacustre. Entre los más destacados por su aporte plástico y a menudo también arquitectónico, se contaron desde Gentile Bellini en el siglo XV hasta Francesco Guardi a finales del siglo XVIII, pasando por Giovanni Bellini, Tiziano, Giorgione, Sebastiano del Piombo, Tintoretto, Veronés, Jacopo Bassano, Giambattista Tiepolo y muchos otros… hasta hoy en día.


Se pueden y deben visitar museos en Venecia, pero lo que no se puede omitir es recorrer a pie las retorcidas callejuelas que llevan hasta la Plaza de San Marcos desde cualquier lugar que partas. Resistí la tentación inicial de llegar hasta ahí en el «vaporetto», ya viajarás en ese transporte (quizá te convenga sacar un abono).

Bien, ya estás en la Plaza San Marcos junto a miles de palomas. Seguramente a tu izquierda tenés la Basílica de San Marcos, más bizantina que europea, quemada y reconstruida varias veces, pese a lo cual preserva intacto su misterioso esplendor y sus mosaicos no destruidos por musulmanes. No verás otra iglesia igual en Europa y podrás recorrer su interior desde la altura. Al salir, te atraerá el Campanile, de casi cien metros de altura, rector del tráfico marítimo, detector de incendios y obligado punto para tomar fotos, así que aprontate a trepar … conocer Europa es esforzado.

Casi frente al Campanile, del otro lado de la plaza, están las Procuradurías pues Venecia tenía artistas, pero más tenía comerciantes, administradores y magistrados, sin los cuales los artistas no almuerzan. En un rincón, está la Torre del Reloj, ¡qué reloj!. Es un artefacto astronómico que da la hora y la posición de astros desde hace más de 500 años. Lo coronan dos moros gigantescos en bronce, que repican las campanas. Y por debajo, desfila un cortejo de estatuas, pero en contadas y astronómicas ocasiones.

El Palacio Ducal, la sede del gobierno y también la prisión en algún tiempo, es una maravilla de la arquitectura y del alto relieve, ornamentación en la que destaca el León simbólico de Venecia y de sus festivales.

No te pierdas la increíble recreación de Google en 3D, ¡qué pena la música! Como  compensación abajo la tenés ilustrada con Aznavour cantando en italiano. Los armenios se las saben todas.

Es hora de que te tomes un vermouth en la Plaza o de que te aproximes al muelle. ¿Qué harás primero? ¿Un paseo en góndola, alguno de los trayectos del vaporetto o un cruce hasta la isla de Murano, adonde te llevan con la esperanza de que compres alguna de esas maravillas de cristal? Todas las opciones son espectaculares, pero guardá fuerzas pues te queda mucho por trajinar en Venecia. Quizá sería más provechoso un tour histórico navegando el Gran Canal y algunos de los canales secundarios. De paso aclaro, tuve la suerte de ir tres veces a Venecia y jamás sentí mal olor, por el contrario el agua estaba cristalina … solo alguna resaca inodora flotando en los remansos. O fui muy afortunado o la pestilencia de Venecia es otro de sus mitos. Lo que no es fantasía, es que Venecia se hunde, lo verás constantemente al estar embarcado.

¿Y el resto de Venecia? Comprate cualquier manual, que siempre tienen un mapa muy útil y ocupan poco espacio en la valija … a menos que te entusiasme algún ominoso libraco. ¡Para qué lo querés si al regresar podés corroborar cualquier cosa en Internet!

Mientras tanto, andá mirando información complementaria, así como webs con información de hoteles, museos, horarios, etc.

http://es.wikipedia.org/wiki/Venecia

http://www.comune.venezia.it/flex/cm/pages/ServeBLOB.php/L/IT/IDPagina/1

http://www.venecia.es/

http://www.disfrutavenecia.com/

Guillermo Pérez Rossel