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Roma, la importancia de que te lleve alguien que sabe

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Los que me conocen (de antes), se sorprenderán con esta recomendación. ¿Uno puede abandonar la pasión por lo inesperado? Los huesos gastados convencen al más apasionado… pero a veces hay razones más sencillas para contratar excursiones. La comodidad, la certidumbre, los costos, entre otros.

Si tuviera la edad adecuada, volvería a cargar la mochila con lo esencial, incluyendo el equivalente actual al librito “Europa por 10 dólares al día” y reemplazaba con mi telefono de ultima generación, a la maquinita fotográfica de medio negativo, que te sacaba 72 fotos con cada rollo y era chiquitita. En los años 70, cuando hice mi primera expedición a Europa con el consabido Eurailpass, el autor de ese librito, Arthur Frommer, ya te advertía que lo de los diez dólares era una historia antigua, pero por diez dólares al día, ni siquiera durmiendo en una plaza. La siguiente edición ya hablaba de 50 dólares ¡y entonces era real!

Hablando de tocar fondo, al final de las recomendaciones para cada ciudad, Frommer te decía dónde podías dormir a la intemperie sin que te asaltaran, en el caso de que realmente te hubieras quedado sin un solo dólar. Pero también te decía como disfrutar algunos lujos en el caso de que anduvieras sobrado.

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Entonces, llegabas a Roma y te alojabas en el hotelito de morondanga a pasos de la Estación Términi. ¡Mala decisión solo porque viajabas en ferrocarril! Términi era la capital mundial de la rapiña. En fin… fue el único lugar donde guiado por Frommer metí la pata, pero en París ese estilo me permitió tomarme unos pernod acodado en un estaño y conversando hasta la madrugada con franchutes de gorra como en el libro de francés del liceo o vaciar cervezas en Munich junto a bávaros de bermuda de cuero con los que me entendía a las señas y a las carcajadas. Quizá me ayudó mi caradurismo a la yorugua, pero a esa manera de viajar no la cambiaría, si pudiera.

Con el paso del tiempo descubrí que si bien en una excursión guiada esas aventuras no se te presentan, también es cierto que viajando así a los tumbos, hay mucha cosa que no llegás a ver. Porque usaste mal el tiempo, porque pasaste cerquita pero no la viste, porque no estaba en el manual, porque estabas agotado, etc.

Entonces, uno se pone viejo y recapacita, pensando más con la artrosis que con las neuronas. Y empieza a valorar el profesionalismo de las agencias de viaje. A las vueltas por internet, me detuve en la increíble oferta planetaria de Viator, una empresa que federa y aglutina organizaciones locales (https://es.viator.com/es/7380/about-us). Es una especie de bofetada a los tarambanas que dicen “¡A no, a mi no me meten en un autobús y me llevan de la nariz explicándome tonterías sobre monumentos que no me interesan!”. Dejame decirte que tenés algo de razón… pero no más del 20%. Y tenés toda la razón, en el caso de que seas un tipo con tanta plata que puede volver a Praga todas las veces que quiera para ver todo lo que le faltó ver porque nadie te guiaba. También es cierto que a veces podés arrepentirte, si te toca un guía fanfarrón, pelotudo, inculto, cargador o sobrador… que alguna vez toca. Pero en general, los guías son buenos y en un grupo de 20, hay al menos diez compañeros de viaje encantadores y solo dos insoportables que podés ignorar.

Lo mejor es explicar con ejemplos tomados de Viator y referidos exclusivamente a Roma. Esta no es una nota promocional, simplemente le tocó a Viator servirnos de ejemplo… pero hay otras ofertadoras de excursiones.

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Concierto barroco y cena en Roma

Ponele que tenés tres o cuatro días para ir a Roma y ya estás un poco cansado de tanta caminata.  En este tour te llevan a la iglesia de Santa Inés de Agone, donde con una acústica sublime, escucharás piezas de Claudio Monteverdi durante una hora a cargo del Schola Romana Ensamble. Cuando el concierto termina, el guía te mostrará las exquisitas esculturas de mármol, las pinturas y los frescos de esta iglesia.

A la salida, te guiará por la Piazza Navona y te ayudará a reconocer los detalles de las dos famosas fuentes de Bernini que hicieron famosa a la plaza junto con la iglesia que acabás de conocer. El concierto lo escucharás desde una exquisita Sacristía y será lo suficientemente largo como para que disfrutes la música y lo suficientemente breve como para que tu marido/esposa no se embole. Todo esto por 22 euros, que incluye el ticket.  De cualquier manera, si reservaste con anticipación, al salir de allí el guía te conducirá hasta una trattoría romana cercana (la Scaletta degli Artisti), donde podrás disfrutar de una cena con un primer plato de pasto, un plato principal y un postre casero a elección. (Concierto y cena, 66 euros)

Parece tonto y sencillo, ¿verdad? Pero estarías a salvo del conocido pretexto, “dejémoslo para mañana”, o “ya es medio tarde”. Si te apetece, entrá en https://es.viator.com/es/7380/tours/Rome/Rome-Baroque-Concert-and-Tour-at-Church-of-SantAgnese-in-Agone/d511-8329BERNINI# para enterarte de más datos y para hacer la reservación.

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Visita privada al Vaticano

¿Cuál es el problema de visitarlo por las tuyas? La primera es la vastedad, el Vaticano es un país y hasta el país más chico del mundo puede ser gigantesco cuando tiene una carga histórica, artística y espiritual como éste. Aunque te vendan auriculares con la información, aunque puedas seguir las líneas pintadas en el piso, lo que te va a ocurrir sin excepción, es que las colas te van a agotar antes de entrar, que vas a perder demasiado tiempo en algunas cosas y luego tendrás que andar a la disparada por otras que demandan más tiempo… y que un guía experto le toma el pulso a su grupo y sabe que debe llevarlo a lugares ocultos, escondidos para esa baraúnda de turistas escandalosos. Uno de los mejores méritos de Viator es que rescatarás buena parte del pago, evitándote las colas que si vas por las tuyas son desanimantes.

En todo caso, el recorrido dura tres horas bien empleadas. Y al final salís por una puerta que te deja directamente en la basílica de San Pedro. La admirás en profundidad, te conmovés viendo como la luz que entra por los lucernarios de Miguel Ángel deja un rastro luminoso que si querés lo interpretás como un mensaje divino personalizado. Cuando termines, almorzás o tomás algún café por ahí cerquita en la Plaza de San Pedro, te comprás algún recuerdo en los cientos de comercios mercachifles antes de que venga Jesús y empiece otra vez a los latigazos. enseguida,  arremetés de nuevo para subir a la cúpula, para pasear por los jardines, para dedicarle más tiempo  a la Capilla Sixtina…

Esto te costará en la opción más económica 79 euros y los datos completos los encontrás en

https://es.viator.com/es/7380/tours/Rome/Private-Vatican-Tour-with-Hidden-Gems/d511-20163P15

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Crucero y cena en el río Tiber

Esta es una que difícilmente haría, porque el Tiber tendrá historia pero no luce más grande que un buen arroyo pero pienso que es atractivo para mucha gente tranquila. Cenás, sin dejar de pasear. El barquito parte del Puente Sant’Angelo y te trae de vuelta dos horas y media más tarde, suculentamente cenado luego de apreciar desde su principal arteria acuática a una Roma iluminada, incluyendo el Gran Palacio de Justicia, la Basílica de San Pedro, el Castel San Angelo y otros monumentos.

Te van a buscar al hotel y te reciben con un coctel de bienvenida acompañados de canapés. Te podés acomodar en la cubierta o en el salón interior lujosamente acomodado. Hay música en vivo, un menú de cuatro platos, incluyendo postre de confección casera y, naturalmente el delicioso café italiano para cerrar.

No hay problema si sos vegetariano o si tenés alguna otra exigencia en el menú, el crucero se adapta a tus necesidades. El precio normal es de 65 euros y toda la información la encontrás en https://es.viator.com/es/7380/tours/Rome/Rome-Tiber-River-Night-Cruise-with-Dinner-or-Wine/d511-6532DINNERCRUISE

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Clase de cocina en la campiña romana

Ojo que esta aventura te demanda siete horas, porque te llevan a la antigua y hermosísima aldea de Mazzano Romano en un grupo de solo 12 personas acompañadas por un guía y experto gastronómico. No vas a regresar a tu hotel con un título de chef… pero si no sos un negado completo, aprenderás cómo preparar un almuerzo típico romano de la manera más auténtica. Hablamos de un menú completo, con aperitivo, entrada, plato fuerte y postre y como los ingredientes no son estrambóticos, a tu regreso podés sorprender a tus amistades no con las fotos, sino con los sabores de Italia.

Al llegar al pueblito te llevan al mercado local donde vos mismo comprarás esos ingredientes aprendiendo a escogerlos para que no te claven con algo verde o algo pasado. Todo se recorre caminando, porque el pueblo es chiquito y porque sería criminal no disfrutar de ese ambiente semi rural, hasta llegar a la casona dotada de una completa cocina de las clásicas en la campiña romana. Allí los doce aprendices recorren el camino de los sabores y del maridaje con los vinos adecuados hasta transformarse en comensales disfrutando de sus propios preparados, felicitando a los compañeros que se lucieron y cargando al que macaneó. No serán como los doce apóstoles… pero te aseguro que nunca en su vida olvidarán esa experiencia. Y no creas que será nada improvisado, pues seguirán las instrucciones de un chef de verdad, y consagrado.

El pequeño número de participantes en esta clase asegura que tendrá atención personalizada de su experto chef y una experiencia culinaria italiana inolvidable. Hay variantes según la época del año y las pretensiones… pero el costo anda por los 135 euros. https://es.viator.com/es/7380/tours/Rome/Small-Group-Cooking-Lesson-in-Roman-Countryside/d511-5034COOKING

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Recorrido por las tiendas de diseñadores

Pongamos que a tu marido no lo para nadie: está decidido a ir a conocer el Estadio Olímpico de Roma, donde juegan la Roma y el Lazio, sea como sea, aunque te quejes y rechines. Pues bien, no protestes,  jugala de amorosa condescendiente y hacé coincidir ese paseo que quiere hacer tu marido con el Recorrido por las Tiendas que te ofrecen en Viator. Ojo que es un paseo de seis horas, como para que mires todo y elijas con tranquilidad.

Te pasan a buscar por el hotel y te llevan a Castel Romano, un lujoso centro comercial al aire libre en el sur de la ciudad. También te dan una tarjeta de descuentos con la cual aseguran que lo que compres te saldrá entre un 30% y un 70% menos que si fueras por tu cuenta. En Estados Unidos a esto le llamarían Outlet no tendrían nada que envidiarse unos a otros… salvo las firmas europeas. Son unas 100 boutiques de grandes marcas para mujer, hombre, niños y accesorios para el hogar. Acá encontrarás las marcas Boss, Burberry, Camper, Guess, Valentino y otras.

El costo arranca desde los 129 euros y todos los detalles los encontrás en https://es.viator.com/es/7380/tours/Rome/Shopping-Tour-Castel-Romano-Designer-Outlet/d511-8515P11#

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Roma a la carrera

Esta la reservamos para el final porque hay gente joven que tampoco le hace asco a las excursiones. ¡Claro que podés salir a correr cuando quieras, donde quieras y como quieras! Pero hacerlo en un grupo de seis personas de otras nacionalidades pero con la misma pasión por la carrera es una experiencia que solo puede ser mejorada si un guía atlético lo guía alrededor de Roma en 6,5 kilómetros inolvidables.

Todo comienza en Castel Sant’Angelo, donde el guía les da una charla breve inicial. Luego se pone al frente del grupo para correr por “pintorescas orillas del río Tíber, pasando por muchos de los hermosos puentes de la ciudad. Cruza el Ponte Cavour y corre a lo largo del Mausoleo de Augusto y Ara Pacis, un altar de sacrificios con complejas esculturas dedicado a la diosa romana de la Paz.

“A continuación, seguirá por la Via di Ripetta, un antiguo puerto fluvial, antes de llegar a la Piazza del Popolo, una distintiva plaza neoclásica. Aquí, hará una breve parada para recuperar el aliento y oír historias sobre Cristina de Suecia y Giacomo Valadier, el diseñador de la plaza, así como la novela Ángeles y demonios de Dan Brown, en la que aparece la plaza. Vuelve a recuperar el ritmo y recorre algunas de las calles menos conocidas de Roma, como Via Margutta, flanqueada de tiendas, donde vivió el director de cine y guionista italiano Federico Fellini.

“Desde allí los espera la escalinata de la Plaza de España, una impresionante escalera que se remonta al siglo XVIII. Haga una pausa para hacerse un «selfie» con su grupo y admirar la Fontana della Barcaccia (Fuente de la Barcaza) antes de dirigirse a la famosa Fontana de Trevi.  Después de lanzar una moneda a las aguas cristalinas de la fuente para asegurarse de que regresará a la Ciudad Eterna, continúa el recorrido por los puntos más destacados de Roma. Pasa por el monumental Panteón y, después, se abre camino entre los caballetes de los pintores y los puestos de la Plaza Navona. Mientras corre alrededor de la plaza, escuche a su guía hablar de su historia y de la Fontana de los Cuatro Ríos, de Bernini, la impresionante pieza central de la plaza. El recorrido termina de regreso en el punto de partida original con una última carrera junto al río”.

En lo que a mí respecta, aunque los músculos los ponés vos, me parece una excelente manera de invertir 35 euros y conocer la ciudad a todo pulmón. https://es.viator.com/es/7380/tours/Rome/Rome-Running-Tour/d511-6718RUNNER

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Decenas de paseos y excursiones

 En resumidas cuentas, Viator es a las excursiones, lo que Booking es a los hoteles. Los representan en una guía, ponen los comentarios de quienes los usaron, te hacen la reserva y la comisión se la cobran a ellos y de esta manera vos tenés un catálogo donde Viator descartó a los sinvergüenzas que siempre hay en estas cosas. ¡En todas las ciudades del mundo!

Elegimos Roma porque se nos antojó, pero pudo ser cualquier ciudad del mundo. Y dentro de la oferta nos ceñimos a poquitos casos por una cuestión de espacio, porque hay tours gastronómicos, ecotours, a pie, en bicicleta, recorridos por el Coliseo y por las catacumbas que te pueden hacer sentir como el más perseguido de los cristianos, te puede acompañar un crítico de arte en la Capilla Sixtina, un arquitecto en el Panteón de Agripa, un historiador en el Foro Romano… Te pueden llevar a Florencia y Venecia, a Nápoles, a Pompeya, o venderte un humilde boleto para el autobús turístico que recorre varios circuitos a lo largo del día, permitiéndote que te detengas y vuelvas a subir todas las veces que quieras.

No dejes de experimentar la aventura… pero no te prives de la experiencia de los profesionales.

Guillermo Pérez Rossel