No quiero imaginarme lo que dirían de vos si te comprás un yate así… pero como serías enormemente rico, dirían que sos algo extravagante, no se animarían a otra cosa.

¿Cómo puede alguien querer una cosa que imita a una isla caribeña o a un pueblito de Nepal? Quizás porque probó de todo y nada le satisfizo.  El aburrimiento es malo como consejero; eso les pasa por no disfrutar de la la inspiradora costumbre de leer, conocer y entender. No te hace más feliz, pero al menos no se te ocurren estos disparates… o cosas peores como las que se ven en las revistas del corazón y en las telenovelas románticas.

Ahora nos enteramos que estas apetencias insanas pueden transferirse a los  yates, hasta el punto de justificar la existencia de una empresa que fabrica estas islas flotantes: andá mirando en http://www.yachtislanddesign.com/concepts/.

Yachting Island Design es una compañía del Reino Unido que se especializa en el diseño de embarcaciones con inaudita opulencia, de esas que  solo pueden ambicionar quienes tienen fortunas inimaginables y desean que el mundo sepa de su riqueza.

Lo que vemos en la foto es su último producto, el “Tropical Island Paradise”, con una playa cubierta de arena, palmeras, chozas confortables, aunque con un aire a las que habita esa gente pobre del tercer mundo y hasta un volcán que lanza humo y todo. No se ven desde afuera las cuatro suites semejantes a las de un cinco estrellas, sala de cine, biblioteca, sala de juegos y gimnasio, así como un spa completamente equipado.

Cada suite tiene su propia cabaña en la playa, a la que accede directamente y desde la ladera del volcán fluye el arroyo cristalino que forma una cascada antes de llegar a la piscina. En la parte trasera del yate, por detrás y debajo del volcán, se abre una plataforma desplegable para quienes prefieren la naturalidad del mar de verdad. La plataforma superior también sirve de helipuerto.

El yate tiene 90 metros de largo y está pensado para albergar a diez pasajeros junto con la tripulación correspondiente, cuyo número no se estima en la información que consultamos pero debe ser abundante. A pesar del tamaño y de la nada aerodinámica apariencia, la nave puede alcanzar 15 nudos de velocidad con un motor diesel que mueve las hélices y genera energía eléctrica que el ingenio consume vorazmente.

Detrás de las cabañas hay un bar, una gran sala de estar y un área para comer al aire libre, dando por seguro que este yate solo se usará en verano. Como puede verse en la imagen de portada,  cada suite tiene un balcón privado, además de un hidromasaje. ¿Tendría sentido un yate como éste navegando por aguas tropicales donde el escenario que imita existe a raudales?

Decididamente, no le hará mella a las islas tropicales de verdad; en el peor de los casos, le restará la presencia de diez supermillonarios en cada temporada.

No es el único maravilloso disparate diseñado por Yacht Design. Acá tenés al Proyecto Utopía, una isla flotante con todas las comodidades imaginables y la potencialidad de  flotar pausadamente hasta donde uno quiera. ¿Que tiene un aspecto medio futurista, como un Ovni posado sobre el mar? Pues esa es justamente la idea, así como una aproximación a lo autosustentable en materia de agua potable y de energía; algo como para anclarlo fuera de aguas jurisdiccionales y matarse de risa cuando vienen los inspectores de la DGI o los parientes indeseables.

Por ahí tenés un dibujo que se supone explica el funcionamiento, pero si tenés curiosidad más profunda, no busques acá pues tampoco logramos entender la figura.  Mejor informate en la web oficial de la compañía: http://www.yachtislanddesign.com o en la compañía BMT Nigel Gee, que colaboró en el proyecto.

¿Querés encargar uno? Tienen modelos hasta como el de abajo, con una absurda playa de estacionamiento para autos en medio del mar. Por si tenés resto o no te importa preguntar sin poder comprar,  acá van los datos de contacto:

Island Yacht Design Ltd.

Cavendish House, Welbeck, Worksop,

Nottingham, S80 3LL

Tel: +44 (0) 1909 511224

Email: enquiries@yachtislanddesign.com

 Guillermo Pérez Rossel