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Punta del Este en visión alemana

¿Tampoco te convencieron las opiniones argentinas? Para lo negativo los uruguayos somos muy porfiados.

Nos vamos de un extremo al otro, o aseguramos que Punta del Este es lo mejor del mundo que es una exageración intolerable o damos por seguro que es una porquería impresentable, lo cual será un disparate, pero es tan uruguayo como eso de que para cada solución tenemos un nuevo problema. Entonces, para ayudar a despejar la incógnita, vamos a reseñar un artículo que apareció en el Die Welt. (http://www.welt.de/reise/article3233137/Punta-del-Este-zieht-auch-internationale-Stars-an.html). Las fotos fueron tomadas del artículo, salvo la de portada que es una extraordinaria toma aérea de José Ignacio, publicada en http://welcomepuntadeleste.com/?cat=40 a propósito de inversiones inmobiliarias.

Ahora, como los que creen que Punta del Este no vale nada seguro que tampoco saben que clase de diario es el Die Welt, digamos que es uno de los más leídos entre los que practican periodismo responsable. Y para que no vayan a suponer que presumo de saber alemán, aclaro que usé el fenomenal traductor de Google.

Dice Die Welt que sin perjuicio de sus bellezas, Punta del Este es uno de esos raros lugares donde el hombre cobra mayor relevancia que el paisaje, haciendo referencia no solo a las bellas mujeres, sino también a la importancia de estar allí para ser mencionado en las revistas sociales y también las chismosas. Luego menciona con algo de asombro a las personalidades mundiales que veranean o han sido vistas en Punta del Este, destacando como era de esperar, a Giselle Bündchen que será brasileña pero revienta de alemana que parece.

No menos sorprendente le resulta que un tipo como Ralph Laurent haya pagado 10.000 dólares diarios por una residencia. “Acá hay gente con tanto dinero que los letreros de las calles están patrocinados por tarjeta Visa”, advierte Die Welt. “Punta del Este es el único lugar del mundo donde puedo ir sin guardaespaldas por la calle”, dijo en una ocasión Athina Onassis mientras estaba con su yate anclado en el puerto”. Estas son las cosas que le resultan destacables al periodista alemán y no es que a los balnearios de Rocha o Canelones les falten méritos, sino que no hay como negar y alegrarse del destaque internacional que consiguió Punta del Este. Que se lo ganó, digamos. ¿Serías más feliz si nadie en el mundo lo conociera? ¿Te planteaste eso antes de escribir un comentario negativo cada vez que sale un artículo elogiando a este balneario? Francamente hay uruguayos a los que ni nosotros entendemos.

Al periodista, que no firma, le recomendaron el restaurante “El Franchute” y vale la pena transcribir su arribo (traducción libre, Translator mediante)  a José Ignacio. Tome la ruta 10 a lo largo, luego gire a la altura del kilómetro 168, después de la tercera manzana doble a la derecha y deténgase ante un gran árbol, me dijeron por teléfono. No me mencionaron el bosque, ni el hecho de que las calles no tengan nombre, que tampoco tengan iluminación ni asfalto. Delante de una cabaña de madera, alguien se pone delante agitando los brazos.

Eran Laurent el cocinero e Isabel su esposa, dueños del restaurente. La misma cordialidad se extendió toda la noche, fue como un encuentro con viejos amigos. Fue algo exclusivo en el mejor de los sentidos. Lo fue tanto como por la excelente comida y vino, por la familiaridad con los famosos y adinerados comensales que compartían las mesas cercanas.  Es una curiosa y agradable intimidad.

Y continúa: Especialmente para la clase alta de América Latina, estas condiciones son como el paraíso. En San Pablo, Ciudad de México o Buenos Aires, los ricos y famosos solo salen de sus autos blindados y se disfrazan en gente corriente (que conste que lo dicen ellos, no nosotros, pues es una afirmación linda de escuchar, pero un tanto temeraria). Ese es el verdadero lujo, afirma Die Welt, y es la razón por la cual el jet set americano se ha desplazado a Punta del Este.

Sigue una extensa descripción del balneario, otra sorpresa al comprobar que muchas tiendas y bares (además de hoteles y residencias) solo están abiertos durante el verano y algunos destaques como la “colonia de artistas” de La Barra, Bikini Beach y el hecho de que la vida en la playa comience en la tarde, hasta muy tarde e inclusive a medianoche. También resalta que el New York Times considere que José Ignacio es uno de los puntos más de moda en América Latina.

Die Welt hace referencia al buen gusto y se queja un poco del “viento silbando muy duro”. Al final, retorna a su sorpresa inicial de no haber encontrado iluminación, ni pavimento, ni señalización en José Ignacio, para reflexionar que llegó en buen momento para conocer todo eso, antes de que irremediablemente existan esos “adelantos” y José Ignacio deje de ser lo que es.

¿Ahora entendiste cabeza dura qué es lo que gusta de Punta del Este? ¿Ahora entendiste también la imperiosa necesidad de que se controle al máximo la seguridad, que se respete la intimidad de los veraneantes y que se derroche cordialidad auténtica, méritos tan raros que merecen un viaje desde Alemania? Si, ya me lo se de memoria y me da verguenza: no querés que vengan turistas, no querés que se explote el hierro, no querés papeleras, de hecho no querés nada de nada.