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En la mítica tierra de Santa Claus

 

En el Círculo Polar Ártico finlandés se encuentra la tierra mítica de Santa,  un desierto blanco y auroras boreales.

De El Universal, México, GDA.

 

Kilómetros y kilómetros de paisajes fascinantes, donde la oscuridad casi eterna y el sol de medianoche se alternan en el juego sin fin de las estaciones, donde el cielo se tiñe de colores demenciales. Es Laponia, una región en los confines de Europa que se extiende por el norte de Noruega, Suecia, Finlandia y de la península rusa de Kola.

Por razón de las fechas en que estamos nos quedaremos en la parte finlandesa, tierra de Santa Claus.

A ocho kilómetros de Rovaniemi, capital de la Laponia de Finlandia, está Santa Claus Village, un mítico pueblecito donde el viajero puede visitarlo (www.santaclausvillage.info). Allí se encuentra su oficina de correos (www.santaclausoffice.fi). Es posible encargar cartas, que el propio Santa Claus firmará y enviará justo antes de Navidad.

No muy lejos de allí, se halla Santa Park(www.santapark.com), un parque temático de la Navidad, con espectáculos de trolls, elfos y un taller para aprender a decorar galletas de jengibre, entre otras actividades.

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Y luego la aventura
Un recorrido en un trineo tirado por perros o por renos, o un paseo en moto de nieve son algunas de las sugerencias de José Manuel Naranjo, director de Mundo Ártico, una agencia de viajes especializada en expediciones polares.

Propone visitar una de las pocas minas de amatistas abiertas al público, en las cercanías de Luosto, junto a un parque nacional. Pico en mano, se puede probar suerte y, si el visitante encuentra una amatista, puede llevársela, siempre que le quepa en una mano con el puño cerrado.

Mucho más al sur, un viaje en barco rompehielos por el mar Báltico se convierte en una actividad fascinante, sobre todo, por la posibilidad de «contemplar un mar polar».

La travesía se hace a bordo del rompehielos Sampo, uno de los pocos barcos turísticos de estas características en el mundo. El buque parte del puerto de Ajos, en la localidad de Kemi, y la excursión dura unas cuatro horas. Durante el invierno, el barco abrirá un agujero en el hielo para que los más atrevidos, enfundados en un traje especial, puedan bañarse en las gélidas aguas del Báltico.

Otro de los atractivos de Kemi es su castillo de nieve, en cuyo interior hay un bar y un hotel de hielo. Hay varios en Laponia; algunos, incluso, tienen una capilla para bodas. Estas construcciones se renuevan cada año.

Las cabañas son la mejor opción para observar las auroras boreales, ya que suelen hallarse en lugares con poca contaminación lumínica.

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La aparición de auroras boreales depende de la actividad solar, suelen durar entre media y una hora aproximadamente y, para poder contemplarlas, el cielo tiene que estar despejado, comenta Naranjo.

Las mejores épocas para viajar a Laponia son invierno y primavera del hemisferio norte, entre finales de enero y mediados de marzo.

 

Sin miedo a engordar
«En invierno hay pocas horas de luz debido a la noche polar. Sin embargo, desde finales de enero hasta la primera quincena de marzo la noche se prolonga durante bastantes horas, con lo que se pueden ver estos espectáculos naturales. Pero también hay suficientes horas de luz para montar en motos de nieve, pasear en un trineo de renos o de perros, o hacer excursiones con raquetas en los pies.

Durante el verano, las temperaturas en Laponia oscilan entre los 10° C y los 25° C aproximadamente, mientras que en invierno pueden bajar de -5° C a -30° C.

Con semejantes temperaturas, abrigarse bien resulta vital. En este sentido, el director de Mundo Ártico recomienda evitar las prendas de algodón, pues es un tejido que mantiene la humedad. Aconseja llevar prendas de lana o de fibras polares. «Lo mejor es ponerse diferentes capas, pues entre ellas atrapas aire, que es un aislante térmico», explica.

La calefacción con la que contamos es el propio cuerpo humano. «Tienes que producir calor manteniéndote activo y comiendo mucho y regularmente. Es el único viaje en el que no hay que hacer la dieta del bikini, pues todo lo que comes lo quemas para producir calor».

Hay que probar un plato típico del pueblo sami: carne de reno con puré de papas y una salsa con frutos del bosque. Además, otra de las delicias laponas es el salmón.