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Tren a vapor, la experiencia

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Esto podría tener como objetivo indignarse contra quien haya decidido eliminar el trencito de Piria, pero también podría servirle de argumento a los ecologistas enemigos de las industrias forestales.

Para todos los demás, será un delicioso paseo en un ferrocarril a vapor, ese ingenio que transformó los países, acercó los pueblos y promovió guerras insensatas. Porque si hay algo que caracterice al ser humano, es eso de encontrar cualquier pretexto para matar a otros y apoderarse de bienes y territorios. Este concretamente era el caso mucho más humilde, de un pueblito que prosperó gracias a la industria forestal y al ferrocarril que le dio servicio.

También acá tuvimos rieles que llevaron trenes a vapor hacia pueblos que surgieron con el único propósito de ser una estación terminal de una vía hacia el progreso. Los de Piria o Conchillas, no son los únicos ejemplos y podrás recurrir a nuestra mínima demografía para explicar la estupidez de inutilizar todo, pero qué querés que te diga, cada año que pasa la dimensión de mercado huele más a pretexto para esconder nuestra vergonzosa naturaleza destructora.

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Con mucho menos que eso, en Estados Unidos se mandan un atractivo turístico y un parque. Acá tenés el Cass Escenica State Park Ferrocarril, que se desplaza ruidosamente por los rieles traídos en 1901 para dar servicio a la West Virginia Pulp and Paper y llevar esa madera hacia y desde el molino y procesadora de Cass.

Estate tranquilo que entre toda esa gente no había ninguna que amparara la idea de romper todo apenas dejara de tener utilidad. Al quedar todo detenido en el tiempo, el paisaje, la flora y la fauna, quedaron intactos y eso es lo que buscan los pasajeros amantes de los ferrocarriles, de los paisajes, de las montañas.

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La estación y pueblito de Cass, alberga la mayor colección de locomotoras Shay. Son ocho máquinas estupendas en perfecto funcionamiento, pues el parque también alberga unos talleres ferroviarios en plena actividad. Todo le pertenece a la División de Parques del Estado de West Virginia. Los pasajeros son trasladados hasta la cima de Bald Knob, el tercer punto más alto del Estado, hazaña solo posible gracias a la cremallera de estas máquinas y de estos rieles.

Decíamos que estos tipos no son destructores… pero eso es válido siempre que le encuentren rentabilidad a la cosa, habilidad que cuentan generosamente. Estas montañas de 1.400 metros de altura estaban pobladas de abeto rojo y abeto oriental, pero las madereras terminaron con todo antes de irse. Ahora la naturaleza recuperó su vitalidad y junto a esas dos especies, desde el ferrocarril pueden verse bosques de roble, nogal, abedul, haya y arce. Una maravilla que nadie apetece derribar porque el turismo produce más renta que la madera.

El pueblito de Cass se mantiene sin muchos cambios… salvo que las casas antes refugio de los operarios, ahora son alquiladas como casas vacacionales. Las caminatas, recorridas a caballo y en bicicleta, los resonantes arroyos de montaña y toda la fauna indígena que también vuelve al amparo de la flora renacida, son suficiente atractivo para los turistas generalmente estadounidenses. Hay un museo, están los talleres y si te ponés riguroso, hasta podés comprarte un uniforme de maquinista.

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Que no te llame mucho la atención el curioso aspecto de algunos vagones, pues no son otra cosa que plataformas para transportar troncos reformadas para transportar pasajeros. Con esos trayectos en subida, no es para nada sorprendente que las chimeneas de las locomotoras produzcan una espesa nube de humo negro debido al esfuerzo a que son sometidos los motores.
Los tanques ya fueron llenados con agua cristalina de la montaña, y las nubes de vapor se entremezclan con el negro humo de la leña. Ponele algún furioso silbato del motorista ya sea porque algún oso se interpuso en el camino, ya sea para que los turistas disfruten.

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Ninguna máquina de las que tenemos acá podría trepar esas subidas y tampoco podríamos ver alces escapando a la carrera entre los árboles, pero me juego a que si ponemos empeño y restauramos el trencito de Piria, podríamos contar con una reserva de carpinchos y algunos venados de campo, a los cuales seguro que se le suman ñandúes y chajás, de puro solidarios que son. ¡Si hasta una iglesia abandonada y un castillo podríamos tener por el camino!
En cuanto a este tren y a este parque, en el sitio web oficial recomiendan llevar ropa abrigada, particularmente para quienes no se conforman con el paseíto de dos horas y toman la excursión de 4,5 horas hasta la estación Whittaker, donde restauraron un campamento maderero tal cual se lo veía en la década de 1940-50. Allí nuevamente la máquina carga agua de un manantial y comienza el ascenso hasta la cumbre de Bald Knob.

Guillermo Pérez Rossel

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Los consejos en detalle
• Revise el horario de trenes y reserve sus entradas con antelación a través del sitio web.
• Llegue un par de horas antes para recorrer las tiendas, examinar las locomotoras y presenciar la película de orientación.
• Lleve más ropa de la que espera necesitar; el aire de la montaña es mucho más fresco.
• Use ropa oscura, ya que las locomotoras de vapor tienden a producir hollín.
• Las bebidas alcohólicas están prohibidas en la propiedad del parque y paseos en tren.

http://www.cassrailroad.com/