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La cueva que los gusanos iluminan

 

Será asqueroso, pero es otra energía alternativa. ¿Te los imaginás en tu mesa de luz?

Al norte de Nueva Zelanda se encuentra una de las maravillas naturales más sorprendentes del planeta, conocida como la cueva de los gusanos luminiscentes. Cinthya Sánchez de El Universal de Caracas estuvo por allí y escribió esta nota para el periódico asociado al GDA, grupo al que también pertenece El País.

 

Cada año cientos de turistas llegan a la comunidad de Waitomo, ubicada en la isla norte de Nueva Zelanda, con el único objetivo de visitar las Cuevas de esta localidad. ¿El motivo? A parte de apreciar su belleza natural, es conocer a los singulares inquilinos que en ellas habitan.

Se trata de unos gusanos luminosos, que en realidad son larvas de un insecto conocido como arachnocampa luminosa; los cuales son la principal decoración de los techos de las grutas, pues emiten luz muy brillante, que en la oscuridad asemejan a un cielo estrellado.

Este fenómeno se debe a que los gusanos brillan gracias a la bioluminiscencia, misma que les sirve para atrae a sus presas, las cuales quedan atrapadas en un hilo mucoso que las mismas larvas forman y que también son un espectáculo para los ojos del ser humano.

La zona está conformada por 45 kilómetros de cuevas subterráneas de roca caliza, por las que corre el río Waitomo, descubiertas por los exploradores Tane Tinorao y Fred Mace en 1887. Pero las grutas que más llaman la atención entre los visitantes son la Aranui y la Glowworm.
El tour por la cueva de Glowworm o Cueva de las Luciérnagas, permite pasar por sus distintos niveles y realizar un paseo por el río Waitomo en un viaje de aproximadamente 45 minutos. Mientras que la cueva Aranui fue hallada en 1910 por un maorí de nombre Ruruka Aranui que la encontró mientras cazaba cerdos.

Para hacer el recorrido por estas cuevas se utiliza una barca con motor y se les pide a los visitantes no tomar fotos y no hacer nada de ruido, con el fin de no molestar, ni alterar el habitad de estos insectos.

Al entrar en las cavernas, las personas quedan completamente impactadas, pues no pueden quitar la vista del «cielo lleno de constelaciones», que en realidad es el techo de las grutas que brilla con miles de puntos en tonos azules gracias a los gusanos luminosos; al mismo tiempo que escuchas de fondo la corriente del río. Así lo describe elblog.info.

Otras de las cuevas que tienes que visitar es la de Ruakuri, donde el espectáculo radica el la filtración de agua que forma estalactitas y estalagmitas. En esta gruta también se observan luciérnagas y fósiles.

Para disfrutar de la caverna de Mangapu, los aventureros tendrán primero que bajar a rappel por una caída de 100 metros; ya en el sitio, verán esculturas de estalagmitas y estalactitas, así como cascadas y las famosas luciérnagas de Waitomo.

Las cuevas de Masons, son de las más representativas, debido a la gran concentración de colonias de luciérnagas.

Actualmente, se pueden hacer recorridos en lancha por el río subterráneo que pasa por las grutas, y para los más aventureros, existen paseos a nado libre. Para apreciar mejor este espectáculo natural hay guías especializados que explican este fenómeno y su historia. Así lo comenta es.globedia.com.

Al finalizar el recorrido, puedes pasar al Museo de Sitio, donde podrás ver ejemplares del gusano Arachnocampa, con explicaciones sobre el proceso geológico que afecta a las grutas calcáreas y, las curiosidades biológicas relacionadas con esta diminuta luciérnaga luminosa que tanto fascina.