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Tristeza nao tem fin

Orfeu_Negro,_1959

“Tristeza” se llama el barrio donde la muerte finalmente lo encontró a Orfeo Negro. Fue en 2008. Enterraron a Breno  Mello, como ya casi habían enterrado a esa obra de arte cuya existencia procura desesperadamente atornillar mi generación, todavía asombrada.  

Las generaciones siguientes la ignoran o no se les mueve un pelo por más esfuerzos que algunos hayan hecho. ¡Qué bicho ingrato e incomprensible es el ser humano! La bossa-nova invade al mundo con el film Orfeo Negro. Es una obra franco brasileña (y un poquito italiana) que tuvo la inmensa fortuna,o más bien el talento, de reconocer el valor de Vinicius de Moraes, Antonio Carlos Jobim y Luiz Bonfá.

El realizador Marcel Camus no buscaba consagrados, ni siquiera entre los actores. A Breno lo encontró muy lejos de los teatros y los films: era un jugador de fútbol que ni fu ni fa, aunque dotado de un físico a la altura del que debía lucir un héroe griego como Orfeo, hijo de Apolo, músico como su padre, hermoso como él… convocador del sol en cada mañana.

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¡Pensar que Carlitos Páez se dio el lujo de tener secuestrado en Casapueblo al mismísimo Vinicius! Lo tenía cebado a whisky y paisaje.

Orfeo, el héroe de la mitología griega, baja a los infiernos para rescatar a su enamorada muerta, Mello hace lo mismo, pero en la morgue carioca.  Como dijimos, Orfeo es hijo de Apolo, dios de la música y las artes y para completar, su madre es Calíope, musa de la poesía épica y la elocuencia. De ellos hereda los dones de la música y la poesía.

Dice la Wikipedia que con su música, Orfeo era capaz no solo de calmar a las bestias salvajes, sino incluso de mover árboles y rocas y detener el curso de los ríos. Se lo supone uno de los pioneros de la civilización, habiendo enseñado a la humanidad las artes de la medicina, la escritura y la agricultura.

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Parece que Breno Mello era bonito, mesmo, pero no previsor. Murió con 76 años, arruinado y tan solo que su cuerpo fue encontrado dos días después de su muerte.  Para peor, un sector importante de la culturina brasileña nunca toleró a esta película que es una obra de arte, pero que para ellos contribuye a la idea de que el brasileño no es laborioso, ni confiable, ni culto, ni a la moda, sino que vive de francachela en francachela, pensando solo en el fútbol y el carnaval. ¿Qué quieren que les diga? Es inexplicable que si vieron la película se hayan quedado con esa idea. No entendieron nada.

Se nos van muriendo todos… En 2001 había fallecido sin pena ni gloria Adhemar Ferreira da Silva, el brasileño volador. Les aseguro que volaba, lo vi con estos ojos en nuestra pista de atletismo, donde para entrenarse en su especialidad de Salto Triple, debía comenzar su carrera casi fuera del recinto, con la espalda pegada al alambrado. Iba tomando velocidad y luego, tras pisar la primera señal en el piso, despegaba como un albatros negrísimo para aterrizar entre 16 y 17 metros más adelante, imponiendo un récord mundial que parecía insuperable. Cuatro metros más que yo, que estaba ridículamente orgulloso de mi marca a dos centímetros del récord nacional.

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Frank Sinatra y su admiración por Jobim y por la Bossa Nova en general

¿Cómo llegamos al atletismo desde una obra de arte de la cinematografía y la música? Muy sencillo. En un mediocre jugador de fútbol Marcel Camus encontró a Orpheo y en un atleta, identificó a la Muerte. Y así podríamos seguir, alejándonos cada vez más del meollo del asunto, que es la inmortalidad y  omnipresencia de la poesía… y de la genialidad.

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Hago un esfuerzo y aterrizo.  Breno y y Adhemar no tendrían nada que ver con la actuación… pero… Con su guitarra, su pinta y su simpatía desbordante, Breno saltó de vendedor de gallinas a conquistador y luego a actor, sin esfuerzo. Adhemar, por el contrario, era un tipo muy educado que hablaba  cinco idiomas y en todos podía lucir por su cultura. Fue periodista y diplomático, pero a menos que recuerde mal, en la película no habló una palabra.

A Marcel Camus lo atropelló la Bosa Nova al asistir a la representación de Orfeu da Conceição, de Vinicius de Moraes. Con el rótulo de película francesa deslumbró Cannes, obtuvo el Oscar de mejor película extranjera y el Globo de Oro en 1960. Se convierte en un filme de culto fuera de Brasil, dicen las fuentes. Observen que técnicdamente no era una película brasileña… quizás incidió.

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No conozco un final más inspirado que el de Orfeo Negro…

Al margen de esto, tantos años después hay que reconocer pobrezas técnicas en una cinematografía que en esos años nos regalaba impecables películas de Hitchcok, de bajo presupuesto pero de impecable realización. Hay que tener esta excusa presente para disfrutar hoy en día de Orfeo Negro.

La vida del improvisado actor es una exacta representación de la canción “A felicidade”. Se dirá que todo es su culpa por no haber sido previsor y derrochar a raudales dinero y salud… pero ¿cómo pedirle prudencia a un dios griego?  O a tantos en esta vida, donde la tristeza no tiene fin, pero la felicidad es tan frágil como una gota de rocío en el pétalo de una flor.

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Tristeza não tem fim
Felicidade sim
A felicidade é como a gota
De orvalho numa pétala de flor
Brilha tranquila
Depois de leve oscila
E cai como uma lágrima de amor
A felicidade do pobre parece
A grande ilusão do carnaval
A gente trabalha o ano inteiro
Por um momento de sonho
Pra fazer a fantasia
De rei ou de pirata ou jardineira
Pra tudo se acabar na quarta feira
Tristeza não tem fim
Felicidade sim
A felicidade é como a pluma
Que o vento vai levando pelo are
Voa tão leve
Mas tem a vida breve
Precisa que haja vento sem parar
A minha felicidade está sonhando
Nos olhos da minha namorada
É como esta noite
Passando, passando
Em busca da madrugada
Falem baixo, por favor
Pra que ela acorde alegre como o dia
Oferecendo beijos de amor
Tristeza não tem fim
Felicidade sim

Compositores: Antonio Carlos Jobim / Vinicius De Moraes

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La inolvidable melodía de Mañana de Carnaval

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El caso de Eurídice es, cuando menos, inesperado. Lo intrpretó la norteamericana Marpessa Dawn, cantante, buena actriz… pero nacida en Pittsburgh y habitando en París cuando se filmó la película. ¿Cómo la encontró el director Marcel Camus?

Muy sencillo, la tenía junto a él en el lecho conyugal. Fue una de las parejas interraciales más famosas de su tiempo… un tiempo en el cual el racismo era insoportable en Estados Unidos… y divertido en París, hacia donde emigraban fenomenos como Josephine Baker y es misterioso en extremo.  Marpessa Dawn nació en Pittsburgh en 1934 y falleció, como Breno Mello, en 2008 pero con 74 años. Y ahí terminan las coincidencias si evitamos resaltar que igual que su pareja cinematográfica, destacaba por su belleza.

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A diferencia de Breno, Marpessa tuvo una excelente carrera cinematográfica, especialmente, en Francia. Su cuerpo yace en el cementerio Père-Lachaise, junto a las mayores celebridades de aquél país. Habían transcurrido 50 años de Orfeo Negro y la romántica pareja había quedado enterrada hacía bastante tiempo… fue un amor cinematográfico sin futuro.

Ahora, un regalito para los que llegaron hasta aquí, la película completa en versión Youtube. Una hora y cuarenta y siete minutos, en los cuales hay que hacer algunas concesiones a la escasa tecnología de ese entonces, superado con creces por todo lo demás.

Guillermo Pérez Rossel

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https://cinemagavia.es/orfeo-negro-critica-pelicula/

https://elpais.com/cultura/2008/07/18/actualidad/1216332006_850215.html

https://www.filmaffinity.com/es/film172778.html