Los cabarets de la muerte
¡Qué me venís con Halloween! El paroxismo de lo macabro se apreciaba y se podía vivir, en los cabarets de París allá por 1900.
El nuestro de la rambla en el Buceo, nada tenía que ver con todo eso y su nombre lo debía a la proximidad con el cementerio… pero ¡los de París sí que metían miedo! No dejaban pasar nada que fuera tortuoso o perverso. El 900 tuvo muchas cosas insensatas, algunas geniales, otras patéticas y algunas más en el fondo muy tristes, como el trasfondo de los cabarets y la desgraciada vida de las mujeres de alquiler, tan víctimas como sus propios clientes.
¡Mirá por dónde nos saca a pasear esta vez el amigo Alberto Moroy! Pero como siempre, tiene razón: estas cosas hay que conocerlas pues son una ventana a los más profundos e inconfesables sentimientos que tiene el ser humano.
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El Morisco fue el cabaret más lujoso y lujurioso que tuvo Montevideo, más conocido por el público con el nombre de “CABARET DE LA MUERTE”. Ubicado a los fondos del cementerio del Buceo y de frente al Rio de la Plata, justo donde la rambla presenta una curva de 90º (hoy no se usa) que ha ocasionado muchos accidentes automovilísticos, llamada “curva de la muerte”.
El edificio fue erigido sobre los fondos del Cementerio, cuando éste aún no tenía el paredón. Si bien la construccion data de 1925 fue inaugurado en 1932. Para ese entonces los famosos cabaret de Paris que veremos en este articulo, tenían al menos 40 años.
No resulta difícil entender el porqué de la asociación con el ya famoso cabaret francés. Solo basta imaginarse el panorama dantesco que deberia presentar la zona de este cabaret del barrio del Buceo y su entorno, en esa epoca. Bastaba alzar la vista hacia el Oeste, una noche de luna y a unos 65 mts. ya comenzaban los enterramientos ¡¡Imagínese lo que sucedía cuando soplaba el viento de ese cuadrante!!
Por si quiere saber un poco mas del Morisco ¡Interesante!
http://www.raicesuruguay.com/raices/varese02.html
Los cabarets de Paris del 1900
La historia del Cabaret tiene un halo de misterio. Los más famosos a lo largo de la historia han sido sin duda Le Moulin Rouge 1889 (El molino rojo) y Le Folies Bergére 1869 (Las locuras pastorales) fundados en 1869 y 1889.
Donde estaba Cabaret du Néant 48°52’57.84″N 2°20’12.01″E
Pero existen otros Cabarets mucho más requeridos que los anteriores en la ciudad luz: El Cabaret de la Muerte (Cabaret du Neant).y otras dos versiones derivadas de este macabro Cabaret: Cabaret de l’ Enfer (cabaret del infierno) y Cabaret du Ciel (cabaret del cielo). Ademas habia otros como La fin du Monde, Le voyage à Lilliput, Cabaret Bruyant, Le Rat Mort, Le Loup blanc, L’Ane rouge, La vache enragée, Les rayons X…, et
¡¡Damiselas de la epoca!!
http://users.telenet.be/thomasweynants/actrices.html
El auge del interés por lo sobrenatural de la década de 1890, llevó a la apertura, en París, de estos cabarets donde se representaron los más variados y macabros espectáculos relacionados con la muerte. El cabaret du Néant fue el primero y más famoso, fundado en el año 1892 por un tal Dorville (Ilusionista) y se ubicaba en el número 34 del Boulevar de Clichy, en París.
De este cabaret es del que se conservan más fotografías gracias a Eugêne Atgest (1857-1927), que se dedicó a retratar las escenas más mórbidas de este oscuro énclave parisino. Lógicamente, un lugar así no puede escaparse de las leyendas urbanas, y aunque todo era parte de un ingenioso plan de ilusionismo, bastante avanzado para la época, existieron cientos de personas que aseguraban que quienes visitaban el lugar y presenciaran sus espectáculos, se encontraban con “La parca» poco tiempo después.
Hay un relato imperdible de un periodista de Caras Y Caretas (Franklin Urqueaga) que lo visitó en la década del 30, pero por lo extenso que es, se los transcribo al final. Hoy, a pesar de todas las películas de terror que suelen pasar antes de Halloween, cuesta creer que la gente encontrara esto digno de pagar para apreciarlo. Podrán imaginarse el estado de locura que se necesita para divertirse en ese entorno. También en el lik de abajo podrán leer otro de 1899.
Vista al “Cabaret de la muerte” 1899 William (Chambers Morrow)
http://infraweb.creatuforo.com/-temas2670.html
Relato de una visita alrededor de 1930
Es el «Cabaret de la Muerte», en que a pesar de su título macabro, de fachada íntegramente negra, de todo ese aspecto de ritual para una misa de réquiem en gran basílica, atrae y sugestiona, una atracción entre curiosidad y placer de vivir junto a la muerte.
Entre plegarias, gritos destemplados, olor a cera y esperma, a flores de velorio, a llama de cirios corpulentos, a tierra húmeda, ingresamos en el cabaret; por un callejón estrecho, oscuro, tapizado de figuras mortuorias, osamentas, cementerios, cruces, lápidas de piedra, altísimas guadañas, féretros entreabiertos que nos parecen despedir olores de putrefacción, vamos caminado lentamente, precedidos de un bulto negro, que no podemos todavía distinguir. Seguimos ahora, ascendemos varios escalones, de pronto nos encontramos ante una gran sala, tan oscura como el callejón, apenas dos farolitos de luz mortecina alumbran la estancia, el guía, correctamente vestido de frac., nos señala un sitio, delante de un ataúd.
Continúa al final…
*Cabaret du Néant*
http://www.youtube.com/watch?v=4rtsBbQfQCc
En 1892 abrió sus puertas el Cabaret du Néant (Cabaret de la nada o de la muerte), ubicado en el 34 Boulevard de Clichy, París. En un barrio tan conocido como Montmartre, junto a otros tan famosos como el Moulin Rouge o el Cabaret du Ciel et l’enfer, se encontraba este extraño lugar donde el culto a la muerte era la temática principal, y que alcanzó un gran éxito en una sociedad atraída por el espiritismo. Estaba distribuido en diferentes salas unidas por oscuros y tortuosos pasillos. Cada una de ellas tomaba el nombre y la decoración de los espectáculos que allí se representaban:
Esta es la música que se escuchaba ¡¡Marcha fúnebre – Chopin!!
Entrada
Sala de la intoxicación
La Sala de la Intoxicación, por ejemplo, era el bar. Las mesas eran ataúdes, y la decoración se componía de paredes oscuras y calaveras, estatuas siniestras, velas que colgaban de huesudas lámparas… Todo estaba bien lograda, hasta el más mínimo detalles: los posavasos se decoraban con una calavera y dos tibias cruzadas, y entre las bebidas estrella estaba el zumo de gusanos y latos de tuberculosis, ingredientes que el camarero develaba a los clientes mientras estos bebían.
Salle d Intoxicación
Tras esto, eran conducidos a la Cueva de las almas , donde un monje atormentado tocaba el órgano. Esta sala, conocida también como Sala de la Desintegración, recogía espectáculos tan conocidos como el Pepper’s Ghost, en el que una persona elegida entre el público se transformaba en un esqueleto mediante un juego de luces y espejos, que provocaban un efecto óptico insólito para la sociedad de aquella época.
Cueva de las Almas 2º fase
Efecto Pepper’s Ghost
El Pepper´s Ghost, era un truco de ilusionismo en el que a partir de un cristal o espejo se reflejaba sobre el escenario una imagen que estaba ubicada en otra habitación oculta al espectador. De esta forma podían hacer pensar a los ingenuos visitantes que las fuerzas del más allá podían ser controladas por los actores.
La cueva de las ofensas
Otra sala era la Cueva de las Ofensas o Cueva de los Espectros Alegres, en la que se representaban espectáculos como «El fin del mundo», «El cabaret ruidoso», «Viaje a Lilliput», «La rata muerta»…donde los artistas rendían su culto particular a la muertos En la Cueva de los Espectros Tristes se representaban obras mucho más trágicas y tétricas por supuesto, también había habitaciones destinadas al sexo, donde las parejas mantenían relaciones bajo la mirada de las cuencas vacías de los esqueletos…
No tardaron en aparecer rumores de que por las noches aparecían siniestros actores fantasmales, o que quienes visitaban el lugar no tardaban en morir. También se ha dicho que los visitantes eran parte de una sociedad secreta que tenía privilegios tales como poder observar lo que pasaba en las salas sin ser visto (desde una habitación llamada Sala de los Portales), poder hacer experimentos alquímicos, torturar animales y prostitutas…pero la verdad es que no hay información contrastada que confirme tales dato.
Cueva de los Espectros 3a. fase
Le Café de L’Enfer fue un infierno cafetería de temática ubicada en el 53 Boulevard de Clichy, en Pigalle, París. Una de las discotecas temáticas principales de la Belle Epoque – los otros son Café du Bagne (Café de lo Penal) y Cabaret du Néant, donde los huéspedes se sirven bebidas en los cráneos de imitación y cenar entre ataúdes – L’Enfer operaban al lado Le Ciel (el Cielo) de la década de 1890 hasta 1952.
Cabaret del Cielo y del Infierno (Bulevar de Glichy C.M). Algunos buenos observadores habrán visto una réplica de ese ingreso en la Quinta Avenida, bastante cerca de Central Park de Nueva York.
¡¡Más infierno!!
París, Belle Époque Nace el cabaret
http://www.youtube.com/watch?v=5jP5eFBG1qM
Barcelona, “Kriminal Kabarett»
Kriminal Kabarett” tiene el placer de presentar en primicia su nuevo espectáculo “Cabaret du Néant, noches de absenta y ultratumba en Montmartre”. Un viaje al más alucinante y prohibido tugurio del París de la “Belle Époque”, que tendrá lugar el próximo viernes 13 de abril en un espacio de excepción: el Atelier de la Muerte Negra. Su creador -un artesano fascinado por el ritualismo de la muerte a lo largo de la historia- nos abrirá su casa museo como preámbulo de una asociación cultural, “Amigos Calavera”, que muy pronto cautivará a Barcelona.
Continúa
http://zeroshop.wordpress.com/
¡¡Imperdible!! Relato de época
El hombre de frac y corbata negra trae tantos cirios como visitantes somos, con voz cavernaria los va repartiendo: «A ti gusano de la tierra», «A ti moribundo en vida’, «A ti espectro viviente» y cuando más interesados estamos en colocar los cirios «sobre el ataúd, por una esquina del compartimiento sale un silbido que corta violentamente, la puerta se cierra con velocidad y desde el fondo una voz femenina grita hasta ir muriendo… A poco la lechuza vuelve a chirriar y el hombre de frac. nos dice ceremonioso. «Hombres y mujeres que pronto habéis de dejar este mundo de vicios, ¿qué tomáis para apaciguar vuestra sed de placer?» Ninguno de nosotros ha dicho una palabra. Permanecemos callados, las mujeres que vinieron acompañadas, se unen en abrazo fraterno a sus novios o esposos.
Sólo se oye el tictac lentísimo del reloj y el viento que sigue silbando… «¡Señores y señoras! Si queréis podéis hacer vuestro testamento. Moriréis cualquier día, hoy de un ataque al corazón, mañana pueden vuestros parientes estar velándoos… Sí, moriréis, moriréis aunque no sea vuestro deseo, os separaréis de vuestros seres queridos, las madres de los hijos, los hermanos de las hermanas, los novios de las novias… Y tú, que te abrazas de ese hombre mira hacia arriba, hacia tu izquierda, “asi lo verás algún día » Es el sacerdote, de sotana negra, cara pálida y ojos hundidos quien habla así.
Es el ritual que comienza. La mujer que miró hacia la izquierda, encontró una calavera que le sonreía pero no era una, eran muchísimas, muchas calaveras que sirven de adorno, acompañando una .gran «pantalla» formada de fémures de costillas, de clavículas. En las paredes de esta sala, restos de esqueletos, osamentas formando caprichosos adornos, en cada esquina un esqueleto completo, o un monje vertido de blanco con vela negra en la mano o un ataúd finamente trabajado, completando la decoración grandes.
De una calavera parte una luz brillante, el cuadro central representa un Pierrot cantándole a la luna, poco a poco la luz va cambiando y al unísono la composición del cuadro, ya no es un Pierrot ahora es la muerte, que en un campo ausente.
Ha terminado la demostración, desde el fondo, en una esquina de! cuarto, el ataúd tan pulidamente tallado, se abre en un costado, por este resquicio, la mano fría de un cadáver, nos solicita, se agita nerviosamente, se escucha el respirar, los ahogos, más tarde un rascar en la madera, traqueteo de golpes… La mano deja de moverse, cae arañando las uñas el suelo. «Así sufriréis si os entierran vivos… Os ahogaréis, gritaréis, pero será en vano… ella, la Compañera del hombre no os dejará partir… i Amén, Amén, Amén!…
Comienza a escucharse muy queda la «Marcha Fúnebre» de Chopin, notas finas en piano y violín, cortadas de vez en vez por el mismo chillido de la lechuza o el aletear del mismo bicho… Un joven alto y vestido también de frac., se coloca dentro de la caja mortuoria. Se le cubre con la sábana blanca. Queda descubierta la cabeza, los ojos fijos y de un brillo aceitoso, el mismo mirar y la misma brillantez que de los moribundos. ¿Habéis visto morir alguna vez? En verdad es horrible. Todavía lo veo como si fuera ayer y han pasado muchos años, un amigo, apenas veintidós años, murió gritándome: «No quiero morirme, no quiero, no quie … » ¡la agonía cortó la última sílaba, igual que ahora, miraba fijamente, los ojos demasiado abiertos y agarrado fuertemente al catre!
La cabeza palideció, fueron desapareciendo los signos; en el cuerpo se operaba la misma transformación; así de momento sólo vimos un cadáver y luego un esqueleto; desapareció éste y quedó la sábana suspendida de un clavo, volando en el aire.
El entierro de un pobre diablo» son los títulos de tres frescos que adornan esta última estancia. Aquí como en las anteriores siguen las calaveras y los esqueletos
Estorbándonos el paso. Los mismos olores tan penetrantes y la misma música fúnebre. El sacerdote, con caminar resbaloso, sigue mascullando palabras y adjetivos a los paseantes; autoritario nos hace tomar asiento en bancas duras y frías como cemento.
¡Sentaos, no os doláis por el frío, que más frío será el nicho en que descansaréis mañana 1 Y mirando a uno de nosotros le vaticina sarcástico; «Y Morirás pronto!» Luego una risa mefistofélica estremece el lugar, que el mismo corta con un chillido, rascándose la cabeza y diciéndonos: «Per donadme, soy un desgraciado, perdonadme. Muerte, ¿por qué no vienes y me recoges?… ¡Ay, ay!
Ay, mi padre y mi madre murieron en mis brazos, un hermano se ahogó dentro del ataúd, lo encontramos con la cara destrozada, las manos encrespadas y encogido como un ovillo. ¡Cuánto sufriría mi pobre hermano. ¡Que os quemen los pies cuando dejéis de respirar!» Y en medio de la propia muerte, después de estas lamentaciones que una chiquilla, temblorosa, de boca pequeñita, escuchaba absorta, la nota picaresca; sobre una mesa un esqueleto repasa un libro, sin sentir un conejo chiquito y blanco que juguetea a su lado, luego una monja sacude un plumero en su cráneo que suena con ruido de tambor, más adelante, una mujer se presenta desnuda…
Desaparece todo ello, se llena de luz la habitación y todo como por arte de magia ha desaparecido, estamos en un salón blanco, no hay sacerdote, ni ataúd, ni frescos. Una flecha roja señala la salida del «Cabaret de la Muerte». Afuera el animador, grita los privilegios que se han de gozar al visitarlo. En frente, todo rojo, mostrando su gran boca abierta, un diablo nos invita a cruzar su garganta y entrar al «Cabaret del Infierno», mientras el «Moulin Rouge» agita sus paletas vertiginosamente como las treinta y dos piernas de las «Girls Melody”.
Referencias
http://dunheim.blogspot.com.ar/2012/06/el-cabaret-de-la-muerte.html
http://www.freewebs.com/digitalispurpurea/cabaretdelamuerte.htm
http://zeroshop.wordpress.com/
http://voyagesextraordinaires.blogspot.com.ar/2009/10/cabarets-du-ciel-et-de-lenfer.html