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Dos cosas muy bien hechas

Un hotel místico en Minas y una pulpería de lujo en Paysandú.

Si, son proyectos privados ¿y qué? Aunque sean de otros y no tengamos ninguna ganancia ni expectativa de tenerla, es sano desearles éxito y contribuir a que sean conocidas. ¿Cómo sería Uruguay con una larga fila de cosas bien hechas y mucha gente para valorarlas como es debido?

Cerro Místico. No es novedad que las sierras de Minas comenzaron a postularse también como centros energéticos, místicos y misteriosos, sin por eso perder sus atributos como lugares con paisajes extraordinarios donde la gente puede encontrar descanso y calma. Hay senderos donde quienes tienen fe en esas cosas, suponen que pueden reencontrarse con sí mismos o formar parte de un todo. Ni  más ni menos que lo que mucha gente busca en la India o en Nepal… pero aquí nomás. Si allá se encuentra eso, ¿por qué no habría de encontrarse acá?

No vamos a abundar porque estamos seguros que sabés de qué estamos hablando, que sentiste hablar del templo budista y de esas experiencias, que bien justificarían instalar un hotel para empezar a lucrar con esos sentimientos. ¡Epa! Lo contrario a eso es lo que destacamos en este caso, pues se trata de un alojamiento que, por ejemplo, embellece sus maderas lustrándolas con aceite de oliva, que toda la electricidad que usa la producen allí, que el agua caliente proviene de un colector solar.

Todavía no llegaron a la autosustentabilidad alimentaria, pero esperan lograrlo cuando estén plenamente desarrolladas las dos huertas orgánicas y los frutales, que son nativos, no foráneos. Los huéspedes pueden hacer labores hortícolas y cosechar cinco variedades de zapallo, tomates, morrones, maíz y hortalizas.

En otras palabras, no especulan con lo que no creen. Creen de verdad en lo que predican.

Para que te hagas una idea, no se molestaron en hacer un cómodo camino hasta lo que no nos animamos a calificar como un hotel, pues es otra cosa. Por el contrario, sin que sea imposible llegar, ellos te aconsejan estacionar al pie del cerro y ellos te van a buscar. También te van a buscar a la terminal de ómnibus de Minas, que queda a 18 minutos. Y no se te ocurra caerles de sorpresa; con gusto te reciben pero antes debés anunciarte por el teléfono 098 239 633. ¿Y por qué hacen eso? Porque la idea no es tener un tropel de visitantes alborotadores que quizás llegaron con una idea equivocada de qué cosa es esto.

Nuestra revista Paula ya hizo un excelente artículo sobre este lugar, al que calificó de “Arquitectura para el alma”: nada más justo y exacto.

Por ahí verás las fotos de las habitaciones y los ambientes de este local que tiene una excelente web en http://www.cerromistico.com/principal.php . Ahora te vamos a explicar qué cosas podrás hacer en Cerro Místico. Para empezar, tiene dos piscinas colgadas en el cerro de manera que sumergido en el agua continuarás integrando el paisaje. Se alimentan con esa agua de vertiente, que no será como la de la Fuente del Puma, pero no debe andar lejos. El agua de la más pequeña  es templada a temperatura corporal, para poderla disfrutar de noche, en esos cielos estrellados que solo pueden admirarse cuando la iluminación urbana no lo impide.

Mirá la lista de lo que te ofrecen y está incluido en el costo de tu habitación: prácticas de yoga, tai chi y chi kun; caminatas “conscientes e interpretativas” (Mindful Walking); prácticas de conexión con la naturaleza;  meditaciones guiadas, grupales e individuales; taller de introspección y sanación pintando mandalas; trabajos de huerta y reconocimiento de plantas nativas; avistamiento de aves; fogones al atardecer, nocturnos y guitarreadas; talleres de radiestesia y geobiología. Con razonable costo extra, podés hacer cabalgatas y visitas a otros lugares extraordinarios entre las sierras y también, tours místicos por todo el departamento.

La Pulpería del Casablanca. Era otra de esas maravillas de nuestro interior que parecía condenada a la condición de tapera, como muchas de las instalaciones del frigorífico Casablanca, que ya funcionaba con esa finalidad nada menos que en 1802, con lo cual es el más antiguo de América del Sur. La pulpería data de 1860, nada menos.

Eugenio Schneider consideró insuficiente gastar unos kilitos de enduído y darle de punta con la cal… quizás alguna iluminación externa y, ¡yastá!. No señor, hizo naturalmente la refacción profunda necesaria, pero también le puso concepto a la cosa, igual que en ese otro  caso de Lavalleja. De hecho podés considerar esto un restaurante, pero…

¿Tiene un restaurante convencional un invernáculo, huerta, quinta y tres hectáreas de bosque? Por supuesto que no. A ver si esta descripción te da una idea. Tanto amor se le ha dedicado a esta pulpería, que entre sus tesoros que son muchos, cuenta con un clavecín vertical, uno de los cinco que hay en el mundo. De hecho es un arpa con teclado y no te digo que todas las noches, pero de vez en cuando hay conciertos con este instrumento como centro de atención.

http://www.youtube.com/watch?v=hrHljYgPlHU

De los cinco que hay en el mundo, uno está en La Pulpería. Obra artesanal de Steven Sørli, de Boston, reconstruye un clavecín vertical o arpa con teclado que se puede ver en “La coronación por Apolo de Marcantonio Pasqualini”, cuadro pintado en 1641 por Andrea Sacchi.
Es una joya especialmente adecuada para tocar música del Renacimiento y temprano Barroco. La acústica muy particular del Claustro de La Pulpería, donde cualquier amplificación es desechada, favorece la gozosa recepción de estos sones.

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Igual que en los trayectos espirituales, acá no te salvás de entrar por lo que denominan el “Limbo”, dominado por una viejísima cocina de hierro fundido y una recepcionista que no necesita ninguna cocción, dejala así como está que no puede mejorarse. Hay además, un enorme vitral de Víctor García Góngora, un artista nacido en Almería pero ahora radicado en Uruguay, según ilustra el prestigioso diario local El Telégrafo. De paso, un emocionado recuerdo para su fallecido director y dilecto amigo, Fernando Baccaro.

De ahí pasás al “Claustro” a menos que seas un niño y te hayan dado derecho a disfrutar de las instalaciones para la linda gente de tu edad. El Claustro es el restaurante propiamente dicho, concebido no para un genterío imponente, sino para selectas 33 personas que serán atendidas comme il faut, en mesas de dos, tres, cuatro y también en un gran servicio para ocho personas. Todo el mobiliario es de primerísima calidad, como podrá verse.

Los pisos son de lapacho y las lámparas son artesanales, encargadas al efecto. Hacés el pedido, te traen el aperitivo y, si te da la gana (que te va a dar) salís copa en mano a caminar por el monte para saludar a los pájaros. Insólita es la posibilidad de que llegues temprano y hagas de ese paseo el centro de tu diversión. Entonces, si volvés cansado, te ofrecen una túnica tal como hacían con los invitados de la antigua Grecia, y te invitan a darte un baño. Lavan y planchan tu ropa y la túnica te la podés llevar. ¡No me digas que no es original!

Si querés intimidad o discutir un tema delicado con tus invitados, podés pedir el salón “Ghetto”, concebido justo con ese propósito.

Claro que los niños pueden continuar con los padres; pero sería un desperdicio, pues para ellos crearon un espacio a su medida, no solo por el mobiliario y el colorido del salón, sino porque las comidas que se les ofrecen fueron escogidas por especialistas que saben lo que necesitan y conocen lo que les gusta.

A cargo de la comida, de mayores y menores, está el chef Javier Hoffman, a quien se le dieron las mejores oportunidades no solo de una excelente cocina, sino de un “Patio de Fornos”, donde dispone de dos grandes hornos de barrio y un antiguo aljibe donde los vinos pueden guardarse a diferentes alturas.

Así que la Pulpería del Casablanca, ubicada a pocos kilómetros de Paysandú, es otra de esas cosas bien hechas que tanto le hacen falta a Uruguay, un país pequeño que bien debería desarrollar una predilección por la calidad y el trato individualizado.

 

En estos dos ejemplos, por más diferentes que sean entre sí, se comparte la idea de privilegiar los árboles, frutos y verduras nativos, la alimentación natural y el silencio inspirador como ambientación musical.

 

Ojalá que a ambos les vaya muy bien y surjan imitadores.