La temporada de los mercados de Navidad comienza el 24 de noviembre de cara al primer fin de semana del Adviento y se extiende por lo general hasta el 23 de diciembre. En las grandes ciudades algunos permanecen abiertos hasta el final del año.

La tradición tiene su origen en los tiempos medievales cuando con la llegada de los meses fríos los mercados ofrecían la posibilidad de adquirir las mercancías necesarias para el invierno. Con el tiempo la tradición se fue haciendo festiva y los kioscos se llenaron no solo de abrigos sino también de artesanías y adornos, de dulces y sabrosas comidas navideñas.

Al turista  la visita a un mercado navideño le ofrece una oportunidad única de disfrutar de aspectos típicos de la cultura de ese país como son la gastronomía navideña o las artesanías de la región. También el ambiente festivo que reina en éstos facilita encuentros inolvidables con las gentes del país.

Y es que para los europeos la visita a los mercadillos es la mejor forma que tienen de espantar el desánimo que la oscuridad y el frío del invierno suelen provocar. En esta época cuando ya a las cinco de la tarde Europa oscurece la brillante iluminación de los kioscos, del centro de la plaza con su gigantesco árbol de Navidad y el Nacimiento y con los olores del jengibre, las especias y las castañas asadas son un verdadero refugio contra la depresión.

Los mercados navideños de más tradición se encuentran en países del centro europeo como Alemania, Bélgica, Austria y Francia. Aquí los comerciantes y compradores no se dejan intimidar por las heladas temperaturas. La tendencia en los últimos años ha sido desarrollar temas particulares para lograr competir con los mercadillos de más tradición como el Christkindlesmarkt de la ciudad de Nuremberg (www.christkindlesmarkt.de) con dos millones de visitantes al año o el de Rostock (www.rostocker-weihnachtsmarkt.de) que con su gigantesca pirámide navideña iluminada de siete metros es uno de los más grande de Alemania.

Un ejemplo de esta novedad es el mercado navideño de la ciudad de Bremen, la del cuento de los músicos de los hermanos Grimm, que es invadido por piratas. En el iluminado malecón de Bremen el viajero se adentra en el “Sclachte-Zauber” (www.schlachte-zauber.de) una recreada villa pirata en donde los corsarios se ocupan de vender cerámicas navideñas, especias del oriente y un vino caliente con más aroma a ron que a clavos.

En Berlín lo hermoso se combina con lo responsable en el Mercado Ecológico Navideño de Berlin Mitte (centro) en la Sophienstrasse. Fairtrade, Greenpeace y el WWF son algunas de las organizaciones que comparten junto con los artesanos navideños los kioscos de esta antigua calle de la capital alemana. La oferta gastronómica de churros con chocolate y salchichas biológicas es igual de internacional.

Otro mercado con una atmósfera especial es la “Village de Noël des Champs-Elysées” en París. (www.parisvillagedenoel-champselysees.com). Aunque la tradición aquí no tiene tanta antigüedad los parisienses se han esforzado por hacerla suya. Este año la avenida más hermosa del mundo será invadida por unos 170 “chalets” completamente blancos e iluminados para hacerle la competencia a la mismísima Torre Eifel.

Sin embargo el mercado navideño más grande de París es el “Parvis de la Défense” en el barrio de Ile-de-France, y cuenta con 250 kioscos repletos de artesanía tradicional para disfrutar hasta el 31 de diciembre.

Si de tamaño hablamos hay que mencionar el mercado navideño de Bruselas la ciudad de Tintin. El “Plaisirs d’Hiver”, (www.plaisirsdhiver.be) mezcla a lo largo de dos kilómetros de calles y plazas hermosos espectáculos de luces y de artistas callejeros con unos 240 kioscos tradicionales repletos de artesanías, chocolates belgas y vino caliente para combatir el frío del paseo. A este mercado se le considera además uno de los más originales de Europa por sus “Noches Electrabel” en donde fascinantes esculturas de luces se apoderan de la histórica Grand-Place de Bruselas.

A su manera original también es el “Frankfurt Christmas Market” de la ciudad de Birmingham en Inglaterra, un mercado navideño alemán que es llevado en containers a la isla británica. Los ingleses no han dejado que la ausencia de esta tradición les impida mostrar su vena mercantil y siguiendo el ejemplo de Birmingham, Londres presenta en sus principales zonas de compra mercados navideños al estilo alemán, como el Winter Wonderland Hyde Park, el Kolner Christmasmark del Southbank Centre y el recién inaugurado mercado navideño de la Oxford Street.

Finalmente otros mercados navideños de gran tradición son en Viena el Christkindlmarkt frente a la alcaldía y el Mercado navideño del Palacio Schönbrunn, el de Bolzano en Italia y la milla navideña “Weihnachtsmeile” de Basel en Suiza.

Más información

• www.visitlondon.com

• www.basel.com

• www.suedtirol.info/en/

• www.weihnachtsmarkt.co.at

www.christkindlmarkt.at

Consejos al visitar un mercado navideño

• Viste dos pares de medias de lana o zapatos con protección térmica ya que a la interperie el frío entra por los pies.

• Toca con los ojos. Casi siempre hay uno o dos vendedores por caseta atendiendo a varios pasantes a la vez. Ten paciencia y consideración.

• Elige adornos artesanales típicos y evita los recordatorios baratos.

• Olvida la dieta y disfruta los dulces y las comidas altas en grasa de la temporada. Las crepes rellenas de chocolate, las salchichas de todo tipo, las castañas asadas, los chocolates rellenos de marzapan y las galletas de jengibre no se dan todos los días.

• Para calentarse nada como una taza de vino caliente con especias, pero cuidado con la resaca, un te de frutas y clavos calienta igual.

• Llegue temprano si quiere ver artesanías sin estar rodeado de multitudes. Llegue tarde si quiere aprovechar el espíritu festivo de sus anfitriones y mantener el calor entre la marea de gentes.

• Tenga presente que los nombres suelen variar desde Mercado del Adviento(Adventsmarkt), del Niño Cristo (Christkindlmarkt) o de Navidad (Weihnachtsmarkt). La atmósfera festiva igual.

• Vigila tus pertenencias, los carteristas aprovechan lo apretado de las multitudes en los mercados navideños.