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Esta sí que es de terror

¿Qué hacían con los pobres cuando había epidemia? Mirá qué se les ocurrió en Edimburgo.

Es una atrocidad imperdonable a la que ahora le sacan rédito como atracción turística. ¿Cómo querés que no haya fantasmas en Edimburgo? El artículo lo escribió nuestra colega de El Nuevo Día (GDA), razón por la cual podemos reproducirlo.

Buscando historias de espectros y espíritus encontramos esta historia interesante. Así encontramos esta historia que alude a una leyenda medieval que se desarrolla en Edimburgo, Escocia. La de Mary King’s Close. Quienes amen este tipo de viajes y excursiones, que apunten este lugar en su lista de tareas pendientes.

En su época esta callejuela y sus circundantes no tuvieron nada en especial, más allá de ser reflejo de la sobrepoblación de la que, por aquel entonces, era una de las urbes con más habitantes de Europa.


Tanta gente obligó a construcciones verticales que alcanzaban hasta los diez pisos en una ciudad que no estaba aún preparada para ello. La oscuridad y las ratas convertían las calles estrechas en algo de lo más insalubre, por lo que no es de extrañar que, cuando la peste bubónica (gracias Uruguay Dota) se cebó con Edimburgo en 1645, la zona fuera una de las más castigadas y pasara a considerarse el principal foco de la epidemia.

Y aquí viene la parte más terrible de la historia. Para controlar la expansión de la enfermedad, las autoridades decidieron levantar muros alrededor de Mary King’s Close y sus alrededores, dejando allí encerrados a sus habitantes, sin distinción de sanos o moribundos, y condenándolos a una muerte segura.

Esta atrocidad no tiene nada que envidiar a las muchas que se han cometido a lo largo de la historia, sobre todo en tiempos del medievo, pero presenta una diferencia crucial en relación a las demás.

Y es que Mary King’s Close sigue intacta, tal y como quedó tras ser el escenario de muertes horripilantes. Resulta que, pasados unos meses desde la epidemia, el ayuntamiento de la ciudad ordenó destruir los muros y recoger los cadáveres putrefactos de las calles. Se repobló la zona, y algunos de los que allí vivieron fueron testigos, o así lo aseguraban, de apariciones fantasmagóricas.

Después de un siglo de la barbarie, en 1750, se demolieron los enormes edificios de la zona y se construyeron sobre sus ruinas diversos edificios municipales.

El pasado quedó así enterrado para siempre, a modo de laberinto subterráneo escondido en el subsuelo, dejando decenas de almas encerradas de por vida. Y aún hoy, en pleno siglo XXI, Mary King’s Close sigue vivo bajo las calles de Edimburgo.

Se puede visitar de lunes a domingo y, aunque la mayoría de tours son en inglés, recientemente se ha añadido uno en español. Se realiza cada día al mediodía y a las 4 de la tarde, aunque más que presentarse allí directamente se recomienda reservar antes por teléfono, pues son grupos limitados y se llenan con facilidad. Precio 12 libras esterlinas por adulto y 6.50 niños.

Más información

http://www.realmarykingsclose.com/