Dubai
¿Qué tiene esta ciudad de los Emiratos Arabes para que tanto se hable de ella? El único hotel siete estrellas, un archipiélago artificial y pronto el edificio más alto del mundo. Es una ciudad experimental, un proyecto revolucionario en una región ultraconservadora.
(Por Marcelo Aguilera de El Mercurio (GDA) y propia) El grupo de islas artificiales se llama The World, recreará a los cinco continentes y los terrenos ganados al mar los están comprando famosos y millonarios. Mezcla de islam, ultramodernidad y opulencia, la llamada Ciudad del Oro sorprende por donde se le mire. Esta no es una ciudad de otro mundo, pero a veces parece que lo fuera.
Los Emiratos Arabes existen hace sólo tres décadas, pero hoy es una de las potencias económicas del mundo. En tiempo récord, el país pasó de ser de un pequeño reino de nómadas a una próspera potencia petrolera. Aspira convertirse en uno de los centros turísticos y financieros más importantes del mundo, y ya tiene una cara que deslumbra: Dubai, la joya del golfo Arábigo, y una de las ciudades más sorprendentes del Medio Oriente.
En rigor habría que llamarla emirato igual que a sus seis compañeros federados que conforman los Emiratos Arabes Unidos: Abu Dhabi (el más grande, Dubai es el segundo), Ajman, Fujairah, Ras Al Khaimah, Sharjah y Umm Al Quwain. Si bien todos comparten el hecho de ser una especie de oasis en el desierto de Rub al Kahli -uno de los más áridos del mundo-, la diferencia está en que cada uno tiene su propio gobernante y sus propias leyes.
El proyecto Dubai no era más que un pequeño asentamiento humano a orillas del golfo Arábigo, sustentado por la pesca y el comercio de piedras preciosas. Siempre fue un pueblo dominado, primero por los turcos, luego por los mongoles, los portugueses y, finalmente, los ingleses. Ellos estuvieron en la zona hasta 1971, cuando la mayoría de los reinos (excepto Qatar y Bahrein) acordaron unirse y formar los Emiratos Arabes Unidos.
El artífice de ese hecho fue el sheikh Zayed bin Sultán Al Nahyan, que gobernó Dubai hasta su muerte, en noviembre de 2004. Bajo su mandato, noviembre de 2004. Bajo su mandato, este emirato se convirtió en una urbe ultramoderna, con una economía poderosa, que no sólo se basa en el petróleo, sino también en el comercio y el turismo.
El comienzo de toda visita a la ciudad es el Dubai Creek, un canal que entra desde el mar y que la divide en dos. Por el Norte está Deira, la parte comercial y tradicional, y por el Sur Bur Dubai, donde se mezcla la ciudad histórica con los barrios modernos.
Esta ciudad no es fácil de recorrer a pie, pero en la costanera podrá pasear a bordo de un abra o taxi acuático, y así evitarse los tacos de los puentes y túneles. Funcionan hasta medianoche y un recorrido de diez minutos cuesta treinta centavos de dólar. Ahora, si quiere algo más completo para navegar el canal, Creekside Leisure hace recorridos de una hora en los dhows, barcos tradicionales pesqueros adecuados al turismo (US$ 10).
Es recomendable adentrarse en Deira, el centro del comercio y de los zocos, los mercados tradicionales. Por veinte dirhams (US$ 6) se puede fumar shisha, la famosa pipa de agua árabe con agradables esencias de tabaco. Por aquí también es posible probar algo de la comida local, como el falafel (bolitas fritas hechas de puré de garbanzos y semillas de sésamo), labbouleh (maíz partido y remojado mezclado con tomates, cebolla, menta y perejil), o koussa mahshi (calabacines rellenos). No encontrará cerdo. Está prohibido por el islam. El café tradicional o gahwa se sirve sin azúcar, y es símbolo de bienvenida y hospitalidad.
Dubai también es conocida como la Ciudad del Oro, así que, si quiere mirar vidrieras o si su billetera aguanta vaya al Gold Souk (Nr. Hyatt Regency Intl, Deira). Es un laberinto de tiendas donde venden joyas de este metal y también piedras preciosas. O vaya al zoco cubierto y a la Deira Tower, sitios ideales para alfombras y especias.
Jumeirah es el barrio de fastuosas residencias, hoteles de lujo y movida nocturna. Tiene excelentes playas y una de las mezquitas más bellas de Medio Oriente. Además es la única que se puede visitar en Dubai. En Jumeirah hay unos 400 hoteles, y el 75 por ciento, cinco estrellas. El más famoso de ellos es el Burj Al Arab, cuya peculiar silueta destaca a kilómetros de distancia. ¿Recuerda el partido de tenis entre Roger Federer y André Aggasi jugado hace unos meses en un helipuerto? Bueno, era el Burj Al Ara ( www.burj-al-arab.com ). Está en una isla artificial, es el hotel más alto del mundo y el único que puede decirse de siete estrellas por la variedad de servicios que posee.
Si por esas casualidades de la vida no dispone de tres mil dólares diarios para alojarse allí, sepa que al menos podrá verlo desde la playa. Parecerá entonces que no está en el Medio Oriente, entre dunas y camellos. De ninguna manera. Usted está en Dubai.
La Dubai glamorosa, la ciudad histórica y a la vez la urbe «en construcción», está en el Sur. Bur Dubai y los barrios meridionales son los sectores más modernos de la ciudad, cubiertos por bellos jardines y prados tan verdes que parecen artificiales. Pero no. Aquí todo lo hacen crecer.
Cada cuadra de Bur Dubai, incluso sus sitios en construcción sorprenden. Lo puede comprobar recorriendo la autopista Sheikh Zayed, que cruza la ciudad de Norte a Sur. Vaya al distrito comercial y vea las maravillas modernas de Dubai como The Emirates Towers y el World Trade Center. Las primeras son las torres más altas de Medio Oriente: en el piso 53 se tiene la mejor panorámica de la ciudad desde 355 metros de altura. Avance un poco más y vea «el barrio de las grúas»: son varios kilómetros donde se están edificando más de cien rascacielos al mismo tiempo.
Megaproyectos. Los proyectos, algunos en construcción y otros ya listos son sorprendentes. Por ejemplo, Burj Dubai (www.burjdubai.com ), que promete convertirse en la torre más alta del mundo: tendrá 700 metros de altura (actualmente es el edificio Taipei 101, en Taiwan, con 508 metros). A su lado estará The Dubai Mall, el shopping más colosal del planeta y que promete tener entre sus atractivos la pista de patinaje sobre hielo y el cine tipo Imax más grandes del mundo.
La idea es preparar la ciudad para los diez millones de turistas que se prevé llegarán en 2010, y que disfrutarán con maravillas aún en construcción como la Dubai Marina, con sus once km de muelles y condominios corriendo a lo largo de la costa; o Dubailand, que anuncia ser el centro de entretenimientos más grande del planeta, con seis mundos temáticos y una megaciudad deportiva donde se podrán practicar todos los deportes, incluido un enorme cerro nevado para esquiar (www.dubailand.ae); o Hydropolis, el primer hotel submarino del mundo ( www.hydropolis.com ).
La guinda de la torta serán los cuatro proyectos residenciales más grandes de los últimos tiempos: las palmas de Jebel Ali, Deira y Jumeirah, construidas en islas artificiales sobre el mar; y The World, un archipiélago con la forma de los cinco continentes, y donde celebridades y millonarios ya han comenzado a reservas sus terrenos ( www.thepalm.ae ).
Más información en www.dubaitourism.ae