Rosie la remachadora
Esta podría ser la historia de otro ninguneo y “femiestafa” con una bella protagonista. Pero me gusta más la idea de cómo una guerra y una foto fortuita contribuyen a valorar y respetar la mujer. ¿Y si la protagonista hubiera sido fea? Bue… todavía tenemos muchas injusticias para corregir.
La muchacha de la fotografía, heroína y contracara enérgica de aquellas mujeres que los años 40 querían modosas, serviciales, fieles fábricas de bebes, caricias y servicio doméstico. ¿Te creés que esta sola foto no tuvo algo que ver? Claro que lo tuvo. La cuestión es que nadie sabía quién era la chica del dibujo, o del cartel.
Por una vez comencemos por el final, un poco antes del fallecimiento de Naomí Parker Fraley con 96 años, en Washington. Dejó de existir apenas tres años después de que se revelara la verdadera identidad de la famosa remachadora que aseguraba “podemos hacerlo”. La mujer del siglo XX podía hacer casi todo… menos hacer valer sus derechos de imagen y de persona. Y algunas otras cosas más; por ejemplo en Uruguay y en el siglo XXI todavía no puede hacer valer su derecho a la vida. Clama por ayuda porque la acosan y más allá de una pulserita de dudosa efectividad, no consigue ni solidaridad. A menos que consideres que manifestar rabiosamente mostrando tetas, odio y lesbianismo ayuda para algo.
Geraldine Doyle murió creyendo honestamente que ella era Rosie.
Durante más 70 años se supuso que esa muchacha era Geraldine Hoff Doyle, quien en 1942 trabajaba como prensadora de metal en una fábrica de Michigan. Geraldine no era una simuladora, creía de verdad que la figura la representaba a ella. Se le hicieron muchos reconocimientos y falleció convencida de su protagonismo.
Pero en 2011, Naomí y su hermana (también remachadora en tiempos de guerra) asistieron a una reunión de trabajadoras veteranas de la guerra. El escenario estaba presidido por la fotografía y se explicaba que era la foto de Geraldine Doyle. Naomí nunca había hecho cuestión, no pretendía fama ni paga en su juventud, y tampoco ahora. Pero quería justicia ahora que descubría que esa chica era ella; así que les escribió una carta a los organizadores y la acompañó con un recorte de prensa que guardó en su juventud y que demostraba su protagonismo en la foto original.
La belleza interior permite que la belleza exterior sea inmune al paso del tiempo
El reclamo no era airado: Naomí no quería nada material, ni fama universal ni nada por el estilo. Quería que ese cartelito debajo de la foto dijera su nombre. No era tan sencillo romper lo que se había transformado en una tradición. Acá es donde interviene James J. Kimble, un profesor universitario que ya en 2010 había iniciado una investigación en busca de la ferdadera Rosie, sospechando que no era Geraldine.
Dicen las fuentes que Kimble rastreó todo tipo de archivos, tanto digitales como físicos, detrás de alguna copia de la foto en la que encontrar el rastro de aquella chica con el pañuelo de lunares. Y al final lo encontró, en una tienda de fotos vintage. Allí estaba la foto. El fotógrafo la ubicaba en la base militar de Alameda con una leyenda que decía: “La bella Naomi Parker a punto de engancharse la nariz en la máquina en la que trabaja”.
Linda, pero linda de verdad
Naomí Parker Fraley había nacido en Tulsa, Oklahoma el 29 de agosto de 1921, fue camarera y obrera de la industria armamentista durante la Segunda Guerra Mundial, en la base aeronaval de Alameda. Fue allí donde el fotógrafo Howard Miller la fotografió con su mameluco y su pañuelo a lunares que se puso para prevenir un accidente si su cabellera se enredaba en la maquinaria.
Nunca nadie impuso las telas rojas con lunares como Naomí, lo cual fue accidental, solo un gusto personal y un pañuelo a la mano. Después de la guerra volvió a su trabajo de mesera en Palm Springs, California y vivió una existencia sin sobresaltos, de típica clase media… aunque se casó tres veces. Porque linda siempre fue y nunca le faltaron pretendientes.
Ella tenía 20 años y su hermana Ada solo 18 cuando ocurrió el ataque a Pearl Harbor, su reacción fue la de anotarse de inmediato para pelear su guerra desde el puesto que le dieran en la frabricación de armas. Trabajaron en la fabricación y fijación de alas en los aviones de combate. Hubiera sido una más entre los seis millones de mujeres estadounidenses que trabajaron en la industria de guerra; de hecho ella y Ada con lo bonitas que eran, fueron fotografiadas varias veces por la agencia Acme para inducir el reclutamiento de obreras voluntarias.
Eran dos muñecas y como tales las contrataron luego de la guerra en The Doll House, un restaurante popular entre las celebridades de Hollywood que pasaban los fines de semana en esa ciudad que era un oasis en el desierto de California. Entre ellos estaba Frank Sinatra y su comandita… pero ni piensen en nada raro o comprometedor. Enviudó de sus dos primeros maridos y cuando murió el tercero, vivió con su hermana Ada, las cuales fueron siempre inseparables amigas. En suma, una vida sin sobresaltos con un hijo enteramente normal en la clase media estadounidense.
Con el tiempo la foto, icónica durante la posguerra, pasó al olvido para desgracia de Hoff Doyle, que se creía la protagonista de ese cartel. Pero en los años 80, apareció el feminismo y Rosie la Remachadora parecía encarnar la imagen de la mujer fuerte, conductora de su propio destino, rebelde ante la sumisión. Entonces el cartel reapareció y hasta se imprimió en camisetas y tazas.
La imagen tuvo tanto impacto que le permitió ganar bastante dinero a muchos artistas y empresarios… pero nunca a ella.
Naomí practicaba como siempre su femineidad sin sometimientos, pero no era una activista, de manera que o no vio o no prestó atención a esa imagen. Fue recién en 2009 que prestó atención a la foto durante un acto en el National Park Service, donde desde hace más de veinte años funciona una institución y un museo denominado “Rosie the Riveter”, luego rebautizada “Rosie the RiveterTrust”.
Es una organización sin fines de lucro que busca “inspirar a las generaciones actuales y futuras con el espíritu y valores «We Can Do It» que dinamizaron el Home Front de la Segunda Guerra Mundial y transformaron el gobierno, la industria, la sociedad y la cultura de los Estados Unidos. Pero el feminismo en su mejor faceta está allí presente.
Desde la formación del parque, Rosie the Riveter Trust y National Park han trabajado para designar sitios históricos importantes, preservar y restaurar sitios y artefactos, y crear muchas más oportunidades para el acceso de los visitantes y la educación sobre esta etapa catalítica y de vital importancia en la historia de los Estados Unidos.
Nunca subestimes el poder de la mujer
En la web de la organización, aseguran que con los ingresos han contribuido a la renovación del histórico Maritime Childcare Center, que ganó un LEED Premio Gold for Schools y ahora opera como una parte viva del parque. En mayo de 2012, el Fideicomiso también apoyó la apertura del nuevo Centro de Visitantes junto a la Planta de Ensamblaje de Ford, y una Tienda de Regalos para Visitantes operada por el Fideicomiso. Otros éxitos han incluido el desarrollo de importantes programas juveniles como Rosie’s Girls, un campamento de verano gratuito para niñas en riesgo, inspirado en las valientes mujeres que abordaron trabajos manuales durante la Segunda Guerra Mundial y en el proceso rompieron barreras para las mujeres en la fuerza de trabajo.
Si te interesa más que apedrear iglesias, acá van los datos: Rosie the Riveter Trust (ID # 94-3335350) – PO Box 71126, Richmond, CA 94807-1126 – (510) 507-2276. Y si te complace comprar alguno de los recuerdos inspiradores, también allí debés dirigirte, sabiendo que te costarán entre 5 y 35 dólares.
Te gustará saber que Naomí, su hermana Ada y su otra hermana Althea, formaron un grupo de música cristiana llamado “Las tres hermanas”, con el cual hacían funciones de caridad. No te vamos a mentir que fueron famosas o que eran fantásticas… eran del montón… pero eran preciosas de ver y agradables de oír. No encontré videos de juventud, pero en internet logré hallar esta joyita de Naomí cantando con 93 años una pieza de su autoría. Abajo, la letra.
Naomí cantando con 93 años su propia canción, abajo la letra
LONELY IS THE NIGHT
Lonely is the night
Lonely is the town
Lonely is the moon
Buildings standing tall
Weary shadows fall
Like long hungry arms
Embracing us all.
In street lights overhead
Your Laughing eyes, I read
At our last meeting I regret
Were filled with tears, I see them yet
From place to place, I go
From face to face, I go
But, all I see are faces bleak
Only for themselves , they seek
I go to my retreat
Where dwells on lonely street
Only a Shadow
Your fleeting shadow
On deserted streets on my mind
Lonely is the Night.
Guillermo Pérez Rossel
https://www.nps.gov/rori/index.htm