La asombrosa basílica de San Marcos
Empujado por la muchedumbre, sin proponértelo, podés hacer mérito para el infierno de los insensibles. No podés dejar de disfrutar los 8.000 metros cuadrados de mosaicos en la basílica, un espectáculo único en el mundo. Además, irrepetible, no solo por el costo, sino también por el talento y la inspiración.
Si las cosas son como a ellos les prometieron, los mercaderes que gastaron fortunas para solventar esas obras, deberían estar todos en una platea preferencial del paraíso. Fue una inversión adecuada para quienes instalaron una colonia comercial veneciana en la mismísima Constantinopla y se hicieron cargo del tráfico comercial desde y hacia el imperio bizantino. Agradecidos del poder económico y político que habían logrado, construyeron una gran basílica para acercarse al reino de Dios. Los más de 8.000 metros cuadrados de mosaicos son un estallido de belleza constituido por pequeñas piezas de cristal recubiertas con pan de oro.
Los murales en mosaicos ilustran temas bíblicos del Antiguo Testamento en el atrio y del Nuevo Testamento en el interior de la iglesia… pero también se extienden por la fachada. Todo el edificio desborda una estética inusual en nuestro mundo occidental. Tan milagroso parece todo, que vos también podrías enfilar para el poder de la Fe, pero a riesgo de ser considerado el más hereje de los neoliberales, ya que estamos sublimando al mercantilismo. Yo me juego al confort que da la riqueza, capaz de generar bienes suficientes para derogar las injusticias… o para comprarse un lugarcito en el cielo, ya que mantenerse libre de pecado es tan sacrificado. En fin, esta formidable demostración de arte es el resultado de los buenos negocios que generaron bienes para pagarle a los artistas y los artesanos.
De entrada voy a reconocer que me he basado fundamentalmente en un blog subyugante denominado Baúl del Arte, profundo, documentado, bien escrito, totalmente recomendable. Me hubiera gustado hacer justicia con el autor… pero además de talentoso, es de una humildad pasmosa: solo nos expone su seudónimo: “chity del amo”. La url la pongo abajo, encabezando la lista de créditos, pues hubo otras fuentes, naturalmente.
Chity refiere a la basílica en general, presentándola como una obra maestra del arte bizantino y poniendo énfasis en los relieve del pórtico, las grandes cúpulas, sobre todo las de Alejandría y la Ascensión… pero yo me centraré en los mosaicos sin otra justificación que el impacto que me produjeron, particularmente la vista a centímetros, de los pequeños trozos de cristal y pan de oro que los componen. Juro que resistí la tentación de tocarlos: una voz interior me gritó ¡quita tus sucias manos sudacas, ni te atrevas! Y no me atreví, pero todavía siento cosquilleos en las yemas de los dedos.
Supongo que ahora estarán más protegidos, como la Capilla Sixtina, donde le pasan aspiradora a quienes quieren visitarla. Aunque anuncie el foco en los mosaicos, no hay forma de escapar a una descripción suscinta de la basílica.
Comercialmente próspera, Venecia estaba religiosamente subordinada a los obispados de Grado y Aquileia, cuentan en la enciclopedia. Pero nuestros beneméritos fundadores rapiñaron de Alejandría las reliquias de San Marcos, o inventaron todo el caso, la historia de muchas reliquias suele ser bastante oscura. Así que en el 828 iniciaron la construcción original y la terminaron en 832, en otra muestra de su eficiencia y celeridad. Tenía planta en cruz griega, cúpula en el crucero y cinco cúpulas en los brazos, algo descomunal y muy bizantino. En 975 fue incendiada durante un motín y los esforzados venecianos trajeron arquitectos y obreros de Constantinopla para que les saliera mejor. Esta vez la obra se prolongó hasta 1073. Fue modificada nuevamente en los siglos XIII, XV y XVII.
Es posible que ya hayas visitado Venecia a la disparada, en esa desesperación de los que no sabemos cuántas veces podremos ir a Europa… pero ahora te propongo quedarte varios días y hacer las cosas pausadamente. Antes de entrar a la basílica en el día más soleado que te toque, te aconsejo descansar con una copa de vino, un café o un helado en alguno de esos restaurantes de la plaza. No te detengas en la Torre dell’Orologio, guárdalo para la salida.
Ya sabés que esa plaza se inunda, de manera que valorarás que el piso de la basílica está ligeramente más elevado… no de ahora, sino porque los mercaderes que se hacen ricos son muy precavidos, los otros se funden. Ya te habrán llamado la atención los cuatro caballos en cobre dorado que, fieles a su más cara tradición rapiñera, los mercaderes se trajeron del hipódromo griego de Constantinopla, pero como fue en 1204, el delito prescribió hace tiempo. Además, en tiempos de las cruzadas, esas cosas no eran delito sino actos de fe.
El nártex (vestíbulo, pórtico) está techado por seis pequeñas cúpulas con mosaicos que ilustran escenas del Antiguo testamento, incluyendo la creación del mundo. A esta altura, si no lo hiciste, estarás lamentando no haber contratado una visita guiada… no digas que no te lo advertí… yo no puedo ser más detallado porque los lectores tienen la fea costumbre de emigrar. Pero te advierto que, aunque hable de los mosaicos, deberás dedicarle unos pausados minutos a la Pala d’Oro, un primoroso trabajo de orfebrería bizantina y veneciana realizada en el siglo X y enriquecida a lo largo de cuatro siglos posteriores, cuando lo de la salvación eterna ya no era la única motivación, sino que el embellecimiento de la basílica por los mercaderes era un curioso impuesto a las ganancias elevadas.
En cuanto a organización y temática de los mosaicos, hay bibliotecas enteras de hipótesis y conjeturas. Es poco menos que imposible suponer un hilo creativo cuando hablamos de centurias y de sucesivos donativos de mercaderes acaudalados. Los inversores en eternidad simplemente merodeaban sus proveedores y clientes, de repente veían algo que les parecía digno para la basílica, conseguían buen precio y lo compraban. Se lo compraban a los propietarios… o a los ladrones.
Pero hay grandes áreas temáticas en la basílica, tanto dentro como fuera de ella, porque a costo de los mercaderes también se contrataron artistas, artesanos y albañiles. Y los cristales empavonados en pan de oro eran una creación absolutamente veneciana, donde el arte del vidrio llegó a su máxima expresión. Dicho sea de paso, deberías darte una vuelta por Murano, una isla a apenas un kilómetro, donde tuvieron que concentrarse los artesanos por orden del Dogo, que los quería controlar y fiscalizar, no fuera que sus secretos salieran de Venecia. Tanto control y apriete fiscal tuvo el resultado contrario: algunos se escaparon a Bohemia y generaron otro centro mundialmente famoso por su cristalería. En Murano hay una basílica con excelentes murales.
En cuanto a segmentación temática, el Antiguo Testamento está presente en el atrio y el Nuevo Testamento en el interior de la Iglesia. Hay temas detalladamente tratados y también hay segmentos casi aislados, que quizás en su tiempo tuvieron un significado especial para estar allí.
Nuestra principal fuente asegura que la mejor forma de apreciar el colorido y la belleza de estos mosaicos consiste en subir al museo adyacente a la terraza de la fachada de la basílica, y desde aquí mirar hacia el interior. “En un primer momento la basílica estaba recubierta exterior e interiormente de ladrillos. Más adelante las paredes del templo se fueran decorando con espectaculares mosaicos y placas de mármol. De éstas últimas podemos destacar las que decoran los paramentos exteriores sobre todo de la fachada principal”.
La cúpula central nos muestra una síntesis de la Pasión y Muerte de Jesús, dicen en el blog. En el brazo derecho del crucero, la cúpula de San Leonardo; representa a San Nicolás, Clemente, Blas y Leonardo iluminados por el rosetón. Los mosaicos del arco meridional son de la época bizantina y presentan un resumen de las Tres Tentaciones de Cristo, la Entrada a Jerusalén, La Última Cena y el Lavatorio.
“El periodo bizantino del mosaico, de los siglos V al IX, se caracteriza por vistosos colores planos sobre fondos brillantes de oro. Este hecho es debido a que fueron diseñados para la contemplación a distancia, y como a menudo decoran paredes a gran altura, suelen tener una apariencia más austera y estilizada que los mosaicos clásicos naturalistas que se dan en los pavimentos de más cercana visión.
“Casi la totalidad de las inscripciones de mosaicos se encuentran en latín, hay muy pocas en griego. Las escenas del Pentecostés, de la Vida de San Juan, la Iglesia y las profecías de los profetas junto a de vidas de santos completan el programa iconográfico de las restantes cúpulas, todas ellas confeccionadas en el siglo XIII.
No olvidemos las seis pequeñas cúpulas del atrio. La primera de la derecha representa la creación del mundo y está decorada con los mosaicos más antiguos de esta serie. Las siguientes cúpulas cuentan la historia de Abraham, la de José, de Moisés y las dos últimas contienen escenas del Génesis y el Exodo. A riesgo de una tortícolis fulminante, en las cúpulas y cupulitas podrás encontrar las historias de Caín y Abel, del Diluvio, de la Torre de Babel, de la borrachera que se agarró Noé tras establecerse con granja luego del diluvio, el cruce del Mar Rojo… en fin, los mosaicos son un libro abierto. Quizás un poco desordenado, pero buena parte de la Biblia y las tradiciones cristianas está allí, como quien lo desarrolla en una historieta.
Guillermo Pérez Rossel, en base a la excelente compilación de
http://baulitoadelrte.blogspot.com.uy/2017/04/los-mosaicos-de-la-basilica-de-san.html
Más fuentes:
http://www.basilicasanmarco.it/basilica/mosaici/?lang=en
https://es.wikiarquitectura.com/edificio/basilica-de-san-marcos/
http://www.arteguias.com/catedral/sanmarcosvenecia.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Bas%C3%ADlica_de_San_Marcos