Lorenzo Quinn también es un artista, pero no un actor. Y es más europeo que estadounidense, como su padre fue más estadounidense que mexicano… aunque con tintes europeos.

A los Quinn les cuesta asimilarse… o más bien a los demás les cuesta asumir a los Quinn. Hace años estaba en el aeropuerto de México cuando escuché el vozarrón del actor desde un enjambre de periodistas que más que entrevistarlo, lo increpaba. Todavía ignoro por qué tanta aversión. La crítica llegaba a lo airado cuando le reprochaban haber rechazado la compra de  Cien Años de Soledad para llevarlos al cine. “No lo rechacé, respondió, solo que no estaba dispuesto a pagar los cinco millones de dólares que me pedía Gabriel García Márquez”. “Es una obra extraordinaria y promete mucho en cine… pero yo no financio revoluciones ajenas”, respondió tajante, lo que enojó todavía más a los periodistas, que venían cargados y con la idea de enfrentar a un  «neoliberal». Quinn era revolucionario… pero de otra clase.

Aclaremos, no puedo juzgar las intenciones de García Márquez ni las aseveraciones de Anthony, pero por aquél entonces –bastante antes de la caída del muro de Berlín—el colombiano posaba con Fidel Castro tal como lo hizo después Maradona. Entonces atacaron por otro lado. “Si usted se siente tan mexicano, ¿porqué no vuelve a su patria y hace cine acá?” Y haciendo valer su casi 1,90 de de estatura y su vozarrón estentóreo, Anthony respondió: “Volveré el día que encuentre dos mexicanos que sepan quién fué en realidad Pancho Villa. Me alcanzan dos, pero no los puedo encontrar”, dijo recordando que su padre de origen irlandés había luchado con el caudillo revolucionario y poniendo una dura crítica a la historia oficial que suelen recibir los mexicanos.

En fin, que me quedé admirado con Anthony por razones diferentes al asombro que me causaba verlo en las matinés como  auténtico forzudo italiano en La Strada, como un perfecto esquimal en El país de las sombras largas, como el más griego de todos los griegos en Zorba, como el más jorobado de los jorobados en Notre Dame o –para no hacer una lista interminable– como el más genuino Gauguin junto a el más genuino Van Gogh interpretado por Kirk Douglas. Pero, claro, eran dos gringos y tanto acá como en Europa se los reconoció poco cuando se metían con la cultura. La platea los quería ver con revólveres o lanzas, no con pinceles. Más que mimetizarse, Anthony viviseccionaba sus personajes y devolvía a la pantalla un producto más auténtico que el original.

Por si te habías olvidado de esta escena, única, con fuerza atómica. Todos los griegos se disfrazaron de Quinn después de esto. ¿Y me discutís si era buen actor?

En fin, no estamos escribiendo sobre Anthony (que ganas no nos faltan), sino sobre Lorenzo, quizás por Lorenzo de Médicis, pues debemos decir una última cosa sobre el actor: también fue pintor y escultor, muy bueno, pero nada reconocido. ¿Qué le faltó al hombrón mexicano que en la realidad hasta fue boxeador luchando con la pobreza familiar? A Lorenzo le fue mejor, nació en Roma y se instaló en Barcelona, luego de probarla, no le gustó la actuación, de manera que incursionó en pintura, escultura, orfebrería y hasta en gastronomía.

Bueno, ahí las tenés. Las denominó “La fuerza de la naturaleza” y podés darle la interpretación que quieras, respondiendo a esa enfermiza pregunta (¿qué significado tiene?)  de los que jamás van a entender de qué se trata. Si pensás que el calentamiento global va a elevar en más de un metro los niveles de los océanos y los mares como el Mediterráneo, podrías suponer que es como un llamado desesperado de una ciudad que se va a ahogar. Pero no te confíes, pues las manos hablan tanto como la boca, y más que desesperación de ahogado, se las ve como protegiendo amorosamente uno de los más valiosos patrimonios urbanos que tiene la humanidad. Por eso el nombre original fue “Soporte”, y muchos las siguen denominando de esa manera, pues paternal soporte es lo que sugieren.

La llegada de las manos en una peregrinación de lanchas, con apoyo de helicópteros, fue seguida por toda la prensa italiana y contemplada en gloria por los venecianos, a cuyo frente estuvo el alcalde Luigi Brugnaro. Papá Anthony hubiera estado feliz contemplando una inauguración por todo lo alto y hubiera exhibido esa sonrisa de costado, a lo Gardel, al escuchar las críticas que nunca faltan.

Lorenzo es un tipo sensible y comprometido con muchas causas, y contribuyente de muchas obras de altruismo. Cuando ocurrió el sangriento atentado de Barcelona twiteó: “Cómo puede alguien despertar y saber que hoy van a dañar a gente inocente inocente y destruir sus vidas y sus familias vidas y seguir adelante con su atroz plan de todos modos? Tanto odio. Cuándo van a entender que este odio sólo trae más odio y realmente daña su causa más que cualquier otra cosa. Oremos por Barcelona y las víctimas de otro ataque. #Barcelona #barcelonaattack #prayforbarcelona #paz #paz #solo”

Te puede gustar ingresar a su web https://www.lorenzoquinn.com/ y pasear por sus catálogos, videos, reflexiones y mucho más. Me hubiera gustado encontrar los cubiertos y vajilla que en una web se asegura ideó para su restaurante “Galería Gastronómica”, sito en Barcelona, donde también se exhiben varias de sus esculturas y cuadros, todo lo cual está a la venta… pero no esperes pichinchas. En todo caso, los platos del menú lucen deliciosos y dicen que sin ser chef, él también metió cuchara si no en la elaboración, al menos en la presentación.

Lorenzo estudió arte en la American Academy of Fine Arts (Facultad de Bellas Artes) de Nueva York, en talleres y en fundiciones, tanto de Estados Unidos como de Europa. Dice que su inspiración parte de Miguel Ángel, Bernini, Carpaux y Rodin, sin olvidar al catalán Salvador Dalí del cual es ferviente admirador… y se nota. Casualmente, Dalí fue uno de los personajes que interpretó cando hizo cine, al comienzo de su carrera.

El Vaticano le encargó esculpir la imagen de San Antonio para conmemorar el VIII centenario del nacimiento del santo. Las Naciones Unidas también han contado con su colaboración; así como diferentes empresas privadas, expresan  en http://www.elmundo.es/loc/2017/07/17/5968b21622601dab5c8b4645.html Su proyecto más importante «El Globo de la Vida» está en curso. Representa los cien momentos más importantes en la historia, cuenta con cinco esculturas monumentales de bronce que unen cada continente. La Wikipedia la describe como una escultura de bronce monumental, en la forma de un globo de 10 metros de diámetro y un peso de 60 toneladas, rematada por dos manos de 3,5 metros extendidas hacia el cielo. Un centenar de placas de bronce cubren toda su superficie. Cada una representa un momento importante en la historia, ya sea biológica, cultural o tecnológico, como el Big Bang, el aumento de la masa cerebral, el descubrimiento de la rueda, la imprenta, la religión y el microchip, en una síntesis muy personal y quizás controversial.

El interior del globo acoge una exposición interactiva. El visitante experimentará una demostración de la realidad virtual: imágenes holográficas tridimensionales explicarán nuestro pasaje a través del tiempo. La demostración de la realidad se basa en las razones de la elección de los cien momentos y su respectiva importancia para la evolución humana. El público también será capaz de conectarse en tiempo real con las otras copias del globo, una en cada continente. ¿Conseguirá Lorenzo los recursos necesarios para semejante proyecto tantos años después de que su homónimo Médici muriera?

Mientras tanto, expone en Miami, en Londres, en Birgmingham, ciudad para la cual produjo la escultura El árbol de la vida, representando a las víctimas de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Para Mallorca produjo otra escultura monumental que llamó Encuentros y en Sant Climent de Llobregat causó una pequeña revolución con una escultura viviente. Varias de sus obras pueden verse de manera permanente en la Rafart Gallery de Almenar, España.

En fin, que Lorenzo parece tener tanta dinámica como Anthony, aunque bastante más fidelidad. Papá Anthony tuvo 13 hijos en varios continentes, en tanto que Lorenzo se confiesa hombre de una sola mujer, dedicado a sus tres hijos.

Guillermo Pérez Rossel

https://www.lorenzoquinn.com/es/biografia/