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Julio Herrera y Reissig, martirio de un poeta

Si querés llamale pituquería, dandismo o clasismo insoportable. Pero también podés equipararlo con el poeta más inspirado del mundo.

Para serte franco, realmente comencé a comprender a Herrera y Reissig cuando conocí a una egipcia y a un rumano que se habían venido a vivir en Montevideo para poder leer todo lo que este hombre hubiera escrito. Yo era y todavía soy, un uruguayo  cualunque más, sin mérito para trepar hasta la Torre de los Panoramas… aunque eso sí lo hice.

Todavía hoy es un autor poco entendido al que se lo suele citar solo para destacar su gusto por la morfina y otras drogas; pero Alberto Moroy, con la complicidad de Juan José de Soiza Reilly nos trae otra visión de este personaje al que deberíamos darle la relevancia debida.

Por Alberto Moroy

En un artículo anterior nos referimos a Roberto de las Carreras, «Un dandy del 900.y su madre», que podrán ver abajo. Hoy lo haremos a su amigo, Julio Herrera y Reissig quien le concedió un reportaje a Caras y Caretas en enero de 1907, de la mano de Juan José de Soiza Reilly. Por ese entonces Julio tenía 32 años y ya estaba en las últimas, sobrevivió tres años más. No obstante las explicaciones de por qué se drogaba, van más allá de nuestra lógica y comprensión, sin embargo el periodista parece entender los prolegómenos necesarios para ser inspirado, aun a costa de sacrificar su propia vida los que seguramente tenía que ver con si delicada salud ya que padecía desde niño una afección cardiaca.

Así comienza

–Venga usted a verme. Estoy siempre en la torre (Panoramas). Ya nadie me visita. Venga…  Fui… verdad ya nadie lo vista ¡Este abandono será el presagio de laureles futuros! ¡Que tal! Tal vez, quizás, no. Sin embargo Verlaine (Paul, poeta francés 1844-1896) nunca tuvo en América un hermano mejor; Baudelaire (Charles Pierre, francés 1821-1867), no ha podido dejar hijo más semejante. El diablo,- pero el Satanás artístico de Bois (Jules) tiene en Herrera un devoto sincero.

Al subir a la «Torre», sorprendía al visitante la siguiente inscripción: «Está prohibida la entrada a los uruguayos». Tal advertencia desconcertaba en un principio. Pero luego era fácil explicársela. Con ella quería sugerirse el odio a la vulgar normalidad, a lo que la gente considera equilibrado, Julio Herrera y Reissig y sus amigos tenían las pupilas fijas en Francia; y dentro de Francia en aquel París cuyo «fermento literario» buscó Rubén Darío para iniciar la evolución de la lírica hispanoamericana. «La poesía era para el cenáculo de la «Torre» -escribe Alberto Zum Felde, refiriéndose a la primera época de Herrera y Reissig- una alquimia exótica que nada tenía que ver con la vida». En la azotea, a veces, había encuentros esgrimísticos, que no en vano había dos floretes enmohecidos en el mezquino mirador.

¿Quiénes eran los frecuentadores de la «Torre de los Panoramas»?..

De paso, desfilaron muchos jóvenes escritores por allí, como Florencio Sánchez. Pero los asiduos eran muy pocos: César Miranda («Pablo de Grecia»), Pablo Minelli González, Raúl Lerena Joanicó, que fue luego reputado arquitecto, Roberto de las Carreras, Illa Moreno, Francisco Aratta… Un historiador de aquel movimiento hace notar que aquellos muchachos eran perfectamente normales, no apareciendo sus rarezas hasta que no se disponían a forjar versos. Ninguno, sin embargo, tenía la fastuosa imaginación de Herrera y Reissig, puesta en evidencia con este desorbitado soneto que lleva el título desconcertante de «Epitalamio Ancestral”

Saliendo de la torre (1) calle Ituzaingó 1255 /  fotos de época (2), actuales (3) / Plano de ubicación

 

La torre Panoramas

Imagen de previsualización de YouTube

Las nueve casas de Herrera y Reissig

 

http://www.herrerayreissig.org/www.herrerayreissig.org/Casas.html

 

Amor Sádico. (J.M. Vitier. Martirio).

Imagen de previsualización de YouTube

http://www.youtube.com/watch?v=yaWvDP6sBkA

Jules Bois

Jules Bois (interesante)

http://tybalt.pagesperso-orange.fr/LesGendelettres/biographies/BoisJ.htm

 

Julio Herrera y Reissig

 Su historia 

El 19 de noviembre de 1726, entre los matrimonios canarios traídos por el comerciante Francisco de Alzaybar para armar con ellos. la pequeña población de treinta y cuatro vecinos preexistente la que sería ciudad de Montevideo, llegaron a la recién diseñada planta urbana Cristóbal Cayetano Herrera y María de Jesús Ojeda. Cinco generaciones después, el 9 de enero de 1875, habría de nacer su tal vez más importante descendiente: Julio Herrera y Reissig.

Entre los dos extremos de la estirpe se encuentran, además, otros nombres importantes en la historia del país: el padre, Manuel Herrera y Obes (en rigor, Manuel Herrera Martínez), fue fundador del Banco Mauá; el tío, Julio Herrera y Obes (y también en rigor, Herrera Martínez), presidente de la República; el abuelo, Manuel Herrera y Obes, ministro de la Defensa y uno de los delegados uruguayos ante el gobierno argentino cuando la paz de abril de 1851 con Urquiza, y encargado en 1865 de negociar la paz interna con Flores; el bisabuelo, en fin, Nicolás de Herrera Ximénez, primer doctor civil que tuvo el país, graduado en Charcas, secretario y asesor de cabildos y juntas, y político tan hábil como sutil.

No parece demasiado probable, en cambio, que fuera hijo de un tataranieto de Thomas Hobbes (filosofo ingles 1600), del que derivaría deformado el apellido de su bisabuela Consolación Obes, mujer de Nicolás Herrera: el poeta lo utilizó entre setiembre de 1901 y los primeros meses de 1902, reiterando la anterior actitud de Julio Herrera y Obes, que en 1894 había declarado la ascendencia al «Standard» de Buenos Aires. Por lo menos, no hay prueba convincente de ello, y sí de que la idea del cambio de apellido provino de Roberto de las Carreras, por lo que resulta sospechosa de dandismo. En la actitud del poeta pudo haber existido, además, el propósito de renovar la tradición iniciada varias generaciones atrás, cuando Lucas José Obes, tras la muerte de su único hijo Maximiliano, pidió a sus cuñados que no dejaran morir el apellido ; de ahí que lo usara incluso el padre del poeta, cuya madre fue en realidad Bernabela Martínez.

En 1882 su padre debió liquidar el Banco que había fundado y vender sus propiedades para pagar a sus acreedores. Fue designado, casi al mismo tiempo, Director de las Clases Pasivas, en la Caja Nacional. Pero aunque la familia mantuvo, así, una buena posición económica, la casa de Buschental debió ser sustituida por la menos aparatosa del Cordón, segunda de las varias residencias del poeta. Casi simultáneamente con la mudanza, comienza su educación. Aprendió sus primeras letras en el colegio Lavalleja, instituto particular cercano a su casa, dirigido por la maestra Margarita Varela. Según Flores Mora, en el colegio Parroquial del Cordón, a cargo del padre Stella.

Su nieta Soledad Luna

Un testimonio de Soledad Luna permite inferir algunos rasgos de la perspectiva con la cual Minetti enfrentó la circunstancia de su embarazo y el cuidado de su hija. Dice aquella en una carta privada enviada a un amigo uruguayo en 1954: «Amó a un solo hombre, mi padre, luchó como leona para brindarme todo lo posible, su lucha fue digna, no se valió de sus encantos físicos, ya que era bellísima cuando joven, para “conseguir dinero”; fue maestra, después directora de escuela, tuvo conservatorio de música, etc. y se mantuvo dentro de una perfecta y santa moral, fiel a mi padre, hasta el fin. Fue la mujer que lo dio todo y no pidió nada.

Soledad Luna, hija de Julio Herrera y Reissig y María E. Minetti Rodríguez, nació en Montevideo el 8 de julio de 1902. En mayo de 1904 su padre cumplió con los trámites legales de reconocimiento de la niña como su hija natural. La crianza corrió por cuenta de su madre; es difícil –por las brumas de que se ha rodeado el episodio– saber en qué medida Herrera y Reissig se ocupó de ella. En su juventud fue becada por el gobierno uruguayo para «cursar estudios superiores de piano en la capital alemana, con el objeto de perfeccionar las admirables condiciones naturales de que hiciera gala desde su más tierna adolescencia», según dice Teodoro Herrera y Reissig en anotaciones manuscritas tituladas «La destacada personalidad de una becada uruguaya»

 Así comienza el reportaje de Caras Y Caretas 

El niño Jesús puede hallar en él, un rey mago ferviente. Ya veis…. entre tanto, el poeta más raro, el lírico más triste, el pescador más esteta, el jilguero de sangre más azul, el loco más radiante, más fogoso, más bueno y mas encantador que haya tenido el Plata, vive solo en su torre, de Montevideo…. Después de tanto ruido vive solo. Muy solo. Más solo todavía que los muertos. Por eso sobre la tumba — petrificada de silencio y de olvido- sobre la tumba donde su nombre duerme, ya cadáver,- vibra -hermosamente porque suena a responso,- el amable latín de los elogios fraternales.

Así vivía

Continúa…

Elogios que serán solitarios y harán reír, con lastimas inútiles a los calvos  sacerdotes de la literatura alcanforada… Es criminalmente alevoso que los perros de la envidia profanen con sus dientes el dulce corazón de este pobre corderito ciego que se muere por exceso de vida, en perpetuo pecado, por desprecio a la muerte.

¿Queréis verlo, queréis oír su voz? ¿Queréis saber qué dice? que piensa, lo que sufre, lo que goza. Bueno es fácil. Subid conmigo, treparemos por la escalera del viejo palacio. Por estas pasaron muchas rojas aristocráticas fallecidas: (sic), hace tiempo; muchas razas neuróticas ya extintas De ellas proviene el extraño poeta que vais a conocer. Subid. Ya llegamos. Es aquí. Es esta la famosa torre de los Panoramas. Entremos….Ved, ahora, como el poeta en una ingenua explosión de bondad, nos recibe. Parece un niño enfermo. Al vernos vibra todo entero cual una campana que tuviera nervios. Está en la cama. Pocas veces se levanta. Así vive feliz, aunque sufre. Nos habla…. Habla de sus versos, de su prosa, de su vida… Al final del opio, de la morfina, del éter, de sus paraísos artificiales.

–Yo no soy vicioso. Cuando tengo que escribir algún poema en el que necesito volcar todo mi ser, toda mi sangre, toda mi alma, fumo opio, bebo éter y me doy inyecciones de morfina. Pero eso o hago cuando tengo que trabajar. Nada más, se ha formado en torno mío una leyenda bárbara… No yo no soy un vicioso. No soy un fanático. Los paraísos artificiales son para mí un oasis. una fuente de inspiración…. Además de la morfina y el opio me producen un sueño tan encantador, tan placido y tan celestial que bien vale ese sueño un trozo de mi carne; de mi cuerpo burgués que conservo aún.

Me dirán que las agonías de Quicey, de Baudelaire y de tantos otros, son buenos ejemplos para no abusar de los placeres del nirvana; pero a mí ¡Que pueden importarme los consejos de la gente normal que pesa las palabras, que mide las virtudes y que metodiza los espasmos de la medula! Y yo creo que herrera y Reissig tiene razón ¡Que puede importarle al artista la vida geométrica del que no lo es! He dicho artista Y, en verdad, os repito que lo es. Sus poesías,- misteriosas como fantasmas, – sus poesías oscuras como tormentas, se iluminan de repente por resplandores de relámpagos y por luces de rayos. Sus églogas (subgénero de la poesía lírica) son joyas. Su primera composición fue publicada por «La Razón» de Montevideo por Carlos María Ramírez.

Por esa poesía cordilleresca titulada «Miraje», se me llamo «genio» «Imaginación hugoniana» y otros desatinos igualmente agradables ¡Que infamia! Eso me dio fama de gran poeta. En 1890 funde esta Torre de los Panoramas, emula de las torres de Babel, de Alejandría, de Pisa. Por aquí pasaron todas las personalidades del país y muchos del extranjero. Yo era el Bautista. Mi gloria mayor consiste en haber revelado a Montevideo los refinamientos literarios de Paris. Tuve popularidad de poeta exquisito. Fui el poeta de la aristocracia encajado en pleno campamento charrúa ¡Esto no dejaba de ser un hermoso espectáculo!… Vivo en plena lujosa miseria, comiéndome mis títulos aristócratas. El progreso no existe para los artistas en esta ciudad colonial. Así, ¿para qué escribir? El país literalmente, es sordo-mudo ¡Ho, paradoja de la literatura, en un cementerio de almas!.

Fumando cigarrillos de opio / Dándose inyecciones de morfina

«Miraje» aparece publicada en «La Razón», diario de Carlos María Ramírez, acompañada de un comentario altamente elogioso de Samuel Blixen, crítico de prestigio en su tiempo. Vale la pena subrayar el acierto de su predicción final, desde que «Miraje» mostraba muy poco todavía: «Depurado su buen gusto en el trato íntimo de los grandes, podrá nuestro poeta llegar, con los ímpetus de su espíritu culto y selecto, a esa región de la gloria refulgente.

Y la voz del poeta, suave melodiosa como la de un niño o como el rugido de un león que está muy viejo, prosigue destrozando ídolos estatuas, fetiches…Es un aristócrata, sangre de reyes españoles circula pos sus venas. Adivinase que también los moros tuvieron algo que ver con su abolengo. Pero el dice:- «Soy un bohemio. Por eso, todos los días converso un cuarto de hora con la muerte» Después, enmudece. No dice nada más porque es innecesario

Así pasaba gran parte del día / Con su tío, Pte. Julio Herrera y Obes (Martínez) en la Torre

Parte de su obra 

http://amediavoz.com/herrerareissig.htm

Escribió Jorge Luis Borges sobre la obra de Herrera y Reissig, en un artículo publicado en 1924, en Inicial, Buenos Aires, pp 31-34:

La lírica de Herrera y Reissig es la subidora vereda que va del gongorismo al conceptismo: es la escritura que comienza en el encanto singular de las voces para recabar finalmente una clarísima dicción. De igual manera que en la cosmogonía más deísta se oponen belicosos el mal y el bien, fueron omnipotentes en su yo la realidad poética y el simulacro de esa realidad. Fue un posible forastero de la literatura, pero al fin entró a saco en ella.

Pablo Neruda, en Diorama de la cultura, suplemento de Excelsior, México, 16 de noviembre de 1969, p3, escribe:

Yo llevé la pasión Herrera y Reissiana a Madrid, a mi generación. Es verdad que algún brillante erudito se preocupó alguna vez de él: Existía la erudición, pero no la pasión. Nada más apasionante que la poesía de este uruguayo fundamental, de este clásico de toda la poesía. Así fue que leí a Vicente Aleixandre, y luego a Federico, a Alberti, a Altolaguirre, a Cernuda, a Miguel Hernández y a algunos otros más, las décimas góticas de Herrera y Reissig… Herrera y Reissig sublima la cursilería de una época, reventándola a fuerza de figuraciones volcánicas.

De su obra merecen destacarse: «Wagnerianas» en 1900, «Las pascuas del tiempo» en 1900, «Los maitines de la noche» en 1902, «Sonetos vascos» en 1906, «Los parques abandonados en 1908, «Clepsidras» en 1910 y «Los éxtasis de la montaña» publicados en 1913.

Ebriedad

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http://www.youtube.com/watch?v=ioYjy01amgA

Mercado libre, obras en venta de Julio herrera Reissig

 

http://listado.mercadolibre.com.ar/Julio-Herrera-Y-Reissig%3A-%C3%93palos.

 

Un dandy del 900 y su madre

http://viajes.elpais.com.uy/2012/09/07/un-dandy-del-900-y-su-madre/

Ref.

http://www.henciclopedia.org.uy/autores/Mazzucchelli/EstudioPreliminar%20Tratado(2).htm

 

http://letras-uruguay.espaciolatino.com/hyr/nota.htm