No olvidar el 25 de marzo de 1911
La reiteración de asesinatos, discriminaciones y humillaciones que están sufriendo las mujeres, justifica abundar en un tema que tuvo gran repercusión hace no muchos días.
Hay que reconocer un recrudecimiento de la violencia contra la mujer; hay como una pandemia ¿o es que ahora más mujeres osan denunciar lo que les pasa y pedir esa ayuda que tantas veces les niega la policía, los jueces, los vecinos y hasta los padres y otras mujeres, cuya atención deriva al largo de las polleras o lo intenso del maquillaje para endosarles la culpa a las víctimas y exonerar al «hijo de la madre»? Aunque ese feminismo ultra que tanto mal le hace a los derechos de la mujer enturbie la razón, no te separes del concepto primario: la violencia contra las mujeres ha sido una constante histórica, es una de las peores facetas del ser humano y es imperioso cambiar esto.
Tengo curiosidad sobre cómo se comportará esta vez el motorcito de censura que los lectores le exigieron a Google y a Facebook. Que conste, los culpables no son ellos sino los timoratos. Ya me censuraron fotos de la mosca del gusano que publiqué no por ser adicto al asco, sino para que los lectores supieran cómo es y se defiendan. El problema de la censura es que jamás puede ser genérica, pues si lo fuera, terminaríamos prohibiendo la Ilíada y varios libros de la mismísima Biblia. Las fotos cruentas excitan la perversidad de esos seres humanos inseguros, que se excitarían al extremo con el bíblico libro de Ruth o se aterrorizarian con los lanzazos de Aquiles en La Ilíada… por poner solo dos tímidos casos. En fin, hablo de ese tan demandado recorte de libertades que piden a gritos los partidarios de las tiranías, esos que le temen a la libertad.
¿Qué seguridad tenemos de que en los países autoritarios de derecha e izquierda, donde no hay prensa libre, no hayan ocurrido o estén ocurriendo cosas iguales o peores?
Y lo más asqueante, es que a todo lo que ocurre, se suma la explotación política de la mujer, porque toda esa movida de izquierda tiene un inocultable tufillo a hipocresía. Eso en primer lugar, pues en segundo lugar tenemos la absurda campaña en contra de la campaña a favor: si la izquierda agita la bandera del feminismo, entonces los que son de derecha rabiosa se comportan como si les importara un pepino.
El 8 de marzo de cada año se conmemora el Día Internacional de la Mujer–, parece una exagerada insistencia recordar rectificando que el peor atentado colectivo, que tuvo lugar durante un incendio en la fábrica de camisas Triangle, en Nueva York, ocurrido el 25 de marzo de 1911. Ese día murieron 146 mujeres costureras, casi todas inmigrantes extremadamente pobres, algunas eran niñas con 13 años de edad… y todo porque las mantenían encerradas con llave, prácticamente esclavizadas.
Soy de los que creo que sobre el acoso a la mujer nunca estará todo dicho… y agrego que me importa poco que algunas mujeres hagan como que no se dan cuenta e igual arremeten contra mí, como arremeten contra cualquiera que no recite con obediencia su libreto: o se obedece con sumisión todo lo que predican, o se es otro asqueroso varón.
Dejaré que mi amigo Alberto Lepra esclarezca este metete: “Una amiga me preguntó por qué se celebra el 8 de marzo el Dia Internacional de la Mujer si el incendio en la fábrica de camisas Triangle en New York en el que murieron 140 mujeres, fue el 25 de marzo».
«Yo sabía que contrariamente a lo que la mayoría piensa, el Día de la Mujer no se instauró en conmemoración a dicho incendio, ya que esa fecha estaba vigente desde dos años antes. Pero no sabía el por qué se eligió el 8 de marzo. Gracias a San Google pude averiguar la razón: El Día Internacional de la Mujer fue declarado por primera vez el 28 de febrero de 1909 en Estados Unidos. Un año después, en 1910 en Copenhague lo proclamaron de carácter internacional como homenaje a los movimientos en favor de los derechos de la mujer y en procura de conseguir el voto femenino universal».
Militar a favor de las mujeres, es una causa noble y justificada… pero por favor, no te olvides de los niños, los ancianos, los inválidos, los negros, los judíos y todos aquellos que sufren por la inmunda cobardía de los que pueden aprovecharse.
El incendio de la fábrica de camisas Triangle fue el 25 de marzo de 1911, 2 años después de haber sido declarado el Día Internacional de la Mujer y la fecha 8 de marzo se debe a que en 1917 a causa de la muerte de 2 millones de soldados rusos en la Primera Guerra Mundial, las mujeres rusas decidieron declarase en huelga el último domingo de febrero en reclamo de «pan y paz». Cuatro días después el Zar se ve obligado a abdicar y el gobierno provisional concede a las mujeres el derecho al voto el domingo 23 de febrero. La diferencia entre 23 de febrero y 8 de marzo radica en que Rusia en esa época usaba el calendario Juliano. El 23 de febrero en el calendario Juliano es el 8 de marzo en el Gregoriano que es el utilizado en la mayoría de los países”.
O dicho de otra manera. No se conmemora por algo ocurrido en Estados Unidos, sino por un acontecimiento en Rusia… Pero sin eximir a los «puercos capitalistas» que mataron a esas jovencitas, no transformemos esto en una alabanza al comunismo, que bastantes mujeres exterminó. No hay ideología, ni religión, ni grupo social que sea inocente en esto de maltratar de manera infame a la mujer (y a todos los demás indefensos). Para empezar, no sabemos si no ocurrieron tragedias semejantes en países gobernados despóticamente, de derecha y de izquierda (el centro no suele ser despótico), pues si no hay prensa independiente, no hay denuncia posible, nadie se hubiera enterado.
Pero vamos a lo del incendio, que es el tema central de esta nota.
La Fábrica de camisas Triangle estaba situada en el corazón de Manhattan, en el interior del Edificio ASCH. Las condiciones de trabajo en la fábrica se caracterizaban por ser insalubres y peligrosas, algo que era seña de identidad de talleres clandestinos, dicen las fuentes. Y agregan: en 1911 las costureras de la Triangle Shirtwaist Factory (Fábrica de camisas Triangle) llevaron a cabo una pequeña huelga de protesta en contra de la empresa por sus penosas condiciones laborales y por los bajos salarios, pero sin mucho éxito.
Pocos meses después de las reivindicaciones, el sábado 25 de marzo de 1911, las empleadas de la fábrica estaban a punto de terminar su abusiva jornada laboral que cumplían en precarias condiciones laborales. Todas eran chicas jóvenes de entre 13 y 23 años, recién inmigradas de la Europa del Este y de Italia, judías y católicas. La mayoría ni siquiera hablaba inglés. Trabajaban hacinadas en los pisos 8, 9 y 10 de ese edificio y se las encerraba bajo llave con el pretexto de que robaban. En ese momento estalló el incendio, no se sabe cómo ni porqué, ni siquiera si el fuego se inició en alguno de esos pisos.
Cuando nada se podía hacer por las jovencitas, muchas de las cuales murieron al arrojarse desde las ventanas, recién entonces, apareció la solidaridad. Hasta el 11-s este incendio fue considerado como la mayor tragedia vivida por Nueva York. Hubo jornadas de duelo, manifestaciones contra la explotación de las mujeres, protestas en iglesias y sinagogas… muchas lágrimas fuera de hora. Pero hubo un reclamo tan visible contra la explotación de las trabajadoras que las condiciones comenzaron a cambiar, en Nueva York, en Estados Unidos y en todo el mundo.
Lo inconcebible: en el juicio, los patrones de la fábrica fueron declarados inocentes.
Hoy en casi todo el mundo, la mujer trabajadora sufre la discriminación de salarios más bajos, es frecuente el acoso sexual y es más difícil para ellas llegar a cargos de alta responsabilidad. No voy a hablar de la violencia doméstica porque abunda información en ese sentido y se supo de horribles conductas por parte de policías que sepultaron denuncias condenaron a muerte a pobres mujeres que habían clamado por ayuda. Pero hay algo sobre lo que se habló poco: la responsabilidad de las religiones en este estado de cosas.
Las tres grandes religiones “monoteístas” fueron tradicionalmente un espacio reservado a los varones y espantosamente discriminatorios hacia las mujeres, a las cuales se les reservó la obligación de obediencia al marido y la de parir hasta a costa de sus vidas, no sea cosa que faltara carne de cañón para las guerras u obreros baratos para las fábricas. La mutilación genital femenina es todavía una práctica regular en numerosos países musulmanes, donde además se las priva hasta de la educación y se las obliga a mantenerse poco menos que prisioneras dentro de sus hogares, de donde solo pueden salir acompañadas con algún varón de la familia y cubiertas de la cabeza a los pies.
En general, esas mujeres no se pueden divorciar, no pueden ser propietarias de nada, no pueden heredar, para casarse sus padres deben consignar una dote y son repudiadas por sus maridos aún en el caso de una violación. No solo no la defienden, sino que la echan a la calle, lejos de sus hijos. En algunos de esos países todavía se practica la lapidación (muerte a pedradas) en caso de sospecha de infidelidad y como asqueante muestra de altruismo, se permite al padre tirar la primera piedra, con la cual trata de matarla para evitarle una lenta agonía.
Y no te me pongas a juzgar a estos musulmanes como si fueras la imagen pura de la perfección, porque todo eso lo aprendieron de judíos y cristianos. Además, hay países musulmanes donde la situación de la mujer no es muy diferente a la que existe entre nosotros. En general, las religiones tienen una relación patológica con lo que es el sexo, comenzando con la insistencia con que el acto sexual es considerado tan pecaminoso que hasta se niega que Jesús haya nacido de la misma relación natural que su Padre asignó al ser humano.
Hasta no hace mucho, las mujeres no podían compartir con sus esposos e hijos, los lugares de culto. No podían estar juntos, como si fuera inevitable que la vecindad provocara orgías accidentales. Los sacerdotes católicos deben renunciar al matrimonio y a la paternidad, como si eso fuera algo incompatible con la vocación sacerdotal, en tanto que la mujer solo puede consagrarse por ejemplo como monja, sin posibilidad de administrar sacramentos. Recién ahora hay algunas señales de aproximación, más visibles entre las variables protestantes del cristianismo y en el judaísmo que hace bastantes años consagra rabinas.
Ahí tenés algunas fotos de mujeres que en varias iglesias protestantes ejercen el ministerio sin ningún problema, también el caso de una bonita rabina ahora aceptadas hasta por la ortodoxia y hasta encontramos el caso de Cristina Moreira, la primera y única mujer española ordenada presbítero según se asegura en diario El Mundo. Ella dice que se respeta la “sucesión católica”, pero es notorio que se ha salteado el derecho canónico, reiterado por el Papa Francisco, según el cual solo un varón puede celebrar la eucaristía. No es un avance solo europeo, hay cuatro colombianas, las primeras en Latinoamérica, ordenadas sacerdotes en el seno de un movimiento internacional de mujeres presbíteras católicas romanas. Predican el Evangelio sin importarles su género, consigna la fuente que citamos al final. La jerarquía de la Iglesia no las acepta y, por ende, el Vaticano tampoco; pero ellas están convencidas de que sólo deben obediencia a Dios.
Aunque es temerario generalizar, sobre todo en un país como la India donde coinciden tantas religiones y etnias, corresponde señalar una investigación publicada en la revista médica The Lancet, según la cual cada año medio millón de fetos femeninos desaparecen. El aborto de un varón es delito, el de una niña no lo es. Y ni te cuento de la venta o canje de niñas para matrimonio o simplemente para prostitución infantil. En China, el otro gigante superpoblado, también fueron denunciadas muertes femeninas al nacer, por el impedimento ahora derogado, de tener más de un hijo. En la provincia de Shandong la proporción entre los sexos llegó a ser de 125 varones por 100 mujeres.
Porque hay una manera muy sencilla de comprobar la situación de la mujer en cualquier país. La naturaleza sabia también en eso, hace nacer más mujeres que hombres, de manera que los censos demográficos deberían mostrar esa diferencia, como lo hacen en Uruguay. Acá tenemos un 51,73% de mujeres y un 48,27% de hombres según cifras de 2015. En el mismo año en la India había 679.548.408 varones y solo 631.502.119 mujeres. ¿Querés más? Entre los pocos alfabetizados, el 65,5% eran hombres y solo el 37,71% eran mujeres. Con lógicas diferencias, esos porcentajes contranatura a favor de los varones, se dan en casi toda Centroamérica y la parte norteña de América del Sur, en África y en todos los países donde los derechos humanos están menguados.
¿Obediencia al esposo? Esto lo sacan fundamentalmente de Efesios 5:22-24 y lo tratan como una revelación incontestable, con tanta vehemencia como los Testigos de Jehová le niegan a sus hijos una transfusión de sangre. No quiero cargar las tintas sobre la religión o las religiones, pues a los textos bíblicos los han manoseado y tergiversado, de buena y de mala fe, desde el comienzo del cristianismo. En un tiempo lo de la obediencia al esposo era muy respetado, pero la “Epístola a los Efesios” tenía tantos cuestionamientos que dio origen a la palabra adefesio, refiriendo a la extravagancia o ridiculez de algunos de sus preceptos.
Pero por si te sentís con deseos de obedecer a tu marido, te copio lo que dicen esos versículos en la traducción más reciente de la Biblia Católica (Nueva Versión Internacional (NVI), cuya fuente fueron algunas versiones griegas, basadas a su vez en textos en arameo copiados andá a saber con qué fidelidad por copistas a veces analfabetos:
22 Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor./ 23 Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo El mismo el Salvador del cuerpo./ 24 Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo.
¿Y nos contentamos con rasgarnos las vestiduras? Pienso que podemos hacer cambiar todo esto. Por ejemplo, dejando de comprar productos de empresas que no igualen los salarios o no persigan el acoso, votando en contra de partidos que no les hacen espacio a las mujeres en sus listas, yendo a la casa del vecino que le pega a su mujer y cagarlo a patadas, interviniendo en la calle cuando se ve una situación de abuso, publicitando por internet todas estas cosas, con nombre y apellido, respondiendo –como se hizo– a una convocatoria de protesta, revisando en tu fuero íntimo todas tus actitudes ante las mujeres… mirá que no basta con golpearse el pecho, a veces te portás mal casi sin darte cuenta, solo arrastrado por las costumbres ancestrales. Y tantas cosas más.
Ahora muy en serio y a todas las mujeres, ¿les puedo pedir que hagan un esfuerzo para no considerar menos masculino a un hombre por ser más bajo, por ganar menos, por dejar que te impongas, por sacar la basura, por hacerte caso y lavar los platos, por no ser mandoneador, por ser buen tipo y tener buen carácter? ¿Y me podrías explicar qué es eso tan reiterado de que te gustaría un hombre que te “contenga”?
Y como remate, la más triste de las comprobaciones. A las mujeres no solo las explotan los maridos, los patronos, los políticos y las religiones… también las explotan las propias mujeres. Personalmente les reconozco con sinceridad el derecho de identificarse con el lesbianismo, aspirar a un matrimonio reconocido legalmente y muchas libertades más… pero me parece asqueante que traten de apoderarse de una conmemoración como la del Día de la Mujer y la del recuerdo de esta tragedia, cuyo objetivo debería ser otro. Y que traten de inspirar tanto odio.
El ser humano tiene la insufrible tendencia a abusar de los débiles: mujeres, niños, ancianos, minusválidos, negros, judíos, miembros de otras minorías, inmigrantes; centrarnos en una de las formas de la asquerosa cobardía pone en riesgo que nos olvidemos de las otras. Todas esas otras víctimas deberían ahora mismo reclamar cuotas en las listas políticas hasta que todo sea un metete incomprensible. Mejor sería que hiciéramos como Islandia, donde remunerar peor o desconocer la igualdad de derechos y oportunidades de alguien, es un delito penal.
Guillermo Pérez Rossel
https://es.wikipedia.org/wiki/Incendio_en_la_f%C3%A1brica_Triangle_Shirtwaist_de_Nueva_York
https://jwa.org/encyclopedia/article/triangle-shirtwaist-fire
http://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/news/WCMS_152727/lang–es/index.htm
http://trianglefire.ilr.cornell.edu/
http://www.elmundo.es/sociedad/2016/06/03/5751806fca4741750a8b45fa.html
http://peru21.pe/mundo/cuatro-colombianas-sacerdotes-desafian-jerarquia-clero-2215513