¿Y ahora qué hicimos? Nos portamos mal con la naturaleza, anduvimos depredando corales y espantando pajaritos. Ese es un pecado suficiente como para desalojarnos durante meses, como advertencia más gubernamental que divina.

La de la foto se llamaba “Playa Escondida” lo que tenía cierta lógica… hasta que triunfó el peor marketing turístico y le impusieron el nombre de Playa del Amor, más propio de una lagunita artificial de Disney World, es decir bien diferente de esta que fue una obra maestra de la Naturaleza. En un momento de inspiración,  madre natura la rodeó de  gran diversidad de corales habitados por 103 peces de arrecife, miles de aves acuáticas que anidan en los acantilados (incluyendo al simpático bobo de patas azules), gigantescas tortugas, delfines que no conocen la cárcel del hombre  y ballenas jorobadas  que vienen como a un teatro para entonar sus arias de enamoradas.

Se había corrido la voz de que la prohibición de ir a las islas Marietas, estaba vinculada a una maniobra que terminaría en la venta del paraíso a un poderoso consorcio… pero felizmente parece ser una habladuría: el gobernador de Nayarit, salió al cruce de los rumores asegurando que “ni se cierra, ni se vende”. Lo cual no es del todo cierto, pero tampoco reprobable;  tiene su lógica.

Nayarit, una de las 32 entidades federativas de México, cuenta con una formidable costa sobre el Pacífico y varias islas entre las que se cuentan las Marietas. Turísticamente estaba poco explotado, hasta que todo estalló, principalmente en la isla  de la que forma parte esta playa absolutamente inusual.  Posiblemente se trata de una gruta excavada por la potencia del mar a la que luego se le derrumbó el techo. Mientras la playa se denominó “Escondida” realmente lo estaba… salvo para unos pocos lancheros que se ganaban la vida llevando a privilegiados turistas que encontraban todo casi virgen.

A ellos se sumaron otros, luego vinieron empresas de explotación turística desde más lejos, a algunas de las cuales les importaba bien poco preservar este tesoro, pues México tiene atracciones de sobra y, además, en su corta inteligencia, les pareció que con promover cualquier cosa con el nombre de “playa del amor” lo que fuera se transformaba en un éxito de público tilingo. Tristemente, es posible que tengan razón… pero no había necesidad de agarrársela con este portento y llevarlo a la destrucción.

Desde 2005 el archipiélago de origen volcánico llamado las Marietas es un parque natural, una reserva biológica que el gobierno pretendió preservar solo con nomenclatura y poca o ineficiente vigilancia. Consta de dos pequeñas islas (Redonda y Larga) y dos islotes innominados, pero poblados a tope por flora y fauna muy particular. Son unas 1.400 hectáreas que dan testimonio a la poco eficiente idea de proteger prohibiendo a rajacincha y exageradamente, con lo cual transforman la prohibición en otro aliciente. Los infractores simplemente aumentaron los precios, subieron la apuesta y multiplicaron por dos lo que se quería impedir…

El resultado fue que en diez años se causó gran daño, particularmente a los corales y por ende a sus habitantes. El desfile de lanchas, lanchones y cruceros dotados de estridentes parlantes para  bailarines a toda salsa, nadando más en margaritas que en ese mar purísimo, estaba alejando especies marinas y aves que tienen a las islas como centro de procreación. Algo terrible, pero felizmente advertido en el momento en que todo se puede recuperar. Hay que empezar de nuevo y parece que se está haciendo de manera razonable, hablando con los lancheros locales (a los depredadores de afuera los van a sacar carpiendo), los hoteleros y otros operadores que bien pueden disfrutar y prosperar con un turismo sostenible. Porque el turismo puede ayudar a preservar, si se lo planifica adecuadamente.

Está dando trabajo controlar los permisos que se otorgan para circunvalar las islas (no para subir a ellas) y pronto se establecerán las medidas que permitirán detenerse en la superficie y hacer snorkel en los arrecifes coralinos. Si te ven con un arpón, ya te podés imaginar dónde te lo meten. Y si te ven tirar bolsas plásticas al mar que provocan la muerte de tortugas, creo que te obligan a hacer el “paseo de la tabla” que practicaban los piratas.

Hablando de piratas, por aquí los hubo y esa es otra razón para impedir que bajen turistas a excavar en busca de hipotéticos tesoros, cuando el que realmente hay  está a la vista. También hubo por acá desagradables balleneros que extraían aceite de las enormes jorobadas y luego dejaban los restos flotando y causando grave daño ecológico. No menor era el daño que causaban los cosechadores de guano que dejaban las aves marinas. Todo eso quedó bastante controlado cuando al lugar se lo declaró espacio de Biósfera controlado no solo por México, sino también por las Naciones Unidas.

Pero las lanchas eran demasiadas, los submarinistas se llevaban recuerdos y a la playa Escondida, en lugar de ingresar cantidades razonables de bañistas, permitían entrar muchedumbres irresponsables. Lo que actualmente están haciendo los técnicos ecologistas de la Universidad de Guadalajara, es propiciar la regeneración del coral mediante una técnica   que utiliza los mismos fragmentos dañados, los examinan en busca de esponjas perforadoras que los dañan y luego los siembran, es decir, los fijan en el fondo hasta que el coral va pegando su esqueleto a la superficie escogida. El proceso demora de tres a cuatro meses.  Luego todo volverá a la normalidad… salvo en ese lugar, apenas unas 0,6 hectáreas, ocupadas por la Playa Escondida. Falló el sistema de cupos y ahora están proyectando un sistema mejor, en el cual los propios lancheros locales, los hoteleros y brindadores de servicios, serán vigilantes supuestamente responsables. La idea es instalar un muelle y boyas a la entrada a la isla, donde mediante vigilancia permanente, se permitirá entrar a tantas personas como las que salieron. Y ninguna embarcación puede recalar en el muelle hasta que la anterior haya partido. Más ligero es el control referido a las embarcaciones que podrán circunvalar las islas y permitir la bajada de submarinistas. Habrá 124 permisarios y todos deberán ser locales, vinculados a Punta Mita.

Punta Mita está a unos 8 kilómetros y se está transformando en un lugar de turismo cinco estrellas, buscado por varios famosos de Hollywood y barones de las industrias. No porque les apasione la ecología, sino porque allí encuentran la discreción y los servicios de alta categoría que andan buscando. Punta Mita está a 39 kilómetros del bien conocido Puerto Vallarta y curiosamente, no tiene precios de alta gama. Abajo te incluyo una url donde podrías conseguir alojamientos a precios interesantes…  Te convendrá consultar en esos mismos hoteles antes de hacer la reserva, porque si hubo nuevos abusos, pueden adoptarse nuevas prohibiciones.

Que te quede claro: no podés cazar, ni pescar, ni llevarte por la fuerza nada que encuentres en las islas. Ahora, si te sigue…

No obstante, en toda esta costa hay playas y servicios como para satisfacer al turista más caprichoso. Algunas advertencias:

–a la Playa Escondida solo se ingresa nadando (o en kayak);

–Si no nadás, podés disfrutar de las playas Del Muerto y La Nopalera, en la isla Redonda y en la Larga, respectivamente.

–podés hacerlo sin riesgos, las ballenas jorobadas solo están en la zona entre diciembre y marzo;

Guillermo Pérez Rossel

https://es.wikipedia.org/wiki/Riviera_Nayarit

http://www.zonaturistica.com/hoteles-en/348/punta-de-mita-nayarit.html