El nuevo Reichstag, un símbolo
Soy remiso a escribir alabanzas sobre Alemania porque enseguida se cuelan imbéciles con el sonsonete de la raza superior. Estate seguro que no son alemanes, porque todos los alemanes que conozco y los que ví en mis viajes, son admirable buena gente.
Sorprendentemente hay obsesionados por considerarse inferiores a alguien… en fin, no merecen siquiera que les tengamos bronca. Te voy a decir algo de los alemanes (y berlineses): en el subterráneo no hay “molinete”, el pasajero ingresa libremente hasta donde están las máquinas expendedoras de tickets, compra el suyo y entra al vagón sin que nadie lo vigile. No es necesario, el alemán (pero también buena gente de muchas otras nacionalidades) hace lo que debe y lo que se espera de él. ¿Y si no lo hace? Entonces le encajan una multa acalambrante de 40 euros… pero creeme que no se porta bien por temor, sino porque le da la gana. ¿Te dije que el mismo ticket por hora sirve para el autobús y el tren de cercanía?
Pues bien, desde el arranque el Reichstag fue la antítesis del despotismo y el nazismo. La refacción completada en 1999 lo consagra de manera tan cristalina como definitiva. Es la afirmación absoluta de la voluntad alemana de desembarazarse del autoritarismo. Para empezar, Adolf Hitler jamás pisó el Reichstag, ni como parlamentario, ni como dictador. Peor todavía, en 1933 el Reichstag fue despojado de sus funciones legislativas y se lo transformó en un cuerpo aclamatorio de los delirios de Hitler.
El edificio original y lo que quedó luego del incendio. Los déspotas se encarnizan con los parlamentos y con los periodistas, es lo que los incomoda y controla.
En cuanto al káiser Guillermo I, era tanto el desprecio que tenía por el parlamento que lo llamaba “Reichsaffenhaus” (la casa de los monos del imperio) y prohibió la inscripción de “Dem Deutschen Volke” (“al pueblo alemán”), que no se colocó hasta 1916, según nos ilustra una fuente. Además, se indignó con el arquitecto Paul Wallot que lo construyó porque le hizo una cúpula que superaba en altura a su Palacio Real. El 27 de febrero de 1933 estalló un incendio que lo destruyó casi por completo… todo hace pensar que fue una de esas torcidas y mentirosas maniobras del primero de los ejércitos paralelos del nazismo, fuerza política que en el colmo de la hipocresía lo atribuyó a los enemigos de Hitler.
Con todo, el Reichstag fue un símbolo de aquella Alemania odiosa y por eso los soviéticos divulgaron como cierta y tomada el 2 de mayo de 1945, una foto que representa el fin de la guerra y la victoria de sus tropas sobre el ejército nazi. Allí se ve supuestamente al soldado Meliton Kantaria izando la bandera soviética en actitud tan teatral que debió despertar sospechas. Efectivamente, se trataba de una reconstrucción y un montaje, hasta el punto de que hay varias versiones según los retoques realizados por su autor, el ucraniano Yevgeni Khaldei. Hubo un tiempo en que acá te cocinaban por sembrar dudas sobre estas cosas sagradamente soviéticas, pero la cuestión quedó emparejada cuando se demostró que la célebre foto del izamiento de la bandera estadounidense en Iwo Jima era tan falsa y orquestada como aquella.
Dicen en la Wikipedia que, destruido nuevamente durante la Segunda Guerra Mundial, el Parlamento se reconstruyó entre 1961 y 1964 de forma simplificada bajo la dirección del arquitecto Paul Baumgarten, sin la cúpula destrozada en 1945. Y tras la Reunificación alemana, la Cámara Baja decidió volver a utilizar el edificio como sede del Parlamento. Desde 1999 el Reichstag volvió a ser la sede de la Cámara Baja del Parlamento alemán. Apoyándose en la abundante documentación disponible, el arquitecto Sir Norman Foster lo amplió y reconstruyó, convirtiéndolo en un edificio funcional y moderno. La cúpula de cristal, que provocó gran controversia y por cuyo interior se puede caminar, se ha convertido en uno de los símbolos de Berlín.
Si vas a visitarlo, no olvides de inscribirte en www.bundestag.de con al menos dos días de antelación. Lo sorprendente es que podés estar allí hasta la medianoche, aunque a partir de las 22.00 no dejan entrar a nadie. Dicen que la visión nocturna desde la cúpula es una experiencia inolvidable. El Parlamento está próximo a otras atracciones de una ciudad que no solo recuperó sus bellezas, sino que las incrementó y se ubicó a la vanguardia de la arquitectura. Trataremos de concentrarnos en el edificio del Reichstag porque Berlín excede la dimensión de una nota.
La cúpula de cristal caracterizó al edificio desde 1894 cuando se inauguró. La de ahora tiene otros méritos que la hacen única en el mundo… pero la primigenia fue también un alarde de tecnología para la época… y hasta más alta que la actual. En 1990 se produce la unificación de Alemania y los hermanos nuevamente unidos resuelven llamar a concurso para tener un edificio que consagre la voluntad democrática de la nueva nación. Así lo hicimos los uruguayos con nuestro formidable Palacio Legislativo… y no hagamos comparaciones, pues no hay necesidad de resignarse a una chiquitez que ni tenemos ni merecemos. Lo nuestro fue diferente, pero también grandioso.
Hubo debates crispados acerca de la justicia del dictamen, porque los alemanes tienen tanta dificultad como nosotros para ponerse de acuerdo, pero al final el británico Sir Norman Foster fue el escogido con un proyecto que cambió radicalmente el concepto del edificio, inundándolo de luz, haciéndolo cristalino y llenándolo de gente de todo el mundo con todos los colores de piel, como para desembarazarse para siempre de aquella odiosa ideología que se resiste a una piadosa desaparición, y de ahí mi malhumor cuando me encuentro con algún resabio. Reconozco que a Alemania y a Japón los tenían acorralados en los años 30; pero eso no justifica el militarismo primitivo y descerebrado en que cayeron. La Segunda guerra debió ser una lección para todos, para los que la ganaron tanto como para los que la perdieron.
Mirá lo que quedó de Berlín por culpa de aquellos acartonados con impermeable de cuero y cara de culo.
Vamos a darle un poco la razón a los discrepantes con el fallo del concurso, pues el proyecto inicial de Foster no mostraba ninguna cúpula. El único proyecto con cúpula, también de cristal, era del español Santiago Calatrava, quien protestó airadamente sin resultados. Podría haber reclamado el derecho a hacer como Foster y mejorar su proyecto, pero no consta que lo hiciera. En todo caso, la segunda versión de Foster es descomunal en muchos aspectos.
Sigamos tomando información, ahora del impresionante blog El Arquitecto Viajero, de Ricardo Ramírez Gisbert. La estructura de acero y cristal tiene un diámetro de cuarenta metros, una altura de veintitrés metros y medio y un peso de ochocientas toneladas soportadas por doce columnas de hormigón armado. El caparazón está compuesto por veinticuatro perfiles de acero a intervalos de quince grados y cubierto por más de tres mil metros cuadrados de cristal. Hacia la parte superior de la cúpula se encuentra una plataforma de observación a cuarenta metros del suelo, accesible a través de dos rampas, una para subir y la otra para bajar, que están colocadas en el perímetro circular de la cúpula.
Ahora bien, la parte más interesante de la cúpula es el cono invertido que parte desde lo alto de la plataforma culminando en un círculo de dos metros y medio que corona la sala de plenos, dotándola de luz natural indirecta cuyo reflejo es ayudado por espejos. El aire usado es canalizado por dentro del embudo y expulsado al exterior por medio de una abertura en lo alto de la cúpula. Quizás lo que decidió a los jurados es el manejo medioambiental.
El sistema de calefacción y suministro energético es una combinación de energía solar, utilización de reservas de agua para calentar o enfriar el edificio y de ventilación mecánica, de esta forma el Reichstag es autosuficiente en un 82% e incluso suple de energía a otros edificios públicos vecinos, convirtiéndose en un ejemplo de arquitectura sostenible.
Desde su plataforma superior y desde el tejado del propio Parlamento es posible tener una vista completa del corazón de Berlín. Hacia abajo, desde la cúpula, es posible ver las sesiones del Parlamento, las cuales se pueden seguir por televisión por internet o consultar todas las veces que se crea necesario. En el tejado uno se encuentra con un cuidado jardín y con una cafetería donde se puede disfrutar de una comida sencilla.
Hoy el Reichstag es una de las mayores atracciones de la ciudad y por eso mismo, está en el foco del arte, pues también acoge exposiciones tanto permanentes como itinerantes y, ¡Dios nos libre!, también es el blanco de intervenciones que se denominan artísticas, como la obra maestra del empaquetado que propinó un artista que firma Christo (Christo Vladimirov Javacheff) con la ayuda de su esposa Jeanne-Claude. La denominó “Wrapped Reichstag” y consistió en envolver al edificio entero con una tela gigante durante algunas semanas.
No se puede negar que le quedó impactante, tanto que atrajo cinco millones de visitantes… unos cuantos más de los que igualmente hubieran venido por el intrínseco valor del edificio. No se reportaron daños por haber colgado tanta tela sobre la delicada superficie exterior del Reichstag, lo cual no significa que no se hubieran producido. En fin, no sé nada de arte, pero ahora prestaré más atención cuando en la tienda me empaqueten algo para regalo.
¿Te puedo pedir un favor para cuando salgas? Buscá un restaurante sencillito, nada elaborado porque en uno finoly te estropean estas cosas con el asunto del refinamiento. Entonces pedí en mi nombre una costilla Kassler con chucrut y te traerán un platazo que podría ser toda tu comida de un día, porque para los alemanes (y los berlineses no son excepción) no está claro el límite entre atiborrarse y hacerse el gourmet con platitos minúsculos llenos de firuletes. Acá te podías mandar una opípara kassler con chucrut en el restaurante Dackel de Carrasco, a un paso de la Avenida Arocena. Pero entiendo qe fue otra víctima de la pandemia. Es buena… pero en Berlín, con cerveza nacional, es otra cosa. ¿Sabías que no se llama Kassler (o kasseler) por provenir de Kassel (Hesse) sino por un carnicero berlinés llamado Cassel que la inventó en el siglo XIX?
Guillermo Pérez Rossel
http://www.elarquitectoviajero.com/2011/05/11/reichstag-el-simbolo-para-un-berlin-unificado
http://www.deutscher-reichstag.de/index.htm
http://www.germany.travel/es/ciudades-turismo-cultural/ciudades/berlin.html
http://www.abc.es/viajar/alemania/abci-berlin-guia-turismo-201506031802_1.html