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El “Calendario Azteca”

 

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Nos referimos a él como un calendario… pero aseguran que no lo es,  aunque buena parte de sus inscripciones refieren  a períodos de tiempos, remotos y por venir. Si querés misterios y preguntas sin respuestas, este es un buen caso. 

Los entendidos le asignan el nombre de “Piedra del Sol”, aunque para conocer la verdad-verdadera habría que preguntarle a los aztecas que la ordenaron tallar, cosa lamentablemente imposible porque nuestra civilización occidental y cristiana borró todos los antecedentes culturales que pudo. Era una bellaca costumbre de los conquistadores, menos cruenta pero tanto o más eficaz que la destrucción cultural de los talibanes. Consiguió mucho, particularmente consiguió exterminar su imperio y la mayor parte de sus creencias. Lo que quedó sobrevive disfrazado de cristianismo o en la clandestinidad que ampara la pobreza absoluta.

Vamos a aclarar. Las culturas precoloniales serían diferentes en forma, pero idénticas en lo que refiere a explotar, sangrar y exterminar a los más débiles. Los indígenas americanos  seguramente no andaban arrancando corazones todos los días; de igual manera los santurrones europeos no andaban friendo herejes  todas las tardes. Las cosas grandiosas se hacen sin sangre, pero el turismo y la perversidad humana exigen truculencias.

Llegaron españoles, poquísimos frente a un imperio y lograron destruirlo todo. Si hubiera sido al revés, el resultado pudo ser semejante.

Pero los europeos se ensañaron con este increíble monolito de 3,66 metros de diámetro, por 1,22 m. de grosor y más de 24 toneladas de peso. Lo primero que hicieron, además de intentar destruirlo, fue enterrarlo lo más hondo que pudieron sospechando, con buenas razones, que no iba a congeniar con sus creencias religiosas. Y ya había pasado de moda eso de hacer coincidir fiestas paganas  con fiestas cristianas, como hicieron en varias latitudes de una Europa que fue ontológicamente diversa, hasta que le conquistaron el último rincón.

Efectivamente el disco de basalto tiene inscripciones referidas a la cosmogonía mexica y sus cultos solares. Probablemente fue un altar giratorio; y acá la truculencia  ya agarra para el lado de los sacrificios humanos, denostando lo amerindio, como si lo europeo no hubiera sido igual o peor.

Aseguran que en náhuatl el monolito fue llamado “Ollin Tonatiuhtlan” que significa algo así como  «Sol de Movimiento». Esta manera de llamarle tiene relación con la forma en que, según la cosmogonía mexica, se espera termine la era del Quinto Sol;  los cuatro anteriores llevaban por nombre la manera en que ese sol finalizaría; se dice que «Ollin Tonatiuh» finalizará con una serie de terremotos. Porque a agoreros  no les ganaba nadie y ya verás más de esta cadencia de horrores cuando sigas adelante.  El Armagedón cristiano es un poroto.

Si lo hubieran dejado a Walt Disney, todas las cosmogonías hubieran tenido un final feliz… aunque no habría madres ni padres, sino madrastras y tíos, curiosa perversidad que en las historias para niños ya venía de los hermanos Grimm y otros fabuladores. En fin, que aztecas, mayas y todos sus antecesores así como incas, y casi todos los ancestros, compartían perversidades. ¿Dijiste “casi todos”? Sí, “casi todos” hasta que se demuestre lo contrario, pues alguna antiquísima cultura incaica al parecer careció de armas y le dio su lugar a la mujer y a los niños. Pero eso está por verse. Si querés saber más sobre este sub tema: http://viajes.elpais.com.uy/2013/10/08/piramides-de-5000-anos-en-peru/

Plaza Mayor de México DF, pintura de Pedro Guridi realizada hacia 1850. Adosada al costado de la torre de la Catedral se aprecia la Piedra del Sol

En fin, volvamos a nuestro monolito que fue redescubierto en 1790 y dignificado por sacerdotes más tolerantes que le concedieron el honor de embellecer uno de los costados de la Catedral, en el Zócalo. Allí permaneció hasta finales del siglo XIX  cuando se la trasladó al Museo Arqueológico de la calle Moneda. En 1964 la llevaron al monumental Museo Nacional de Antropología e Historia, donde preside la Sala Mexica. Para mayor honor y penitencia por habersela ninguneado, los mexicanos la estamparon en muchas de sus monedas. Y ahora están legítimamente orgullosos de esa maravilla de la artesanía y la ciencia de estos mexicas, que no son otros que los aztecas.

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La Piedra del Sol en la alucinante Sala Mexica de lo que debe ser el museo antropológico más imponente del mundo (salvo el de Egipto)

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En su debut ante el público el dios/diosa Tlaltecuhtli, restaurado pero no instalado en su lugar definitivo de exhibición.

Dicen que fue tallada para instalarla en Tenochtitlan, donde probablemente ocupó un destacado lugar  sobre uno de los templos llamado Quauhxicalco. (¿Te imaginás el martirio de un maestro tratando de enseñar las sílabas a los aztequitas?) Antes del descubrimiento en 2006  del monolito de Tlaltecuhtli, dios-diosa de la tierra, con sus 4 por 3,57 metros de altura se pensaba que la Piedra del Sol era el más grande en dimensiones.

Este segundo gigantesco monolito, exige que digamos algunas palabras antes de volver a la Piedra del Sol. Se supone que la figura representa a Tlaltecuhtli, diosa y dios al mismo tiempo (los equívocos sexuales no son de ahora), paridora y devoradora de hombres, probablemente una deidad para nada popular, adorada solo por sacerdotes y reyes. Pero no deben haber sido ni sacerdotes ni reyes, los que arrastraron sus 12 toneladas de bellísima piedra andesita rosada desde el cerro de Tenayuca, donde se encuentra el yacimiento de ese material. La encontraron en el Centro Histórico, en el predio conocido como las Ajaracas.

Te confieso que nunca fui hábil para describir lo que se ve en estas tallas, o de repente carezco de imaginación o quienes describen las cosas con tantos admirables detalles, son más proclives a la fantasía. En todo caso, vamos a creerles; ellos se dedicaron a eso. Dicen que la Piedra del Sol resume la compleja cosmogonía mexica.

Según la descripción más aceptada, en el centro del monolito se encuentra el rostro del dios solar Tonatiuh dentro del signo «movimiento» (Ollin), con sus dos manos, cada una con una pulsera; un ojo y ceja, porque nada se le puede ocultar. Además en cada mano, sus garras apresan un corazón humano (¡mirá si iba a faltar el descorazonador!), y su lengua está representada como un cuchillo de pedernal, expresando la necesidad de sacrificios para la continuidad del movimiento solar.

Los cuatro cuadrados que rodean la deidad central representan los anteriores cuatro soles que antecedieron al actual Quinto Sol. A propósito, salvo por éstos cuatro soles, queda claro que esto no es un calendario, pero lo de «piedra solar» no queda del todo claro. ¿Un sol, cuatro soles, cinco eras, martirologio de la humanidad?

  • En el cuadrado superior derecho se representa el 4 Jaguar, día que, tras 676 años, la primera era acabó al surgir de las entrañas de la tierra, monstruos que devoraron a la gente. Representa el elemento tierra.
  • A su izquierda, está 4 Viento que recuerda que tras 364 años, vientos huracanados sacudieron la tierra e hicieron que los que no pereciesen se convirtiesen en monos.
  • Bajo éste, 4 Lluvia. Este mundo duró 312 años y los que vivieron en él, perecieron o se volvieron guajolotes tras una lluvia de fuego. Representa el elemento fuego.
  • En el cuadrado inferior derecho se encuentra 4 Agua, antesala de nuestro mundo, que duró 676 años y acabó cuando los que lo habitaron murieron aprisionados por las aguas y se transformaron en peces.

Como ves, poco menos que un calco de los siete jinetes del Apocalipsis. Además el disco central contiene los signos de los puntos cardinales colocados entre los signos de las Eras: el Norte, signo  Pedernal; Sur, signo  LLuvia; Este, con Xiuhuitzolli un signo heráldico, y Oeste, con el signo Mono.

Aplicaciones para todos los gustos.  Como fuente en la vajilla y como estupidez neonazi, ¿de qué raza aria me estás hablando? 

La siguiente corona la forman los pictogramas de los veinte días del calendario sagrado azteca, Tonalpohualli en sentido antihorario.  Estos veinte días se iban combinando con trece números hasta que se formaba un año sagrado de doscientos sesenta días. Por si te sirve de algo, estos son los 20 nombres:  Cipactli, Ehecatl, Calli, Cuetzpallin, Cóatl, Miquiztli, Mazatl, Tochtli, Atl, Itzcuintli, Ozomatli, Malinalli, Ácatl, Ocelotl, Cuauhtli, Cozcaquauhtli, Ollin, Tecpátl, Quiahuitl y Xochitl.

El segundo anillo contiene varias secciones cuadradas, en cada sección que contiene cinco puntos se creen estan representadas las semanas de cinco días. Hay también ocho ángulos que dividen la piedra en ocho partes, que probablemente representan los rayos solares colocados en dirección a los puntos cardinales.

El impresionante museo antropológico, donde los mexicas de ahora demuestran que pese a los siglos, no perdieron la mano en la arquitectura monumental.

¡Cuidado con el tercer anillo! En el extremo inferior de la talla, se abren las fauces de dos Xiuhcóatl («serpientes de fuego»), que rodean y enmarcan la piedra y llevan al dios por el firmamento, uno frente a otra. Sus cuerpos están divididos en secciones que podrían símbolizar llamas. Estas secciones podrían representar cincuenta y dos ciclos anuales: el siglo mexica consistió en 52 años (cada correspondencia entre el principio del año civil con el sagrado, de 365 y 260 días, respectivamente). Toda vez que concluía un ciclo de 52 años se celebraba la ceremonia del Fuego Nuevo.

En la parte superior del monolito, un cuadrado tallado entre las colas de las serpientes representa la fecha Matlactli Omey-Ácatl («caña»). Esto se supone que corresponde a 1479, el año en el que se celebró el Fuego Nuevo durante el reinado de Axayácatl, y  a la vez, el año en que este calendario fue labrado.

En el canto de la piedra, hay ocho relieves equidistantes, representando diversas constelaciones. ¿Te sorprendió la medición del tiempo tan intrincada y caótica cuando podían haber tomado el más ilustrativo y exacto calendario de las culturas que los mexicas exterminaron? Quizás el verdadero propósito era que el pueblo ignorante no entendiera nada y le temiera a todo.

Como ves, todo muy críptico y tan  inteligible como algunas de nuestras Rendiciones de Cuentas. Si agregás que el que les describía el monolito a los nuevos sacerdotes, usaba las desinencias “atl”, “chitl” e “iztli” sin que se le enredara la lengua, entonces entendés hasta que punto fue grandiosa la cultura mexica/azteca.

Guillermo Pérez Rossel

http://www.academia.edu/3708923/An%C3%A1lisis_iconogr%C3%A1fico_de_la_piedra_del_sol

https://es.wikipedia.org/wiki/Piedra_del_Sol