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¿Seguro que conocés Montevideo?

Se llenan la boca con la zona Art Déco de Miami, pero Montevideo es más representativa.


Ahora, si ponés como ejemplo la torre del edificio Chrysler de Nueva York, me sacaría el sombrero. Pero mirá que ese monumento y el propio Empire State, son más o menos contemporáneos con muchos edificios montevideanos, una ciudad que en los años 20 y 30 era nítidamente afrancesada. La cultura estaba en París y solo los británicos se oponían tozuda (y justificadamente) a la corriente, el resto del mundo le seguía la pista a la ciudad luz.

Al Art Déco se lo ubica con un punto de partida en 1925 con la “Exposition Internationale des Arts Décoratifs et Industriels Modernes. Los participantes se llamaban a sí mismos “modernos”, aunque con el tiempo esta tendencia, que se considera más decorativa que artística, comenzó a denominarse Art Déco y fue elevada de rango, según ciertos criterios.

El Art Déco arrancó con la pintura pero luego invadió todas las facetas de la actividad humana, desde la arquitectura hasta los catálogos del London París, pasando por las garitas policiales de aquél Montevideo que, con medidas como esa, lograba resultados que ahora no se consiguen ni gastando fortunas en publicidad.  Eran tiempos en que uno de los mayores tesoros de un hogar era un enorme aparato de radio, naturalmente diseñado con los más puros principios del Art Déco.

Beautiful unknow. La mayoría de las fotos que ilustran este artículo forman parte de los tesoros fotográficos que muchas personas de buena voluntad cuelgan en Skyscraper City, una comunidad que ya hemos mencionado en otros artículos. Es en esa web donde nos encontramos con esta justificada aseveración, en apariencia foránea:  Montevideo!!! a beautiful unknown city


Quienes más la desconocemos somos los uruguayos, proclives a admirarnos por lo de afuera y mantenernos impermeables a lo que tenemos adentro. Lo del Art Déco Miami es uno de las maneras de relacionar nuestra idiosincrasia con ese movimiento: pero mirá esas garitas policiales. Algunas fueron destruidas, otras abandonadas y a las pocas que quedan les tapan su ornamentación pura y las pintan con colores que nada tienen que ver con nada.

La Intendencia Municipal de Montevideo propone en su web un paseo de sesenta minutos con seis edificios muy representativos del Art Déco. Los incluiremos en nuestro paseo virtual, pues son céntricos y notorios; solo falta relacionarlos con este movimiento de principios del siglo XX, cuando las mujeres y los hombres pretendían ser aún más delgados que ahora, la posaban de lánguidos, fumaban con boquillas, leían todo lo que venía de Francia y al menor descuido, te sacaban una cigarrera de carey con profusa ornamentación Art Decó en plata 800.

Sin embargo, todos los barrios de Montevideo están repletos  de arquitectura Art Decó, ¡qué me venís con ese barrio de Miami tan publicitado!. Y no solo Montevideo, pues muchos hoteles de Atlántida y otros balnearios se aferraron a ese estilo, hay hogares, rejas, ascensores, portones, ventanas y toda clase de ornamentaciones que derrochan sensibilidad art decó. Pero no la vemos porque no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Ahora, seamos razonables. Como todas las cosas, buena parte de los arquitectos Art Déco se pasó de rosca. Esas ventanas circulares (ojos de buey) que nunca cierran herméticamente uno las puede tolerar con el tiempo pero la ineficiencia no es algo artístico. Igualmente,  esas paredes circulares a las cuales es imposible arrimar un mueble, son detestables. Nada de eso alcanza para despreciar al Art Déco, sino para alertar sobre la influencia eventualmente nociva de cualquier moda asumida con exceso de obediencia.  Agregale los pisos monolíticos que siempre se rajaban y el abuso de hierro en un clima marítimo que todo lo oxida… Pero no vayas a olvidar que pecados tan graves como esos se cometen actualmente, con igual o mayor  frenesí.

Los escogidos. Los escogidos por la intendencia para ese paseo montevideano, comienzan en Dieciocho de Julio 1333 casi Ejido, donde el Palacio Díaz llegó a ser uno de los edificios más elevados de la ciudad. Fue construido en 1929 por los arquitectos Vázquez Barriére y Rafael Ruano. Para que tengas una idea de su importancia, precedió por dos años al Empire State. Casas más, casas menos, igualito que Santiago.

Cuando mires el edificio vas a dar vuelta la cara transido de dolor por la necesidad de mantenimiento. Dejar que eso se desvalore, es criminal. Aprovechá que estás dado vuelta para mirar a través de la explanada al Palacio Tapie, en Santiago de Chile 1336, frente al Palacio Municipal. Sus balcones eran el lugar envidiado para mirar el corso carnavalesco por Dieciocho de Julio o ver pasar a De Gaulle de visita por la ciudad, con su gorra rozando el primer piso. Ese edificio se lo debemos al Arq. Francisco Vázquez Echeveste; los insoportables carteles publicitarios en el techo se los debemos a algún generoso permisario municipal.

Para llegar al Palacio Rinaldi hay que caminar hasta la Plaza Independencia, en el exacto lugar en que comienza la principal avenida. No compite con el Palacio Salvo, pero comparte decorosamente una plaza que pudo ser un todo armonioso, pero se va transformando en un caótico catálogo de estilos.  Es una obra de los arquitectos Isola y Armas.

Así figuran en el paseo propuesto por el municipio, pero para llegar al siguiente ejemplo Art Déco, el Edificio Lux, deberías retroceder hasta constituyente 1661, con la ventaja de que la última etapa está próxima,  en 18 de Julio 1645, donde el Edificio Parma ilumina la Plaza de los Treinta y Tres. Ya que estás ahí, mirá hacia la esquina de Dieciocho y Magallanes, frente a donde estaba el imponente Cine Censa. Ese edificio que ves también tiene reminiscencias de Art Déco, pero es una de las obras de arte de Vilamajó. Ese frente quebrado en ángulos fue concebido para que el sol caliente esos dormitorios, cualquiera sea la estación del año y el recorrido del astro por el firmamento.

¿Querés algo más eficiente que las garitas policiales de las cuales quedan poquísimas? Se aferraban al Art Decó, pero le agregaban una amplia visibilidad para el policía que quedaba vigilando mientras el otro recorría el barrio en bicicleta. Una pequeña prisión adentro completaba esta idea arquitectónica para solucionar los problemas de violencia. ¿Las abandonaron a su suerte porque no servían o fue porque un nuevo jerarca quiso hacer las cosas de manera diferente y traernos hasta donde estamos? Hay momentos en que la arquitectura hace aportes inesperados a la vida cotidiana. Y esto tendrá inspiración francesa, pero fue uruguayísimo. Los proyectos para salvarlas transformándolas en otra cosa, son un alarde de buena intención, pero tambien un emperramiento en enterrar cosas que sirvieron.

El edificio Parma, poco recordado por los montevideanos, tiene el honor de ser otro de los precursores: el arq. Julio Gaggioni lo inauguró en 1932, cuando en Nueva York todavía estaban celebrando al Empire State. ¡Qué país era aquél Uruguay y con cuánta irresponsabilidad nos perdimos todo lo que habían conseguido nuestros bisabuelos!

De la revista Dossier, ver el link abajo: 1.Detalle decorativo en la fachada del Palacio Díaz. 2.Dos detalles de la fachada del edificio donde estuvo la Confitería Americana. Obra de los arquitectos Calomagno, Bouza y González Fruniz en 1937. 3.Yacht Club, ubicado en el Puerto del Buceo, fue diseñado por los arquitectos Crespi y Herrán en 1934.

http://www.montevideo.gub.uy/ciudad/paseos/circuitos-turisticos/art-deco

http://www.revistadossier.com.uy/content/view/382/71/

Guillermo Pérez Rossel