Carimba: la marca de los esclavos
Los marcaban como al ganado, indicando a quién le pertenecía ese ser humano. Agregale otra laceración con una cruz cuando era bautizado. Todo esto no era inhumano, era rabiosa e imperdonablemente “humano”. Eso, solo por ser esclavo. Por portarse mal, le cortaban las orejas. ¿Cómo eran los que hacían esas horribles cosas? Eran igualitos a nosotros.
¿De qué países procedían los responsables de estas crueldades? No se escapa nadie, la lista la encabezan Portugal e Inglaterra, pero ni la tan primorosa Dinamarca se escapa. Todos marcaban a fuego, con alegría y entusiasmo.
Por Alberto Moroy
El 25 de julio de 1511 se le envíó a Diego Colón (hijo de Cristóbal) la orden del Rey de España para que marcara con hierro candente a los indios de la Española por haberse rebelado. En una carta de Ponce de León al Rey, fechada en octubre del mismo año puede leerse: “Tengo en servicios…lo de haber herrado con una F en la frente a los indios tomados en guerra, haciéndolos esclavos, vendiéndolos al que mas dio y separando el quinto para vos”. En la portada una interpretación de aquel hecho. Las marcas se han utilizado para la identificación tanto en el ganado como en los seres humanos desde tiempos remotos. Asi fugitivos, esclavos de galeras (barcos), indios, gitanos, vagabundos, criminales y otros se los marcaba a fuego”.
Significado de Carimba
Era el “sello” que le aplicaban a los esclavos (negros o indios) “Se aplicaba un papel engrasado sobre el pecho o la región deltoidea (Brazo cerca del hombro) del esclavo, y se oprimía suavemente contra él la “marca”, por lo general de plata, calentada al rojo sombra; en ocasiones, se la aplicaban sobre la cara. Las primeras carimbas fueron fabricadas con hierro, pero después existieron muchas de plata “por ser más fáciles de usar”. El procedimiento de carimbas (*) era ejercido por la contaduría, ya que fue parte del estricto control del comercio y de la población ejercido por la administración colonial.
:Marcas reales Archivo de indias en Colombia
(*) Dificilmente el tamaño (similar a las del ganado) de la marcas de la foto puedan ser aplicadas en la frente. Tampoco serviría estropear al esclavo a tal punto, porque era una “mercadería” valiosa. Por lo mismo y mirado otros grabados de la época, incluso el de la portada vemos que eran bastante más chicas que las usadas en el ganado (relación fotos-dibujos con el tamaño de la mano)
Marcado ganado a campo / Marcado esclavos en América
Dibujo “moderno” que interpreta como debió lucir la marca de fuego
La carimba
La práctica de carimbar (sellar), existió en la Península Ibérica con el nombre de “herrar o yerra”, antes de los inicios de la conquista del Nuevo Mundo, práctica que fue trasladada a América , los primeros en sufrirla en estas tierras fueron los nativos de ellas. La esclavitud indígena fue abolida con las Leyes de Burgos en 1512. Formalmente se abolió en 1837 todo tipo de esclavitud, aunque de facto no había esclavos en la península ibérica desde 1766
El cronista Diego de Guzmán escribe en su Historia de las Indias de Nueva España
“Y así era en todos los demás pueblos, según entiendo, porque, como los españoles andaban unos por acá y otros por acullá en la conquista, sujetando y pacificando la tierra, en sujetando un pueblo, luego le pedían al Marqués de merced y se los daban en “encomienda”. De donde, iuste, vel iniuste (sic), sacaban muchos indios e indias y niñas, y los herraban en las caras y los llevaban a vender por esclavos para minas y otros servicios personales, y aun cargaban navíos de ellos para fuera de la Nueva España”. (sic)
Juicio a Hernán Cortes
En el juicio a Hernán Cortés se le hicieron cargos por haber agarrado en Tepeaca (México) a tres mil mujeres y niños que “los había hecho herrar por esclavos”, aunque los supervivientes fueron mandados liberar por cédula de 1548… En 1526 se acostumbró a herrar los esclavos que tenían los naturales mexicanos con la disculpa de que habían sido capturados en guerras.
Las tres modalidades de la práctica de carimbar
El “carimbo indígena fue como el de los negros, una marca a fuego sobre la piel (en el rostro o en las piernas) para identificar “legalmente” la condición de esclavo de quien lo llevaba y facilitar su recuperación en caso de huída. La corona trato de frenar el abuso de carimbar a indios que no eran legalmente esclavos ordenando hacerlo ante los oficiales reales y se cobraba el quinto o 20% del valor del esclavo para el monarca. El carimbo indio subsistió hasta el siglo XVII, debió desaparecer después de 1674.
La carimba y los esclavos africanos
EL oficial se hallaba con delantal de cuero ante un fuego en rescoldo. Al lado, pendiente de una tabla clavada verticalmente en tierra, tenía un alfabeto con letra de alambre de plata y otras figuras. Al llegar un esclavo que le traían amarrado, le frotaba con grasa la tetilla o el seno izquierdo, cubría luego el lugar con un papel aceitado y le aplicaba la marca real con una R mayúscula con una corona encima, y enseguida practicaba la misma operación aplicando la marca de la compañía importadora, en el omóplato izquierdo.. El cuerpo del negro quedaba marcado con la carimba real, la del asentista y la del amo. Cuando cambiaba de dueño, el nuevo propietario le estampaba con fuego otra marca como si fuera ganado.
En los esclavos africanos, el procedimiento tenía un claro objetivo económico relacionado con la posesión, la identificación y el pago de impuestos a la Corona. La trata negrera se convirtió en uno de los negocios coloniales más rentables, y aún así, no dejaba de ofrecer pérdidas: debían alimentarlos, vestirlos, evitar las fugas, y los robos (de otros comerciantes). Para evitarlo, los patrones marcaban al rojo vivo a sus esclavos. Eso se llamó la Yerra. Esas marcas eran de diferentes tamaños e inscripciones, e indicaban a quien pertenecía el cautivo, según el libro de actas o registros de las autoridades coloniales de cada región o jurisdicción. La carimba, sin dudas, fue la extensión de los conceptos de propiedad y posesión, muy comunes en la época.
Además de las marcas aplicadas por los negreros aún en territorio africano. La marca de introducción, que se aplicaba a los recién llegados a puerto de forma legal, y por lo cual se cobraba un impuesto que se depositaría en las arcas reales; la marca por indulto, con la cual se carimbaba a aquellos “negros de mala entrada”, es decir de contrabando, y que cada tanto eran “blanqueados” ante la Real Hacienda; y, por último, la marca de propietario, con la que cada esclavista identificaba a los esclavos que poseía, siendo una eficaz herramienta de reconocimiento de siervos fugados
Marcas aplicadas en el Caribe 1717
Hernandarias 1602-1609
Hernandarias ordena “que los oficiales de la Real Hacienda tengan un libro grande encuadernado y que esté siempre en la caja real, aparte donde asienten la razón de los remates y registros que se hicieren de los esclavos que se condenasen por perdidos y vendieren por de Su Majestad, con los propios nombres, marcas, nación y señas con que estuvieren asentados en los dichos registros, y cuando hayan de dar despachos de ellos a las partes, sea de cada pieza [de esclavo] de por sí, con el propio nombre, señas, nación, marca y relación del navío en que vinieron y a la persona que se les tomaron, y de la misma forma que estuviere asentado en el dicho registro y razón que en el libro se hubiere tomado, con día mes y año de en el que se da, y la propia razón quede en el dicho libro o en otro que tengan de cómo se dieren”. Para evitar los fraudes, manda que se hagan escrituras de las compraventas de esclavos, las cuales deben ser otorgadas “ante escribano público y del número de esta ciudad y en que asimismo se haga relación con el propio nombre, señas, nación y marca conforme al registro de la tal pieza”.
Los esclavos de la Iglesia
Las órdenes religiosas, tanto de dominicos como de franciscanos y jesuitas tenían sus propias “rancherías” de esclavos. Un jesuita llamado Alonso de Sandoval había escrito un tratado sobre la esclavitud en el siglo XVII para liberar de cualquier culpa a los mercaderes de seres humanos. Porque, según este clérigo, el asunto se originaba en lugares lejanos “así, quienes traen a este puerto, como los que compran de tercero o cuarto o más poseedor no forma escrúpulos ”- Alonso de Sandoval residía en Cartagena y la historia oficial lo muestra como un “evangelizador” de esclavos. De ningún modo como un liberador de culpas de los esclavistas. “Los mercaderes que llevan a estos negros , dice Sandoval- los llevan de buena fe. Bien pueden comprar a tales mercaderes sin escrúpulo alguno”.
La iglesias tres conventos, mil esclavos
En África los misioneros cristianos se acercaban a los barcos negreros e iniciaban la aculturación de los cautivos. Con un hisopo rociaban agua bendita a cada africano, le cambiaban su nombre ancestral por uno del santoral y lo marcaban al fuego con una cruz, para señalar que estaba bautizado. Al llegar a los puertos de Veracruz, Panamá o Cartagena, los esclavistas terminaban de identificar a los sobrevivientes con carimbas,
Carimba Real 1732/ Ídem/ para los esclavos de mala entrada (contrabando)
Los esclavos fugitivos
Otra forma de “marcar” a los esclavos huidores y/o ladrones era, no a través del hierro candente, sino por medio de mutilaciones de carácter punitivo. Hemos encontrado algunos ejemplos en el Reino de Chile, año de 1565. Es el caso de María, esclava de Alonso de Escobar, vecino de Santiago, la cual “tiene tachas de borracha, ladrona e huidora y enferma y endemoniada y] ha sido castigada por la justicia e azotada e desorejada por las dichas tachas” (26 de febrero). Antonio por su parte, “tiene cortados los picos de las orejas” (como hoy se hace con el ganado). Otro Antonio también “tiene tachas de ladrón, borracho e huidor e […] ha estado preso por ladrón e ha sido castigado por la justicia e cortado las orejas e desjarretado” (26 de febrero). Por último, el caso de Miguel que es “borracho, ladrón e huidor escapado y enfermo” (7 de noviembre). Jara y Mellafe (1996:149, 157, 247 y 385, respectivamente). Ver los trabajos de La Rosa Corzo (2004), Portuondo Zúñiga (2003), y Arnalte (2001). Guillot (1950:90).
Una vez realizado el procedimiento, “se le echaba encima de la marca aceites, polvos o pimentadas con el objetivo de facilitar la cicatrización”. La Rosa Corzo (2004:111). Ver también a Britos Serrat (1999:46-47), y a Arnalte (2001:71). Entre otros casos, una flor de lis en una mejilla y una estrella en la otra; o esclavos carimbados con una “S” en un carrillo, y una marca representado un clavo en la parte opuesta;
Las carimbas de Buenos Aires durante las primeras décadas del siglo XVII
Los ejemplos encontrados corresponden a un lapso de más de cinco décadas (1605-1657). En general las marcas son letras mayúsculas del alfabeto latino, sin saber hasta el momento si los esclavos eran carimbados al llegar al puerto o traían los “seños” desde África (o Brasil), si bien es probable que la mayor parte de los mismos -o todos- ya estuvieran marcados al arribar al Plata. Algunos de ellos tenían más de un “yerro”, en ocasiones hasta cinco; y es que al ir cambiando el esclavo de amo, se le aplicaba una nueva marca, y a veces, la anterior intentaba ser “borrada” por el nuevo propietario, precisamente con fuego, añadiendo más sufrimiento. Otros tienen marcas no tan claras: “señales de quemaduras”; “una marca confusa” o “una marca que no se divisa bien”, o “un hierro que no se ve bien”. Abundan, como testimonios de la cruel cacería sufrida, aún en el continente negro, y posterior “travesía intermedia” (puerto africano-puerto americano), diversas señales de heridas o de enfermedades.
Carimba. Las marcas de los esclavos en el Buenos Aires colonial
“Marca 1: “marca y señal […] en el brazo derecho” de 108 esclavos vendidos por Sebastián González
Moreira, maestre del navío nombrado Nuestra Señora de las Nieves, a Antonio de Ávila. AGN, EA, t. 3,
- 78, 21 de febrero de 1605.
Marca 2: marca de una negra de Angola vendida por el citado González Moreira al general Alonso de
Vera y Aragón, vecino de Santiago del Estero. AGN, EA, t. 3, f. 121v., 2 de abril de 1605.
Marcas 3 a 16: marcas que tenían 18 de las 19 piezas de esclavos que recibió Juan Sánchez de San Pedro
del capitán Diego de Vega (las marcas 3 y 5 se repiten tres veces; un esclavo con la marca 12, tenía
Además otra marca, la cual no está dibujada en el documento). AGN, EA, t. 4, f. 525, 26 de junio de 1612.
Marcas 17 y 18: marcas que tenían cinco de las seis piezas de esclavos de Angola que recibió don Juan de
Bracamonte de Martín de Marechaga (la marca 18 se repite cuatro veces; la sexta pieza tenía “unas
Señales de quemaduras en el pecho”). AGN, EA, t. 5, f. 52, 8 de febrero de 1613.
Marca 19: marca que tenía una de las cuatro piezas y una cría que recibió el capitán Miguel de Vilches y
Montoya del capitán Diego de Vega (los otros tres esclavos tenían la marca 18). AGN, EA, t. 5, f. 238, 27
de junio de 1613. Cabe destacar que “la cría blanca”, de dos años de edad, no estaba marcada,
Posiblemente por ser aún muy joven, pero quizá tampoco lo necesitase pues se trataba de un niño “blanco
y rubio que parece flamenco”, y era hijo de un matrimonio negro, dos de las cuatro piezas mencionadas.”
Continua
https://estudioshistoricos.org/edicion10/eh1006.pdf
Según la bandera de la embarcación, el número de esclavos transportados y vendidos por parte de cada país se repartió así: Portugal, 5.848.266; Gran Bretaña, 3.259.441; Francia, 1.381.404; España, 1.061.524; Holanda, 554.336; Trece Colonias y Norteamérica (a partir de 1783) 305.326; Dinamarca: 111.040.