Preikestolen, entre audacia y demencia
Si te caés –cosa que ocurre — recorrés 600 metros sin mayores contratiempos. Lo difícil son los últimos cuatro metros.
¿Por qué habría alguien de exponerse a semejante riesgo, sufra o no sufra de vértigo? La explicación es sencilla, lo hacen porque son seres humanos. Cuando eran chiquitos, se escapaban de la mano de los padres y se lanzaban a toda velocidad hacia una calle repleta de automóviles. O metían una tijera en un enchufe. ¿Y de grandes? Miralos conduciendo, comiendo o bebiendo; lo cual es un procedimiento menos súbito pero igual de eficiente que caerse de esa roca. Y los que no son tan audaces, son insoportables de aburridos. ¡Qué cosa con el bicho humano!
Preikestolen (“púlpito” en noruego) es una gigantesca roca situada en el fiordo de Lyse, en Ryfylke, sea como sea que se pronuncie este galimatías. Quedate con la idea de que está en la región de Rogaland y que la localidad más cercana se llama Jorpeland, aunque muchos prefieren ir desde Stavanger, llamada “la puerta a los fiordos”. Estarás haciendo lo mismo que otras 80.000 personas, muy confiadas de que no va a ocurrir que mientras estás arriba, cinco hermanas se casen con cinco hermanos.
En el círculo, el grupo de españoles donde estaba el que se cayó, dicen… pero todo es tan confuso y difícil de creer como la bajísima incidencia de accidentes.
La leyenda no dice si este casamiento múltiple tiene que realizarse en Noruega, pero hay que desear que así sea porque disminuye el porcentaje general, ¿Y si justo ocurre? Bueno, en ese caso, la rajadura que podés ver patente en las fotografías, terminará por resquebrajar la roca y te caerás junto con todos los que están arriba. Yo diría que todos los curas, rabinos, capitanes de barcos, jueces de paz y cualquiera que tenga potestad de casar gente, tendrían que estar al tanto y, por lo menos avisar con tiempo. No hay que jugar con las leyendas noruegas.
Dije 600 metros más los últimos cuatro; esa es la altura. La plataforma es casi exactamente cuadrada, de 25×25 metros y en Noruega nadie impide que alguien quiera correr el riesgo, aunque hay mucha gente que reclama prohibiciones y seguridades.
¿Querés sentir vértigo ajeno?
Dicen que un solo turista, español, cayó involuntariamente desde la roca. Mmmm… ¿y el viento? ¿No hay viento arrachados en los fiordos noruegos como los hay en nuestro humilde cerro Pan de Azúcar que no tiene esa altura y sin embargo las ráfagas sacuden y mueven la cruz de hormigón armado? En fin, basta de malos augurios; la verdad es que el riesgo es nulo si se toman las precauciones debidas y no se anda bobeando. Y la vista es incomparable.
En todo caso, toda Noruega es casi como Nápoles, un lugar que es preciso conocer antes de morir (“vedere Napoli e doppo morire”). Naturalmente llegarás primero a Oslo y desde allí deberás trasladarte en avión (una hora) hasta Stavanger, de allí a Jorpeland es un paso. Pero mejor todavía, dicen en un blog español (ver abajo) es ir en tren de Oslo a Bergen, que debe ser el puertito más fotogénico del mundo, para luego tomarte un ferry entre los fiordos para llegar a Stavanger. Francamente, acá lo más lento es lo más placentero y si por el camino encontrás uno de esos puestitos donde venden cosas típicas, no dejes de comprarte un abrigo de lana basta, con esos primorosos diseños que inventaron las vikingas, cuando se aburrían de esperar a sus maridos que navegaban y saqueaban en sus drakkars con los cuernos puestos.
Con esto te estoy diciendo que si vas a Noruega solo por esta roca, estás realmente demente. Esto puede ser un paseíto extra, con el agregado de una o dos ciudades que son un sueño. Bien, supongamos que optaste por Stavanger llegando en ferry. Te explican que mientras navegás, podés comprar el pasaje para el autobús que te estará esperando en el puerto. Allí hay puestos para comprar comida y bebidas, recuerdos y todo lo que se te pueda ocurrir, con la mejor calidad nórdica.
El autobús te deja al pie de Preikestolen, a orillas del fiordo Lysefjord. Dicen que el senderismo que practicarás para llegar arriba, será inolvidable para vos… y para tus músculos. Son cinco kilómetros desbordantes de adrenalina y de paisaje. ¿Te olvidaste la máquina fotográfica? Conformate con la cámara del smartphone, que suele ser extraordinaria si no pretendés ampliaciones grandes. El actor británico David Spinx, luego de la caminata por momentos bastante empinada, de la aventura en el precipicio y de su alojamiento en la montaña, aseguró que además de todo lo demás, esa aventura le enseñó mucho sobre sí mismo. Se lo creo.
¿Que a pesar de las recomendaciones se ven montones de niños? Y, sí, quevachaché. En todo caso no se si es mejor poner en marcha la máquina de prohibir, o la de lamentar.
Naturalmente no se recomienda ir con niños chicos y la gente de edad tiene que medir su capacidad, pero allí terminan las restricciones, tampoco es algo de exigencia severa inalcanzable. Son dos horas y media de subida y bastante menos de bajada. No sería mala idea dados los paisajes (y el cansancio) hacer noche en el alojamiento de montaña Preikestolen Fjellstue, situado justo donde comienza y termina el sendero.
Podrías aprovechar para pescar salmones, andar en kajak y mirar noruegas, esto último con prudente disimulo, no sea que te bajen de un piñazo. Los noruegos son muy amistosos y de buen humor, pero todo tiene sus límites. Para nosotros los periodistas, esta gente es doblemente admirable, pues todavía hoy, en cada hogar noruego entran por día entre dos y cuatro periódicos… en papel, no a través de la computadora.
Guillermo Pérez Rossel
http://es.wikipedia.org/wiki/Preikestolen
https://pulsar45.wordpress.com/2008/11/15/preikestolen-no-apto-para-agorafobicos
http://www.fjordnorway.com/360/fjordnorge/#/fjordnorge22 (Vista 360o)