Buenos Aires inexplicable
Pueden estar en medio de una revolución o en guerra por las Malvinas, las cosas más tremendas (como las de ahora) pueden estar ocurriendo… pero las pizzas de Berrini seguirán siendo descomunales y los bifes de chorizo nos harán desconfiar de la fama de las carnes uruguayas.
Habrá porteños sufrientes… pero uno no los ve; quizás haya un poco de pudor en ellos y otro poco de egoísmo en nosotros. Buenos Aires siempre está en crisis, podrán estar cargando ataúdes de plástico en el Aeropuerto, pero la ciudad se hace tiempo para mostrarnos las piezas más inspiradas de la pintura uruguaya.
Damián descubre una fascinante ciudad cada vez que va, parece casi la misma rutilante urbe; por más que ya no sea la imponente Nélida Roca sino Florencia Peña la que muestra sus pulpas en los escenarios. Mirtha Legrand y Moria Casan siguen incólumes, como este Buenos Aires inconmovible que nos trae el colaborador.
Por Damián Argul
Viajar a Buenos Aires es siempre un placer aun en tiempos de crisis. Me encanta descubrir novedades y disfrutar lo clásico y recordar más de 60 años de viajes. Una entrañable ciudad a la que durante muchos años debía viajar semanalmente, en la que tuve una pequeña oficina y coseché muy buenos amigos.
Primer día. Almuerzo.
Viajar pocos días después de las PASO 2019 , en plena turbulencia cambiaria, implica ir a uno de esos restaurantes súper caros y aprovechar la circunstancia.
Así que la parrilla Don Julio, en Palermo Viejo, fue la indicada. Tiene varios años de existencia pero está de moda desde que figura en la lista de los “50 mejores del mundo”. Un lugar sobrio y agradable con muchas mesas. La lista de vinos es gigantesca y la de comida más acotada pero muy tentadora. Las achuras servidas brillan como las joyas de las vidrieras de Bouucheron en la Place Vendome y la entraña resultó memorable. No estaba demasiado barato pero no me arrepiento. Estaba lleno de gente y tuve que esperar mesa, por lo que me ofrecieron una copa de aterciopelado Malbec. Pensé que por la crisis estaría vacío, pero ¿hay crisis?
( Hay crisis? Una pregunta difícil para alguien negado para los números.
Mi primer viaje fue de adolescente, con mi familia, en un hidroavión de Causa de inolvidable y ruidoso despegue, tapado por las holas parecía un submarino. En ese viaje creo que estaba normal excepto un recientemente fallido intento de golpe y que unos manifestantes peronistas habían asaltado y ultrajado la Catedral y otras iglesias que visité y me dejaron perplejo. Lo demás todo bien: los restaurantes London Grill, El Pulpo y Harrod’s que me deslumbró tanto como el Teatro Nacional con la monumental Nélida Roca y los desopilantes Alfredo Barbieri, Adolfo Stray y el Pepe Arias.
Primer día Tarde
Después del almuerzo en Don Julio, vencida la tentación de la siesta, visita al Museo de Bellas Artes para ver las exposiciones de Julio Le Parc y Pedro Figari mostrando algunas temáticas menos conocidas en su tierra.
(En otras épocas en que el dólar y la inflación subían por minutos vi en la oficina amiga como un empleado recorría los escritorios repartiendo dinero en efectivo. Resulta que todas las mañanas cada uno le entregaba todo su efectivo, él lo colocaba en una financiera y de tarde la devolvía con intereses. Le preguntaban “¿hiciste la tuya”?: era normal que por hacer el trabajo ganara algo y todos contentos.
Primer día Noche
Un paseo por el Buenos Aires de antes. La calle Lavalle, desde hace tiempo venida menos, luego, por una Corrientes siempre activa, pizzas en Guerrini, para mantener el promedio de gasto diario en niveles razonables. Las mozzarellas tapadas de queso son deliciosas y la que viene con alcauciles tan rica como diferente. El precio: muy barato.
Para culminar una noche bien porteña un Fernet en el Petit Colón, “bar notable” de la ciudad, adyacente al Teatro Colón y a Tribunales por la calle Libertad, frecuentado por abogados y jueces durante el día y melómanos por la noche. Con sus asientos tapizados en pana roja, arañas en el techo, boiserie y mármoles entona con su mundialmente famoso vecino.
Segundo día Mañana
El microcentro, otro clásico. Empecé la recorrida por la librería El Ateneo de en Florida y Corrientes. Aunque ahora funciona como “Yenny El Ateneo” sigue siendo esa gran librería de siempre. Hoy la fama se la lleva la sucursal Gran Splendid de la avenida Santa Fe, pero esta tiene más “olor a libros” y te podés pasar todo el día en ella.
Continuando por la calle Florida hasta Viamonte, dos cuadras que no retoman su antiguo esplendor, noto la ausencia de (la) Richmond fabulosa confitería a escala de Buenos Aires.
En Viamonte giro hacia San Martín pasa visitar la Iglesia y Monasterio de Santa Catalina de Siena, verdadera joya colonial construida en 1745. Por su atrio enrejado se accede a la iglesia y al jardín del claustro otra maravilla donde se puede tomar o comer muy bien en un lugar increíble.
Cruzo nuevamente San Martín, entré al Centro Cultural Borges con espectáculos y e exposiciones siempre interesantes. Por el mismo CCB se accede a las Galerías Pacífico, dignas de esa gran ciudad, con muy buen comercio de grandes marcas y esa magnífica cúpula que luce murales de Berni, Castagnino, Spilimbergo y Urruchúa.
Saliendo por la calle Florida pasé por el edificio de Harrod’s que sigue cerrado, continuo bordeando la Plaza San Martín un trayecto donde se ven algunas tiendas tradicionales y el Palacio Paz, verdadero palacio, donde ahora funciona el Círculo Militar.
(En Buenos Aires comenzaba a hablarse de un conflicto con Chile por el Beagle. De todos modos pude hacer todo lo que tenía que hacer y si bien se hablaba de guerra no era más que si el día siguiente jugaran Boca- River. Así que me fui contento para tomar el vuelo 160 de Pluna. En Aeroparque compré algo en la tienda semi-.clandestina de unos empleados de la vieja Pluna, donde los viajeros uruguayos gastábamos los últimos australes. Era una verdadera precursora de los freeshops. En el despacho me enteré que el vuelo estaba demorado: “Los militares están cargando material para el sur y en ese momento ataúdes de plástico.”
Segundo día Tarde
Museo Evita. Era materia pendiente. Se llega fácilmente por el subte de la Avenida Santa Fe. Una casa espléndida neoclásica que muestra la vida, tan intensa como breve de Eva Perón, parte clave de la historia argentina, de una forma clara y no panegírica a través de ropa, artículos personales, documentos y videos. Almorcé en el restaurant que funciona en el hermoso patio central: champiñones rellenos y tagiliatellis más ricos que en Italia.
(Tras pasar la noche en Buenos Aires me desperté con las noticias de un golpe de estado dado por la fuerza aérea lo que indicaba que ese día la actividad iba ser nula o casi nula, por lo que comencé a planificar como volver a Montevideo hasta que me llamó un amigo y colega para invitarme a un asado en su casa de Belgrano, lo que acepte con mucho gusto. Pasé muy bien, me quedé un buen rato en el que también aprovechamos – entre café y chocolates de Bariloche, era mi operador en la zona – para hablar de nuestros asuntos sin interrupciones, lo que no era fácil en su oficina. De regreso a mi hotel la situación parecía normalizarse.
Segundo día. Noche
Microteatro. Una experiencia diferente. En Palermo Viejo es un petit hotel donde se puede asistir a seis obras de teatro de 15 minutos cada una, en salas también pequeñas. El tema común era La Muerte, nada truculento. En los “entreobras” hay tiempo para tomar o comer algo y llevar la bebida a la sala., Representan obras de autores argentinos, actuaciones correctas, intensas por la cercanía con los actores. Después de la cuarta función, deliciosas hamburguesas y papas con cheddar en el bar Quince sentado en mesas compartidas en una ambiente juvenil pero no exclusivo.
El 29 de Marzo de 1976 fue un día de locos en Buenos Aires. Todo el mundo hablaba de un golpe y como la Argentina “estaba regalada” turistas de toda América llegaban en oleadas a Buenos Aires y yo iba de una oficina a otra buscando habitaciones, buses y todo eso para l recibir la invasión e uruguayos en la próxima Semana Santa. A medida que pasaba el día los rumores arreciaban y ya nadie prestaba a tención a mis urgencias , así que me fui a Aeroparque para ver que pasaba. Me encontré con el Flaco Pucciano – corresponsal de France Press- que me dijo que el golpe estaba en proceso pidiéndome que le trajera unas latas con los últimos informativos. Yo tomé el último vuelo de Pluna e Isabelita el helicóptero y se cerraron los aeropuertos argentinos. Pocos días después – Martínez de Hoz mediante- la Argentina pasaba a ser el país más caro de América.
Tercer y último día
Puerto Madero, Hay hoteles que vale la pena visitar como el Faena Universe donde el genio e ingenio de Philippe Stark lucen en todo su esplendor. Mapa en mano continué dando una vuelta por la zona conociendo sus parques, plazas, monumentos y muy moderna arquitectura: el Hotel Hilton (en la foto) con su impactante atrium de siete pisos ; el edificio YPF de César Pelli muy integrado a la naturaleza, tan integrado que tiene un posquecito de eucaliptos en el iso 26. El Puente de la Mujer de Santiago Calatrava; Faena Aleph Residence de Norman Foster y las torres de los Hoteles Alvear Icon y el residencial Alvear Tower, el edificio más alto de Argentina, que ofrece todos los servicios que se puedan imaginar.
Ya avanzada la hora de almorcé en La Panera Rosa, atraído por su nombre y la fama de sus waffles, muy ricos y muy caros.
Para terminar el programa turístico-cultural- gastronómico, nueva visita a la Colección Fortabat de fuerte presencia uruguaya: edifico de Rafael Viñoly y dos magníficas pinturas La Cautiva de Blanes y el Pericón de Figari, que alternan con grandes maestros europeos (un maravilloso Turner) y el retrato de Amalita por Warhol, que sigue sin emocionarme. El placer es encontrarse con lo mejor de la pintura argentina: Pettorutti, Berni, Maccio,Benedit, Xul Solar, Alonso,Fader y Soldi entre otros. A veces me pregunto por qué en Uruguay siempre la miramos sin entusiasmo.
(Las noticias de Malvinas eran inquietantes, no estamos acostumbrados a guerras, y menos al lado de casa,en la Argentina donde tengo tantos amigos. Así que les mandé un mensaje muy compungido – fax,telex?- expresándoles mi solidaridad y poniéndome a sus órdenes. Uno de ellos – Carlos Fosa- me ofreció tener a su “vendedor estrella” hasta se aclarara el panorama, lo que acepté gustoso. Los otros, muy afectuosamente, me tomaron el pelo, tratándome de sensiblero y tremendista).