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La Capilla Sixtina

Hemos tocado el tema varias veces, pero llegó la hora de poner a la Capilla Sixtina en el centro de un artículo.

Comencemos por el nombre, que recuerda al Papa Sixto IV, quien ordenó construirla. Es por eso que no es la única “Capilla Sixtina” de Roma; hay otra en la Basílica Papal de Santa María Mayor, en este caso construida para enterrar al papa Sixto V. Esta última es impresionante por sus mármoles, pero ni remotamente comparable con la descomunal obra de Miguel Angel.  Aunque hayas plantado el árbol y escrito el libro no podrás decir que tu vida está completa hasta conocer la Capilla Sixtina. . Si ya estuviste, me darás la razón; si no lo disfrutaste, entonces ¿qué estás haciendo en esta web?

El gran problema son las colas, capaces de desanimar a  cualquiera. Comencemos por decir que no podés ir al Vaticano pensando que le vas a dedicar dos, tres o cuatro horas. No señor, ni siquiera te alcanzará con ir de mañana, hacer una pausa para almorzar (en los jardines vaticanos hay una preciosa cafetería) y arremeter nuevamente por la tarde. Quizá no sea mala idea contratar una visita guiada que te exime de las colas y te evita perder tiempo … pero que te lleva de la nariz y no te permite detenerte si algo llamó mucho tu atención. Una buena idea sería tomar una de estas excursiones por la mañana (http://es.viator.com/es/7380/Roma-atracciones/El-Vaticano-y-la-Capilla-Sixtina-Tours/d511-a7070?pref=02&aid=ges875) y volver por las tuyas de tarde.

La Capilla Sixtina está  a la derecha de la Basílica de San Pedro; forma parte de la residencia Papal y originalmente fue una fortaleza. El edificio fue terminado en 1484, pero Miguel Ángel vino a poner su arte recién hacia 1508, por encargo del Papa Julio II, que tenía muy buen gusto, pero concepciones bastante diferentes a las del artista. No se sabe quién era más cabeza dura, pero claro, ahora uno se inclina por Miguel Angel suponiendo que era él quien siempre tenía la razón.

No fue el único artista del renacimiento que metió la cuchara en esta Capilla. También aportaron,  (¡mirá qué nenes!) Rafael Sanzio, Sandro Boticelli, Pietro Perugino, Luca Signorelli y Doménico Ghirlandaio, quienes pintaron paneles al fresco a la izquierda y a la derecha del altar. El sector de la izquierda está dedicado a la vida de Moisés y el de la derecha, a Jesucristo. También hay retratos de algunos  los Papas que habían gobernado la Iglesia romana hasta entonces.  Estaban todos, pero a algunos hubo que eliminarlos cuando se dedicó el lugar a la obra de mayor tamaño del recinto: El juicio final.

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No tendrás una idea clara de lo que estamos hablando si no lo ves en movimiento. En los links que te incluimos al final, encontrarás algunas extraordinarias infografías animadas.

 

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Miguel Ángel, el genio caprichoso, malhumorado y único.

Personalmente consideraría poco menos que pecaminoso, que antes de ir al Vaticano y a la Capilla Sixtina, no te compres un buen manual y lo leas con detenimiento la noche anterior a esta que será una de las mayores aventuras de tu vida. Llevalo contigo, llevá también el teléfono smart  porque  hay servicios que podrás utilizar con él y no seas machete, si no tomaste una guía, alquilá uno de esos aparatos que se accionan en cada sala y te recuerdan lo más importante.

Lo que yo te diré no podrá ser más que un hilito de luz sobre algo que cambió la historia del arte en el mundo. Mi deseo es que te sirva como introducción o que te evoque hermosos recuerdos.

Miguel Ángel terminó en 1512 de decorar la bóveda, pero en 1536 volvió a las andadas y pintó el Juicio Final en la pared del altar, obra que terminó recién en 1541. Lo habían contratado los papas Clemente VII y Pablo III, con quienes también tuvo desinteligencias. ¡Qué tipo con carácter difícil y qué contratistas también caprichosos!

Ahora nadie me impedirá que te cuente una historia personal con la Capilla Sixtina, hace muuuchos  años. Me había comprado una hermosa cámara Minolta con un lente Rokkor 1.1.4, luminoso y minucioso como muy pocos. No te dejaban entrar con flash ni con trípode. Así que cuando entré a esa impresionante sala, sin importarme un pito las caras de asombro y recriminación, me acosté en el piso, apoyé los codos contra el suelo y, dándole un segundo de exposición, saqué la mejor serie de fotos de mi vida. ¿Dónde están? Eso me pregunto, ¿cómo dejé que desaparecieran de mi vida? Pero créanme, eran fantásticas, te juro que no deslucían ni ante una foto como la de arriba.

Felizmente el Papado ha cambiado bastante y más cambiará todavía con el Papa argentino que  tiene ese «queseyó» rioplatense que todavía nos queda de los mejores tiempos. Pero hasta no hace demasiado tiempo, la principal función de la Capilla Sixtina era la de albergar a la Corte Pontificia, un rezago monárquico, integrado por unas doscientas personas, entre clérigos y laicos superdistinguidos. Se reunían donde nadie más podía reunirse y oficiaba misa el propio Papa. Como bien sabés, también se reúnen allí los cónclaves. Pero no son sus únicas funciones, aparte de recibir a fieles y turistas.

Relata la Wikipedia, que la capilla es un edificio alto y rectangular, y sus medidas exactas son difíciles de determinar, ya que solo se tomó registro de las interiores:  40,9 metros de largo por 13,4 metros de ancho. No es casual que tenga esas dimensiones, pues el Papa Sixto VI había ordenado que fuera una réplica del Templo de Salomón, según lo describe el Antiguo Testamento. El exterior no tiene adornos arquitectónicos ni escultóricos, lo cual es habitual en las  iglesias medievales y renacentistas de Italia. No tiene fachada principal ni entradas exteriores; sólo se puede acceder a través del interior del Palacio Apostólico y el exterior sólo es visible desde las ventanas de alrededor y desde patios interiores del palacio.

La famosa bóveda está a 20,7 metros de altura. Originalmente en las paredes del edificio había seis ventanas de cada lado y otras dos en cada extremo, pero algunas fueron tapiadas.

Hay decenas de mitos, leyendas, supersticiones y todo tipo de historias singulares sobre esta Capilla y los personajes de su tiempo. En su inmensa mayoría son fantasiosas, pero las particulares personalidades de Miguel Ángel y las de los sucesivos papas con quienes debió tratar,  pudieron haber eximido el invento de historias irreales. Julio II fue probablemente  el mayor de los rezongones. Se dice que era tan irascible como el artista y que discutían a gritos sobre la forma y el término de la obra.

A Julio se le había puesto que los doce apóstoles debían ornamentar las pechinas que sustentan la bóveda, pero bastó que se lo dijera al artista, para que éste se pusiera en contra, exigiendo carta blanca. Miguel Ángel pintó allí doce hombres y mujeres, profetas y sibilas, en tanto que sobre las ventanas están los antepasados de Cristo.

El apostol Zacarias con el rostro del Papa Julio II y, a la derecha, Miguel Ángel en versión de  Jacopino del Conte en 1535.  

Si el artista era impredecible, no menos lo era el Papa Julio II, sucesor de Rodrigo Borgia,  llamado también el “Papa guerrero”, dispendioso y poco aplicado a la religión. La responsabilidad de Julio era enorme, pero también la tentación en medio de tanto poder. Por ese entonces, Miguel Angel era un célebre escultor, no pintor, a quien se le había encomendado realizar un mausoleo descomunal. Era la ocasión que esperaba el artista… pero Julio desiste y Miguel Ángel estalla en indignación. Vuelve a Florencia donde amenaza que hará su tumba antes que la del Papa. Pero el encargo de la Capilla Sixtina fue más fuerte que cualquier otro capricho.

¿Querés una reflexión curiosa? Miguel Angel se tenía mucha fe como escultor, pero creía que era un pintor mediocre. Lo mismo creían sus enemigos, que eran una legión, pero todos estaban equivocados.

Antes de continuar, pues nos vamos a concentrar todavía más en Miguel Angel, es bueno que mires dos de las increíbles piezas que también verás en la Capilla Sixtina. La primera es “Las tentaciones de Cristo” de Sandro Botticelli y para la segunda escogimos la Por ese entonces, artistas de la talla de Leonardo Da Vinci trabajaban los frescos “a secco”, para que la pintura no se impregnara en el material, de manera de poder corregir errores si los hubiera.

Pero Miguel Ángel trabajó a “buon fresco”, es decir, sobre la última capa del yeso recién puesto, lo cual aumentaba la durabilidad del trabajo… pero impedía el retoque. Esto enloqueció a los restauradores, que no se animaban a retirar la cola, la cera  y el humo acumulados durante siglos por temor a desprender la pintura original. Cuando advirtieron cómo era la técnica, aplicaron un disolvente que permitió volver las pinturas, no al estado original, pero algo bastante parecido. Esta es una opinión mayoritaria… pero también abundan quienes aseguran que hicieron un desastre.

¿Y para qué ponían cola que con el tiempo se oscurece? Porque comenzaban a verse (y todavía se ven) algunas rajaduras y la cola, en ese entonces de origen animal, ayudó a impedir que el daño fuera mayor. Lo hicieron varias veces, por encima de los frescos.

Ahora ubicate en el lugar, a 20 metros de altura e imaginate a Miguel Angel trepando por andamios que el mismo diseñó. Lo podrás ver extendiendo plantillas  de tamaño natural, sobre las cuales realizaba perforaciones con un punzón para dejar en el yeso fresco orientaciones para continuar el dibujo.  Movete en el piso y tratá de decidir cómo harías vos para que las proporciones funcionaran desde abajo, cuando todo lo tuviste en tu imaginación en el taller y luego, suspendido en las alturas, a centímetros de la maldita capa de yeso que se estaba secando. Porque a veces los espectadores creen que las cosas se hacen solas.

La imagen del Juicio final, que preside el altar, tiene 13,70 de alto y 12,20 de ancho. Y en esta, que está sobre una pared vertical, tenía la ventaja que no debía pintar acostado boca arriba a una altura de vértigo y… con luz siempre insuficiente. No obstante, la figura era más continua, no una sucesión de islas que cuentan episodios, como se la ve actualmente. En las separaciones los últimos restauradores dejaron señales para que se comprendiera su obra.

¿Y los desnudos? Aclaremos que no fue el único que en el Renacimiento pintó (y esculpió) desnudos. Pero algunos cardenales se escandalizaron y como no pudieron convencer a Miguel Ángel de poner al menos una bombachita (braga), contrataron al discípulo Daniele da Volterra para tapar  lo peor de la desnudez con velos o con lo que fuera. No se sabe cuánto le pagaron, pero se sabe el costo que tuvo para él: a partir de ese momento lo conocieron como “Braghettone”.

La cruzada moralista la había encabezado el cardenal Biagio de Cesana y Miguel Ángel, que perdonó a su discípulo, no perdonó al cardenal, poniéndole su rostro a un personaje desnudo que se observa en el Infierno,  con orejas de asno, enrollado en una serpiente y rodeado de monstruos. Dicen las historias, que Biagio de Cesana le pidió llorando al Papa que le ordenase al pintor deshacer esa figura y que el papa Paulo III le respondió “hijo mío, si el pintor te hubiese puesto en el purgatorio, podría sacarte pues hasta allí llega mi poder; pero estás en el infierno y me es imposible”.

¿Te llaman la atención las mujeres hombrunas de Miguel Ángel? En primer lugar, eso no es totalmente cierto. Y ahí tenés en el mismo Vaticano esa escultura La Pietá, donde la Virgen María es maravillosamente femenina… y maternal. Agregá la información de que hizo esta pieza cuando tenía 24 años y que no le creían que fuera de su autoría, lo que originó una de sus primeras y más épicas rabietas.

Pero los que insisten en la poco creíble condición femenina de sus mujeres apuntan, claro está,  a la homosexualidad de Miguel Angel. Dicen que las mujeres de la Capilla Sixtina son hombres con senos; lo cual es una despiadada exageración… pero tiene algo de realidad. Ya casi no se discute que el pintor fuera homosexual; pero en aquella época, todavía más que ahora, esa opción sexual no tenía mala prensa. Así fue que pudo convivir hasta el final de sus días con Tommaso Cavalieri, su último romance.

Los biógrafos y críticos de arte o bien negaron, soslayaron o magnificaron con mala intención ese aspecto de su personalidad, en años en que los homosexuales eran horriblemente discriminados, cuando no condenados a muerte o puestos en prisión como un delincuente común, cosa que  todavía ocurre en algunos países.   Y ya que estoy, te diré que la discriminación negativa me parece tan indigna como la discriminación positiva, que también la hay.

Esto ya se extendió demasiado, pero no deberíamos cerrar el tema sin mencionar que Miguel Ángel fue nombrado arquitecto de la basílica de San Pedro en 1546, cuando ya tenía 72 años de edad. Heredó el cargo de Antonio da Sangallo el Joven, quien a su vez la tuvo de Rafael Sanzio y antes de Bramante, todo ellos enemigos declarados del pintor. La justicia tarda pero llega… a veces, demasiado pocas veces.

Cada uno de ellos, naturalmente, cambió algo de los planos originales para dejar su marca. Miguel Ángel no fue la excepción, pero lo que hizo estuvo fenomenalmente bien hecho. Moderó las cuatro esquinas (pequeños círculos) de la Cruz Griega que caracterizaba el proyecto de Bramante, para que hubiera mejor iluminación. Incluso en el techo incorporó unas  pequeñas torres con espejos para que introdujeran la luz del sol aún cuando éste ya se estaba ocultando. Era tal su prestigio en ese momento, que le permitieron tirar abajo las grandes torres que había diseñado Sangallo, para que la cúpula cobrara mayor importancia.

Y además, la hizo más elevada, cosa que recordarás cuando trepes los escalones con la espalda curvada siguiendo la inclinación de esa cúpula de Miguel Ángel.  Verás que valió la pena cuando llegues al mirador como lo hizo la autora de estas dos fotografías ( http://www.fotolog.com/matis1962/43066628/#profile_start).  Y si no sufriste con dignidad y algo de placer, es porque perdiste el tiempo lastimosamente. Te tendrías que haber quedado en el estadio Olímpico de la Roma y el Lazio, donde nunca te hablarán de arte, ¡papanata!

 

http://www.jmhdezhdez.com/2013/02/buon-fresco-capilla-sixtina-tecnica.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Museos_Vaticanos

http://es.wikipedia.org/wiki/Capilla_Sixtina

http://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_%C3%81ngel

http://minimosymaximos.blogspot.com/2011/07/la-pasion-homoerotica-de-miguel-angel.html

 Guillermo Pérez Rossel